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LAS RELACIONES

PERSONALES CRISTIANAS

El amor mutuo
La Edificación
 Una de nuestras metas como cristianos,
comprometidos con Dios y unos con otros,
al relacionarnos, es ayudar a edificar y
construir la Comunidad de la que
formamos parte y de la cual Cristo es
cabeza. 1ª. Tes. 5,11; Ef 4,5-16.
 Por el contrario, viviendo en la verdad y en el amor,
crezcamos plenamente, unidos a Cristo. El es la
Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y
cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y
a la acción armoniosa de todos los miembros. Así el
Cuerpo crece y se edifica en el amor. (15-16)
 Esta responsabilidad no se refiere solamente a
los líderes ó responsables pastorales, sino a
todos los que formamos parte de la Comunidad.
Debemos procurar que exista orden,
integración y articulación entre los miembros
a través de la edificación y la ayuda mutua, para
poder crecer en el amor, cuya principal
expresión es el servicio, y cuya fuente es la
alianza (amor por decisión, no por preferencias).
 Confiamos los unos de los otros al saber que
todos estamos actuando en base a un mismo
compromiso con Dios y con los hermanos.
Tenemos la alianza y los estatutos que nos
rigen como Comunidad. Deseamos ser guiados
y transformados por el Espíritu Santo.
El amor en acción, Rom 12,10.
 Cuando hablamos de amor como el que
descubrimos en el Evangelio nos damos
cuenta que no es un amor pasivo ni se
limita a sentir algo “bonito” ó agradable
hacia otra persona, sino que es un amor
comprometido que se expresa en
acciones realizadas de manera sencilla y
directa.
 El amor es algo que se da en forma palpable y
desinteresada a través de la palabra.
Expresar con la palabra cuánto nos amamos,
cuánto nos apreciamos, decir lo que sentimos
por la otra persona; esto, aunque parece
sencillo, para algunas personas es una
dificultad que se debe superar. Dificultad
debida posiblemente a una falta de hábito o a
que en el pasado pudieron haber sido mal
interpretados.
El amor puede expresarse también a través
del contenido físico (apretón de manos,
palmadas, abrazo, beso en la mejilla, etc.).
2ª. Co. 13,12; Pe. 5,14 Salúdense unos a otros con
el beso fraterno. Paz a todos ustedes, que están en Cristo
Esta es un área en la que la mayoría de los
hermanos deben crecer ya que existen
muchas barreras que impiden esta
expresión del amor, incluso dentro de la
misma familia.
 En algunos casos el padre no tiene ese
tipo de comportamientos por que son
considerados erróneamente como un
signo de “debilidad”. Esto es algo que
debemos rechazar. El Señor nos ha
liberado para manifestar el amor con
confianza, con seguridad y pureza.
 Por medio del honor y respeto hacia los
hermanos manifestamos el amor que les
tenemos. (Rom 12,10) “estimando en más
a cada uno de los otros”.
 Para lograrlo podemos tener presente la
siguiente regla de oro: “Por tanto todo
mundo queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos.” Para
todos es importante experimentar el
respeto y el afecto por parte de los demás:
Poner atención al hermano cuando éste nos
habla, no estar distraído, mirarle de frente.
Tomar en serio lo que la persona dice, evitando la
burla y las bromas de mal gusto, así como la
ironía. Expresarnos con respeto cuando hablamos
de cualquier hermano.
Tener un humor sano con las personas pero no
tomarlo de “vacilón”, ya que hacerlo sería faltar a
la caridad, al respeto, al honor.
Tener una actitud de servicio hacia los demás. Jn
13,14.
El lenguaje
Si deseamos edificar el cuerpo de Cristo,
debemos tomar muy en cuenta el texto
siguiente:
“No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea
conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los
que os escuchen”. Ef 4,29.

Hay que confrontar nuestra vida con la Escritura.


