Este sucede cuando el individuo percibe que un evento externo
ha ocurrido de manera independiente a su comportamiento,
externaliza su responsabilidad pensando que escapan de su control personal.
Por ejemplo, una persona
con locus de control externo atribuye su felicidad a otra persona o a la situación. • Culpabilizan a fuerzas externas por sus circunstancias. • A menudo, atribuyen a la suerte o la casualidad cualquier éxito que obtienen. • No creen que puedan cambiar su situación a través de sus propios esfuerzos. • Se sienten con frecuencia sin esperanzas o impotentes frente a las situaciones difíciles. • Son más propensos a experimentar la desesperanza aprendida.