Está en la página 1de 45

“LOS BUENOS  

DESEOS EN EL 
  CAMINO HACIA 
LA FELICIDAD”

1
ÍNDICE
 
 
 
o Introducción ................................................................................  3 

o Que Son Los Buenos Deseos....................................................  4 

o ¿Existen En Mi Interior?..........................................................  10 

o Buenos deseos hacia tu  ser ................................ ...................  16 

o Buenos deseos hacia los demás ......................... .................... 22 

o Buenos deseos hacia nuestras circunstancias, el presente, 

ƒ Pasado y futuro .......................................... ...................  26 

o Buenos deseos hacia la Naturaleza ........................................ 31 

o Buenos deseos hacia lo desconocido ................ ...................  36 

o Los Buenos Deseos y la Meditación ...................................... 39 

o Agradecimiento a la vida y al Ser Supremo  ......................  43 

2
INTRODUCCIÓN
 
 

Este pequeño libro está hecho para ti, para que tú mismo,
profundices y encuentres respuestas a preguntas que alguna vez te has
hecho en tu vida.
 
El foco principal y lo que humildemente espero transmitir es el
sentimiento de que hay algo bueno en tu interior que debes conocer,
explorar, movilizar, experimentar y compartir. He subrayado estas
palabras en negrita.
Aunque te parezca algo increíble, a partir de este momento, se te
está brindando una oportunidad de oro para que pienses sólo en lo
mejor. Siéntete afortunado de que este pequeño libro haya caído en tus
manos. Es posible que pronto esté en manos de otras personas que tú
quieres y aprecias. Eso sólo depende de tus buenos deseos, de cuan
profundamente sientas que esos buenos deseos están dentro de ti y que
jamás te podrás desprender de ellos ni te podrán ser arrebatados.
Incluso yo diría más, puede que llegues a darte cuenta de que estás en
este “planeta azul” para compartirlos. Pero ese será un camino que
habrás de recorrer tú y de reconocer desde tu conciencia.
 
 
Aunque he puesto mi corazón en estas palabras, hay algo que va
más allá de todo, y que lo puede todo; y eso es tu propia mente. No
puedo llegar a saber lo que piensas y es por ello que se dice que la
mente tiene tanto poder. Algunas personas se atreven a afirmar que
pueden leer la mente de otros pero yo no lo creo (quizás pueden intuir
algunos pensamientos pero no todos, es imposible y tampoco es el

3
objetivo de este libro); pero si esta lectura te ayuda a descubrir lo que tú
mismo piensas y sientes en alguna medida, por muy pequeña que sea,
entonces el tiempo dedicado y el esfuerzo habrán merecido la pena.
  
Te deseo mucha suerte en tus descubrimientos a partir de este
momento y recuerda: ¡Atención! Porque lo que estás buscando, puede
que esté más cerca de ti de lo que jamás hayas podido imaginar!
 
 

¿QUÉ SON LOS BUENOS DESEOS?


 
Definir los buenos deseos es una tarea delicada y no sencilla ya
que no se trata de desmenuzar un concepto abstracto sino más bien de
llegar a la realidad de los buenos deseos que hay en nuestro interior. En
el transcurso de la lectura, tú mismo irás descubriendo el significado de
los buenos deseos y lo que puedes acercarte a tu felicidad si los utilizas
en la vida práctica.
  
Si me he animado a compartir contigo estas reflexiones, es
porque primero, he recopilado en mi vida las experiencias y los
momentos en los que he sentido esa verdadera energía de buenos
deseos. No me atrevería a hablar de algo que no conozco o he
experimentado en mi vida simplemente por una cuestión de honestidad
hacia ti y porque mi deseo es que estas experiencias te sirvan de algo,
que no sea un libro más de los cientos que lees, que no sea del montón,
sino que sea especial para ti. Y la especialidad es la de los buenos
deseos en el corazón para ti, y tu vida.
 
¿Has tenido alguna vez la experiencia de vivir un nacimiento de
algún bebé en tu familia, de asistir a una boda, de hacer un examen
importante, de celebrar tu cumpleaños, de irte de viaje o de vacaciones
por un tiempo considerable, de hacer un regalo a una persona, de
saludar o sonreír a alguien?
 
Todos estos son momentos en los que aparecen tus buenos
deseos o los de los demás en una forma evidente y clara. Detén la
lectura unos segundos e intente recordar alguno de estos momentos:
 

4
¿Cómo te sentías? ¿Cómo estaba tu cara? ¿Cómo estaba la cara
de los demás? ¿Había acaso algún signo de dolor, de malestar en ese
momento?
 
EL ejemplo del bebé es también muy claro. Acercarte a una
criatura tan pequeña que parece tan indefensa y sin embargo, esa
criatura en su cuerpo pequeño, hace que en ti se despierte la mayor
ternura y delicadeza. ¿No te parece algo increíble? ¿Cuántos buenos
deseos sientes en esos momentos en tu interior? ¿Te haces consciente
de ello? ¿Es una realidad o no? Bueno, pues ahí tienes la prueba de que
hay algo en tu interior “muy positivo” que es capaz de salir y manifestarse
en una forma muy evidente. ¡Mirar a ese bebé, te permite acceder a la
mina de buenos deseos en tu interior!
Muchas veces tenemos un examen importante que realizar o una
prueba que superar. El día anterior te encuentras nervioso porque no
sabes lo que va a suceder o si lo vas a hacer bien. De repente, empieza
a sonar el teléfono. Es tu padre o tu madre. Te llaman para desearte lo
mejor “Te va a salir muy bien” “Ya lo verás” “Tranquilo”. A los cinco
minutos suena otra vez el teléfono: es tu hermano mayor: te pregunta
como estás y te dice: “Animo” “ya lo has logrado” y quince minutos más
tarde, te llama tu mejor amigo para decirte que “Te mereces pasar esa
prueba, ese examen” ¿Reconoces esta experiencia? ¿La has vivido en
alguna medida?
 