 Una de las formas tradicionales que hemos
aprendido en las relaciones interpersonales es
dar un énfasis exagerado a los errores, defectos
y pecados de los demás, esto no es correcto. Lo
indicado es “hacer bien a los que nos escuchan”
diciendo palabras que infundan fuerza y ánimo
ya que eso les ayudará en su vida cristiana al
experimentar apoyo y comprensión, de lo
contrario se sentirán defraudados y recordarán
a cada instante sus limitaciones, defectos y
pecados, y esto no es algo que el Señor desee.
 Lo que debemos evitar cuando hablamos es lo
siguiente: el humor negro, los apodos ofensivos,
los chistes que humillan o desalientan al
hermano (en su presencia o en su ausencia), la
queja, las críticas, los engaños, el refunfuñar,
los chismes, la murmuración, etc., ya que esto
no es algo que venga de Dios y debemos
desterrarlo para siempre de la Comunidad
cristiana.
 Casi todos nosotros al entrar a la
Comunidad, o hablamos demasiado ó
somos muy reservados. El Señor si quiere
que hablemos; las palabras son una forma
importantísima de relacionarnos con los
demás para edificación. Los que hablan
poco, hablen más oportunamente para
edificar; los que hablen mucho, controlarse
para que sus palabras sean siempre
provechosas y edificantes.
La solución de conflictos en las
relaciones
dentro de la comunidad.
 La base de las relaciones entre los
miembros de la Comunidad debe
ser la paz (Ef 4, 1-3), soportándose
los unos a los otros, con toda
humildad, mansedumbre y
paciencia. Procurando deshacernos
del disgusto, de la ira, el enojo,
gritos, maledicencias y toda
maldad. (Ef 4,31).
 Esta primera actitud, debemos tenerla muy
en cuenta ya que evitará disgustos, malos
entendidos y problemas fuertes que
pueden dañar a toda la comunidad,
aunque vivir en comunidad no implica que
seamos exentos de tener conflictos y
disgustos entre nosotros, esto es difícil de
evitar por lo que es necesario es conocer
lo que nos dice la Palabra de Dios al
respecto y tener claro algunos criterios que
nos ayuden a superarlos.
 Cuando exista alguna dificultad con
alguien, nuestra primera actitud es ir al
hermano y hablar con él del problema (Mt
5,23; 18,15) evitando hablar mal del
hermano con otras personas, decir chismes
o murmurar.
En ocasiones, los conflictos se presentan cuando
alguien no se comporta de acuerdo a lo que dice la
Palabra de Dios (ejemplo: decir mentiras, no perdonar,
ser maldicientes, etc.,) ante esta situación hay que
corregir al hermano por lo que hizo, para esto es
necesario tener sabiduría Cristiana y un juicio adecuado.
En ocasiones lo indicado
será comentarlo con un
responsable pastoral.
 Algunos conflictos en las relaciones
fraternas se presentan cuando no se
actúa en forma correcta, aunque esto no
sea propiamente un pecado. (Ejemplo:
llegar tarde, no respetar algunas normas
del grupo, ser “confianzudo” usar tonos
de voz inadecuados, humor negativo,
etc.). Aunque esto podemos ponernos de
acuerdo con el hermano, que es lo que
esperamos que cambie y asegurarnos de
que entiende lo que queremos decirle.
 Si somos nosotros los que recibimos
corrección, hay que evitar falsas
interpretaciones. Ejemplo: “Si no quiere que
llegue tarde es que ya no quiere que venga al
grupo”, “Lo de mi tono de voz es un pretexto,
lo que quiere es que ya no hable”, etc. Este
tipo de situaciones se evitan si especificamos
exactamente qué es lo que nos molesta o lo
que no es correcto.
 Además de lo que ya hemos mencionado,
se pueden dar algunas dificultades por
detalles sin importancia y son
simplemente nimiedades, ó por algunas
preferencias. Ante esto hay que recordar
la Palabra de Dios que dice. “sopórtense
unos a los otros” (Col 3,13).
 Un acto de amor es ejercer el ministerio
de “Aguante” renunciando a querer que
todas las cosas se hagan como yo quiero,
(Ejemplo: Lugar escogido para pasear,
tipo de comida, la forma en que quiero
que traten a mi hijo, el que prevalezca
siempre mi opinión), no con un
sentimiento de autocompasión y falsa
humildad, sino de buena voluntad, con
sensibilidad a los demás y con sentido de
humor, sin darnos demasiada importancia
a nosotros mismos.
 Los problemas pueden darse por
conflictos en la personalidad tanto mía
como de algún hermano. Ante esto
debemos presentar nuestra forma de ser
al Señor, pidiendo que cambie lo que
hay que cambiar y orar por el hermano,
además es indicado hablar con nuestro
responsable pastoral y pedir ayuda.
El Señor escogió formar a su pueblo con
seres humanos que están luchando por
mejorar, por lo que debemos tener
paciencia y dar gracias a Dios por las
dificultades y conflictos que se presenten
entre nosotros, ya que “Sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien
de los que le aman” Rom 8, 28.
El diálogo

 Dios es diálogo puro en su vida trinitaria.


