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MUERTE

Y
PERDIDAS

LICENCIADA EN PSICOLOGIA CLINICA


PERLA ROCIO REYES AGUERO
TANATOLOGIA
LA CIENCIA DE LA MUERTE Y SUS
PROCESOS

TÁNATOS : MUERTE
LOGOS : ESTUDIO, TRATADO O SENTIDO.

El vocablo tanatos deriva del griego tanatos


deriva del griego Thanatos, nombre que en la
mitología griega se le daba a la diosa de la
muerte, hija de la noche, denominada Eufrone o
Eubolia, que quiere decir “madre del buen
consejo”

El término Tanatología fue acuñado en 1901 por


el médico ruso Elías Metchnikoff. En ese
momento la Tanatología fue considerada como
una rama de la medicina forense que trataba de
la muerte y de todo lo relativo a los cadáveres
desde el punto de vista médico- legal
FREUD +EROS
+TANATOS
la insuficiencia estructural de
elementos significantes para hacer
frente al agujero que implica el
Lacan lo retoma también denominado al
duelo y explica que en ocasiones
proceso que le sigue a la pérdida como: función
puede manifestarse por medio de
de duelo
las adicciones a la comida, el
Enfatiza el soporte que los grupos bien
alcohol, las drogas y los
organizados representan en los tiempos del
psicofármacos
duelo (red de apoyo), así como sostiene la
importancia de los rituales funerarios para este
mismo

Elizabeth KublerRoss, con su amplia


experiencia adquirida durante más de 25 años
hablando y asistiendo con personas que se
encontraban en etapa terminal, ayudó a la
conformación de una serie de pasos por los que
explica que las personas pasan antes de morir y
que ella nombró “proceso de duelo”.
La nueva Tanatología tiene como objetivo fomentar y desarrollar
holísticamente las potencialidades del ser humano para enfrentar con éxito
la difícil pero gratificante tarea de contrarrestar los efectos destructivos de la
“cultura de la muerte”, mediante una existencia cargada de sentido,
optimismo y creatividad, en la que el trabajo sea un placer y el humanismo
una realidad.
FINALIDAD DE LA TANATOLOGÍA

Proporcionar al hombre que muere, una muerte digna, una buena muerte, una


muerte apropiada; esto es, ayudarlo a aminorar el sufrimiento, lograr una buena
relación con las personas significativas, resolver conflictos, y comprender sus
limitaciones físicas en el entorno personal. Ante el miedo natural a la muerte, tanto
del enfermo, como de sus seres queridos, el deber del tanatólogo es proporcionar
una muerte digna, en paz, con plena aceptación.

Cuando se habla de una buena muerte, se hace referencia al que muere y también
a los principales sobrevivientes, proporcionándoles la ayuda necesaria para que
vivan la muerte de un ser querido.
LABOR TANATOLÓGICA
La labor tanatológica consiste en procurar el bien morir, es decir, una muerte digna. Sus objetivos
dependen de cada caso, es decir, de las necesidades del usuario y de las circunstancias en las que se
encuentra. Comprende tres actividades principales que en ocasiones es difícil diferenciarlas en la
práctica, pues se combinan y se apoyan unas con las otras:
APOYO; Consiste en realizar varias actividades que propicien tranquilidad y bienestar, ya sea físicos o
emocionales en el enfermo terminal. El apoyo es tan variado como son las necesidades de las personas.
ACOMPAÑAMIENTO: Es la actividad que consiste en estar con el enfermo, aún cuando se tenga una
actitud pasiva. Quien realiza el acompañamiento está aportando al moribundo la tranquilidad de no estar
solo.
CONSEJERÍA: Es un proceso de corto tiempo, donde se intercambian ideas, experiencias y emociones,
entre dos o más personas en aras de despertar conciencia. Se dice también que es un proceso
problematizador, donde el consejero escucha y cuestiona al usuario, a fin de que él mismo encuentre sus
propias respuestas.

CUALIDADES DEL TANATÓLOGO


Competencia Profesional
Sensibilidad
Paciencia
Honestidad
Flexibilidad
Madurez
Espiritualidad
Prudencia
MUERTE
La palabra muerte proviene del latín mors o
mortis, que significa cese o término de la vida.
La definición de muerte según el Diccionario de
la Real Academia Española se refiere a “la
cesación o término de la vida, en el
pensamiento tradicional, separación del cuerpo
y el alma.”

