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LA IGLESIA Y EL

HUMANISMO
Juan Felipe Estrada
Maria Paula Chipatecua
Johan David Moreno
■ A partir del Renacimiento, la autoridad espiritual de la Iglesia, que por mil años había
sido la depositaria de la visión cristiana en Occidente, fue declinando cada vez más en
un crescendo de eventos epocales: la cultura del humanismo invierte la imagen que el
cristianismo medieval había construido del hombre, la naturaleza y la historia; luego la
Reforma protestante divide a los cristianos de Europa; en el Seiscientos y sobre todo en
el Setecientos, las filosofías racionalistas, que se habían difundido entre las clases
cultas, ponen en discusión la esencia misma del cristianismo.
■ En el Ochocientos, las ideologías liberales o socialistas de trasfondo científico, que se
desarrollaron paralelamente a la expansión de la revolución industrial, conquistan el rol
de guía en la organización de la sociedad y en la definición de sus fines e ideales que
hasta ese entonces había desempeñado la religión, dejándole a ésta un rol marginal.
Finalmente, en este siglo, la rápida difusión del ateísmo, que se transformó rápidamente
en un fenómeno de masas, pone en peligro la sobrevivencia misma de la Iglesia como
institución

■ A partir de la segunda mitad del siglo XIV literatos,historiadores,moralistas y políticos


insisten,en Italia,sobre el cambio radical que parecía haber tenido lugar en la actitud de
los hombres frente al mundo y la vida.Están convencidos de que ha comenzado una
nueva época,que constituye una ruptura radical con el mundo medieval,y tratan de
explicarse el significado del cambio,que interpretan como el renacimiento de un espíritu
que fue propio del hombre en la edad clásica,y que se perdió durante la edad media:un
espíritu de libertad,con el que reivindica el ser humano su autonomía de ser racional,y
se reconoce inserto en la naturaleza y la historia
■ En términos generales, la imagen del hombre que reinó en la cristiandad de la Edad
Media se debía a San Pablo y a San Agustín. Esa imagen quedó desintegrada desde la
época del Renacimiento y de la Reforma y se repartió entre un extremo pesimismo
cristiano, que desesperaba de la naturaleza humana, y un extremo optimismo cristiano,
que contaba más con el esfuerzo del hombre que con la gracia divina. La imagen del
hombre que reinó en los tiempos modernos se debió a Descartes, John Locke, al
Iluminismo y a Juan Jacobo Rousseau.

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