La familia es la agrupación social más importante de los
seres humanos. Se trata de una forma de organización que
se basa en la consanguinidad y en el establecimiento de vínculos reconocidos social y legalmente. Los integrantes de una familia suelen vivir en un mismo hogar y compartir la vida cotidiana.
La violencia, por otra parte, es aquello ejecutado con fuerza o
que se lleva a cabo contra la voluntad de otra persona. El comportamiento violento intenta imponer u obtener algo por la fuerza y puede ocasionar daños físicos y emocionales a la víctima.
Las definiciones de ambos conceptos (familia y violencia) nos
permiten acercarnos a la noción de violencia intrafamiliar, que es el ejercicio de la violencia en el seno de una familia. Es decir, la acción u omisión que el integrante de una familia ejerce contra otro integrante y le produce un daño físico o psíquico. Violencia familiar, puede incluir distintas formas de maltrato, desde intimidación hasta golpes pasando por el acoso o los insultos. El violento puede ejercer su accionar contra un solo integrante de la familia (como su pareja o su hijo) o comportarse de forma violenta con todos. Los expertos en este tipo de violencia en el seno del hogar establecen que existen diversos denominadores comunes que vienen a identificar al maltratador.
En concreto, las personas de este tipo coinciden en estas características:
Individuos muy dependientes a nivel emocional que manifiestan dicha
dependencia a través de la agresividad.
Se muestran seguras de sí mismas. Sin embargo, baja esa imagen que se
crean se esconden problemas de autoestima.
Necesitan humillar y la sumisión de su pareja para sentirse bien y superiores.
Es frecuente que tengan carencias afectivas y problemáticas similares que
arrastran de su infancia o de su etapa adolescente.