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1 LA CRISIS Y SU EXPRESION 1 Es rx nuestra época cuando el problema antropo- Togico ha Hegado a su madurez, es decir, que ha io reconceido y tratado como problema filo- Xéfico independiente. Ademés del desarrollo fir foséfica mismo, que ha conducido a una penetra- fon cada vez ‘mayor en Ia problemética de la fxistencia humana ¥ cuyos principales momentos Scabamos de recorrer, dos factores, en multiple Conexion con ese desarroll, han contribuido a la fmadures del problema antropol6gico. Antes de pasar a estudiar Ia situacién actual conviene que Roe detengamos a examinar el cardcter y la sige Bifiacién de esos factores 'El primero es, mis que nada, de indole socio- 1ggiea Consiste en Ia disolucion progresiva de las \igjas formas orginlcas de la convivencia humana Ulirecta, Coneideramos dentro de ese grupo aque- flas comunidades que, cuantitativamente, no son fo bastante grandes como para impedir Ia reunion Constante ¥ la relacién directa de los hombres . (que abarcan y que, cualitativamente, se hallan Ghatituidas de manera que de continuo nacen ‘O ingresan en ellos hombres que no entienden Su pertenencia a Tas mismas como resultado de tun acuerdo libre con otros sino como debida al Uestino ya la tradicién vital. Ast tenemos la fami- fis, el grémio, la comunidad aldeana y urbana. Si 3 76 0s 1WTENOS ne NUESTRA EPOCA disolucén progresiva es el precio que tenemos aque pagar por Ia emancipacion poltica del how Bre que tiene Iupar conta Revolucion frances Y'por el macimlento de Ia sociedad ‘burguesa fue da origen. Pero con exfo aumenta Ge nuevo Ih'Sotedad humana, Al hombre dea pocn mer der que, como vimos, habia perdido'el sent ‘miento de estar hospedado en el mundo, ef scr Ueno ie seudad cosmo, as formas trpinicas de la comunidad le oftecian in hogar fm falda, un remanso donde descansar en Unign directa con sus iguales tuna seyuridad Soce- Hogica que le preserva del sentimiento te sbar- doo total. Pero tambien esta seguridad se Te ha io desvaneciendo. Mientras Tas vieas formas or- inicas mantenfan por fuera tn simulecro de Con fistncia tbo dizolvendo por dentro cal Yor resullaban mis vactas de sentido y de alas Las huevas formas de sociedad qe trataron de cole Car de nuevo a la persona humana en’ conesion on los dems come, por ejemplo, It union, ef Sindicato, et partido han podido cin dud, des. penarpasiones colctives capaces. Gena Eomo se dice, Ta vida de un hombre, pero es he silo mpostble restaurar la soyurldad perdida; te recente soledad es tan’ s6loeormecida por SF tafaso de Tos ocupaciones, pero cuantas ve es el hombre yuele fs Temano, a la realidad una de su vida, percbe de pronto la sia de Ss'soledad yon ells experiment, al encartse on et fondo mismo devs exstenca, toda Ta fondura de la problematic Inman, Podriamos caracterizar el semundo factor como propio dein historia del exprita oy mejor, de Tn Historia del alm El hombre, desde hace ut silo, Se hala inmers, con mayor profendignd cava ver, en una crisis que, sin dda, guarda mucho €& 1A CRISIS ¥ SU EXPRESION 1 ‘comin con otras que nos son familiares por la historia pero que, sin embargo, resulta, peculi risima en un punto esencial, Nos referimos a la relacién del hombre con las nuevas cosas y ei ‘cunstancias que han Surgido de su propia accion © que, inditectamente, se deben a ela, Podriamos calificar esta peculiaridad de la crisis contemper nea como el rezago del hombre tras sus obras, Es incapaz de dominar el mundo que ha creado, Quien resulta ms fuerte que él,y se le emancipa y enfrenta con una Independencia elemental: ‘como si hubiera olvidado la formula que podria ‘conjurar el hechizo que desencadend ‘una. ver. ‘Nuestra época ha experimentado esta torpeza ¥y fracaso del alma humana, sucesivamente, en tes ‘campos diferentes. EI primero ha sido el de la ‘éenica, Las maquinas que se inventaron para ser vir al hombre en su tarea acabaron por adscrl- birle a su servicio; no eran ya, como las herra: mientas, una prolongacion d2 su brazo, pucs