Estoy segura de que sí y de que todos en algún momento de
nuestras vidas, hemos pasado por alguna experiencia de este tipo. Pues
bien, es evidente que esa energía de buenos deseos está en nuestro
interior y que somos capaces de manifestarla. Eres capaz de
manifestarla.

NO SOMOS TAN MALOS COMO CREEMOS QUE SOMOS.

También, a otro nivel, cuando alguien está pasando por


momentos difíciles y dolorosos en su vida, un duelo, un accidente, una
enfermedad, en esos momentos podemos sentir el querer estar cerca de
esas personas y darles nuestro apoyo simplemente con nuestra
presencia. Eso también es una manifestación de nuestros buenos
deseos.
 
Entonces, los buenos deseos no son más que esa energía
positiva y benevolente que fluye desde dentro de tu ser y que se
manifiesta en muchos momentos y situaciones de de tu vida práctica, en
tu día a día. Son esa energía que te hace vivir cada momento con
ilusión, con la esperanza de que puedo y debo hacer todavía muchas
cosas por mí, y ¿por qué no?, también por los demás.

5
Los buenos deseos se manifiestan en la sonrisa con la que te
levantas cada día y le das gracias a la vida por existir y porque tienes un
día más para ser y para hacer, para maravillarte, para sorprenderte, para
aprender, para compartir, para disfrutar, para sentirte vivo.
 
La observación de mi persona, de mis sentimientos, de mis
emociones y pensamientos, es algo importante en mi vida si quiero
descubrir, explorar, indagar….entrar en el maravilloso mundo que soy.
 
En mi vida personal, algo que me ha ayudado enormemente es el
silencio. Retraerme del ruido exterior, del ruido interior y de esta manera
poder escuchar mi corazón y mi mente. ¿Qué es lo que pasa ahí dentro?
¿Lo sabemos o lo desconocemos por completo? Pero podemos llegar a
saberlo y eso me anima a seguir explorando e indagando siempre con la
esperanza de que puedo llegar a conocerme un poquito más y mejor
cada día que pasa.
 
Es cierto, que en este proceso de redescubrimiento, jugamos con
un factor en contra y ese es nuestras experiencias negativas del pasado
que nos han marcado profundamente y que, en muchos momentos, me
impiden ver mi realidad, mis verdaderos sentimientos, mis buenos
deseos. Son experiencias que están ahí y que influyen en mi presente
porque me sigo alimentando de ellas.

Lo importante ahora es que me de cuenta de que mi vida pasada


me ha traído hasta aquí, hasta mi presente y aunque haya vivido
experiencias negativas o desagradables, lo cierto y real es que estoy
aquí, vivo y coleando. He sobrevivido y puedo contarlo. Esto es lo que
tenemos que tener en cuenta. Y si lo he pasado muy mal, entonces soy
una persona muy fuerte y valiente, porque no me he quedado en el
camino…sigo aquí y no sólo sigo aquí, sino que puedo afirmar que “soy
un luchador”, que “no tiro fácilmente la toalla”.
 
Todos tenemos derecho a recibir oportunidades y derecho a
recolocar ciertas cosas en nuestra vida. Aceptar mi vida tal cual ha
sucedido, aceptar cada escena de esa vida, es un reto enorme, para el
cual quizás no me siento aún preparado. Pero si, al menos, me doy
cuenta de ello, entonces tengo otra posible elección y esa es la de
empezar a prepararme para superar ese reto. Es una opción más
agradable que la de seguir luchando contra mi pasado, negando mi
propia vida, culpabilizándome por todo lo que ha sucedido o peor aún,
culpabilizando a los demás y negándome el derecho a la vida, a
sentirme alguien digno de estar aquí y, en definitiva, a ser feliz.
  

6
El camino que se propone en este libro es claro y sencillo. Es
simplemente no enfocarte en el pasado, porque el pasado es un
cheque caducado que ya no lo puedes cobrar. Se trata de explorar
en tu interior y de reconocer y aceptar profundamente tu vida pasada,
para darte la oportunidad de vivir tu presente con bienestar y con paz,
disfrutando cada momento de tu vida. Darte la oportunidad de reaprender
todo aquello que en su día no pudiste. ¿Por qué te negarías esta
oportunidad de incorporar a tu vida la aceptación y la valoración de todo
lo vivido y experimentado, sea lo que sea, por los motivos que fuera?
“Nunca es tarde si la dicha es buena”, dice el refranero. Y entonces,
empezar a vivir el presente con toda naturalidad, con fluidez, con
ligereza y sin influencias negativas del pasado. ¿Es esto posible?
 
Si, es posible. Es posible dejar atrás las capas de dolor y
angustia, los temores que yacen en lo más recóndito de nuestro Ser, de
nuestra Alma. Pero también es cierto que es una tarea de vida y es así
como hemos de verlo. Y quizás sea lo más importante de nuestra vida en
estos momentos, pasar por encima del dolor y la tristeza en la que nos
vemos y hemos visto inmersos, sin poder hacer nada, durante muchos
años.
A mí no me ha resultado nada fácil este camino y sigo en él. Era
ya una necesidad que imperaba en mí, la necesidad de encontrarme a mi
misma, de ser yo misma, de dejar atrás lo que hoy no me sirve para
nada, de llegar a los buenos deseos que habitan en lo profundo de mi
corazón y de expresarlos de alguna u otra manera, para valorarme,
respetarme, para sentirme una persona feliz, Y es y será la mayor
satisfacción de mi vida, llegar a valorar mi persona por lo que realmente
soy, y no por lo que he creído o me han hecho creer. Merece la pena el
esfuerzo, te lo aseguro.

Cada uno de nosotros tenemos innumerables experiencias de


vida que podríamos relatar y compartir con los demás hasta escribir
nuestro propio libro. Pues bien, dentro de esa variedad e infinidad de
experiencias, existe también un compartimento que sería el de nuestros
buenos deseos.

