Está en la página 1de 86

Abelardo Arias

Desde el espacio regional


a la universalidad del mito
“La literatura regional es el nombre verdadero de
la literatura, porque toda obra es regional, nace
en un tiempo, en un lugar, en una región. Ahonda
en el suelo del hombre y con ello se universaliza
[...] Hay una querencia regional y un alma
universal, esto lo asocian los grandes autores.
La universalización de lo regional es el resultado
final del tratamiento de las realidades
inmediatas”.
Pedro Luis Barcia
“La literatura regional es el nombre verdadero
de la literatura, porque toda obra es regional,
nace en un tiempo, en un lugar, en una región.
Ahonda en el suelo del hombre y con ello se
universaliza [...] Hay una querencia regional y
un alma universal, esto lo asocian los grandes
autores. La universalización de lo regional es el
resultado final del tratamiento de las realidades
inmediatas”.

Pedro Luis Barcia


Bibliografía
 ALDECUA, Francisco. Bibliohemerografía de
Abelardo Arias .
 CASTELLINO, Marta. “Historia y tradición en
Él, Juan Facundo de Abelardo Arias”. En:
Literatura de Mendoza; His-toria, espacio,
sociedad Tomo I.
 ----------. Imaginario bíblico y mítica pagana
en la narrativa de Abelardo Arias”. En: Piedra
y Canto; Cuadernos del Centro de Estudios de
Literatura de Mendoza nº 5.
Bibliografía
 ----------. “Tiempo y mito en la narrativa de
Abelardo Arias”. En: DOMINGUEZ de RO-
DRIGUEZ PASQUES, Mignon (Ed.). La fun-
ción narrativa y sus nuevas dimensiones .
 GUNTSCHE, Marina. “Alamos talados y la
inmigración”. En: Entre la locura y la cor-
dura. Cinco novelas argentinas del siglo XX.
Bibliografía
 IVARS, Lorena Ángela. “Los personajes
de Polvo y espanto: historia y ficción”.
En: Piedra y Canto; Cuadernos del Cen-
tro de Estudios de Literatura de Mendo-
za nº 7-8.
 ----------. “Inconfidencia (el Aleijadinho)
de Abelardo Arias y la correspondencia
arte – religiosidad”. En: Piedra y Canto;
Cuadernos del Centro de Estudios de
Literatura de Mendo-za nº 9-10.
Bibliografía
 ----------.Espacio costumbrista y espacio sim-
bólico en Polvo y espanto de Abelardo Arias.
En: Piedra y Canto; Cuadernos del Centro de
Estudios de Literatura de Mendoza nº 11-12.
 SALES, Dolly. “Espacio y sociedad en Álamos
talados y La viña estéril de Abe-lardo Arias”.
En: Literatura de Mendoza; Espacio, historia,
sociedad. Tomo II.
 VILLABA, Ana F. de. Dialogismos .
Abelardo Arias

