Definir muy bien el perfil de cada puesto de trabajo.
Mejorar la selección de personal (para saber encontrar la persona
más adecuada y con las competencias necesarias). Invertir en capital humano. Fomentar el desarrollo de nuevas competencias. Retener el talento.
Tratar a los empleados como personas con vida privada.
Programas de formación para el desarrollo de profesionales. Programas de retribución por competencia. Planes de incentivación y motivación. Hacer más interesante el trabajo. Aumentar la participación y la colaboración de los trabajadores. Ofrecer retroalimentación precisa y oportuna sobre el desempeño. Medidas dirigidas a solucionar gestiones cotidianas.