Cuando rebobinamos en nuestra vida y vamos, por ejemplo a


nuestra infancia, ¿cuántos momentos bonitos, especiales, podríamos
llegar a recordar? ¿Cuántos momentos podíamos recordar en los que
sentimos satisfacción, alegría, felicidad? Y digo podríamos porque
nuestra infancia, a pesar de haberla vivido y de haber pasado por ella,
muchas veces la aparcamos por completo y llegamos a olvidar esos
entrañables momentos de felicidad, del niño que somos y que hay en
cada uno de nosotros. A veces nos resulta complicado recordar cosas
buenas de nuestra infancia e incluso llegamos a decir que nuestra
infancia no fue buena, o que no fue feliz. Eso es posible, pero ¿quién no

7
ha tenido a lo largo de su niñez algún momento o momentos en los que
se ha sentido feliz y contento? Y es aquí donde nos damos cuenta de
que las experiencias negativas del pasado han tirado tan fuertemente de
nosotros, que hemos anulado por completo las vivencias positivas y por
eso ahora no nos resulta una tarea fácil identificarnos con esos
momentos buenos y positivos de nuestra vida. Cuando miramos hacia
atrás, nos resulta mucho más reconfortante recordar y revivir los
momentos de felicidad aunque en muchas ocasiones, podemos sentir
que estamos lejos de esos momentos más felices de nuestra infancia.
Los momentos de dolor y pesar se apoderan de nuestra mente, la
invaden. Nos sentimos ofuscados, vivimos con el amargor de ese dolor.
Realmente, nuestra tarea es aprender a aceptar esos momentos sin que
ello signifique que mostremos resignación, sino más bien una
comprensión acerca de nosotros y de nuestra vida, dándonos cuenta de
que, hoy por hoy, tengo en mis manos la posibilidad de cambiar muchas
cosas, incluso de mi personalidad. Eso será lo que al final, me hará
sentirme satisfecho con mi pasado y a comprenderlo mejor. No podemos
cambiar el pasado pero si que puedo cambiar mi visión hacia ese
pasado, aceptarlo y seguir avanzando haciendo lo mejor para mí y para
los demás en mi presente.
 
Y he querido llegar hasta este punto para decir que es hora ya de
recuperar lo mejor de nosotros mismos, y hemos de empezar a hacerlo
recuperando la naturalidad de nuestra niñez.
 

Recuerdo una vez en mi infancia cuando tenía cinco años.


Vivíamos en una pequeña Isla, donde los niños y niñas
jugábamos y andábamos por los montes (como abras montesas)
y hacíamos como que construimos cabañas y vivíamos en ellas.
Entonces, uno de esos días, yo llevaba unas botitas nuevas y un
niño me dijo que le gustaban esas botas y que su mamá no le
iba a comprar nunca unas botas como esas. Entonces, yo, sin
pensarlo realmente, porque un niño no piensa, simplemente
actúa con naturalidad, me quité mis botas y se las regalé. Al
regresar a mi casa descalza, mi abuela, quien en esos
momentos cuidaba de mí y de mis hermanos, me regañó y se
enfadó mucho. Cogió mi mano y fuimos a la casa de ese niño a
recuperar mis botas. Cuando llegamos a la casa, mi abuela
relató lo sucedido a la madre del niño y ella dijo que yo se las
había regalado, y que por lo tanto, eran de su hijo. Y ahí quedó
la cosa. Nos fuimos sin las botas a casa.

 
Aparentemente yo podía vivir esta situación de dos maneras: una
como un pequeño trauma, porque podía sentirme juzgada por mí abuela
y la enseñanza de mí abuela sería la de que no se regalan cosas a la

8
gente, lo cual negaría de alguna manera la generosidad espontánea que
tiene un niño. Y la otra manera, sería la de ver los maravillosos
sentimientos que recoge un niño en su alma, el desprendimiento, la
generosidad, la bondad, la espontaneidad y el amor hacia los demás.

Pues estoy segura de que aquel suceso supuso un trauma para


mí y de que yo no entendí en aquel momento la actitud de mi abuela
conmigo. Pero hoy día, lo veo de una forma muy diferente. Lo que en su
día parecía casi una “tragedia”, hoy se revela como una manifestación de
la maravillosa persona que soy, de mis verdaderos sentimientos, de lo
que da realmente sentido a la vida, sin mezclas de ningún tipo.

Hoy en día, hemos perdido esa naturalidad. Eso no quiere decir


que no podamos recuperarla sino simplemente que no la manifestamos.
Como el sol, que sabemos que aunque sale todos los días y esparce sus
cálidos rayos hacia todo el planeta, hay días en los que no llegamos a
sentir el calor de sus rayos, y no por eso decimos que el Sol haya dejado
de existir. Son simplemente las nubes en ese momento que me impiden
sentir esos rayos o quizás soy yo mismo, que no he salido y me he
expuesto al sol.
Los temores, experiencias negativas, dolor, sufrimiento,
inseguridades, la falta de amor por nosotros mismos, son esas nubes
que nos impiden acercarnos y sentir la calidez de todo lo bueno que hay
en nuestro interior, nuestras cualidades y nuestras virtudes.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

9
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

¿EXISTEN EN MI INTERIOR?
 
Ahora que ya tenemos una idea más clara de lo que son los
buenos deseos, podemos afirmar que si existen en nuestro interior y
han estado siempre ahí, formando parte de nuestra naturaleza
intrínseca y más genuina. Hemos podido comprobarlo en el apartado
anterior a través de innumerables ejemplos. Pero necesitamos ir más allá
y de alguna manera constatar, verificar esos buenos deseos en nuestro
interior, en otras palabras, experimentarlos. Creer en algo o alguien nos
ayuda a depositar nuestra confianza, nuestro tiempo en aquello o
aquellos en quienes creemos pero no es generalmente, suficiente
cuando se trata de responder a una pregunta interna o de clarificar algo
más profundo de nuestra personalidad o simplemente si necesitamos
llenar algún vacío interno o darle un mayor sentido a nuestra vida.
 
