En la cultura occidental identificamos dos sexos y dos géneros .
Vinculados de manera inconfundible, mujer-femenino; hombre-
masculino. Estudios antropológicos advierten sobre la posibilidad de que existan más de dos sexos y/o mas de dos géneros.
Compuesto • Sexo Cromosómico
por seis • Gónadas SEXO variables de • Genitales externos carácter • Genitales internos Biológico • Composición hormonal • Caracteres sexuales secundarios Los estudios antropológicos nos sugieren la complejidad de la relación entre el sexo, el manejo del cuerpo y el género a la vez que nos permite relativizar nuestras ideas acerca de la existencia exclusiva de dos géneros y dos sexos intrínsecamente identificados.
Por otra parte, podemos cotejar las categorías genéricas y sexuales
reconocidas en nuestra cultura con las categorías aceptadas en otras sociedades Conceptos como travestismo, transexualismo, homosexualidad deben ser entendidos en relación con los conceptos género, cuerpo y sexo.
En culturas no occidentales, sus sistemas género-sexo-cuerpo parecen ser más
complejos que el nuestro, permitiendo por ejemplo cambios pautados de género o admitiendo tres sexos. El travestismo es definido como una obsesión sexual o adicción al uso de ropas del sexo opuesto.
Sin embargo, no se reportan casos de mujeres obsesionadas
por las ropas masculinas , tal vez porque su uso al ser admitido, no implica la transgresión del cuerpo femenino y por ende la construcción de un cuerpo masculino. La adopción de ropas femeninas por los hombres, el uso de nombre femenino y la adopción de actitudes femeninas es tomado en nuestra sociedad como una conducta marginal y anormal; en cambio, los Mojave parecen haber institucionalizado el cambio de género al permitir el cambio de vestimenta y la adopción de las "maneras" femeninas en los hombres y viceversa. Los cambios de género por medio del cambio de vestimentas, la aceptación de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, etc. se producen en nuestra sociedad pero en casos marginales o en porcentajes aparentemente poco significativos. Y sobre todo, aparecen más bien como desórdenes de la personalidad ya que no forman parte de pautas sociales admitidas. La existencia de nacimiento de niños con genitales anómalos o con hermafroditismo es un hecho que se produce en nuestra sociedad, sin embargo, esas características genitales no dan lugar a la construcción social de un tercer sexo a diferencia de lo admitido en sociedades .
Bebés con genitales ambiguos son intervenidos quirúrgicamente para poder
clasificarlos en sólo una de las dos categorías sexuales admitidas. Lo que sí parece ser una peculiaridad de nuestra cultura debido a los adelantos técnicos, el transexualismo.
Personas con o sin genitales ambiguos pueden "cambiar de
sexo", esto es, modificar su estructura hormonal, cambiar su status legal y someterse a una operación quirúrgica para cambiar la apariencia de sus genitales.
El cambio de sexo, conlleva en nuestra sociedad la adopción
de vestimenta y género que corresponden al nuevo sexo.
Sin embargo, estas operaciones parecen presentarse como
casos muy marginales siendo curiosamente más problemático el cambio de género que se exige como pre: requisito a la operación quirúrgica. Por otra parte, es necesario diferenciar el travestismo, la transexualidad y la homosexualidad. Si bien, pueden coexistir en una misma persona, no necesariamente ni siempre sucede así: existen travestis heterosexuales y homosexuales masculinos. Atletas que no son ni él ni ella Una condición "intersexual" es el término políticamente correcto para las personas conocidas como hermafroditas. Una condición de este tipo hace que se presenten características —genéticas y fenotípicas— propias del hombre y la mujer simultáneamente, aunque en grado variable. María José Martínez Patiño. En 1986 era una atleta española que competía en los 60 metros valla. Minutos antes de una competición fue sometida a un test de género porque había olvidado el certificado de feminidad. Dos meses después se le informó que, según el registro oficial, ella era un hombre. María José tenía cromosomas XY, es decir, los masculinos. Este simple hecho la invalidaba para competir a nivel femenino. Esta conclusión no tenía en cuenta que María José tenía síndrome de insensibilidad a los andrógenos: es decir, que las hormonas encargadas de desarrollar las características físicas masculinas no son asimiladas por las células. Tras ganar la final del Campeonato Mundial de Atletismo de Berlín de 2009 otras corredoras elevaron sus sospechas acerca del sexo de Semenya10 y la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) hizo público que había pedido un test de verificación de sexo en las semanas precedentes a que Caster Semenya ganara la medalla, debido a que los resultados de las pruebas realizadas en Sudáfrica, previamente al Campeonato del Mundo, mostraban unos niveles de testosterona tres veces superior a lo normal Sin embargo, el 26 de abril de 2018 la IAAF dio a conocer nuevos criterios de elegibilidad para las atletas con altos niveles de testosterona, el cual impedirá a dichas competidoras —como Semenya— tomar parte en las pruebas de 400 m, carreras de vallas, 800 m, 1500 m, carreras de una milla y eventos combinados que comprendan esas carreras. En caso de hacerlo, deberán reducir sus niveles por debajo de los 5 nanomoles por litro durante un periodo continuado de al menos seis meses. La medida también incluye la posibilidad de competir en la rama masculina. La normativa entrará en vigencia a partir del 1 de noviembre del mismo año Pseudohermafroditismo masculino.
Tenía una vagina ciega —sin útero ni ovarios, y los
testículos sin descender—, lo que le otorgaba el triple de nivel de testosterona en comparación con sus rivales; el cuerpo de Semenya no era el de un hombre —aunque sus cromosomas XY así lo sugirieran— ni el de una mujer.