"Le juro a Adolf Hitler como Führer y Canciller del Reich, lealtad total a usted y a todos los que nombre para dirigirme les debo obediencia hasta la muerte. Que Dios me ayude." El juramento personal de los miembros de las SS dejaba claro que desde que entraban en la organización, solo le debían lealtad al Führer. Hitler transformo su pequeña Guardia privada en una fuerza de cientos de miles de personas durante la II. Guerra Mundial, y es una historia fascinante...
Tras la I. Guerra Mundial, Alemania vivía un periodo de anarquía y violencia política. La República política de Weimar, reemplazo el antiguo orden político del Kaiser Guillermo II y de la familia real prusiana. En las calles las ultraderechistas Freikorps, formadas por exoficiales, soldados desmovilizados y fanáticos nacionalistas luchaban contra los comunistas. En este clima de caos, los partidos radicales proliferaban, ya que los alemanes buscaban un salvador que les diera una esperanza de futuro, al menos que intentara solucionar sus problemas.