Si algo hemos aprendido en la historia de la humanidad, y ya lo hemos reflexionado en este mismo espacio, es que no podemos predecir el futuro. Incluso Daniel Kahneman, Nobel de Economía en 2002, apuntó, en cuanto a predicciones, que son más precisas las de un chimpancé tirando dardos al azar que las de un economista.

Entonces, ¿por qué abordar el futuro del trabajo, si el futuro lo adivina mejor un chimpancé? Básicamente, porque se trata es de entender las tendencias del sector y por ende, tener mejores herramientas al desarrollar planes estratégicos (siempre recordando al chimpancé).

Te comparto mi columna semanal, Conectando los Puntos, para el periódico El Financiero ➡️ https://bit.ly/3pLYGq6

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