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EL EROTISMO EN LA

INFANCIA
¿Cómo evolucionan las relaciones entre el amor dirigido hacia
las personas reales del entorno (en particular la madre) y las
fantasías sexuales ligadas a la actividad autoerótica del niño?
Por una parte, con Freud, la pulsión sexual es
considerada primaria y tiene su origen en la
excitación de las zonas erógenas. Es en la pubertad
cuando “el proceso de descubrimiento del objeto se
termina”, aun cuando se preparó desde la primera
infancia. Solamente en la etapa oral, en la medida
en que las pulsiones sexuales son endógenas y
primarias, puede hablarse de un “protoobjeto”, el
seno, que prepararía para el descubrimiento similar
del objeto. Pero no hay lugar en esta perspectiva
para un amor de objeto primario independiente de
las necesidades de autoconservación.
PULSIONES ≠ INSTINTOS

Las pulsiones son las que motiva a los humanos a llegar a una
meta para vivir y se basan en la experiencia y varían en los
sentidos de la misma especie.
El instinto se lleva en la genética y es heredado entre especies,
este no cambia en ellas.
4 ELEMENTOS O CARACTERISTICAS
DE PULSION SEXUAL
1. OBJETO: No tiene objeto especifico, no
esta predeterminado naturalmente es decir
puede ser una manzana, o un lápiz.
2. EL FIN O META: Es la satisfacción o
insatisfacción que viene al final de la
pulsión.
3. LA FUENTE: Esta siempre es somática y
esta constituida por las zonas erógenas.
4. EMPUJE: Se trata de un fuerza que es
apremiante pero capaz de actuar sobre ella
a la represión.
la sexualidad infantil se construye a
partir de una exigencia interna y
obtiene su satisfacción en una
actividad autoerótica psíquica o física.
“Un adulto y un niño se aman; el niño tiene fantasías lúdicas, a saber la
de desempeñar un papel maternal respecto del adulto. Este juego
puede asumir una forma erótica, pero sigue estando sin embargo
siempre en el nivel de la ternura”
Se trata de una fantasía que expresa una identificación sexual con la
madre, que sería la fuente de la seducción “inocente” ejercida por el
niño. El término de ternura está ahí para dar cuenta del hecho de
que el niño elabora una fantasía sexual al identificarse con el adulto.
Gracias a este proceso se halla en condiciones de experimentar una
forma de amor objetal. Se crea una verdadera ruptura entre la
fantasía sexual infantil y el amor tierno que el niño experimenta por
sus padres.
Es de manera lúdica como la sexualidad infantil se inscribe en la
vida psíquica del niño. Es así como casi todos los niños sueñan con
usurpar el lugar del progenitor del sexo opuesto. Esto, observémoslo
bien, solamente en tanto que imaginación; en el nivel de la realidad
ellos no querrían, ni podrían, prescindir de la ternura, sobre todo de
la ternura materna.
En la subjetividad del niño la violencia resulta de la “autoridad
aplastante” del adulto. Los efectos traumáticos serán tanto más
graves cuanto que un proceso de introyección sitúa al agresor no en
la realidad exterior sino en el mundo intrapsíquico (dos tendencias
opuestas) del niño.
Si los adultos se dejan llevar por comportamientos sexuales es
porque ellos mismos se engañan y confunden el juego separado de la
sexualidad infantil con su propia sexualidad:
“confunden los juegos de los niños con los deseos de una
persona que hubiera alcanzado la madurez sexual y se dejan
llevar a actos sexuales sin pensar en las consecuencias”.
En el niño inmaduro e inocente hay por lo tanto un “injerto prematuro
de un amor pasional”, es decir, genital, pero éste es inducido por la
incomprensión en el adulto de esta dimensión lúdica de la sexualidad
infantil, lo que se denomina como “la ternura del erotismo infantil”.
Este desconocimiento del lenguaje de la
sexualidad infantil en el adulto no se aplica
sólo a casos patológicos y a sujetos
predispuestos. El adulto, por el hecho
mismo de que está dotado de una
sexualidad genital, se encuentra en una
posición difícil para representarse qué
puede ser el erotismo infantil “puro”.
¿CÓMO NACE LA EXCITACIÓN SEXUAL?
¿CUÁLES SON LAS CONDICIONES DEL GOCE AUTOERÓTICO?