Según el diccionario médico de la Universidad de Navarra es, “el


cese de la actividad integrada del organismo que manifiesta con
una serie de signos clínicos, no existen estados intermedios
entre la vida y la muerte: solo cabe que dicha actividad vital
orgánica se mantenga (aunque sea con ayuda) o que ya no
exista.” La definición anterior puede generar controversia en la
opinión de los personas pues en ocasiones los familiares de
personas que viven con respiración asistida argumentan que su
paciente está vivo, que les responde de forma verbal o con
movimientos determinados del cuerpo, es por esto que en
nuestro país se trabajó en establecer la definición de muerte
cerebral con lo cual se han evitado discusiones y problemas
familiares, médicos y legales.
Según la Ley General de Salud en México en el capítulo IV pérdida de la vida,
artículo 344: La muerte cerebral se presenta cuando existen los siguientes
signos:
•Pérdida permanente e irreversible de conciencia y de respuesta a estímulos
sensoriales;
•II. Ausencia de automatismo respiratorio, y
• III. Evidencia o daño irreversible del tallo cerebral, manifestado por arreflexia
pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia
de respuesta a estímulos nociceptivos Se deberá descartar que dichos signos
sean producto de intoxicación aguda por narcóticos, sedantes, barbitúricos o
sustancias neurotrópicas.

Los signos señalados en las fracciones anteriores deberán corroborarse por


cualquiera de las siguientes pruebas:
• I Angiografía cerebral bilateral que demuestre ausencia de circulación cerebral,
o
• II. Electroencefalograma que demuestre ausencia total de actividad eléctrica
cerebral en dos ocasiones diferentes con espacio de cinco horas.
“El concepto de muerte incluye los parámetros de: irreversibilidad, finalidad,
universalidad y causalidad”
Esto nos muestra como la muerte es parte de la vida misma desde que
nacemos, nos acompaña a cada paso, en cada momento, afecta a todos los
hombres en general y en todos los niveles en particular; es decir, personal,
emocional, físico, espiritual y social
Astudillo y Mendinueta resumen en una lista los motivos
principales del temor a la muerte:

1. No reconocerla como parte del ciclo vital

2. Desconocimiento de cómo se produce

3. Recuerdo de otras pérdidas

4. Impotencia para detenerla

5. Su significado de ruptura total

6. Cambios en la vida familiar

7. Culpabilidad por acciones u omisiones

8. Desconocimiento del más allá


Actualmente encontramos diferentes tipos de muerte, según Gómez Sancho:

1. Muerte social: es el retiro y la separación del enfermo de los otros, puede


suceder días o semanas antes del fin, al enfermo se le deja solo para morir,
es tratado como si ya estuviera muerto.

2. Muerte psíquica o psicológica: es el conocimiento subjetivo que se suscita


en un momento concreto de la vida de que “voy a morir”. En ocasiones puede
coincidir con la muerte biológica, (ejemplo, infarto de miocardio fulminante) o
precederla días, semanas o meses en caso de una enfermedad determinada.

3. Muerte biológica: es cuando el organismo, como entidad humana no existe


ya, no existe ni conciencia ni inconciencia, como en el caso del coma
irreversible. Los pulmones y el corazón pueden continuar funcionando con
soportes artificiales, pero el organismo biológico, entendido como entidad
mente-cuerpo, está muerto.

4. Muerte fisiológica: en ella los órganos vitales como el corazón, pulmones y


cerebro, no funcionan.
TIPOS DE MUERTE SITUACIONALES
Muerte por proceso de enfermedad terminal: Proceso el cual el organismo va
sufriendo daños lentamente hasta el grado de llegar a la muerte.

Muerte repentina: A diferencia de la muerte de proceso terminal, esta muerte se da


en un periodo muy corto de tiempo, acabando rápidamente con la vida de las
personas.

Muerte violenta: Proceso en el cual el organismo sufre daños externos muy severos
que acaban con la vida ya sea instantáneamente o lentamente, esta muerte puede
ser causada por diferentes factores como pueden ser: accidentales, suicidas y
homicidas.
“Los rituales que se viven ante la muerte tienen
como finalidad ayudar a los sobrevivientes a
despedirse y a iniciar el duelo. Los ritos
funerarios se erigen como las terapias más
idóneas para canalizar sentimientos, como son
la ira, el dolor, la rabia o la impotencia.” “El culto
a la vida, si de verdad es profundo y total, es
también culto a la muerte. Ambas son
inseparables.