Semblanza
Síntesis biográfica
 Abelardo Arias nace en Córdoba el 10 de
agosto de 1908, quinto de los ocho hijos
de una tradicional familia mendocina. Su
padre, militar de carrera, estaba destina-
do en la provincia mediterránea, pero A-
rias siempre se consideró mendocino, en-
tronque favorecido por el hecho de que su
familia estaba profundamente arraiga-da
en San Rafael.
Síntesis biográfica
 De Córdoba, los Arias pasan a Santiago del
Estero, Buenos Aires, San Juan -donde Abe-
lardo inicia sus estudios primarios-, y luego
La Rioja. Pasa los veranos de su infancia en
la estancia de su abuela materna en San
Rafael.
 Precisamente allí, en la casa de la abuela,
solía pasar vacaciones inolvidables, de las
que dan testimonio dos de sus novelas:
Álamos talados y La viña estéril.
Síntesis biográfica
 En 1918 muere su padre en Buenos Aires.
La familia viaja a San Rafael para su en-
tierro.Completa sus estudios secundarios
en el Colegio San José de los Hermanos
Maristas. Se convierte en un estudiante
precoz y en un lector voraz.
 A partir de 1927, Abelardo Arias se radica
en Buenos Aires, donde residirá hasta su
muerte.
Síntesis biográfica
 Inicia estudios de Derecho, que más tar-
de abandona debido a su pasión por la li-
teratura.
 En 1937 escribe su primera novela, la ya
mencioanda Álamos talados, que publica
en 1942, y por la cual obtiene el Primer
Premio Municipal de Buenos Aires, el Pre-
mio de la Comisión Nacional de Cultura y,
en Mendoza, el Premio Agustín Álvarez.
Síntesis biográfica
 En 1947 publica la primera versión de La vara
de fuego.
 En 1952 viaja por Francia, Suiza e Italia. Estu-
dia literatura contemporánea en París como
becario del gobierno francés.
 En 1954 publica su relato de viaje París-
Roma, de lo visto y lo tocado (diario de viaje.
 En 1955 Recorre Francia, Suiza e Italia invita-
do por diversas instituciones oficiales.
Síntesis biográfica
 En 1956 publica El gran cobarde (novela),
libro que fue comprado por Sergio Renán
para un ciclo de grandes novelas que realizó
ATC en 1987. Recibe la Faja de Honor de la
SADE (Sociedad Argentina de Escritores).
 En 1957 Recorre Francia, Suiza, Italia y Bél-
gica. Publica Viaje latino. Realiza su primer
viaje a Grecia. Nace la idea de escribir sobre
el Minotauro. Publica De la torre de fuego a
la niña encantada (itinerario argentino).
Síntesis biográfica

 En 1964 publica la novela Límite de cla-


se, por la que obtiene el Premio del Fon-
do Nacional de las Artes y el Primer Pre-
mio Municipal de Prosa. Es condecorado
por el gobierno de Italia con la Medaglia
Culturale.
Síntesis biográfica
 Viaja invitado por los gobiernos de Fran-
cia, Gran Bretaña, Italia, Grecia, Alema-
nia Federal y Bélgica. Catrano Catrani
realiza la versión cinematográfica de Ála-
mos talados, con la actuación de Ubaldo
Martínez, filmada en San Rafael y en la
ciudad de Mendoza.
Síntesis biográfica
 Su producción literaria continúa a partir
de allí, sostenida y valiosa, plena de re-
conocimientos.
 En 1966 Publica su novela Minotauro-
amor, por la que recibe el Premio Nacio-
nal de Literatura.
 En 1967 Publica Grecia en los ojos y en
las manos (diario de viaje).
Síntesis biográfica
 En 1968 publica la novela La viña estéril.
 En 1969 publica Viajes por mi sangre (iti-erario
argentino). Orden del Mérito, en el grado de Ca-
ballero Oficial, otorgada por el gobierno de Italia.
 Entre 1969 y 1970 recorre Gran Bretaña, Fran-
cia, Italia, España, Holanda, Alemania Federal,
Dinamarca, Austria, Bélgica, Grecia, El Líbano,
India y Chipre.
Síntesis biográfica
 Murió en Buenos Aires en 1991.

Cronología de
Lorena Ivars
LA PROSA DEL ‘40

Evocación lírica de la infancia como un


espacio y un tiempo privilegiados, idíli-
cos (cronotopo edénico), conciencia del
paso del tiempo, ascripción a un entor-
no determinado.
La obra

