En el verso 11, Judas presenta tres clases de perversión
doctrinal y la consecuente maldición que vendrá sobre los
que enseñan y siguen las falsas enseñanzas que se introducen en la Iglesia, usando como ejemplo a tres personajes del Antiguo Testamento, que no brillan por su piedad, sino por su maldad. Estos tres personajes son: Caín, Balaam y Coré. Cada uno de ellos se caracterizó por una maldad sobresaliente, y cada una de estas maldades puede ser encontrada en los falsos maestros. La misma destrucción que vino sobre Caín, Balaam y Coré, también vendrá sobre los falsos maestros y las personas que siguen sus nefastas enseñanzas, porque, en esencia, Caín, Balaam y Coré, tienen mucho en común con los fasos maestros de todos los tiempos; pues, por lo general, estos malvados falsos profetas solo buscan tres cosas: satisfacer su amor propio, satisfacer sus deseos materiales y satisfacer sus deseos de poder. Por lo general buscan: gloria, dinero y poder. En 1 Juan 3:11-12 encontramos que otras características pecaminosas de Caín eran su falta de amor y sus malas obras.
11“Porque este es el mensaje que habéis oído
desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
12 No como Caín, que era del maligno y mató a su
hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas”