• El hecho de que a menudo se haya visto el pensamiento de Heidegger como si estuviera referido de manera exclusiva a una indagación puramente ontológica carente en forma absoluta de una dimensión cercana al ámbito de los problemas prácticos es un asunto que ha inquietado a muchos autores contemporáneos y ha desatado una interesante polémica en la actualidad. • En relación con esto se podría sostener que, efectivamente, el horizonte reflexivo Heidegger se sitúa en una instancia, en general, anterior a toda teoría, pero más aún, a toda forma de praxis. Ello, de algún modo, podría deducirse ya de Ser y Tiempo en tanto la cura, como totalidad estructural original, tiene un carácter existenciarialmente a priori respecto de todo comportamiento y posición fáctica del ser y ahí Heidegger 1968 pp 211 y es decir, está ya siempre antes que éste. La acción, por ende, es solo una de las posibilidades en que el ser ahí puede conducirse con respecto al mundo de que se cura. • Pero, volviendo a nuestro interés previo, un claro ejemplo preliminar de ello, lo constituye un escrito del académico de la Universidad de Chile Jorge Acevedo, en el que nos advierte que una mirada más atenta sobre la obra de Heidegger nos permitiría descubrir fácilmente una multitud de problemas que, si queremos ligarlos a las disciplinas tradicionales de la filosofía necesariamente tendríamos que vincularlos a la meditación cuidándose, en todo caso, de precisarnos que deberemos comprender la palabra "ética" en su sentido más amplio Por cierto, no podemos dejar de pensar en las implicancias que tendría la figura retórico estilística del protético griego, no solo ya contenida en la argumentación sofística, sino que también constituyendo el trasfondo exhortativo de la obra homónima de Aristóteles, incitando a la adopción de un particular modo de vida, siempre preferible a los demás, por decirlo de manera simple • Logre entender que Heidegger Si bien para algunos es imposible abordar su obra sin reservas, la mayoría de filósofos y estudiosos actuales prefieren tomar el trabajo de Heidegger en su sentido estrictamente filosófico, que no resulta menos controvertido. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza, sobre todo por Rudolf Carnap Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones entusiastas: así, la filosofía francesa de las décadas de 1960 y 1970 Jacques Derrida, Emmanuel Levinas, Paul Ricoeur admiró la capacidad de precisión de su lenguaje, así como su aportación al discurso humanístico. La renuncia a la cátedra muy poco después de ocuparla no evitó que en 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial con la ocupación de Alemania por los aliados, fuera destituido como docente en Friburgo. Sólo en el año 1952 se reincorporó, si bien su actividad académica fue ya mucho menos constante. Aunque recibió de algunos de sus discípulos, como Herbert Marcuse, la sugerencia insistente de que se retractara públicamente de su discurso de 1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca quiso dar explicaciones. La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos distintos. El primero viene marcado por Ser y tiempo, obra que, pese a quedar incompleta, plantea buena parte de las ideas centrales de todo su pensamiento. En ella, el autor parte del presupuesto de que la tarea de la filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no de los entes, entendiendo por ser en general, aquello que instala y mantiene a los entes concretos en la existencia, aunque la definición de este concepto ocupa toda la obra del autor, y es en cierto sentido imposible. • El mundo académico de la filosofía tardó tiempo en asimilar que uno de los grandes filósofos del siglo XX, el alemán Martin Heidegger 1889-1976 autor del rompedor Ser y tiempo 1927, simpatizó con el nazismo y aclamó a Hitler. Sólo fue un error pasajero, dijeron al principio, ya que el propio filósofo así lo dejó dicho en su célebre entrevista para Der Spiegel. Sus admiradores se tragaron el hueso: peccata minuta si fue nazi circunstancial y a medias; además, él mismo escribió: Hay grandeza en el errar y el extravío es el regalo oculto de la verdad Otro delicado asunto ha salido a la luz con la publicación en Alemania desde 2013 de las sucesivas entregas de los copiosos Cuadernos negros: Heidegger, además de nazi, también fue antisemita. Así parecen mostrarlo algunas anotaciones pocas, pero relevantes que salpican aquí y allá los pensamientos misceláneos de estos Cuadernos, y así lo ven estudiosos como Peter Trawny, Donatella di Cesare y Nicolás González Varela en sus interpretaciones. Es menester añadir que, en efecto, a Heidegger hay que interpretarlo sin descanso, pues la claridad de estilo no se contó entre sus cortesías si es que tuvo alguna; escribía en una jerga particular, críptica y oscura hasta para los iniciados. Desde hace mucho tiempo la filosofía ha tomado el problema del acontecer entre sus manos y ha tratado de brindar algunas soluciones. De manera inmediata vienen a la mente los nombres de Aristóteles y Kant. Pero, en el presente se siente un vacío que no podemos pasar desapercibido. Martin Heidegger, conocido por ser un gran pensador del siglo pasado, por todas las proyecciones que emanaron de su pensamiento a distintos ámbitos del conocimiento, no realizó explícitamente un tratado de ética, como los filósofos mencionados. Cómo entender esta ausencia en la obra de un pensador fundamental como lo es Heidegger, en una época crítica, no sólo para el ser humano, sino para la vida en su totalidad o El fenómeno ético para Heidegger no causaba ni siquiera un atisbo de interés • Esto es un resumen sobre la filosofía de Heidegger