enamorado y la mujer con quien me había ilusionado estaba embarazada. No me considero un puritano y vivo la realidad del siglo veinte. No creo en la virginidad ni en los prejuicios del pasado, pero uno no espera que la mujer que ama esté embarazada de otro, aunque haya ocurrido antes de conocerla (p. 34). CUANDO AMANECE, YA ES OTRO DÍA Sí. Mi cariño por la Yoko la incluía con su estado y sus problemas. No estaba dispuesto a perder mi felicidad por algo que escapaba a la voluntad de ambos y menos antes de escucharla. Decidí que volveríamos a conversar y solo entonces tomaría mi última decisión (p.35). LAS AVES DEBEN VOLAR SIN IMPORTAR EL VIENTO
Su gran preocupación era cómo contar a su familia lo
que estaba ocurriendo. Su situación personal con Héctor ya estaba clara y no temía lo que sucediese en la Universidad, pero aún no sabía cómo enfrentar a sus padres ni cómo terminar con Ricardo (P. 36). EL VIENTO PUEDE ESTORBAR EL VUELO DE LAS AVES -¿De qué se trata? -Bueno, hay un examen de sangre que muestra que tus defensas están muy bajas. El médico, ante la nueva expectación de Gioconda, se vio obligado a decirlo de una vez. -Como recibiste una gran cantidad de sangre en transfusiones, hubo que hacerte algunos exámenes especiales y uno de ellos salió alterado. La verdad es que parece que, en alguna forma, te contagiaste con el virus del Sida.