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Tema: LA ÉTICA DE LA VIRTUD

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LA ÉTICA DE LA VIRTUD

La ética de la virtud
Durante tres siglos y medio, la mayoría de filósofos de la moral han supuesto
que su principal tarea es explicar el comportamiento ético, no de analizar el
carácter virtuoso, se centraron en las acciones realizadas y no en quienes las
hacían. Su objetivo era descubrir los principios de los que depende la obligación
moral y formular reglas que guíen de acuerdo con estos principios.

Sin embargo la idea de la virtud no quiere decir que se haya excluido del debate
de la filosofía moral, solo que a veces se a visto como algo secundario.

Para los grandes pensadores de Grecia, como Platón y Aristóteles, la


preocupación principal era la naturaleza de la virtud y el cultivo del buen
carácter; según su punto de vista, no era “¿Qué es lo correcto?”, sino “¿Cuál es
la mejor forma de vivir?”.
LA ÉTICA DE LA VIRTUD

Los griegos sobre la virtud


Según Aristóteles, ser una buena persona no es una cuestión
de hacer lo correcto, ni de comprender reglas. Mas bien es
una cuestión de llegar a ser una persona sabia mediante la
practica y la educación adecuada.

Tener el tipo correcto de carácter y las disposiciones,


conducen al tipo de comportamiento correcto. Las
disposiciones en cuestión son virtudes, que se definen como
expresiones de eudaimonia, su sentido se refleja mejor en la
idea de “florecimiento” o “disfrutar de una buena vida”.

“La idea en síntesis:


Quien eres, no lo que haces”
LA ÉTICA DE LA VIRTUD

Los griegos hablan de cuatros principales virtudes: valor, justicia,


templanza e inteligencia; no obstante, tanto Platón como Aristóteles
defienden una doctrina esencial que es “unidad de las virtudes”. A
partir de la observación de una persona buena en conflictos de
diferentes virtudes, concluyeron que las virtudes son como caras de
una misma joya, así que no es posible tener una virtud sino todas. En
Aristóteles, las diversas virtudes significa que el hombre bueno es “el
de un alma grande”.

“La bondad de un hombre es el ejercicio activo de las facultades de su alma


según la excelencia o la virtud… además esta actividad debe ocupar una vida
completa, puesto que una golondrina no hace una primavera, ni tampoco un
buen día.”
Aristóteles, Ética nicomáquea.
LA ÉTICA DE LA VIRTUD

Platón concluye que las diferentes virtudes son de hecho una y la


misma, que están incluidas en una sola virtud: el conocimiento. La
idea de que la virtud del conocimiento condujo a Platón a negar la
posibilidad de “falta de voluntad”; en su opinión, era imposible
“saber lo mejor y, aun así, hacer lo peor”. Comportarse sin
templanza, Por ejemplo: no era cuestión de debilidad sino de
ignorancia.

Para Platón y Aristóteles, comportarse con virtuosismo iba unido al


ejercicio de la razón. Aristóteles elaboro esta idea en la doctrina de
punto medio dorado.
LA ÉTICA DE LA VIRTUD

Aristóteles y el dorado término medio


La virtud – Aristóteles en su Ética nicomáquea – es un estado de carácter
que se ve afectado por la elección, que se encuentra en el medio, que se
define en relación de la razón. Es el punto medio entre dos vicios, uno por
exceso y el otro por deficiencia.

La concepción de la virtud de Aristóteles como punto medio a veces se


une erróneamente con la inscripción del templo de Apolos en Delfos:
“nada en excesos”. Aristóteles lo que tiene en mente no es que
deberíamos ser “moderados en todas las cosas”, sino ir por el camino de
en medio, se define estrictamente por la razón.

Por ejemplo: Ser valiente no es solo cuestión de evitar las acciones de un


cobarde como escapar del enemigo, también es necesario evitar
temeridad y la bravuconería.
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La ética moderna de la virtud


Un catalizador importante del resurgimiento moderno de la ética de la
virtud fue el ensayo “la filosofía moral moderna”, escrito en 1958 por la
filosófica inglesa Elizabeth Anscombe.

En este ensayo esta las formas predominantes de la teoría ética,


principalmente con el utilitarismo y el kantianismo, su objeción principal
a estas teorías es que mantienen la “concepción legal de la ética”, se
centran en conceptos como “deber moral” y “obligación moral”, y obvian
la fuente divina (Dios) que da sentido a estos conceptos.

Se puede argumentar que Anscombe, que era una devota católica, por
eso recomendaba el regreso de algún tipo de teoría moral basada en la
religión. Muchos filósofos inspirados por su trabajo han asumido que su
objetivo era la “idea de la ley”, es decir, la estructura legislativa de la
obligación moral.
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