Diálogo que es intercambio substancial de amor,
de conocimiento, de amistad y comunión entre
las Tres Divinas Personas.
 Dios, que es diálogo hacia adentro, quiere ser
también diálogo hacia fuera. Por eso crea seres
capaces de estar en diálogo con El y quiere que
este diálogo se realice en un orden sobrenatural
de amistad y de filiación. Es Dios quien abre
este diálogo.
 El hombre, creado para el diálogo y
llamado al diálogo de amor y de
conocimiento con Dios, rompe con el
pecado ese diálogo sobrenatural.
 Dios decide libremente reanudar ese
diálogo roto por el pecado.
 Toda la historia de la salvación puede
considerarse como la historia del diálogo
de Dios con el hombre. Los hechos y las
palabras son intervenciones salvadoras,
son expresiones del diálogo
ininterrumpido de Dios con el hombre.
 La vida de fe es el diálogo del hombre con
Dios, su respuesta a la llamada divina. Y
este diálogo se expresa sobre todo en la
oración y el culto.
 Cristo es la suprema intervención
salvadora y dialógica de Dios con los
hombres (es el diálogo mismo), en su
Persona y en su Palabras.
 “Muchas veces y de muchos modos habló
Dios en el pasado a nuestros Padres por
medio de los Profetas; en estos últimos
tiempos nos ha hablado por medio del Hijo
a quien instituyó heredero de todo, por
quien también hizo el universo”
Heb 1, 1-2.
Normas elementales del diálogo
 Dejar hablar, aunque creamos saber ya lo que se
nos va a decir. Es lo primero, es bastante difícil.
 Saber escuchar, incluso con atención externa.
Interesados por lo que se nos dice, prestando la
máxima atención.
 Tratar de comprender, poniéndonos en el lugar y en
la situación de la otra persona, recordando sin
embargo, que comprender no quiere decir aceptar ó
estar siempre de acuerdo. Hay que comprenderlo
todo, pero no hay que aceptarlo todo. (Cuando el
otro solo busca “imponer” su opinión).
Normas elementales del diálogo
 Respeto mutuo: a la persona y a las ideas, aunque no
se compartan. Formas elementales de respeto son la
educación y la cortesía.
 Actitud fundamental de conversión. No se dialoga
precisamente para cambiar de actitud, pero hay que estar
dispuestos a cambiar la actitud ó modificarla si eso es lo
correcto. Convicción de que después del diálogo
saldremos enriquecidos.
 Serenidad y calma. Es el clima necesario para dialogar.
Sin gritos y sin nerviosismos. Los gritos convierten el
diálogo en discusión y en toda discusión violenta, aunque
se salga victorioso, siempre se pierde algo.
 Amor y caridad. Actitud de buena fe. Partir del supuesto
de que todos tienen buenas intenciones, mientras no se
demuestra lo contrario y de que todos buscan la verdad.
Sólo cuando se ama a las personas se está dispuesto a
comprenderlas.
 Evitar toda palabra hiriente, ofensiva o simplemente
irónica que rompería inevitablemente el clima de
amistad necesario para ese intercambio de ideas que se
supone y que es todo verdadero diálogo
 Sinceridad y valentía, dentro de la prudencia y de la
caridad.
Cuatro condiciones para el
diálogo
 Claridad: El diálogo supone la inteligibilidad, es un
intercambio de pensamientos.
 Mansedumbre: El diálogo no es orgulloso, no es
hiriente, no es ofensivo. Es pacífico, evita los modos
violentos, es paciente, es generoso.
 Confianza: Es expresar la propia palabra como en
acogerla de parte del interlocutor; promueve la
familiaridad y la amistad; entrelaza los espíritus en la
mutua adhesión al bien que excluye todo afán egoísta.
 Prudencia pedagógica: Tiene muy en cuenta las
condiciones psicológicas y morales del que oye; si es
niño, es una persona ruda, si no está preparada, si es
desconfiada, hostil, etc.
Sugerencias para quien ejerce
Autoridad y quien Obedece.
Comportamiento adulto del que manda:
 El que manda debe partir siempre de una recta
concepción de la autoridad y de la obediencia
cristiana. Esto lo liberará de agresividad,
autoritarismo y de toda actitud de violencia o
creador automático de Dios. Todos deben obedecer