el hombre’ se convirtid en su mera prolongacién, fen un miembro periferico pegadizo y coady: El segundo campo ha sido el de la economia, La produceién, que auments en proporciones prod ‘losas con el fin de suministrar al ndmero crecien- te de hombres aquello que habian menester, no hna logrado desembocar en wna coordinacion fr ional. Parece como si la produccion y empleo 4c los bienes se desprendiera también de los nar. atos de la voluntad humana. El tereer campo es el de Ia accion politica. Con cespanto ereciente fue dindose cuenta el hombre fen la primera Guerra Mundial y, ciertamente, a los dos lados de la trinchera, que se hallaba en- tregado a potencias inabordables que, si blen parecian guardar relacién con la voluntad de los 78 10s meranros oe wuss Hroca hombres, se destaban de continuo, ce burlaban de todos los propéstos manos wala comsigo ln destruct de todos, As se eacontno et hose bre trente al hecho mis terrible: ca, como el Bare de unos demonios que no podia sujet. ia cucstién por el sentido que podia tence este qulvoco poder © impotencitdasemiboes ena Pregunia por In indole del hombre, gue. cobra tora una sgnificaci ‘nueva. tereblemente Priction 'No es ninguna casalidad sno alg leno de sen- tide que los trabajos mis importantes en cleans de in ntropoogiafilosdieasurgeren en los dee Primcros afos que siguieron ala primers Guerra Mandialy‘tampoco me parece tn mero azar que élihombre en cya excita y con cuye metodo se fan lleva a cabo en nuestra epoca tos istentos ‘us sealados ene sentida de una anropsloga Hlgstia independiente, fueth un judo de Torte ci alana, Edmund Hose hijo eum pure ue experiments en la forma ‘mds grave y fatal iiss dl primero de a acre ston ia dlsolucion progress dels vies formas orga cas de fa convivenia humana, y pupa tabien Y supuesto hijo adoptivo de oi pucblo que co. ‘oc en la forma mis grave y fetal a accion del Segundo de los factore, el rezago del hombre tas ia obras “usserl el crendor del métodofenomenolégio, con el que se han levado a cabo fos Gos Intentos ae antropologin flowien de que voy a acuparme, fl de Martin Heldeageryelée Max Scher nunca Se ccupé el mismo del problema antropoldgco en ‘Santo fl. Pero on su timo incabado trabajo, mel qe trata dn ciss Go ascencaseuropens, foe ofrece en dio tres proposiciones unas conte Brcions al problema qu mi tenendo en cuenta 1A cuists ¥ Su EKRESIOX 79 1 ombre que las ha expresado y e! momento en 4que To hizo, me parecen lo bastante importantes ara que las expongamos ¥ examminemos st parte fe verdad ante ce adentranos en a explcrece Yrftca de la antropologia hlosstia, La primera de estas tres proposiciones nos dice aque el fenémeno histérico mas grande es la hu. Ianidad que pugna por su propia comprension on esto quiere dar a entender Husserl cue todos ‘ios sucesos prefados de consecuencias quc, como Sule decirse, han cambiado una y otra tele far de Ia tierra y de que estan Tlenos tos libros de Historia son menos importantes que aquellos en Peflos renovades del espiitu humano, que opera 2 silencio y que los Hstoriadores apenss 2 ios Sehalon, por comprender més y mis el secret det ser humano.Husserlcalifica estos esfucrooy de ppugna, dindonos a entender asi que el eopiita fRumano troplera en esa facna con grandes obs ticulos, con grandes resistencias que provicnen el material problemético en cays comprension Se empeia,e5 decir, st propio ser, 7 que se ve bligado a entablar ‘una tucha con’ oe! material ‘que dura desde que existe Ia historia y cuyo rela {0 representa, precisamente, la Historia del mis trande de Tos fendmenos historicos. De esta suerte nos confirma Husser! Ia signi ficacion que, en el devenit del hombre, correspon: dea la trayectoria historia que ha’ seyuido la Aantropologiafilsética, el camino que latha con. ducido de pregunta pregunta, camino. det que Ya hemos Sealado algunos, jlones, = ‘La segunda proposicién reza: "Si el hombre se converte en problema ‘metafsico, en problems Slos6tico especifion, es que se hala en cuestion como ser