A principios de 1938, la República está hundida. Cosecha derrota tras derrota, tiene la moral por los suelos y en la acumulación de refugiados agudiza las penurias. Franco llega al Mediterráneo y parte la zona enemiga en dos. Sus aliados le animan a atacar Barcelona. No lo hará. Imprevistamente, decide atacar hacia el sur. Su ejército choca con una férrea defensa republicana. Negrín, entonces, echa el resto con una gran ofensiva en el Ebro para demostrar la capacidad de resistencia republicana. La batalla del Ebro se alarga más de tres meses, con miles de víctimas. Franco es el vencedor; el ejército republicano queda desmantelado. En enero de 1939 los franquistas alcanzan Barcelona, y en febrero la frontera. La guerra se acaba. En marzo, un golpe militar contra Negrín trata de acelerar la rendición y llegar a un acuerdo con Franco. Pero el Generalísimo no pacta nada. El 1 de abril de 1939, rendida Madrid, proclama su victoria y da inicio a su larga dictadura.