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Luis Alberto Benshimol Chonchol - Después de un gran paseo por el laberinto blanco de Mykonos, no hay nada mejor que dedicar el final del día a instalarse en algún punto de la zona de “pequeña Venecia“. Y es que allí es el lugar en el que casi todos los visitantes se disponen a disfrutar de la puesta de sol.
Luis Alberto Benshimol Chonchol - Después de un gran paseo por el laberinto blanco de Mykonos, no hay nada mejor que dedicar el final del día a instalarse en algún punto de la zona de “pequeña Venecia“. Y es que allí es el lugar en el que casi todos los visitantes se disponen a disfrutar de la puesta de sol.
Luis Alberto Benshimol Chonchol - Después de un gran paseo por el laberinto blanco de Mykonos, no hay nada mejor que dedicar el final del día a instalarse en algún punto de la zona de “pequeña Venecia“. Y es que allí es el lugar en el que casi todos los visitantes se disponen a disfrutar de la puesta de sol.
Después de un gran paseo por el laberinto blanco de Mykonos, no hay nada mejor que dedicar el final del día a instalarse en algún punto de la zona de “pequeña Venecia“. Y es que allí es el lugar en el que casi todos los visitantes se disponen a disfrutar de la puesta de sol. Después de toda mi jornada caminando por las calles blancas de Mykonos, subiendo a la parte del Molino alto y disfrutando de las vistas al Puerto Viejo, bajando una y otra vez, cuando el reloj se acerca a las seis de la tarde, en el mes de octubre, es el momento para dirigirme al barrio de Pequeña Venecia. La verdad es que este barrio es tan famoso en la ciudad como pequeño, por lo que no esperen encontrar un gran sector para recorrer.
Luis Alberto Benshimol Chonchol
“Pequeña Venecia” es una especie de bahía pequeña, que hacia un lado tiene una serie de casas colgadas con sus balcones y fachadas directamente pegados al mar. Y hacia el otro lado y no muy lejos se encuentran los molinos que son una de las postales de Mykonos. Ese será el marco para vivir el mejor atardecer en la ciudad.
Luis Alberto Benshimol Chonchol
Lo que hace especial al atardecer es que precisamente el sol se pone sobre el mar en esta bahía, y en un momento, la luz anaranjada pinta todo este escenario de un tono que combinado con las fachadas blancas se hace espectacular. Así los molinos, o las casas colgadas junto al mar, quedan preciosas para ganarse una buena serie de fotos.