Desde el entorno mendocino (Álamos


talados, 1942; La viña estéril, 1968) se
extiende en círculos cada vez más abar-
cadores (Polvo y espanto, 1971; Él Juan
Facundo, 1994, póstuma) hasta la univer-
salidad del mito (Minotauroamor, 1966).
Obras de Abelardo Arias
Sus principales novelas
 Álamos talados (1942).
 La vara de fuego (1947).
 El gran cobarde (1957).
 Minotauroamor (1966).
 La viña estéril (1968).
 Polvo y espanto (1971).
 Él, Juan Facundo (póstuma, 1994).
CARACTERÍSTICAS
 Clave religiosa / mitología pagana (gran
conocimiento del mundo clásico).
 Empleo de símbolos, estructurantes del
plano semántico ya desde el título.
 Títulos de trece letras.
 Cultivo de diversas modalidades narra-
tivas.
 Narrativa de base histórica: intento de
superar las antinomias en la considera-
ción del pasado argentino.
La dimensión
temporal
en la obra de Abelardo
Arias
“El espacio no implica ausencia de tiempo, por
el contrario, sólo a través del espacio logra el
tiempo convertirse en entidad visible y palpa-
ble [...]. El espacio, entendido en su forma más
sencilla como escenario geográfico y social
donde tiene lugar la acción, no se reduce a una
categoría aislada, temática o referente al con-
tenido, ni a un simple mecanismo estilístico
que instaura la simultaneidad narrativa y para-
liza el transcurso cronológico. Es, antes que na-
da, parte fundamental de la estructura narrati-
va, elemento dinámico y significante que se ha-
lla en estrecha relación con los demás compo-
nentes del texto” (M.T. Zubiaurre).
El tiempo
en el relato de ficción
Bibliografía
 Bajtin, M. Teoría y estética de la novela.
 Barthes, R. Análisis estructural del relato.
 Benveniste, E. Problemas de lingüística
general.
 Garrido Domínguez, A. El texto narrativo.
 Genette, G. Figuras I, II y III.
 Ricoeur, Paul. Tiempo y narración I yII.
El tiempo, según Aristóteles es
la medida del movimiento
según el antes y el después
 Tiempo crónico: su  Tiempo psicológico: es
fundamento es el la vivencia del tiempo.
tiempo físico o de la Tiene como correlato
experiencia. Es un el tiempo físico, pero
tiempo dimensio- su elemento regulador
nado. lo constituyen factores
de orden principalmen-
te emotivo.
Husserl opone también dos
tipos de tiempo
 Tiempo fenomenoló-
gico, que sirve para
designar la forma u-
nitaria de las viven-
cias en un flujo de lo
vivido.  Tiempo objetivo o
cósmico
Heidegger distingue tres
niveles o formas de
comportamiento

ante la temporalidad:
 Intratemporalidad: el tiempo episódico, carac-
terizado por la pura sucesión de los aconteci-
mientos.
 Historicidad: los hechos adquieren unidad a la
luz del proyecto humano, de la existencia
concreta de un individuo.
 El auténtico tiempo: que es un tiempo interior y
se sitúa siempre en el presente, y desde allí
abarca las otras dimensiones temporales.
Todas estas formas de tiempo
caben dentro del relato, don-
de son figurados por medio del
lenguaje
El tiempo figurado
Es la imagen del tiempo
creada por la ficción
literaria
El modelo teórico de Genette:
(tiempo de la historia y del relato)
 Orden: analepsis y prolepsis. Retrospeccio-
nes y prospecciones. Anacronías.

 Duración: elipsis, sumario, escena, pausa y


digresión reflexiva.

