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La guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde el 9 de

septiembre de 1932 hasta el 12 de junio de 1935, por el control


del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica
durante el siglo XX. En los 3 años de duración, Bolivia movilizó
250 000 soldados y Paraguay 120 000, que se enfrentaron en
combates en los que hubo gran cantidad de bajas (60 000 bolivianos y
30 000 paraguayos), y gran cantidad de heridos, mutilados y
desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades tanto físicas
como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y
la falta de agua y buena alimentación produjeron el mayor porcentaje
de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a
muchos de por vida.
Durante la Guerra del Chaco se desarrollaron una serie de Batallas entre
las más importantes, destacadas y donde se emplearon trabajos de
organización del terreno podemos mencionar:

- La batalla de Boquerón.
-La batalla de Km 7.
-La batalla de Carandaiti.
-La defensa de Villamontes.
Boquerón: En la memoria de los bolivianos ha quedado grabada con
cincel de hierro la gran epopeya y gloria de la defensa del fortín
Boquerón en la guerra internacional frente al hermano país del
Paraguay, donde el soldado boliviano demostró su garra y valentía
heroica jamás vista en la historia republicana, donde exactamente
seiscientos veintiún (621) combatientes compuestos por soldados de
diferentes lugares del país, es decir, vallunos ,altiplánicos, orientales,
del campo y la ciudad al mando del legendario Tte. Cnl. Manuel
Marzana hicieron frente al cerco de más de seis mil soldados
paraguayos retroalimentados con tropas frescas del 8 al 29 de
septiembre de año 1932, veintiún días sin alimentos, sin agua, sin
medicamentos.
Después de la ocupación paraguaya de Fortín Boquerón, donde
también nuestros sacrificados soldados efectuaron una muy digna
defensa, todo el frente boliviano del interior del Chaco comenzó a
desmoronarse.  Pronto las fuerzas paraguayas tomaron, casi sin lucha,
los fortines Ramírez, Castillo, Yujra y se lanzaron en pos de alcanzar
Arce, el mejor fortín de la zona, ya que no sólo estaba bien construido
sino que contaba además con una hermosa aguada. Pero pese al
esfuerzo desplegado para contener la avalancha paraguaya, Arce cayó,
dando lugar a una penosa retirada de sus ya escasos defensores hasta
fortín Saavedra.
Felizmente para el país, los paraguayos hicieron un alto en su ofensiva
hacia el sur; para iniciar otra, rumbo al oeste, en procura de conquistar
Fernández y llegar hasta Platanillos. Esta pequeña pausa permitió la
reorganización del ejército nacional en el fortín Saavedra, con la llegada
de nuevos contingentes al Chaco. Las reorganizadas fuerzas quedaron
bajo el mando del teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja.
Cuando en agosto de 1934, el Servicio de Inteligencia paraguayo detectó
la creación y el objetivo de un nuevo Cuerpo de Ejército boliviano cundió la
alarma en el comando paraguayo. El avance boliviano en el alto Paraguay
pondría en peligro los puertos paraguayos ubicados más abajo entre las
cuales estaba Casado, desde donde se abastecía a todo el ejército.
También existía la posibilidad de que los bolivianos avanzaran hacia la
laguna Pitiantuta y de allí a la punta del riel del ferrocarril a Casado lo que
combinado con un ataque desde el fortín El Carmen podía encerrar a todo
el ejército paraguayo. El general Estigarribia ordenó la exploración aérea
del desértico sector norte para verificar sí los bolivianos estaban
construyendo nuevos caminos. El 12 de agosto de 1934, el piloto
paraguayo Peralta con el teniente Etchevarry como observador y artillero,
después de dos horas de vuelo, descubrieron partes de un camino en
construcción y al pasar sobre el fortín boliviano Madrejón vieron un avión
estacionado en el fortín. 
Entre noviembre de 1934 y enero de 1935 el avance paraguayo fue frenético, al punto que
