Las partículas de carbón pequeñas alcanzan con facilidad el alveolo
pulmonar, mientras que las mayores quedan adheridas al moco que tapiza las vías respiratorias superiores (eliminadas al exterior por los cilios). En el alveolo, las pp actúan como un cuerpo extraño, causando que las células septales de los tabiques y los neumocitos tipo II se desprendan hacia la luz, realizando fagocitosis (los macrófagos emigran a través de los ganglios linfáticos peribronquiales). Los macrófagos cargados de carbón pueden ser expulsados al exterior con la expectoración o bien pueden reincorporarse de nuevo a la pared del alveolo y alcanzar el plano intersticial del tabique interalveolar. Una vez depositados allí, se agrupan sin producir reacción local, a menos que la aspiración de carbón sea masiva, en cuyo caso originan una proliferación fibroblástica que va a llevar a una fibrosis en esa área.
En la microscopía, se caracteriza por
observarse, a nivel de los tabiques, macrófagos con gránulos negros en sus citoplasmas.