Indudablemente, es bueno creer, porque nos ayuda a avanzar en
la vida, a no quedarnos estancados, y siempre decimos: “tengo que creer
en algo”. Es cierto, pero es igualmente importante, darnos la oportunidad
de experimentar para convencernos por nosotros mismos, sin ningún tipo
de engaño, de que lo que hacemos está respaldado por mi propia
experiencia, lo cual dará seguridad y consistencia a nuestra vida.
Muchas veces vivimos la vida bajo creencias que no tienen
ningún fundamento o que han sido poco o nada razonadas por nuestro
intelecto. Por ejemplo, muchas personas creen que la raza blanca es la

10
que tiene que predominar sobre el planeta y por tanto las otras razas
ocupan un puesto inferior en cuanto a tratos y privilegios. Un negro o un
mestizo tendrían menos valor que un blanco y tendrían menos derechos
que éste. ¿Cómo hemos llegado a pensar de esta manera? Diferentes
informaciones recopiladas desde nuestra infancia, nuestros padres, y
familiares, la escuela, la lectura, los medios de comunicación, todo ello
nos ha conducido a una determinada manera de pensar y reforzando una
y otra vez esta forma de pensar, finalmente, se ha convertido en una
creencia.
 
El racismo y la xenofobia son una ideología del rechazo y
exclusión de toda identidad cultural ajena a la propia. El resultado es
catastrófico: muerte, dolor, humillación, violencia y violación de los
derechos de los seres humanos que habitan el planeta.
Pero sería suficiente acercarnos a una persona de color, para
darnos cuenta de que sus necesidades son iguales que las nuestras, y
probablemente, lo que más valore o deteste sea lo mismo que valoramos
o detestamos nosotros. Para alguien que alberga esta creencia en su
interior, es importante tener este acercamiento y descubrirlo por si
mismo. Entonces esa absurda creencia podría empezar a cambiar.

Hoy en día, podemos afirmar que las creencias han dividido a los
seres humanos; tendemos a estar cerca de aquellos que mantienen
nuestra misma forma de pensar y a alejarnos, a veces con signos de
discriminación, de los que piensan de forma diferente a nosotros. Por el
contrario, cuando hablamos de las experiencias, observamos que éstas
nos unen, nos hacen más comprensivos, conocedores, más humanos,
más claros y transparentes en nuestras vidas, en definitiva, nos
convierten en mejores personas.
 Algo en lo que todos solemos coincidir es en esto: “a todos nos
gusta sentirnos queridos y respetados por los demás; y en cambio, no
nos gusta cuando alguien nos pega o nos hace daño” Y eso es igual
para todos los seres humanos que habitan el planeta,
independientemente de la raza, el sexo, la cultura, la religión, las
creencias etc.
Sólo cuando experimentamos algo podemos saber si es bueno o
no para nosotros y elegir aceptarlo o desecharlo. Como todos, en algún
momento de nuestra vida, hemos experimentado Amor y también todos
hemos experimentado el desprecio de alguien, es debido a esa
experiencia real y tangible, que podemos sentirnos unidos y defender
tanto nuestro bienestar como el de nuestro vecino. En este contexto
vemos que las experiencias nos unen y nos hace reflexionar sobre la
postura de igualdad que debemos mantener hacia nuestros iguales. Te
invito a reflexionar sobre estas palabras.

11
Entiendo que suena muy bien y muy bonito hablar de los buenos
deseos, de que están en nosotros, de que esa bondad me pertenece,
etc, etc, pero todos estarían plenamente en su derecho de no aceptar o
compartir estas ideas. ¿Por qué? Por que ustedes están pensando que
no son así, que no son bondadosos, que no tienen buenos deseos, que
esto realmente no les convence. ¡Eureka! Y ahí está la clave. Somos
cada uno de nosotros quienes tenemos que llegar a esta experiencia,
explorar y descubrir en nuestro interior que esos buenos deseos están
ahí, y de esa forma, seguirán permaneciendo, no sólo porque yo lo diga,
sino porque ahora, ustedes mismos van a tomarse la molestia de
comprobarlo.

Si partimos de la base de que creo en esa energía de buenos


deseos que albergo en mí, entonces me será más fácil experimentarla. Si
una persona cree que será un buen médico o doctora en la vida, y
estudia con ese entusiasmo, los esfuerzos que haga para lograrlo serán
fáciles y antes vendrán también las diferentes experiencias que le
confirmarán que será un buen médico o doctora.

Por supuesto que la voluntad es fundamental en este proceso


de experimentar. Sin voluntad propia, muy poco podemos conseguir en
la vida. “Querer es Poder”. Lo que nos falta es tener esa experiencia.

En el camino de la vida, me encontré una vez con una persona


muy interesante. Estaba muy segura de ella misma y su principal
inquietud era el autoconocimiento de su persona y poder
trasmitir lo mejor a los demás, para traer paz y alegría verdadera
a sus vidas. Esta persona daba muchas conferencias y llegaba a
diferentes sectores de la sociedad, a escuelas, asociaciones,
empresas, prisiones. En todos ellos, de manera muy profesional,
daba lo mejor de si a través de sus charlas, compartiendo lo que
eran sus experiencias de vida. Una vez asistí a una de sus charlas
en las que hablaba de la sencillez. En esa charla, decía que él
nunca había creído en los títulos académicos y que pensaba
que en la vida se podía llegar a puestos relevantes sin esos
títulos. Toda su vida avanzó con esta creencia y con voluntad y
dedicación fue haciendo cursos y preparándose. En ningún
momento le faltó trabajo y desempeñó siempre trabajos muy
variados y relevantes en la sociedad, desde relaciones públicas,
masajista, secretario, hasta formador de formadores. Hoy día
sigue impartiendo sus conferencias viajando por todo el mundo y
tratando con doctores y personalidades de alto reconocimiento
social y político, compartiendo esta experiencia con todos los
que se cruzan en su camino. ¡Todo un maestro de vida, pensé yo!