 Frecuencia: relatos singulativos, iterativo y


repetitivo.
Los juegos
con el tiempo
Metodológicamente sigue siendo operativa la distin-
ción entre historia y trama, en relación ahora con la
narración o enunciación temporal. Se trata de sepa-
rar, dentro del enunciado narrativo, el tiempo de la
acción y el tiempo del discurso. El primero alude a la
ordenación de las grandes unidades narrativas y el
segundo, en cambio, se aplica ala deixis de las
unidades lingüísticas elementales. Lo destacable es
que ambos planos se se rigen por los mismos prin-
cipios reguladores: el narrador –en cuanto protago-
nista de la enuncíación discursiva- y la norma esté-
tica vigente.
El narrador
En tanto locutor del relato y organizador de las cate-
gorías de tiempo y espacio, concentra la atención a la
hora del análisis. En lo que al tiempo se refiere, no
basta con identificarlo, sino que es preciso determi-
nar, además, cuál es su posición a la hora de reflejar
los hechos, su perspectiva.
El tiempo se presenta en el relato como una realidad
múltiple y estratificada.
Tres posibilidades
 Relatos que apunten hacia el futuro, ya que
en él se producirá la solución del conflicto.
 Relatos volcados enteramente sobre el pa-
sado: característico de los relatos autobio-
gráficos, en los que el narrador busca recu-
perarlo a través de la memoria.
 Narraciones centradas en el presente: es la
simultaneidad, y no la pareja pasado / pre-
sente la perspectiva dominante.
Indudablemente, el tiempo, en tanto categoría inse-
parable del vivir humano, ha sido tema frecuente en la
literatura de todas las épocas; sin embargo, cada vez
más se problematiza y se convierte en objeto de múl-
tiples refutaciones y distorsiones, en función del cre-
ciente subjetivismo y nihilismo contemporáneos. Del
mismo modo, su formulación literaria recurre a múlti-
ples artificios que lindan con lo metafísico cuando no
con lo fantástico
Artificios
temporales
en la narrativa de
Abelardo Arias
El tiempo en la narrativa de
Abelardo Arias
 El crontopo edénico.

 Ls superposiciones temporales.

 El tiempo histórico y el tiempo mítico.

 Coflictos relacioandos con un momento


histórico determinado
Álamos talados
Álamos talados
Temas
• conflicto individual (la
pérdida del Edén).
• conflicto sociológico (el
criollo vs. el inmigrante).
Síntesis argumental
Los dieciséis capítulos del texto describen las
vivencias que marcan la estadía en una finca de
San Rafael de Mendoza experimetnadas por un
adolescente de origen provinciano pero que
vive en Buenos Aires. Si bien estas vacaciones
se repiten anualmente, el narrador focaliza
aquellas que tuvieron una especial connotación
en la vida del protagonista, cuando tiene lugar
su iniciación amorosa.
El tiempo en la narrativa de Arias

Abelardo Arias antepone a su novela La


viña estéril los siguientes epígrafes, uno
de André Gide y el otro de Novalis: “El
futuro me interesa más que el pasado;
más aún que aquello que no es de maña-
na ni de ayer, pero del que siempre se
puede decir que es hoy”. Y también: “El
amor es el objeto final de la historia uni-
versal, el amén del universo”.
A partir de estas citas se hacen presentes dos grandes
temas estructurantes del texto: el amor y el tiempo,
que podríamos considerar como los grandes asuntos
de la literatura universal. Sin embargo, como el mismo
Arias señala a propósito de Álamos talados (en la “En-
cuesta a la literatura argentina contemporánea” de CE
AL, 1982), “Todo novelista de verdad tiene un solo te-
ma, un leit-motiv, el mío es el desencuentro”, y ese de-
sencuentro genera todo el desarrollo y organización in-
terna de la novela, vale decir, los movimientos de as-
censo y descenso que experimentan sus protagonistas
(en relación con la imagen mítica del axis mundi y o-
tros símbolos de verticalidad) y, concomitantemente, el
encuentro amoroso y su simbolización en el complejo
metafórico del Jardín Edénico.
La clave religiosa
en la narrativa de Arias
Tanto la primera novela de Arias, Álamos talados
(1942), como La viña estéril enriquecen su sentido
si tenemos en cuenta la raigambre religiosa sobre la
que se erige el texto. Esta clave es obvia en Álamos
talados, ya desde la confesión de su autor, y ha sido
reiteradamente señalada por la crítica; en realidad,
ambos relatos se construyen sobre la idea directriz
del Paraíso perdido y la posibilidad de su
recuperación.
El cronotopo edénico
En las sociedades clausas, tradicionales, los aconte-
cimientos importantes habían ocurrido siempre ab
initio, en el origen, y por ello era necesario restaurar,
en el tiempo actual, ese orden de la creación paradig-
mática mediante repeticiones rituales que exorcizaran
la obra corruptora del fluir temporal. La mentalidad
arcaica se siente desamparada ante el paso del tiem-
po y el temor por la fugacidad del instante lleva a una
concepción cíclica, al deseo de recuperar permanen-
temente el pasado o de inmovilizarlo en una suerte
de “tiempo coagulado”.
El cronotopo edénico
Esta eternidad se asimila al estado paradisíaco,
Jardín del Edén que, si bien ha desaparecido como
lugar, es recuperable como estado mental, cuyas
características son precisamente , la atemporalidad
y la inalterabilidad. En el caso de la novela Álamos
talados, de Abelardo Arias, el retorno cíclico del
protagonista masculino a San Rafael se asocia con
una suerte de recuperación del paraíso perdido,
idea se asocia siempre con la luz del sol, la juven-
tud y la fertilidad, conformando un auténtico locus
amoenus o lugar deleitoso.
El Paraíso Terrenal
El Edén bíblico