“UNA CIVILIZACIÓN QUE NIEGA A LA


MUERTE, ACABA POR NEGAR A LA VIDA”
A través de la historia, la muerte ha sido expresada por medio de las
artes. En México, los escritores, pintores y muralistas se han encargado
de expresar por medio de su arte sus sentimientos hacia este tema, y ha
sido usada también en nuestro país para expresar las desigualdades
sociales existentes.
José Guadalupe Posada
Esto ha dado la posibilidad de que se
pueda hablar de la muerte, riéndose y
jugando al mismo tiempo. En este país
existe esta dualidad única en que se puede
dar el lujo de jugar y de a la vez respetar a
la muerte como en ningún otro sitio.”
Vivimos en una sociedad que desafía a la
muerte o la niega.
Combatimos y repelemos la muerte, nos
apresuramos a terminar con nuestro duelo y
tenemos prisa por volver a la “normalidad.”

O’conor, 2007

El hombre la teme como si supiera que es el


mayor de los males.

Dada nuestra cultura estas emociones


conflictivas son naturales y es necesario que se
permita su reconocimiento en el momento
adecuado para superar las primeras etapas del
proceso de duelo.
Cada quien es diferente de los otros en esta
circunstancias y hay que entender que el duelo
se manifiesta en modos siempre especiales
para la persona.

El sepelio es la ocasión para dar el último adiós


a quien compartió nuestras vidas y para la
aceptación de un cambio de condición familiar.

El velatorio, las locuciones, la misa y la


recepción de los familiares y amigos son los
catalizadores que permiten la aceptación de un
cambio radical en la condición de la familia.
RESILIENCIA
*La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante
las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
*Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las
adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del
trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en
las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor
emocional.
Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse
bien a lo largo del tiempo.
*El camino que lleva a la resiliencia no es un camino fácil, sino que implica un
considerable estrés y malestar emocional, a pesar del cual las personas sacan la
fuerza que les permite seguir con sus vidas frente la adversidad o la tragedia.

Pero, ¿cómo lo hacen?


La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie
de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Características de las personas resilientes
Las personas resilientes poseen tres características principales:
•saben aceptar la realidad tal y como es
• tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido
• tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.

Además, presentan las siguientes habilidades:


*Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para
impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
*Son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden
permanecer centrados en situaciones de crisis.
*Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
*Tienen un optimismo realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien,
tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus
vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías.
*Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.
*Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de
los demás y conectar con ellas.
*Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más
éxito y satisfacción en sus vidas.
El modo de pensar de las personas resilientes
El estilo de pensamiento de las personas resilientes se caracteriza por ser realista,
exacto y flexible e interpretan la realidad de un modo más exacto que las personas
menos resilientes.
Los beneficios de la resiliencia
*Las personas más resilientes:
*Tienen una mejor autoimagen
*Se critican menos a sí mismas
*Son más optimistas
*Afrontan los retos
*Son más sanas físicamente
*Tienen más éxito en el trabajo o estudios
*Están más satisfechas con sus relaciones
*Están menos predispuestas a la depresión
Qué contribuye a que una persona sea más
resiliente
*El apoyo emocional es uno de los factores
principales. Tener en tu vida personas que te
quieren y te apoyan y en quien puedes confiar.
*Permitirte sentir emociones intensas sin
temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser
capaz de reconocer cuándo necesitas evitar
sentir alguna emoción y centrar tu mente en
alguna distracción.
*No huir de los problemas sino afrontarlos y
buscar soluciones. Implica ver los problemas
como retos que puedes superar y no como
terribles amenazas.
*Tomarte tiempo para descansar y recuperar
fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y
cuándo debes parar.
*Confiar tanto en ti mismo como en los demás.
PERDIDAS
La pérdida es la carencia o privación de lo que
se poseía.

Las llamadas pérdidas son un evento inevitable


en la vida de los seres humanos y todos
tenemos que pasar por experiencias difíciles, la
vida es un constante fluir de experiencias,
emociones y necesidades a las que
inevitablemente tenemos que ir adaptándonos

Somos resultado de nuestro crecimiento y


desarrollo, percibimos la vida como una serie de
éxitos. La vida está marcada por pérdidas, lo
que fue, ya lo tuve y es lo que me da lo que soy
ahora.
El cambio de colegio, la separación de
unos padres, el nuevo puesto de trabajo,
una promoción laboral, ser madre, la
muerte de un ser querido, un nuevo
domicilio, la muerte de la mascota, la
jubilación, una mutilación, un aborto
provocado o natural, el despertar de los
sueños y fantasías, el paso de la niñez a la
pubertad, a la adolescencia a la edad
adulta, afrontar una grave enfermedad…, ,
tantos y tantos cambios que se suceden en
nuestras vidas y que forman parte de
nuestra evolución presentan una gran
incertidumbre, aún si los cambios se dan
por logros. Todo ello genera pérdidas y por
ende duelo.
“lo mejor es que te asegures un buen
porvenir y que tengas un buen sueldo” o,
“¡cómo se te ocurre ahora cambiar de
trabajo si ya estás fijo!” o, “tú, lo que tienes
que hacer es buscarte un buen marido,
casarte y tener tu vida organizada” o, “ si
no estudias nunca serás nadie en la
vida”…