12
Muchos de nosotros podríamos pensar: ¿Cómo puede una
persona ir por el mundo dando conferencias sobre valores humanos,
desarrollo personal, sobre relaciones humanas, en el sentido más amplio
de la palabra, hablando y tratando con personas de gran relevancia
social y política, y ni siquiera tener una carrera, ni siquiera haber
realizado unos estudios universitarios? Pues esta persona de la que
estoy hablando, no tiene ningún título o estudio universitario. Este
ejemplo ilustra muy bien cómo una creencia de una persona puede
convertirse en experiencia cuando pasamos realmente del pensamiento
a la acción. La creencia no mueve nada dentro de nosotros, en cambio la
experiencia puede llevarnos exactamente a donde queremos ir. Las
creencias quedan en nosotros como meras creencias, como un patrón
de pensamientos de los muchos que tenemos. Es cuando pasamos
realmente a la acción, que podemos decir que nuestra voluntad está
actuando y estamos llegando a la experiencia y consiguiente satisfacción
del logro, de lo que queremos conseguir. Sería algo así como pensar y
actuar; pensar, y poner todos los mecanismos en marcha para
descubrir, experimentar y llegar a donde queremos llegar por nosotros
mismos. De esta forma, la vida para a ser un juego entretenido, donde yo
soy una pieza clave tomando mi parte más activa en él.

Después de escuchar esta experiencia, es posible que más de


uno de ustedes piense que es posible llegar a una “buena posición” en la
vida sin un título académico, verdad?

Vivir la vida sin la propia experiencia, es como vivir la vida a


medias, como soñar despierto pero lo cierto es que nunca ves el sueño
cumplido, nunca se hace realidad. Por esta razón digo que no sólo es
importante creer que existen los buenos deseos en mi interior, sino
experimentarlos y reconocerlos de manera activa, en otras palabras,
darme cuenta de cómo expreso todos esos buenos deseos en el día a
día, a través de mis pensamientos palabras y acciones.
‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 
El  reconocimiento  activo  del  que  hablo,  es  muy  importante  y 
debemos enfocar nuestra atención en él 
 
 
 El primer paso es reconocer esas cualidades en mí y es posible
que tenga que recurrir a mi infancia para ello. Y si a pesar de todo, no lo
consigo así, entonces tendré que hacer un esfuerzo más profundo y
seguir avanzando en mi vida hasta llegar a esos momentos especiales
que revelan la persona que soy realmente y todos mis buenos deseos.
Deberé aprender el arte de ir hacia el interior y empezar a explorar mi ser
verdadero desde el silencio.

13
La física ha demostrado a través de la Ley de la entropía que
todo se deteriora con el paso del tiempo. Incluso si dedico tiempo y
energía a cuidar lo que me rodea, las cosas físicas, también se
produce ese deterioro. Puedo imaginar entonces cuánto mayor sería
ese deterioro si dejo que el tiempo pase sin hacer nada al respecto. Lo
mismo pasa con nosotros, con nuestra vida y con nuestros recursos
internos, con nuestras cualidades y nuestros buenos deseos.

Cuando somos pequeños no discernimos lo bueno, de lo malo, lo que


nos ayuda de lo que nos ahoga, lo que nos da bienestar de lo que nos da
pesar. Lo filtramos todo tal cual viene, hasta que llegamos a una edad en
donde sí que empezamos a plantearnos cosas y a razonarlas. Unos
antes que otros, pero ese momento llega y cuando llega, hemos de tener
presente que hay ya muchas experiencias vividas en nuestro interior. Es
por ello que dos personas perciben y viven una misma cosa de diferente
manera, porque sus experiencias pasadas no tienen nada que ver. Con
nosotros sucede lo mismo. Los pequeños o grandes momentos de
bienestar o felicidad que hemos podido vivir en nuestra infancia, pueden
habernos o no acompañado hasta nuestro presente actual, en el que
somos personas adultas y maduras), dependiendo de la medida en que
hayamos cuidado y alimentado esos momentos y hayamos sabido
trasladar esas experiencias a nuestro presente actual. Personalmente,
tengo que decir que yo no había “alimentado” a mi persona de estas
experiencias positivas. Me encontraba con un saldo negativo y me
resultaba muy complicado ver lo mejor de mí. Quizás tú también te
sientas de la misma manera. Me sentía culpable por todo y me creía una
muy mala persona. Quería ser diferente pero no sabía qué quería ni
hacia donde iba. Sólo sabía que no me gustaba mi forma de ser porque
me sentía lejos de mis sentimientos, de lo que pensaba y decía.
Realmente me sentía como una esclava de mi pasado, y de todo lo
negativo vivido en él. Y todo aquello que echaba de menos en mi
personalidad, poco a poco, fui descubriendo que siempre había estado
en mí, pero tapado con una nube de polvo muy denso, tan denso que
durante años, fui incapaz de ver lo mejor de mi y los buenos deseos en
mi corazón.

No te culpes. Nada peor para tu alma, y para tu vida.

En lugar de eso, hay muchas otras cosa que podemos hacer


para encaminarnos en la buena dirección y hacer de mi vida lo que yo
siempre he deseado.
Como antes comentaba, había una necesidad muy grande de
encontrarme conmigo misma y para eso necesitaba Silencio. A medida
que experimentaba el silencio, y meditaba sobre valores como la paz, el
amor, la libertad, la honestidad, la confianza, me iba identificando con
esos valores y me sentía una personificación de esos valores. Me decía

14
a mi misma: “Soy un ser de paz, soy un ser de amor, soy un ser libre y
feliz, soy un ser digno de estar aquí”, “merezco todo lo bueno que la vida
tiene para ofrecerme”. Y así fue como con la práctica y el tiempo, fui
descubriendo los buenos deseos en mi interior y pude extraerlos y
compartirlos con todos y todo lo que me rodeaba.

“Necesito tiempo para mi, para silenciar mi mente y acceder a


mis buenos deseos””Necesito al menos, cinco minutos diarios para
mi” “¿Soy capaz de concedérmelos?

En el siguiente ejercicio, trata de crear tu mismo estos


pensamientos, pero dejando un espacio de dos o tres minutos entre uno
y otro. (no todos al mismo tiempo)
Empieza por la primera línea y repite, en voz alta, estos tres
pensamientos.
Detente en cada uno de ellos e intenta experimentarlo, sentirlo
profundamente en tu interior, porque tarde o temprano, ese pensamiento
se convertirá en realidad.