PRE-DESEO PRE-PLACER
El deseo erótico, es una emoción y como tal se asocia y puede activar
otros afectos y emociones. Revisando toda la colección posible de
estos, se puede comprobar que algunos se aproximan más que otros a
la sexualidad entendida aquí como expresión del deseo erótico.
Entre todos ellos podemos seleccionar los que tienen un
carácter más «socio-afectivo» como la empatía, la amistad, la
hostilidad y la ira. Por otro lado, podemos seleccionar
aquellos que tienen un carácter más «sexual-efectivo», como
el deseo erótico en sí mismo, la atracción, tanto erótica como
interpersonal, el amor, el enamoramiento, el rechazo, la
vergüenza o la culpa. De entre todos ellos, destacaremos los
siguientes:
El deseo: Es percibido como una experiencia emocional
subjetiva. Se sustenta en sus bases biofisiológicas, se
articula en el plano psicológico a través de la socialización.
Lo que caracteriza al deseo es que el objeto no está definido.
Se trata de la sensación de desear en sí misma.
Es psicológicamente percibido como
sentimiento de la necesidad de buscar
satisfacción erótica. Se expresa a través del
deseo de abrazar y ser abrazado, de realizar
determinadas actividades eróticas, genera
una cierta tensión somática y activa el
imaginario erótico expresado en fantasías.
Su contenido más o menos explícito depende
de numerosos factores como la experiencia
sexual, el sexo, etc. Normalmente es más
explícito en los varones que en las mujeres y
en las personas con más experiencia sexual
que en aquellas que no han tenido aún
actividad sexual.
La atracción: Debemos diferenciar la atracción interpersonal en
sentido general de la atracción erótica en sentido estricto.
La atracción interpersonal se refiere al interés que suscita otra
persona por sus características personales: característica de
personalidad, modos de ser, físicas, similitud o
complementariedad con uno mismo, etc.
La atracción erótica, como es
obvio, se refiere a la atracción que
producen los estímulos capaces
de activar el deseo erótico; el
cuerpo, determinadas partes de él,
determinadas actitudes, etc. Estos
estímulos pueden provenir de
personas del mismo o distinto
El amor: Es una emoción que impulsa al
individuo a establecer un vínculo firme y
estable en el tiempo. Entre las diversas
teorías del amor, destacamos la aportada
por los teóricos del apego, los cuales
afirman que el amor en las personas
adultas tiene las mismas características
que el vínculo afectivo establecido en la
infancia con las figuras de apego y que es
necesario para la estabilidad emocional. A
diferencia del deseo y la atracción, la
característica principal del amor es que
este se dirige a un solo objeto.
Recordemos por ejemplo el juego de
las "cebollitas" en donde los cuerpos
se aferran uno a otro provocando
inevitablemente reacciones eróticas. O
el juego de las "escondidillas" que muy
bien se prestaba para estar junto al
compañerito preferido en
circunstancias de provocación sexual
con él o la acompañante. El juego de
la "gallinita ciega" también propiciaba
que algunos niños "precoces" pudieran
tocar a un o una compañerita de juego
en cualquier parte del cuerpo incluidas
desde luego, sus partes genitales.
Sigamos con la carta de Freud.
La sexualidad infantil está poco diferenciada y poco organizada
en relación con la sexualidad del adulto, del mismo modo en que
tampoco lo están el nivel intelectual, afectivo o motor. La
diferencia entre los deseos eróticos y los sentimientos afectivos
son menos claros que en los adultos.
Como bien sabemos, el niño nace con un sistema de sensaciones
placer-displacer a partir del que genera paulatinamente la
diferenciación con otro tipo de sentimientos afectivos. Lo más propio a
la hora de definir la sexualidad infantil es considerar que se trata de
una dimensión difusa entre lo sexual, lo afectivo y lo social que se irá
diferenciando con nitidez a lo largo del desarrollo.
CARACTERÍSTICAS
SEXUALES
INFANTILES

1. La sexualidad infantil está poco diferenciada y poco organizada en relación con el


adulto.
2. No existe una especificidad de sensaciones estrictamente sexuales, ni objetos
externos que tengan para el niño o la niña un significado erótico.
3. La sexualidad infantil se caracteriza por ser auto-
erótica y egocéntrica. Es egocéntrica como
corresponde al universo infantil, donde el niño o la niña
son el centro de su universo, todas sus vivencias se
circunscriben a este principio. Es auto-erótica, puesto
que las sensaciones de placer corporal son vividas de
modo ya característico. Un niño no tiene todavía la
capacidad de sentir placer del placer que siente el otro,
no puede desear eróticamente a otra persona. Otra
cuestión es que busque determinadas actividades o
juegos compartidos sabiendo que ello le proporcionará
sensaciones físicas muy gozosas. Se trata por tanto
de la vivencia de las sensaciones placenteras que
produce el propio cuerpo.
4. Las zonas erógenas corporales
de mayor sensibilidad no son
necesariamente los genitales.
Tampoco existe una subordinación
de otras zonas erógenas a los
genitales.
5. Dada la falta de estructuración y la falta de especificidad de objetos eróticos y zonas erógenas,
la sexualidad infantil, responde a una dimensión sexual-afectivo-social. Los límites son bastante
difusos y en ocasiones se confunden. La teoría del apego indica que una de las características
de la activación del sistema de apego es la búsqueda de proximidad, de contacto. El contacto
físico genera tranquilidad y sosiego, pero obviamente también placer. En esta situación las
sensaciones físicas placenteras no tienen como objetivo la satisfacción erótica.
6. Las principales motivaciones que
impulsan el comportamiento sexua
infantil son:
a) Satisfacer la curiosidad.
b) Explorar su cuerpo y el de los
demás.
c) Imitar a otros.
d) Buscar placer.
7. No parece que el denominado «periodo de
latencia» propuesto por el psicoanálisis se
corresponda con la realidad. Diversos estudios
informan acerca del interés, frecuencia y variedad
de los comportamientos sexuales a lo largo de toda
la infancia. Tal vez el concepto de latencia tuvo
sentido en la época en que el psicoanálisis
aparece.
La infancia actual tiene un mayor acceso a estímulos con valor erótico como la observación de
cuerpos desnudos, al contacto físico y a la observación de manifestaciones eróticas en adultos a
través de las nuevas tecnología de la información de los medios de comunicación. Por tanto la
infancia actual puede manifestar un mayor interés por experiencias eróticas propias de la edad,
aunque estas se desarrollen en su intimidad, protegidas de la observación de los adultos.
8. Los comportamientos sexuales infantiles son ocultados pronto
por los propios niños. Parece que ellos perciben que su expresión
escapa de la normalidad. Tal vez por ello no resulta fácil
investigar en estas edades. Sus datos acerca del comportamiento
sexual infantil procedentes de la observación de padres y
educadores son menos ricos que los aportados por jóvenes y
adolescentes preguntados sobre los recuerdos de su propio
comportamiento sexual.

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