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Políticas sociales en América latina

en base a la superación de la pobreza


RESUMEN

En este trabajo se ha recopilado y sistematizado información sobre los


programas sociales para el alivio de la pobreza, que actualmente están en
operación en los siguientes diez países de América Latina: Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua y
Venezuela. A partir de la experiencia de estos países, se intenta develar
las principales orientaciones que se les ha dado a los programas contra la
pobreza, con énfasis en sus características particulares y en determinados
aspectos de su diseño, tales como la incorporación de nuevos sujetos de
atención y el papel actual de los beneficiarios. Así, es posible concluir que
en materia de esfuerzos destinados a la superación de la pobreza se
avanza gradualmente en tres ámbitos:
AMBITOS

• Constituir una red efectiva de protección social para los grupos


vulnerables, “afinando” la definición e identificación de esos grupos y
ampliando las dimensiones cubiertas por la red.
• Integrar efectivamente a los grupos pobres a la red de protección social
tradicional, a través de intervenciones multisectoriales altamente
focalizadas.
• Desarrollar acciones de “segundo piso”, entendidas como aquéllas que
sirven de nexo entre una base de protección social y las oportunidades de
desarrollo de los más desfavorecidos y su incorporación a la vida
económica y social de sus países.
Criterios de focalización

Unidades territoriales En aras de un mejor aprovechamiento de los recursos,


así como de hacer llegar la ayuda a quien
específicamente la requiere, se ha empleado un criterio
de focalización orientado a un enfoque territorial, donde
determinadas políticas se aplican o circunscriben a una
unidad territorial menor –comuna, provincia, localidad–
que se encuentra en mayor estado de carencia,
reconociendo explícitamente que el desarrollo social se
ha dado de manera heterogénea en el territorio
nacional. La idea principal no es sólo acotar el espacio
de acción a fin de racionalizar el gasto público, sino
estructurar un diseño de política que reconozca las
características específicas –geográficas, identitario-
culturales, económico-productivas– del lugar objeto de
intervención.
Etapas del ciclo de vida El criterio de focalización de políticas por ciclo de vida
comprende dos aspectos fundamentales del manejo del
riesgo social. Primero, que a lo largo de la vida de una
persona se precisan estrategias de intervención distintas,
debido a que los orígenes del riesgo social son
diferentes. Esto puede ser entendido como el “ciclo de
vida personal”. Así, los infantes y adultos mayores
requerirán estrategias sociales de protección,
principalmente porque al no poder desarrollar
actividades económicas remuneradas que les garanticen
un nivel mínimo de ingresos con el cual financiar sus
necesidades básicas, son más vulnerables en aspectos
como alimentación y cuidados de salud que otros grupos
etarios. Del mismo modo, los adultos jóvenes y adultos
tienen una mayor probabilidad de estar expuestos a
riesgos sociales originados en la pérdida de su empleo,
por lo que requerirán estrategias que apunten a
asegurarlos contra esas contingencias.
Causas específicas de vulnerabilidad ALa vulnerabilidad hace alusión directa a la incapacidad
de los grupos más débiles de la sociedad para enfrentar,
neutralizar u obtener beneficios de los impactos
provocados por eventos económicos y/o sociales sobre
los modelos de desarrollo imperantes, tal que éstos los
llevan a un estado de exclusión, no sólo social sino que
económica, política y legal (Pizarro, 2001).3 Resulta
claro, entonces, que la vulnerabilidad es un concepto
que va más allá de la pobreza, no limitándose a la falta
material, sino que incorpora prácticas discriminatorias
en un sentido amplio y, en este marco, diferirá de
acuerdo a la realidad de cada sociedad en particular. Sin
embargo, es posible generalizar, señalando que se
entenderá por grupo vulnerable a aquél que, en virtud
de su género, raza, o condición socioeconómica, social,
laboral, cultural, étnica, lingüística, cronológica y
funcional, vea limitado su acceso a las oportunidades de
desarrollo que una sociedad ofrece.
Tipología de políticas sociales contra la pobreza
Beneficios sociales

Por beneficios sociales se entenderá a todos aquellos apoyos que brinda el


Estado a personas que carecen de ingresos suficientes para autoproveerse de
niveles adecuados de bienes y servicios básicos. Suelen adoptar la forma de
programas permanentes tradicionales de corte asistencial, que se llevan a
cabo como transferencias directas o indirectas, condicionadas o no
condicionadas, de dinero –vía subsidios– o especies –como paquetes escolares
o canastas básicas de alimentos. En muchos de los casos, estos apoyos
constituyen beneficios propios de la seguridad social manejados
centralizadamente por el Estado, o un equivalente a éstos para personas que
están excluidas de los sistemas de seguridad social vigentes –en la forma de
pensiones asistenciales, de cesantía, de vejez, de viudez, de orfandad, entre
otros. Dentro de este grupo también se considera la prestación de
atenciones de salud, de nivel primario o superior, para la población no
cubierta por otro tipo de seguro de salud.
Programas públicos con orientación productiva y empleo

A diferencia de los programas sociales de tipo más tradicional, esta categoría contempla
a aquellos programas que ahondan en la inclusión social al buscar mejorar la capacidad
futura de los hogares más carenciados para generar ingresos o elevar la probabilidad de
un sujeto de estar empleado, y de este modo generar rentas que le permitan salir de su
estado de pobreza. A esta categoría pertenece toda una amplia gama de programas
estatales orientados a la generación de ingresos laborales para grupos pobres y para
población que se encuentre actualmente fuera del mercado de trabajo formal, a través
de la creación de empleos permanentes, del fomento de la microempresa y el
autoempleo, a la regularización de las actividades de los subempleados o trabajadores
de sectores informales o a la adquisición de habilidades y calificación técnica que
permita la inserción laboral de personas que quedaron marginadas del sistema de
educación formal. Del mismo modo, dentro de esta categoría se contemplan las
prestaciones a trabajadores desempleados que, a diferencia de los subsidios de cesantía
o seguros de desempleo, estén destinadas a facilitar su reinserción laboral.

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