Siéntate en un lugar cómodamente, cierra los ojos, y deja tu


cuerpo relajado, sin tensión. El cuerpo está quieto y voy a usar mi mente,
la energía de mis pensamientos, para ir hacia mi interior, y poder
observar qué es lo que hay allí, en mi alma, en mi conciencia….ahora, de
manera consciente empiezo a crear pensamientos muy positivos y
poderosos

1. “Yo soy un ser de Paz” “Yo soy un ser de Paz” “Yo soy
un ser de Paz”

2. “soy un ser pacífico” Soy un ser pacífico” Soy un ser


pacífico”

3. “soy un ser tranquilo” “soy un ser tranquilo” “soy un ser


tranquilo”

4. “Yo soy paz” “yo soy paz” “yo soy paz”

5. “la paz está en mí interior” “la paz está en mí interior”


“la paz está en mí interior”

6. “Busco tanto la paz…… porque soy un ser de paz”

7. “me encuentro conmigo mismo, con el ser de paz que


soy”….

15
 
 
 
PRACTICA  ESTE  SENCILLO  EJERCICIO  DURANTE  5 
 
MINUTOS  AL  DÍA.  ELIGE  UN  MISMO  LUGAR  PARA 
 
HACERLO,  PROCURANDO  HACERLO  EN  UN 
AMBIENTE  SILENCIOSO  Y  TRANQUILO.  OBSÉRVATE 
AL  FINALIZAR  CÓMO  TE  SIENTES  Y  OBSERVA  COMO 
ACTÚAS  CUANDO  ESTAS  CON  LOS  DEMÁS.  SI 
APRECIAS ALGO DIFERENTE, ALGÚN SENTIMIENTO O 
EMOCIÓN,  ESCRÍBELO  EN  UNA  PEQUEÑA  LIBRETA  Y 
GUARDA  ESA  LIBRETA  PARA  TI, PARA  ANOTAR  TUS 
EXPERIENCIAS MÁS PERSONALES DESPUÉS DE

BUENOS DESEOS HACIA TU SER


 
 
Cuando hablamos de nuestro ser, es obvio que nos estamos
refiriendo a nosotros mismos. ¿En cuántas ocasiones durante el día
reflejamos esos buenos deseos hacia nosotros mismos? Es algo sobre lo
que deberíamos reflexionar, lo desapercibidos que pasamos para
nosotros mismos; en cambio, los demás, parecen ocupar una parte
importante de nuestra vida hasta el punto que llegamos a hacer cosas
por otras personas que no haríamos por nosotros mismos.
 

16
En mi vida recuerdo que siempre me gustaba estar disponible y
ayudar a los demás en lo que necesitaban. Les llevaba y traía en
mi coche y muchas veces hacía distancias verdaderamente
grandes, sólo para llevar a un amigo o amiga a algún sitio al que
necesitaba llegar. Estaba convencida de que les ayudaba con
mi actitud y forma de ser y lo seguía haciendo. Una vez recuerdo
que tuve que llevar mi coche al taller para unos arreglos y esta
vez era yo la que necesitaba que alguien me alcanzara al
aeropuerto porque viajaba a otro lugar de la península. De
repente me di cuenta de que era incapaz de pedir a nadie ese
favor. Me superaba, sentía que no debía hacerlo. Fue entonces
cuando me di cuenta de que todo lo que hacía por los demás,
en el fondo, lo hacía para ganarme el afecto y el cariño de ellos,
porque el que yo tenía hacia mí era tan pobre, que necesitaba
que alguien me lo diera. Yo podía llevar y traer a todos pero, sin
embargo, no me sentía merecedora de pedirles un poco de su
tiempo para que ayudaran a mí. Hoy me doy cuenta claramente
de lo que carecía en esos momentos, de buenos deseos hacia
mi persona.

Lo más cercano a mí, soy yo mismo, nadie más. Cada uno de


nosotros debemos ser capaces de conocer nuestras necesidades,
nuestros deseos, nuestras motivaciones, nuestros puntos débiles y
fuertes, en definitiva, conocernos un poco más y mejor cada día. ¿Por
qué? Porque esta es precisamente una de las primeras muestras de
expresión de los buenos deseos hacia mi propio ser.

Una creencia muy arraigada en nuestra conciencia es pensar que


“los demás” son responsables de mi estado de malestar o que “su”
comportamiento y actitudes están robando la paz y armonía de mi vida.
Esta creencia, que nos invita abiertamente a eludir una responsabilidad
para con nosotros mismos, es una fuente comprobada de desasosiego e
intranquilidad para nuestra vida.

Lo primero que debemos entender es que Yo soy responsable de


lo que pienso y de lo que siento. Soy siempre responsable de mis
pensamientos palabras y acciones. Esta es una de las grandes verdades
que debemos mantener presente en nuestras vidas. Tener buenos
deseos hacia mi propio ser, comienza por aceptar esta responsabilidad y
avanzar de acuerdo a ella. No puedo pasarme la vida entera culpando o 
señalando a los demás. ¿Os podéis imaginar qué clase de vida sería
esa? Así que primero de todo: “Soy responsable de mis pensamientos,
sentimientos, emociones, palabras y acciones”.
Con esta afirmación, es muy posible que tengamos que pasar por
un proceso doloroso e incómodo, pero es la forma de dar un paso hacia

17
adelante y de dejar atrás otras muchas complicaciones que tendríamos
en nuestra vida viviendo con la falsa actitud y el autoengaño de hacer a
otros responsables de nuestra vida.
 

