En el año 539 a. C., los ejércitos de Ciro el Grande, el primer rey de la Persia antigua, conquistaron la ciudad de Babilonia.
Sus acciones fueron las que marcaron un avance significante para
el Hombre pues: - Liberó a los esclavos, - Declaró que todas las personas tenían el derecho a escoger su propia religión, - Y estableció la igualdad racial. Éstos y otros decretos fueron grabados en un cilindro, en lenguaje acadio con escritura cuneiforme. El Cilindro de Ciro es una pieza cilíndrica de arcilla cocida cuyo tamaño es de 23 cm de largo y 11 cm de ancho.
Contiene el registro de Ciro, rey de Persia (559-530 a. C.) y
su conquista de Babilonia en 539 a. C.
En la actualidad, el cilindro está en exhibición en el Museo
Británico en Londres y es reconocido como una de las reliquias más importantes. Según el cilindro, Ciro liberó al pueblo de Dios de Israel y les permitió regresar a su hogar y a su patria. Además, les dio libertad religiosa y les devolvió su vida y religión.
En consecuencia, los judíos que estaban cautivos en Babilonia,
pudieron regresar a Jerusalén e incluso construir el templo de Jerusalén destruido por Babilonia.
Por ello el Cilindro de Ciro es considerado símbolo de
libertad y es llamado “la primera declaración de los derechos humanos.” En el Antiguo Testamento ya estaba escrito sobre el decreto de Ciro, el regreso de los judíos y la reconstrucción del templo de Jerusalén. Pero las personas dudaban.
No había otra evidencia a excepción de esas escrituras.
Además, no es común que un gran conquistador libere a los prisioneros de guerra y que incluso los ayude a construir su propio templo para su Dios.
Sin embargo, cuando el Cilindro de Ciro apareció ante el
público, se comprobó que estas Escrituras son históricamente verdaderas, y todas las dudas se disiparon.