En la Biblia se indica que el Edén es un huerto o jardín


que habría existido (al oriente), indicando su existencia
en una región que se hallaría en el Cercano Oriente.
Igualmente se dice que de él salía un río que se dividía
en cuatro. En el jardín del edén Dios habría colocado
dos árboles especiales, llamados el árbol de la ciencia
del bien y del mal y el árbol de la vida; y, además, en
este huerto, Dios habría colocado a Adán y Eva, para
que vivieran.
Prohibción / transgresión
La prohibición transgredida
En este lugar, Dios le otorgaría al hombre todo
aquello que necesitase para tener gozo, placer y
armonía, de este modo no le faltaría nada.
Aquí también Adán y Eva desobedecieron a Dios
y comieron la fruta del Árbol de la ciencia del bien
y del mal. Fueron maldecidos por su desobedien-
cia: él trabajaría con el sudor de su frente, ella da-
ría a luz con dolor y la culebra reptaría
Expulsión de Adán y Eva
Este motivo se asocia con otros dos: la idea
de una prohibición transgredida o una culpa
(fundamentalmente de naturaleza sexual) que
acarrea, junto con la pérdida de la inocencia,
la destrucción del entorno idílico original;
también en relación con ése puede advertirse
otro motivo de raíz religiosa: el valor del sufri-
miento y la necesidad de una redención, siem-
pre dolorosa, que borre -o al menos mitigue-
las consecuencias de la falta primera.
La identificación entre el entorno cuyano y el Jardín
del Edén es explícita en Álamos talados; en cuanto
a la transgresión, se identifica con la pérdida de la
inocencia (uno de los valores que la polisemia del
símbolo expresado en el título de la novela conlle-
va); se simboliza a través de la apertura de un can-
dado con la palabra “Amor” y trae como conse-
cuencia una ruptura del equilibrio cósmico que se
textualiza en un temblor de tierra -motivo recu-
rrente en la narrativa de Arias- que, aunque sin
consecuencias mayores, sacude la conciencia del
protagonista y le hace tomar conciencia de la gra-
vedad de su falta.
El álamo como símbolo
Las trincheras de álamos,
postal del oasis sanrafaelino
Es que justamente la imagen mítica del axis mundi
sugiere un cosmos jerárquico, la visión de un orden,
que influye en nuestra percepción normal del trans-
curso del tiempo y del espacio. Cuando se pierde el
estado de inocencia original, se rompe consecuente-
mente la comunidad con la naturaleza, mientras que
la redención supone en última instancia la recupera-
ción de esa armonía, porque la separación hombre /
Dios implica también la ruptura con el entorno físico,
y la reparación no puede lograrse sin ese acerca-
miento a la naturaleza.
Los álamos talados
El conflicto sociológico en
Álamos talados
 El criollo  El inmigrante
El espacio y la problemática
social
 Influencia de los inmigrantes.
 Las actividades: oposición entre una
sociedad tradicional y una sociedad
tecnológica.
Modernización del campo
sanrafaelino

