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Se impuso en la antigua Roma la

Moda de adornar la casa con


Estatuas de bronce. Tanto que el
Metal se escaseó.

Los escultores optaron por


mezclar y engañar a los
Compradores. En la fundición las
estatuas quedaban con desperfectos
Y porosidades por no ser de puro
Bronce.

Resolvieron rellenar las grietas


Con cera. Las esculturas quedaban
Lisas y brillantes.

Pero con el caluroso verano llego


La hora de la verdad. La cera se
Derritió y los romanos descubrieron
Estatuas sin-cera y con-cera.

Ahí nació la palabra sinceridad.


Estatua sin-cera era la auténtica
Sin engaños ni apariencias.

La sinceridad es un ingrediente
del amor. Con engaños una relación
tiene bases de arena, se puede
Presagiar el derrumbe.

La persona con-cera es artífice de


división, sembrador de odio, la
Persona sin-cera une y es
instrumento de paz
La sinceridad y la libertad
Caminan juntas. Ya lo decía Jesús:
“la verdad os hará Libres”

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