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El problema comienza cuando el miedo nos

paraliza, cuando nos impide avanzar y nos


condena a la inmovilidad generando sentimientos
de insatisfacción
Concreta el
miedo. Mientras
más vago y difuso
sea el temor, más
aflicción causa
Analiza el miedo. Una
vez que sepas a qué le
temes, pregúntate por
qué.
Enfrenta el
miedo. Imagina la
peor situación
posible y piensa en
cómo saldrías de
ella.
Vive el miedo. Casi siempre,
negar las emociones e
intentar esconderlas es
contraproducente.
Domina tu cuerpo. Cuando
sentimos miedo se
desencadenan una serie de
reacciones a nivel fisiológico,
algunas de ellas tienen un
fuerte componente automático
y no las podemos controlar

Cambia las ideas que reafirman


el temor. A menudo, cuando
sentimos miedo, por nuestra mente
cruzan muchas ideas que
consolidan el temor,
Revive vivencias
reconfortantes. Para vencer las
sensaciones que genera el miedo,
suele ser de gran ayuda pensar en
situaciones en las que te has
sentido seguro y cómodo.

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