MIEDO A LOS
CAMBIOS

NEGATIVIDAD
Cuando la pérdida se suscita sentimos un gran
dolor y es común que surjan diferentes
sentimientos, emociones y reacciones como
culpa, coraje, frustración, miedo, tristeza

‘’No se puede controlar el impacto emocional


de la pérdida hasta que no se asume el hecho
de que la pérdida se ha producido. ’’ (J. William
Worden 1997 )

Entonces la severidad de la pérdida y


devastación, dependerá de la cercanía que
hayamos tenido de las relaciones, vínculos y
apegos, con las personas u objetos; así como
de nuestra propia estructura, historia, formación,
personalidad, experiencias anteriores y las
herramientas con que contemos para afrontar
las circunstancias.
Nancy O Conor (2007) en su libro Déjalos Ir Con Amor nos dice que la muerte
y la separación son dos de las pérdidas más importantes que pueda
experimentar una persona, y habla de cuatro niveles de pérdidas siendo la
más contundente la de uno mismo, nuestra identidad.

1.Ubicando aquí el primer nivel, en lo que nos afecta directamente,


enfermedades severas, mutilaciones, pérdidas de la vista, cambios en el
cuerpo tanto físicos como de imagen que afecta la apariencia o fuerza vital.
2.La separación de las personas significativas en nuestra vida, sea por muerte,
separación o abandono. Sería el segunda nivel, junto con los ataques violentos
como asaltos o violaciones.
3. En el tercer nivel estarían los cambios normales del desarrollo en la vida
como la adolescencia, cambios de escuela, traslados, cierre de ciclos,
matrimonio, cambios relacionados con la edad y el cuerpo y aun el ser abuelo.
4. El cuarto lo forman la pérdida de objetos importantes, dinero, esperanzas,
aspiraciones, expectativas, cambios en el medio social
El temor que produce la pérdida está
ligado a la amenaza que representa para
nuestra sobrevivencia. El conocimiento de
nosotros mismos puede también facilitar el
camino de nuestras opciones y nuestras
posibilidades. La diferencia está en la
forma en como reaccionamos y
respondemos ante estas circunstancias:
proceso de elaboración del duelo
La vida está llena de sentimientos de
alegría, dolor, de dudas, de actividad
cambio y esperanza. Donde a todos en
algún momento nos llega algo por
resolver…….
‘’Somos quienes somos y llevamos la vida
que llevamos porque para peor o mejor las
experiencias de nuestras pérdidas han
sido determinantes”.
Otra certeza acerca de las pérdidas es
que estas fortalecen nuestro carácter, nos
hacen crecer, son necesarias para nuestra
maduración. Nos preparan de alguna
manera para andar el camino, para lo que
viene… Y es gracias a haber perdido
algunas cosas, que hemos ganado otras,
ya que no hay ganancia importante que no
implique de alguna forma una renuncia, un
costo emocional, una pérdida. ‘’Es horrible
admitir que cada pérdida conlleva una
ganancia. Que cada dolor frente a una
pérdida terminará necesariamente con un
rédito para mí. Y, sin embargo, no hay
pérdida que no implique una ganancia.
TIPOS DE PERDIDAS
1.Pérdida de la vida. Es un tipo de pérdida total, ya sea de otra persona o de
la propia vida en casos de enfermedades terminales en el que la persona se
enfrenta a su final.
2.Pérdidas de aspectos de sí mismo. Son pérdidas que tienen que ver con
la salud. Aquí pueden aparecer tanto pérdidas físicas, referidas a partes de
nuestro cuerpo, incluidas las capacidades sensoriales, cognitivas, motoras,
como psicológicas, por ejemplo la autoestima, o valores, ideales, ilusiones,
etc.
3.Pérdidas de objetos externos. Aquí aparecen pérdidas que no tienen que
ver directamente con la persona propiamente dicha, y se trata de pérdidas
materiales. Incluimos en este tipo de pérdidas al trabajo, la situación
económica, pertenencias y objetos.
4.Pérdidas emocionales. Como pueden ser rupturas con la pareja o
amistades.
5.Pérdidas ligadas con el desarrollo. Nos referimos a pérdidas relacionadas
al propio ciclo vital normal, como puede ser el paso por las distintas etapas o
edades, infancia, adolescencia, juventud, menopausia, vejez, etc.

El proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida.


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1. Tomarse en serio las pequeñas
pérdidas. Dedicando tiempo a mostrar que
nos preocupamos por un amigo que se
muda lejos de nosotros o a vivir la tristeza
que sentimos cuando dejamos una casa
que se ha quedado grande o pequeña para
nuestras necesidades, nos damos a
nosotros mismos la oportunidad para
“ensayar” nuestra adaptación a las
pérdidas importantes de nuestras vidas.
De un modo parecido, podemos utilizar la
muerte de un simple pececillo de colores
como una “oportunidad para aprender”,
instruyendo a los niños sobre el significado
de la muerte y su lugar en la vida,
preparándoles para futuras pérdidas.
2. Tomarse tiempo para sentir. Aunque las
pérdidas más importantes plantean toda
una serie de exigencias prácticas que
hacen que sea difícil “enfrascarnos” en
nuestras reflexiones privadas, debemos
encontrar algunos momentos de
tranquilidad para estar solos y sin
distracciones. Escribir en privado sobre
nuestras experiencias y reflexiones en
momentos de cambio puede ser una forma
de mejorar nuestra sensación de alivio y
comprensión.
3. Encontrar formas sanas de descargar el
estrés. Prácticamente por definición,
cualquier tipo de transición es estresante.
Debemos buscar formas constructivas de
dominar este estrés, ya sea a través de la
actividad, el ejercicio, el entrenamiento en
relajación o la oración.
4. Dar sentido a la pérdida. En lugar de
intentar quitarnos de la cabeza cualquier
pensamiento sobre la pérdida, es mejor
que nos permitamos obsesionarnos con
ella. Intentando desterrar las imágenes
dolorosas sólo conseguimos darles más
poder. A medida que vamos elaborando
una historia coherente de nuestra
experiencia, vamos logrando una mayor
perspectiva.
5. Confiar en alguién. Las cargas
compartidas son menos pesadas.
Debemos encontrar personas, que pueden
ser familiares, amigos, religiosos o
terapeutas, a las que podamos explicarles
lo que estamos pasando sin que nos
interrumpan con su propio “orden del día”.
Lo mejor es aceptar con elegancia los
gestos de apoyo y lo oídos dispuestos a
escuchar, sabiendo que llegará un
momento en que tendremos que devolver
el favor.
6. Dejar a un lado la necesidad de
controlar a los demás. Las otras personas
afectadas por la pérdida tienen su propia
manera de elaborarla y siguen su propio
ritmo. No debemos obligarlas a adaptarse
al camino que nosotros seguimos para
elaborar nuestro dolor.
7. Ritualizar la pérdida de un modo que
tenga sentido para nosotros. Si el funeral
que se ha celebrado por el fallecimiento de
nuestro ser querido no nos ha satisfecho,
podemos preparar un acto que satisfaga
nuestras necesidades. Hay maneras
creativas de honrar las pérdidas no
tradicionales que encajan con nosotros y
con las transiciones que atravesamos
8. No resistir al cambio. Las pérdidas de
personas y roles que ocupan un papel
central en nuestras vidas nos transforman
para siempre. Lo mejor es abrazar estos
cambios, buscando las oportunidades que
presentan para el crecimiento,
independientemente de lo agridulces que
puedan resultar, esforzarnos por crecer
con la experiencia de la pérdida, al mismo
tiempo que reconocemos los aspectos en
los que nos ha empobrecido.
9. Cosechar el fruto de la pérdida. La
pérdida hace que revisemos nuestras
prioridades vitales y podemos buscar
oportunidades para aplicar lo que nos
enseña a proyectos y relaciones futuras.
Debemos dejar que nuestras reflexiones
constructivistas encuentren una forma de
expresión en acciones adecuadas, quizás
ayudando a otras personas que lo
necesiten.
10. Centrarse en las propias convicciones religiosas.
Podemos utilizar la pérdida como una oportunidad para
revisar y renovar las creencias religiosas y filosóficas que ya
dábamos por supuestas, buscando una espiritualidad más
profunda y templada.
RESIGNIFICACION
EMOCIONAL
¿QUÉ APRENDI CON
ESTO?
TERAPIA
INDIVIDUAL
O
GRUPAL
MANEJO DEL
DUELO
TERAPIA
OCUPACIONAL
MANTENERSE
DISTRAIDO
DESCARTAR
POSIBLES
TRASTORNOS
MENTALES
DERIVADOS DE LA
PERDIDA
-DROGAS
-ALCOHOL
-FARMACODEPENDIENTES
-ADICCIONES
GRACIAS
POR
TU
ATENCION!!

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