Es posible que en una persona sana sólo se requiera administrar líquidos
para sostén antes de la intervención quirúrgica. • Una fórmula que se utiliza con frecuencia para calcular los líquidos de sostén es la siguiente: Para los primeros 0 a 10 kg Administrar 100 ml/kg/día Para los siguientes 10 a 20 kg Administrar 50 ml/kg/día adicionales Para un peso >20 kg Administrar 20 ml/kg/día • Por ejemplo, una mujer de 60 kg recibiría un total de 2 100 ml de líquidos todos los días: 1 000 ml para los primeros 10 kg de peso corporal (10 kg × 100 ml/kg/día). 500 ml para los 20 kg de peso corporal siguientes (10 kg × 50 ml/kg/día). 80 ml para los últimos 40 kg de peso corporal (40 kg × 20 ml/kg/día). Una estrategia alternativa es reponer las pérdidas de agua diarias calculadas en orina, heces y pérdidas insensibles con solución salina hipotónica. Una vez que se diagnostica un déficit de volumen, se inicia la restitución rápida de líquidos, por lo general con una solución cristaloide isotónica, según el perfil particular de electrólitos.
Los pacientes con signos cardiovasculares de déficit de
volumen deben recibir un bolo de 1 a 2 L de líquido isotónico seguido de una infusión continua. Tratamiento intraoperatorio con líquidos
• Con la inducción de la anestesia se pierden los mecanismos
compensadores y se presenta hipotensión si no se atienden de modo apropiado los déficit de volumen antes de la intervención quirúrgica. Tratamiento posoperatorio con líquidos El tratamiento posoperatorio con líquidos se basa en el estado del volumen estimado del paciente en el momento y las pérdidas constantes de líquido proyectadas. Es necesario corregir cualquier déficit por pérdidas preoperatorias o intraoperatorias, e incluir las cantidades necesarias constantes aunadas a los líquidos de sostén. Consideraciones especiales en pacientes posoperatorios Un trastorno común en el posoperatorio es el exceso de volumen.
La administración de líquidos isotónicos mayor que la necesidad
real puede dar por resultado una expansión del volumen.
La causa podría ser una estimación excesiva de las pérdidas al
tercer espacio o gastrointestinales constantes que es difícil cuantificar de manera exacta. El primer signo de sobrecarga de volumen es un aumento del peso.