En la novela se simboliza a tra-


vés de los vehículos utilizados
por el Turco (un automóvil rojo) y
los de la familia del protagonis-ta
(carruajes tirados por caba-llos).
Cambios sociológicos
La novela textualiza el cambio
social que que implicó, hacia
Las primeras décadas del siglo
XX, el auge tecnológico y co-
mercial que que impuso la lle-
gada de los inmigrantes y su
desarrollo económico.
La viña estéril
Tiempo de la historia y
tiempo del discurso
Juegos temporales en
La viña estéril
En la novela La viña estéril (1968), del escritor mendo-
cino Abelardo Arias -de reconocida trayectoria a nivel
nacional- se verifica un interesante proceso de elabo-
ración del discurso narrativo, a partir de la recurrencia
insistente a un procedimiento que se basa en el juego
con las distintas dimensiones temporales; este fenóme-
no, por su misma frecuencia, da indicios de una cos-
movisión particular que se relaciona con lo que podría-
mos denominar -provisoriamente- una mentalidad mí-
tica, y se condice con la clave religiosa subyacente en
el texto.
Estos motivos mencionados se asocian en La viña es-
téril con las ya mencionadas imágenes míticas del axis
mundi, en el sentido de un eje que conecta el mundo
superior con el infe-rior, y del Jardín del Edén, en tanto
espacio privilegiado en que se produce una modificación
de las categorías de tiempo y espacio, dando lugar a lo
que podría denominarse un cronotopo edénico. Así, el
proceso de ascenso y descenso se relaciona con el aleja-
miento y deseo de reencuentro con la tierra. Ella consti-
tuye el único punto de apoyo que permitirá intentar un
nuevo ascenso, análogo al que se representa a través de
la imagen mítica de la Escala de Jacob: no ya como ála-
mo perecedero sino a favor de la integridad de una per-
sonalidad adulta y firme en el caso de Alberto Aldecua,
protagonista de Álamos talados.
Si bien ya desde su epígrafe la novela de Abe-
lardo Arias llama la atención sobre el tema del
tiempo, la acción narrativa no presenta mayores
complicaciones temporales; por el contrario, se
desarrolla linealmente (al menos en apariencia) a
través de un lapso de unos pocos meses, cuya
cronología -si bien no explícita- se puede deducir
fácilmente a partir de ciertos indicios significativos
(por ejemplo la referencia a las faenas agrícolas
estacionales o los cambios en la vestimenta de los
personajes).
Hay sólo un desajuste temporal o anacronía: la nove-
la se inicia con un pasaje en letra bastardilla, visión
apocalíptica del terremoto y sus consecuencias para
la protagonista, Diana; este microrrelato es extrapo-
lado de lo que constituye, mucho después, una suerte
de clímax novelístico por su incidencia en el desarrollo
de la fábula. Este segmento narrativo podría conside-
rarse una prolepsis, por cuanto anticipa un aconteci-
miento ulterior al momento en que se narra el relato
primero; su sentido sólo se capta totalmente cuando
se lo reitera; sólo entonces se advierten esa implican-
cias mítico-simbólicas ya aludidas.
De modo análogo Martín, en La viña estéril, cree
que al retornar a su tierra encontrará la felicidad y
el amor añorados durante su estadía en Europa. El
paisaje mendocino, los ambientes familiares, pare-
cen escapar a esa compulsión del paso del tiempo,
que es inseparable de nuestra percepción en el
“mundo caído y de alineación” en que estamos in-
mersos después de la caída:
“Martín paseó su mirada por el comedor. Otro
tiempo detenido en su infancia. Antes aún, las
postales y los menús del barco del viaje de bo-
das de sus padres a Europa”. Esta idea se asocia
también, en la novelística de Arias, con los relo-
jes de valor ornamental, carentes de función
específica como es dar la hora, y en La viña
estéril se simboliza a través del reloj detenido:
“El reloj, desnivelado por el terremoto, se había
parado a las 9 y 10”.
También el paisaje de alta montaña, en su sole-
dad, elementalidad y pureza, se asocia al cronoto-
po edénico, retrotrae al Edén perdido: “Quedaron
así un rato, los ojos devorados, muelle impresión
de infinito. El mundo debía estar naciendo. La pri-
mera pareja”. Así como la naturaleza se asocia a
esa suerte de matrimonio ritual que evoca el del
Edén, la falsedad de los encuentros amorosos
mantenidos por la protagonista con ocasionales
compañeros requieren, dentro de la construcción
novelística, una escenografía complicada, artificial,
“culturizada”, verdadera parodia demoníaca del
desposorio de Adán, la hierogamia sagrada ori-
ginal.
Pero lejos de ser un Jardín del Edén, se trata de
un mundo descentrado, auténtico caos de ele-
mentos desatados (tormentas, temblores de tie-
rra), un mundo caído y sujeto al poder destructor
del tiempo:
“Angustiado por la lentitud del tiempo [pasado le-
jos] había inmovilizado los seres y las cosas en el
recuerdo, mientras ellos seguían evolucionando; de
aquí debía surgir su choque, su desencuentro”.
Aquí radica, pues, un nuevo “desencuentro” del
personaje.
Las superposiciones temporales

