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ENRIQUE CIRIANI

Las influencias de mi pensamiento y praxis franceses son sobre todo el mantener un permanente ‘estado de alerta’ para no introducir dependencias a economías o
técnicas de países desarrollados en las obras que vamos a construir. Idealmente, quiero mantener un alto nivel de calidad arquitectónica sin ceder al exhibicionismo
actual de las modas mundialistas. Pienso que quizás lo más importante es poder plantearme la problemática arquitectónica con la distancia que da el conocer otro
medio, poder juzgar la jerarquía de los problemas y sobre todo poder quedarse en el ámbito de la arquitectura, cualquiera que sea la dificultad. También hay que
reconocer que mi regreso al Perú se acompaña del deseo de ser útil, de celebrar la arquitectura, de demostrar que ‘todavía es posible’. La conciencia de que Europa
ya está hecha, que sólo se puede mejorar… y que, confrontado a esto, América Latina aparece como un vasto territorio en donde aún se puede hacer.  Sin embargo,
en esta última los contrastes son tan violentos (entre los ricos y los pobres) que, conviviendo con ellos, uno termina por no verlos para ocultar la angustia, y una
forma de no verlos es la de no pensar que hay una solución.
En Francia el campo es un jardín y las ciudades gozan de grandes extensiones de espacios públicos, estos dos  elementos son decisivos  para determinar la calidad
del entorno humano; en nuestros países, que todavía son paisajes, me parece que, sin dejar de aprender de lo que existe, podemos establecer una nueva lógica urbana
que utilice mejor lo que se puede hacer teniendo en cuenta la fraternidad de sus habitantes.
Personalmente creo, cuando pienso ‘peruano’, que una arquitectura con orgullo señorial, algo que se respira en los modelos
coloniales (patios con bordes altos y permeables) puede producir, al tener que integrar espacios adaptados a las nuevas
tecnologías, las nuevas costumbres (trabajo en casa) y las nuevas formas de habitar (gran autonomía de todos los miembros
de la familia, mayor vida de noche, etc.), nuevas relaciones espaciales interiores. No creo que las nuevas técnicas sean un
campo fértil, aunque sí los progresos del concreto -que ya no necesita ser armado- y que puede ser estructural, estanco y
térmico a la vez. Un material multifacético que resuelve lo permanente  y permite la evolución de la vivienda.

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