el 14 de enero Estigarribia tomó una banda del río Parapetí, logrando el sueño imposible de
tocar el punto más al norte de la aspiración paraguaya sobre el territorio chaqueño. El
combate había llegado de manera insospechada a los contrafuertes de la cordillera de los
Andes (cordillera del Aguaragüe), donde la ventaja geográfica y el conocimiento del medio
fue un factor para destacar la capacidad combativa del soldado boliviano. Igual que Bolivia
al comenzar la guerra, los paraguayos estaban demasiado lejos de sus centros de
abastecimiento y tenían serios problemas. A pesar de ello, Estigarribia, tentado por la
proximidad de los campos petroleros bolivianos, decidió tomar Villamontes. Para Bolivia la
defensa de Villamontes fue realmente de vida o muerte, no sólo por defender su riqueza
petrolífera amenazada, sino por el riesgo potencial que se cernía sobre dos centros
urbanos importantes, Tarija y Santa Cruz. El Cnel. Bernardino Bilbao Rioja fue encargado
de organizar la defensa. Bolivia levantó prácticamente un nuevo ejército (el tercero a lo
largo de la guerra); casi 30.000 hombres defendieron la plaza con artillería pesada y
pertrechos bélicos nuevos. Se construyeron trincheras por kilómetros y se organizó una
notable red de comunicaciones internas. Bilbao era un militar de primer nivel y lo demostró
en su celo organizativo. Paraguay puso 15.000 hombres al frente.
Una de las mayores deficiencias que existió en la Guerra del Chaco fue la
falta de vías de Comunicación al Teatro de Operaciones, es decir, existió
una deficiencia dentro los trabajos de movilidad como por ejemplo:
En la defensa de Villamontes el puente que se construía kilómetros más
arriba, recién iba a quedar concluido tres meses antes de la conclusión
del conflicto. La historia del puente era la historia de la imprevisión civil y
militar en la conducción de la guerra. El ingeniero Roberto Arce luchaba
desde enero de 1933 contra la miopía oficial para hacer de esa obra una
realidad. Aunque la construcción había sido aprobada por el gobierno en
mayo de 1933, las dificultades en el transporte de material, el paludismo
que afectaba a la zona y los escases de trabajadores que fueron llevados
a las trincheras demoraron su conclusión hasta marzo de 1935. 
Las líneas de defensa de Villa Montes fueron construidas por las
tropas de zapadores, que incluía trincheras, picadas, posiciones
de ametralladoras, de morteros, sendas de aprovisionamiento,
picadas de circulación, puestos de comando y picadas de
acceso. Se construyeron trincheras por kilómetros y se organizó
una notable red de comunicaciones internas.
 “Campo Atrincherado de Villa Montes”: La primera línea o línea de
avanzada se trazó desde la parte naciente de la quebrada Igüembe,
al pie de la serranía, cerca del pueblo de Camatindi, pasa por la
quebrada de Tarairí, hasta la quebrada Iguiraru. El tramo de la
quebrada de Igüembe se encuentra a unos 17 km de Villa Montes  y
a seis km de la quebrada de Caigua, donde se encontraba uno de los
pozos petroleros. En total esta primera línea tiene unos 33 kilómetros
de longitud.
Luego, entre dos y tres kilómetros detrás, se construyó la segunda
línea, de unos 27 km aproximadamente, que durante la contienda
bélica, fue la principal línea de resistencia.
La tercera línea, de unos 10 km de longitud, se estableció a la altura
de la quebrada Caiguamí y la última por la zona donde actualmente se
encuentra la Gobernación de Villa Montes, que era en caso de una
retirada y retomar la defensa en el Angosto del Pilcomayo.
Siendo la misión fundamental del arma de ingeniería el apoyo de
combate a las unidades empeñadas con trabajos de Movilidad,
contramovilidad y supervivencia.
En la guerra del Chaco existió una doctrina deficiente.
No tenían los suficientes conocimientos para efectuar los trabajos
necesarios.
Esta deficiencia fue subsanada por la voluntad de los soldados y por
muy cansados que se encontraban solo cumplían órdenes de los
oficiales Chilenos que vinieron a apoyar con su doctrina.
 

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