Cuando era niña, mis padres lo hacían todo por mí y fui


creciendo con la creencia de que ellos estarían siempre ahí para
resolverme todos los problemas. Siendo ya universitaria y
estudiando fuera de la ciudad donde residían mis padres,
cuando necesitaba alguna cosa, volvía a la actitud de: “mis
padres me lo resolverán”. Entonces llamaba a mi madre y ella
hacía lo que yo le pedía. Esta forma de ver la vida se convirtió en
algo natural para mí, y llegué a creer que era así. Pasaron los
años, y me fui a vivir a Madrid. Pasé de una pequeña ciudad a
una inmensa ciudad donde se respiraba la tensión, la ansiedad,
personas corriendo de un lado para otro, un poco caótico. Yo
tenía que encontrar trabajo y moverme por todas aquellas
enormes avenidas para solicitar empleo y acudir a entrevistas.
Entonces fue cuando llegó el verdadero dolor a mi vida. Allí no
estaban mis padres para hacer las llamadas, para solicitar
documentos, o para asistir a las entrevistas por mí. Me sentía
completamente abandonada, incapaz de realizar algo que yo
necesitaba. Fue cuando empecé a verme a mí misma y a sentir
pena por mí. El dolor y las lágrimas me perseguían en cada uno
de mis movimientos. Tuve que sufrirlo, tuve que pasarlo. Poco a
poco, fui haciendo las cosas que tenía que hacer, y aunque, en
muchos momentos, el miedo me invadía, intentaba salir al paso.
En lo más profundo de mi ser, yo sabía que aquel dolor era por
algo, que tenía su razón de ser.

Hoy día, todo está claro para mí y he aprendido a tomar


responsabilidad por mi vida aun sabiendo que puede doler en muchos
momentos, pero he descubierto que la primera fuente de mi bienestar
soy yo misma. Lo que no hagas por ti, ten por seguro que nadie lo hará,
porque nadie puede verdaderamente amarte si tú no te amas. Y aunque
nuestros padres piensan que nos ayudan, en muchas ocasiones, no es
así. Ellos también viven aferrados a ilusiones que escapan de la realidad.
Yo aprendí a depender de los demás, a no dar un paso por mí misma, a
temer a la vida y las relaciones con otros y esto es lo que me alejó
durante tantos años de esa felicidad y de los buenos deseos hacia mí
misma. También he aprendido a no culpar a nadie del malestar que pude
vivir en mi infancia o adolescencia. Lo importante, antes de señalar a
nadie más, es verme a mí mismo, como me siento en estos momentos.
¿Pensar en el pasado? Sí, pero sólo para aprender y ver de qué forma
puedo mejorar mi vida a partir de estos momentos. Nunca recurro al

18
pasado para seguir haciendo a otros responsables de mis desgracias,
porque entonces, ¿quién es más desgraciado? ¿esa persona o yo ?

Otra forma de mostrar los buenos deseos hacia tu ser, hacia tu


persona es afrontando tus miedos. Todos tenemos muchos diferentes
tipos de miedos. Podemos creer que ocultándolos o apartándolos de
nuestra mente se irán o desvanecerán pero no es así, no es tan fácil.
Los miedos quedan latentes en lo más profundo de nuestra conciencia. Y
tarde o pronto, aparecerán porque la vida misma, no nos permite retener
basura en nuestro interior y nos manda señales de cuando en cuando
para que no nos olvidemos de sacar la basura interna, nuestros miedos,
inseguridades, bloqueos, tristeza, soledad, intranquilidad, ira, pereza.

La mejor forma de deshacernos de nuestro miedos en


afrontándolos cara a cara, y necesitamos valentía para ello. Es necesario
utilizar nuestro intelecto, nuestro razonamiento, y nuestros recursos
internos para que este proceso sea lo más satisfactorio posible.

Muchos de nuestros miedos están basados en creencias que


vamos arrastrando desde nuestra niñez. Por ejemplo, si desde pequeño
me decían una y otra vez que hay gente mala y que no debo hablar con
extraños, ese pensamiento se va adentrando en mi conciencia hasta que
llego a creer que es verdaderamente así. Cuando soy un poco más
mayor , encuentro que tengo muchos problemas para relacionarme con
la gente. Es el miedo aprendido en la infancia el que me impide hablar o
tratar con naturalidad a la gente que no conozco.
¿Cómo puedo romper esta creencia que está siendo un obstáculo
en mi vida y en mis relaciones?
Necesito racionalizar la situación. Necesito pensar que:

1º Todas las personas, las que conozco y las que no conozco,


tenemos cosas buenas, tenemos cualidades.
2º El ser humano es un ser de relación. No podemos estar
encerrados en una habitación todo el día, porque enfermaríamos o nos
volveríamos locos.
3º Hemos venido a este mundo a experimentar. Encontrar la
belleza de mis cualidades y la de los demás, me da mucha felicidad y da
un sentido a mi existencia.
4º Para conocer a las personas, necesito entrar en relación con
ellas, hablar con ellas, escucharlas…Sólo entonces puedo decidir si
quiero seguir alimentando o no esa relación.

En mi experiencia, los miedos no desaparecen de la noche a la


mañana. Generalmente y de forma gradual, uno va venciendo esas
actitudes de temor que son una pesadilla para nuestra vida y que nos
alejan de los buenos deseos hacia nuestro ser.
 

19
 

Cuando era pequeña, era muy tímida e introvertida. Me gustaba


estar en mi propio mundo, como una tortuga que se encierra
bajo su caparazón. Al terminar mis estudios universitarios, conocí
una asociación que enseñaba cosas muy positivas, se hablaba
de valores humanos, de cómo se podía vivir la vida utilizando
esos valores, de la meditación y el silencio, incluso de la relación
con Dios. Estaba fascinada por las enseñanzas que recibía y
empecé a practicarlas. Un buen día, entendí que aquello que
estaba descubriendo no era sólo para mí. Tuve la necesidad de
compartirlo con los demás. Pero ¿qué sucedió? Que me encontré
con la barrera de mi timidez. Me costaba muchísimo trabajo
ponerme enfrente de las personas y hablar. Entonces, una amiga
de la asociación que se dio cuenta de lo que me pasaba me
dijo: Eva, hoy vas a hablar a una persona. Aquello no me disgustó
tanto. Era sólo una persona. Ese día hablé a esa persona del
Amor, un tema que me apasiona. Y al finalizar, recuerdo que me
sentía muy bien. Había sido capaz de vencer mi timidez y mi
temor de hablar a una persona. En otra ocasión, mi amiga, me
dijo que hablaría a tres personas. Y así, escogí un tema que me
gustaba. Lo hice muy bien y me sentí muy bien. No tuve miedo
de hacerlo. Así poco a poco, fue incrementando el número de
personas al que iba hablando. Al final, conseguí que fueran
muchas y logré vencer esa timidez de hablar en público. Fue un
proceso gradual y lo más bonito de todo, es que llegué a vivirlo
como una experiencia placentera y no como una pesadilla. Mi
temor desapareció.

