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Derechos violentados

DERECHOS VIOLENTADOS

La obligación de respetar y garantizar los derechos humanos de todas las personas y en


particular de las mujeres, constituye la obligación fundamental de los Estados.

Así lo establece el artículo 1 de la Convención Americana cuando señala el compromiso


de los Estados de respetar los derechos y las libertades reconocidos en ella y a
garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin
discriminación alguna. Al respecto, la Corte Interamericana ha señalado que el ejercicio
de la función pública tiene unos límites que derivan de que los derechos humanos son
atributos inherentes a la dignidad humana y por ello, son superiores al poder del
Estado.
En lo que respecta específicamente a la violencia contra las mujeres, la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ha señalado que las obligaciones que les
impone la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer a los gobiernos, deben aplicarse plenamente en relación con la
violencia contra la mujer, teniendo en cuenta la Recomendación General Nº 19 del
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
La definición de los derechos bajo los cuales se analizarán los
hechos de un caso es también un proceso que implica distintas
etapas de prueba y análisis.

En los procesos ante el Sistema Interamericano, al implicar


distintas instancias y además, diversas etapas ante cada una de
las dos instancias del Sistema, se pueden ir modificando los
derechos que se consideran como violados a los sujetos
ofendidos en los hechos probados.
Los instrumentos jurídicos a los que se hizo mención son: la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer (Convención Belém do Pará).
También se citó, en la petición inicial ante la CIDH, la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
(Declaración Americana). Este instrumento no se volvió a
retomar pues por su carácter de Declaración –a diferencia de
las Convenciones–, no tiene una condición jurídica que vincule
y obligue a los Estados. Hay que recordar que tanto la CADH
como la Convención Belém do Pará, sí tienen dicha condición
jurídica y que México ya ratificó ambas convenciones
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) Ratificada por México en 1982 y aceptada la
jurisdicción contenciosa de la Corte en 1998

Artículo 1.1 (OBLIGACION DE RESPETAR LOS DERECHOS)


Artículo 4 (DERECHO A LA VIDA) “Toda persona tiene
“Los Estados Partes en esta Convención se comprometen
derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y
protegido por la ley y, en general, a partir del momento
a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que
de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por
arbitrariamente.”
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
Artículo 5 (DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL)
condición social.”
1. “Toda persona tiene derecho a que se respete su
integridad física, psíquica y moral. 2. Nadie debe ser
Artículo 2 (DEBER DE ADOPTAR DISPOSICIONES DE
sometido a torturas ni a penas graves o tratos crueles,
DERECHO INTERNO) “Si el ejercicio de los derechos y
inhumanos o degradantes. Toda persona privada de
libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya
liberad será tratada con el respeto debido a la dignidad
garantizado por disposiciones legislativas o de otro
inherente al ser humano. […]”
carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar,
con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas
o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos y libertades.”
Artículo 7 (DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL) Artículo 11 (Protección de la Honra y de la Dignidad)
1. “Toda persona tiene derecho a la libertad y a la 1. “Toda persona tiene derecho al respeto de su
seguridad personales. honra y al reconocimiento de su dignidad.
2. 2. Nadie puede ser privado de su libertad física, 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o
salvo por las causas y en las condiciones fijadas abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su
domicilio o en su correspondencia, ni de ataques
de antemano por las Constituciones Políticas de
ilegales a su honra o reputación.
los Estados Partes o por las leyes dictadas
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley
conforme a ellas. 3. Nadie puede ser sometido a contra esas injerencias o esos ataques.”
detención o encarcelamiento arbitrarios. […]”
Artículo 19 (DERECHOS DEL NIÑO)
Artículo 8 (GARANTÍAS JUDICIALES) “Toda persona “Todo niño tiene derecho a las medidas de protección
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y que su condición de menor requieren por parte de su
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal familia, de la sociedad y del Estado.”
competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, en la sustanciación de Artículo 25 (PROTECCIÓN JUDICIAL) “Toda persona
cualquier acusación penal formulada contra ella, o tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
para la determinación de sus derechos y cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de tribunales competentes, que la ampare contra actos
cualquier otro carácter. […]” que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la Constitución, la ley o la presente Convención,
aun cuando tal violación sea cometida por personas
que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.”
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
(Convención Belém do Pará). Ratificada por México el 12 de noviembre de 1998.

Artículo 7 “Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen
en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:

a. abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por que las
autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se comporten de conformidad
con esta obligación;

b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer;

c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra
naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y
adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso;

d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar,


amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su
integridad o perjudique su propiedad;

e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para modificar o
abolir leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que
respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer;
f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos;

g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar


que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación
del daño u otros medios de compensación justos y eficaces,

y h. adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para
hacer efectiva esta Convención.” efectivo ante los jueces o tribunales competentes,
que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por
la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea
cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.”
DEBERES DEL
ESTADO
Obligación de abstenerse de violar los derechos y las libertades
DEBER DE RESPETO definidas en las normas interamericanas de derechos humanos.

Obligación de abstenerse de violar los derechos y las libertades definidas en las


DEBER DE GARANTÍA normas interamericanas de derechos humanos.

La prevención es un deber de garantía, que técnicamente se define como


una obligación de medio o comportamiento, ya que no se demuestra su
DEBER DE PREVENCIÓN incumplimiento por el mero hecho de que un derecho haya sido violado
Obligación general de garantía que se establece en la CADH y se refuerza en
o DEBER DE la Convención Belém do Pará para los casos de violencia contra las mujeres.
INVESTIGACIÓN
Este deber implica, por un lado, la obligación del Estado de abstenerse de
o DEBER DE NO incurrir en actos de discriminación, y por otro, el deber de adoptar todas
DISCRIMINACIÓN las medidas adecuadas para que las personas vivan libres de toda
discriminación.
o DEBER DE PROTECCIÓN
ESPECIAL A LA Por su condición particular, las niñas y los niños tienen el derecho a una
INFANCIA protección especial –adicional y complementaria– a los demás derechos que
la Convención reconoce a toda persona. A este derecho corresponden
deberes específicos por parte de la familia, la sociedad y el Estado.
VULNERACIONES
• Demora en el inicio de las investigaciones;

• Lentitud de las investigaciones o inactividad en los expedientes;

• Negligencia e irregularidades en la recolección y realización de


pruebas y en la identificación de víctimas;

• Pérdida de información;

• Extravío de piezas de los cuerpos bajo custodia del Ministerio


Público;

• Falta de contemplación de las agresiones a mujeres como parte de


un fenómeno global de violencia de género;

• Absoluta ineficacia, incompetencia, indiferencia, insensibilidad y


negligencia de la policía que tenía a su cargo las indagaciones, de
acuerdo a lo observado por el Relator sobre la independencia
judicial de la ONU.
• Llegaron a culpar a las propias víctimas de su suerte, fuera por su forma de vestir,
por el lugar en que trabajaban, por su conducta, por andar solas o por falta de
cuidado de los padres;

• Minimizaban el problema;

• Justificaban la no intervención a través de estereotipos sexistas de las mujeres


víctimas, con los que se justificaba la no intervención por su presunta falta de
moralidad, o por ser sólo “muchachas corrientes”;

• Carecían de interés y vocación para atender y remediar una problemática social


grave, en un claro menosprecio sexista.

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