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MUNDO Y LENGUAJE EN LA FILOSOFÍA DE WITTGENSTEIN

Un hecho es para Wittgenstein absolutamente neutral y no puede verse desde una


perspectiva valorativa. El mundo, que está compuesto por esos hechos, carece de cualquier
valor y el lenguaje, cuya función es describir esos hechos viene a ser un reflejo del mundo.
En el Tractatus el mundo posee una lógica, es decir, una estructura que está dada por la
estructura de los hechos que lo componen. La estructura lógica del lenguaje está
determinada por la lógica del mundo. Las proposiciones son la totalidad del lenguaje y su
función consiste en describir los hechos, en decir, el mundo. Así la proposición “llueve”
describe el hecho de que está lloviendo y su sentido está dado por la posibilidad de ser
verdadera o falsa. En otras palabras, una proposición con sentido es aquella que describe
un hecho que puede darse o no darse, esto es, una proposición debe contener tanto la
posibilidad de ser verdadera como la posibilidad de ser falsa. El lenguaje puede servir
únicamente, pues, para describir la contingencia del mundo sin agregar a su descripción
nada más que lo que la descripción misma es. El lenguaje es también, desde esta
perspectiva, parte del mundo. Ahora, el lenguaje es el espejo del mundo y está confinado
en él. Por ello no puede ser utilizado para hablar de algo que excede los límites del mundo:
“Los límites de mi lenguaje significa los límites de mi mundo”.

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