racional” Esta proposicidn, ts qos Huusser concede un valor especial, es'verdadioa 80 Los INTENTOS DE NUESTRA EPOcA (0 se hace verdadera si con ella se quiere dar a fentender que es menester poner en cuestion Ia relacién en el hombre de la "razdn” con la sine ‘azén. Con otras palabras: no se trata de consi. Gerar la razon como lo especificamente humano ¥, por el contrario, lo que en el hombre no es Ficional, como lo no especifico, lo que comparte ‘on seres no humanos, lo “natural” en él, como se ha intentado siempre, particularmente a partir de Descartes. Antes bien, tocamos el fondo del problema antropologico cuando reconocemes.1o ‘gue en el hombre no es racional como también specificamente humano. El hombre no cs un fenlauro sino integramente hombre. Sélo se le puede comprender si se sabe, por una parte, que fn todo lo humano, también en el pensamiento, hay algo que forma parte de la naturalcza general el set vivo y hay que comprenderio partiendo de ella; pero, por otra, tampoco bay que olvidar ‘que nada humano hay que pertenezca por comple- ova la naturaleza general del ser vivo y que ‘pueda ser comprendido tnicamente partiendo de lla. Nisiqulera el hambre del hombre es el ham bbre de tn animal. ‘Hay que comprender la razén ‘humana en conexién siempre con lo que en el hombre no es racional. El problema de la antro- pologia filoséfica es el problema de una totalidad specifica y de su conexign especifica. Ast Io ha visto también la escuela de Huster!, que, por otra ‘parte el mismo Husserl no queria reconocer como Suya en puntos decisivos. Ta tercera proposiciéa reza: “la hombria con siste, esencialmente, en un ser hombre en enti dades humanas vinculadas generativa y socialmen- te". Esta. proposicion contradice por completo todo el trabajo antropoldgico de la escuela feno- ‘menolégiea, tanto el de Scheler que, a pesar de 1A ousis ¥ Su EXrRESION BL ‘cx un socilogo, apenas sien sts considraciones Shtropoldgicas ha tonido en cuenta las conexiones Sociales del hombre, como cl de Heldegger, quen ‘o obstante haber reconocido que esas concxio des ofrevn un cardter primar, las a trtado, en el fondo, como a fueran el gran obstculo con ‘Que tropieza ia persona uma para egat as Propio yo. En esta proposicion Musser] nos dice {gue no es posible encontar ia exencia del hombre fn os indviduosslslades, porque lain de Ia persona humana con su genalogiay con su sole: dad es esencaly, por fo tanto, deemos conocer in'naturalen de’ ta vinculactin st queremos le fara conocer la indole esencial del Hombre, Con {tos alrma que una antropelogia individualist tiene por objeto al hombre: en estado de ail tolent, es decir, en un estado que no correspond as esencia;o también que st considers al hom bre en situacién de vinculacign, entiende que 10s cfecios de esta menoscaban su exencia genuina Jrpor consigiiete, no ae relere a esa vinesacion Tandamental de que habla Ta proposicldn busser- Mana. 2 Antes de embarcarme en la exposicién de Ia an- tropologia fenomenologica tengo que demorarme lun poco con el hombre a quien se debe, en gran parte, el caricter individualista de aquella: Kier- Kegaard. Su influencia en este sentido ofrece wn cardcter especial. Los pensadores fenomendlogos de los que voy a ocuparme, especialmente Heideg ger, han adoptado, sin duda, la manera de pen- Sar’ de Kierkegaard, pero despues de excluir sa Supuesto fundamental, sin el cual las ideas de Kierkegaard, en especial las que atafien a a rela: 8210s ivteNT0s pe NUESTRA POCA ‘ién entre verdad y existencia, cambian no s6lo dde matiz sino de sentido. Y, como veremos, 10 s6lo han prescindido de fo que hay de teoldgico nese supuesto, sno también de Io atropologic, inl wert ge earcter yt cio det en Samiento existencal que representa Kierkegaard ‘ambla verdaderamente dean. e En Ja primera mitad del siglo ax Kierkegaard, sislado 7 soltrio, ha compsrado la vida de Ta ‘ristiandad con su pregonada fe No era ningin feformador y repilis siempre que Ro posela "ere:

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