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Rom 5,12-21
Nuestra liberación por la obra de Cristo del poder del pecado. Contexto Cristocéntrico
v.12: Por tanto (indefinido, ruptura). Anacoluto del verso. Un solo hombre = Adán, pecado, muerte
El pecado no es un acto pecaminoso, sino la fuerza del pecado (parábasis/paráptoma) que, en la trasgresión de Adán
abre las puertas del mal. De ahí que un solo hombre, al desencadenar la fuerza del pecado, dé origen a una situación universal.
Adán, para Pablo, es hombre individual pero, sobre todo, hombre primordial
Ephó = vulgata “in quo” (relativo) en Adán todos hemos pecado = (causal/condicional) ya que todos pecamos
La muerte no en relación única con la trasgresión de Adán, sino con los pecado de todos (Adán + pecados personales)
“el pecado ha entrado en el mundo por el pecado de Adán, y su presencia se pone de manifiesto en la muerte y en el
pecado que a todos alcanza y que todos personalmente ratifican” (74)
v.14: Adán/Cristo = paralelismo asimétrico (v.15, 16, 17) No hay automatismo; el hombre se inserta
en un dinamismo anterior a él que requiere una ratificación personal
v. 18, 19: explicita lo anterior en la obra de Adán y Cristo.
conexión con v.12: por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos pecadores
CONCLUSIONES
1. Existe una fuerza del mal que proviene del pecado de quienes nos han precedido; más aún,
del pecado cometido al principio de la historia (dinamismo de pecado que previene nuestra libertad)
2. Nuestro pecado es manifestación y ratificación personal de esta fuerza de pecado
3. Cristo no sólo nos libra de nuestros pecados personales, sino de esta fuerza de pecado que se nos impone