Los invitados.

1) Al que lo había invitado: Hay veces que buscamos un retruco con Dios, una cosa al estilo “te doy para que me des”… favor se paga con otro favor. Pero aquí Jesús rompe los esquemas, te muestra otra visión. La visión de que vos tenés que hacer las cosas sin buscar que te paguen o que te devuelvan favores. Hacé de corazón las cosas y olvídate, hasta con el mismo Dios. Porque hay veces que decimos “voy a misa porque me concedió lo que le pedí”. La actitud es distinta “voy a misa a encontrarme con Él”.

2) Familiares: Cuántas veces nos duele cuando nos invitan por interés o por un mero cumplimiento. A lo que te invita Jesús es a que tengas una visión de la vida distinta. Ponete las pilas y deja de renegar porque tus hermanos no te ayudan con tus padres y te dejaron solo con ellos, ya está… Disfrútalos porque los tenés y qué pena que ellos se los pierdan. Viví mejor, sin estar viendo si te devuelven o no te devuelven favores. Ponele ganas a la vida y viví.

3) Tu recompensa: Jesús te invita a que nunca dejes la visión sobrenatural. Tenés que recordar que hay una eternidad y que Dios siempre te recompensa todo lo que haces en la tierra. Vos y yo somos personas de fe y tenés que recordar que tenemos un Dios que te acompaña siempre. No me aflojes, porque Dios tarde o temprano te va a recompensar y el cielo es una realidad, y sabes qué… yo quiero ir al cielo y me la juego, más allá de los golpes que reciba en esta vida y cosas que me duelan como a vos. Pero te prometo que cuando estemos allá en el cielo todo va a ser una fiesta. Acompáñame con tu fe, Jesús lo prometió. Hasta el cielo no paramos.

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