• La década de 1930 fue dura para Evans: Realizó distintos trabajos y
acabó bajo el mecenazgo de Lincoln Kirstein. El primer paso en capturar la cultura americana fue viajar a Virginia occidental, donde comenzó un trabajo para registrar las antiguas mansiones de estilo victoriano. Así como Atget buscaba preservar aunque fuera fotográficamente el Viejo París, Evans trataba de atrapar los últimos vestigios decimonónicos en Estados Unidos. OBRA: • Su pasión por la literatura lo llevó a ser un importante precursor de la inserción de marcas textuales (signos como letras o números) dentro del cuadro fotografico. OBRA: • En 1933 Evans viaja a La Habana donde ignora galanamente las vistas tropicales para encontrarse con un país sumido en la dictadura donde el discurso censura/libertad es imposible de ignorar en las calles de la capital cubana. Evans retrata sin sentimentalismos la dureza de la realidad social con un tono de reportaje documental. • El estadounidense captura la imagen de una madre indigente con sus tres hijos que es como un punetazo en la cara. OBRA: • La gran depresion: • Durante sus viajes por el sur, el fotógrafo se encuentra con algo que no parece tan americano y que sin embargo está incrustado en el corazon mismo de Estados Unidos: la pobreza rural. • Ya en un viaje previo a Florida se topa con una América menos hermosa de lo que los grandes centros urbanos permitían ver. Pero es en las granjas y plantaciones donde encuentra esa América polvorienta y, en aquellas primeras décadas del siglo XX, oxidada. Parece una contradicción que desde las fotografías de Walker Evans una nación joven comience a oler a rancio. OBRA: • Walker regresó a Nueva York, donde Berenice abbotcapturaba la magnificencia de los puentes y rascacielos neoyorkinos. Entonces Evans se decantó por el inframundo del tren subterráneo. Escondió una cámara de 35mm bajo su abrigo, la pintó de negro mate y comenzó a realizar fotografías de los viajantes. • Evans hizo partícipe de su proyecto a helen levitt; ambos artistas se habían hecho amigos íntimos y la influencia de Evans en la fotógrafa sería muy profunda. Levitt realizaría hacia 1980 su propia serie de retratos clandestinos de pasajeros en el metro.