¿Cómo se salva el pasado, cómo se restituye al


tiempo presente su prístino sabor de Paraíso? La
posibilidad, finalmente fallida, de anular el fluir
temporal se constituye en la novela a favor de
un procedimiento insistente: la recurrencia ha-
bitual a superposiciones temporales, que compl-
ican y adensan el sentido al dejar entrever se-
cretos de un pasado aún actuante:
“Un trueno reventó la pesadez de la noche [...] Re-
temblaron puertas y ventanas. Cubriéndose con el
quillango, corrió hasta pegar la cara en uno de los
vidrios de la puerta que daba al patio. El vidrio era
suave; las mejillas casi femeninas de Martín en el
baile de los dieciséis años. Las bombas estallaban,
lanzaban mansos y afónicos capullos de estrellas
multicolores. La piel le palpitaba en los broncos tan-
taneos de los truenos y relámpagos enmarcados por
las galerías. Las loggias de Florencia, un hombre la
interpeló, demasiado directo para después de admi-
rar las pinturas del Beato Angélico. Nubes oscuras se
distorsionaban enmarañando la comba del cielo, ríos
y raíces de luz. Giraban en el parque la ruedas con
cohetes de brillantes colas, los trajes de gasas y se-
das. El italiano se detuvo junto al Perseo de bronce
de Benvenuto Cellini”.
Este procedimiento constructivo envuelve toda la
novela en una atmósfera circular, en la que se
anula la sucesión, la dimensión de la experiencia:
“Sin embargo, como quien acepta las reglas de
un juego, por un instante, un instante que aún
duraba, era factible admitir que esas palabras la
habían hecho sentir, sí, sentir, íntegra; ceniza que
el día del Juicio Final recupera carne, piel y hasta
perfume; esto podría haberlo dicho su pa-dre,
como resabio bíblico”. Con ello se perfila el tema
de la palabra como otro de los núcleos con-
figuradores de sentido del texto.
“Poderosas palabras”
La anulación de la temporalidad insinuada a través de
la recurrencia a las superposiciones temporales nos
lleva nuevamente al epígrafe de Gide que nombra
“aquello que no es de mañana ni de ayer, pero del
que siempre se puede decir que es hoy”. Intento de
construir un tiempo eterno que se asimile a la felici-
dad originaria, plenitud de amor buscada por los pro-
tagonistas.
Sin embargo, la novela es “la historia de un desen-
cuentro”; también la de un fracaso: el retorno a la
tierra como posibilidad de fecundidad -que es también
posibilidad de perduración- se clausura, como vimos,
con la huída de los personajes; sólo subsiste, como
intento de superación de la temporalidad, de recupe-
ración de ese cronotopo idílico cuyas características
definitorias son la inalterabilidad y la atemporalidad.
Sólo permanece en pie el cosmos verbal, recuperado
por la memoria en Álamos talados y erigido en esce-
nario de la segunda novela, con lo que toda la obra de
Arias, al menos en su relación con el entorno mendo-
cino, se vuelve cíclica, eterno retorno al punto de par-
tida.
La materia histórica

También podría gustarte