al espíritu. Y El debe ser el primero.
 Sabiéndose colaborador del Espíritu Santo, para
hacer obedecer al Espíritu, nuca debe imponer una
obediencia de pura ascesis, sin más contenido que
la obediencia y el rendimiento de la voluntad. La
autoridad cristiana nuca es arbitraria. Siempre debe
dar las razones o motivos, aunque en casos
excepcionales tiene que acatarse aunque no
entendamos totalmente las razones.
 El que manda debe tener una actitud de
profunda humildad, al interpretar, en orden al
bien común, las inspiraciones del Espíritu Santo,
tal como surgen de las circunstancias. Asociará
siempre a sus hermanos en la búsqueda de la
voluntad de Dios.
 No abusará de su autoridad. Mirará más bien a
promover que prohibir. Hablará poco de su
autoridad, procurará hacer crecer, no humillar a
sus subordinados.
 Deberá tener un respeto sagrado a la persona
humana y sobre todo a la conciencia del
hermano. Tratará a sus hermanos como a hijos
de Dios. Escuchándolos, dialogando con ellos,
promoviendo una obediencia gozosa y
voluntaria a Dios y una colaboración activa y
responsable.
 Una autoridad que no concediese lugar a la
iniciativa, que especificase hasta los mínimos
detalles, convertiría la obediencia en alienadora.
El verdadero líder cristiano promueve una
obediencia abierta, libre y creativa.
Relaciones fuera de la Comunidad.
 Debemos relacionarnos de maneras
distintas fuera de la Comunidad:
 Las Escrituras lo indican 1ª. Pe. 1,22; “Habéis
purificado vuestras almas, obedeciendo a la
verdad, para amaros los unos a los otros
sinceramente como hermanos. Amaos
intensamente unos a otros con corazón puro,”
 Col. 4,5. “Portaos prudentemente con los de
fuera, aprovechando bien el tiempo presente.”
 A menudo, debemos proceder distinto con la gente
que no está en Comunidad debido a la falta de un
acuerdo común (lo que a veces ayuda, a veces sale
mal).
 Ejemplo:
 La corrección: Puede ser percibida como un ataque
personal ó en forma de crítica negativa.
 Pedir perdón: A menudo otros no saben cómo aceptar u
otorgar el perdón.
 Usualmente no podemos darnos la misma libertad al
expresar cariño con los que no tenemos una alianza
comunitaria.
 Debemos, por lo tanto, practicar
especialmente la amabilidad, la paciencia, el
aceptar a otros como son. Rom. 2,4.
Enfrentando situaciones de
conflicto
 Rom.12, 18. “en lo posible, y en cuanto de
vosotros dependa, en paz con todos los
hombres;” Ser hombres y mujeres
amantes de la paz. Dentro de la
Comunidad todo conflicto se puede
arreglar; no así fuera de la Comunidad.
. Hacernos a un lado para evitar
conflictos. Tito 3, 1-8
 No teniendo un espíritu crítico
siempre dispuesto a juzgar mal; sino
lo contrario, en especial en áreas de
desacuerdo.
 Siendo cooperador.
 Siendo no-violento (aunque franco y
firme), sin hablar mal de otros.
 Conociendo los límites hasta dónde se
puede llegar en situaciones de conflicto
(lo que es correcto y lo que no lo es).
 La necesidad de conocer la enseñanza cristiana
 A veces un acuerdo es la clave sobre todo entre
familiares y personas que pasan mucho tiempo
juntas.
 Aguantar hasta donde sea correcto
aguantar.
 Si la situación va más allá de lo
correcto, es preciso separarse o
alejarse hasta donde sea necesario:
 Ver menos a ciertos amigos, cambiarse de
casa….
 Esto se aplica también cuando el mantenerse
juntos aumenta las proporciones del conflicto.
 La separación no significa falta de amor.
 Rara vez la separación necesita ser
identificada (por un tiempo, hasta cierto
grado).
No ser negativo. Rom. 12,14; 18-21
 El Señor no nos ha llamado a
experimentar paz dentro del
mundo Lc. 12,51-53 sino a ser
hombres y mujeres sembradores
de paz.
Conclusión:
 Ser luz del mundo Fil. 2, 14-15 “Hacedlo
todo sin murmuraciones ni discusiones 15
para que seáis irreprochables e inocentes,
hijos de Dios sin tacha en medio de una
generación tortuosa y perversa, en medio
de la cual brilláis como antorchas en el
mundo”

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