 
Para vencer nuestros miedos, necesitamos ponernos metas
cortas, posibles, asequibles para nosotros, y tener el propósito de
superar esas metas. De esa forma, vamos gradualmente recuperando la
confianza en nosotros mismos y empezamos a saborear el placer de lo
que significa vencer mis propias dificultades o resistencias. Me doy
cuenta de que mi salud mental y emocional mejora de forma sustancial,
sin ejercer presiones y avanzando siempre hacia mi propio bienestar.
Sólo necesitas un poco de valentía y determinación. Y sobre todo,
pensar que lo haces por ti misma y por nadie más.

Recuperar la confianza en nosotros mismos es fundamental


para poder después disfrutar mucho más nuestro paso por esta vida.
Todos queremos ser felices pero necesitamos dar un paso hacia
adelante con determinación para no quedarnos atrapados en el engaño y
en la ilusión del mundo. Nuestro mundo interno es mucho más rico, con
diferencia, que el mundo que vemos a través de los sentidos físicos pero

20
sólo lo veremos así cuando decidamos bucear y conocerlo. En tus manos
está, de nuevo, el emprender tan hermoso viaje.

La experiencia de los buenos deseos hacia tu ser abarca una


amplia gama de experiencias y situaciones, desde levantarte con una
sonrisa y sentirte alegre de estar vivo, hasta defender tu dignidad como
persona y no permitirte ser la marioneta de nadie. Y ahora paso a relatar
otra experiencia personal.

De niña, siempre sentí que mi vida la dirigían los demás. Hacía lo


que los demás querían o decían. Este sentimiento perduró en mí
incluso en mi adolescencia y madurez, haciendo que los que me
rodeaban tuvieran incluso más poder sobre mí. Estudié una
carrera por deber, no por vocación, escuchando siempre el
consejo de mi padre. Llegué a creerme que sólo lo que decía mi
padre tenía sentido y era lo que yo necesitaba. Me estaba
equivocando por completo pero sé que tenía que vivir esa
experiencia. Actualmente, no ejerzo esa carrera. Nació en mí el
deseo de hacer otras cosas y decidí hacer unos estudios de
secretariado. Aquella decisión provocó un gran enfado en mi
padre, quien pensaba que aquello no podía estar sucediendo,
que su hija no podía estar haciendo aquello, dejando una
carrera atrás para hacer otras cosas. Hubo momentos de mucha
tensión. Enfados por parte de mi padre y dolor por la mía, pero
me di cuenta de algo importante: lo que yo había decidido era
una muestra de Amor y Respeto hacia mi persona y por eso lo
hice. Empezaba a valorar mis inquietudes y a ponerlas por
delante de lo que los demás creyeran o pensaran, en este caso

Hacernos respetar como personas, no significa enfrentarnos a los


demás pero sí clarificarles cuál es nuestra posición, nuestras
motivaciones y deseos en la vida. He visto personas enfadarse conmigo
y casi al mismo tiempo, ver cómo su enfado se desvanecía. Y es que hay
una gran diferencia entre respetarse a si mismo y tener la intención de
herir a la otra persona. Cada uno debe buscar la situación y el momento
para mostrar el respeto que le debes a tú persona, y que no eres el títere
de nadie. Si te sientes manipulado por alguien en estos momentos, te
invito a que reflexiones sobre este aspecto que acabamos de mencionar,
porque así como todos tenernos el deber de escuchar, también tenernos
el derecho a ser escuchados. Ejerce tu derecho y mantén tu dignidad
muy alta o al menos, como mereces.

21
BUENOS DESEOS HACIA LOS DEMÁS
 
Los buenos deseos hacia los demás son sólo la prolongación de
los buenos deseos que tienes hacia ti mismo. El dicho que ilustra lo que
acabo de decir es: Ámate de verdad y podrás amar a los demás de
verdad.
Las personas hoy en día sentimos desconfianza, desdicha,
intranquilidad, decepción en muchos aspectos de nuestra vida y uno de
esos aspectos son las relaciones. La mayoría de nosotros partimos de la
creencia de que “nos relacionamos con los demás para tomar”. Vivimos
expectantes, a ver qué me va a dar esta o esa persona. En cambio, no
se nos ocurre pensar: “¿qué puedo yo aportar a esta persona, qué puedo
compartir con esta persona?”- Lo que ha hecho que nuestras relaciones
lleguen a ser desastrosas y , en ocasiones, caóticas, es precisamente
esa actitud de esperar siempre algo de los demás.

Si alguna vez has trabajado en una oficina o en un puesto similar


donde tienes a un superior al que debes rendir cuentas de tu trabajo,
entonces debes de saber lo que se siente cuando tu jefe te dice: “quiero
este informe en dos días”. Tu respuesta es: “No se preocupe, el informe
estará en dos días”. Entonces tu corazón empieza a latir más
rápidamente. Empiezas a correr para buscar toda la información que
necesitas incluir en el informe. Además, piensas en todas las otras tareas
que tienes pendientes por hacer, que también son importantes. Empiezas
a sentir la presión de tu jefe sobre ti. Es inevitable. Cada vez que lo ves
entrar o salir, piensas en el informe que aún está sin hacer. Esta presión
está alterando tu vida, tus emociones. Simplemente, no puedes sentirte
cómoda. Hasta que el informe no esté terminado, no podrás respirar
tranquila.
He querido ilustrar con este ejemplo, lo que una persona puede y
llega a sentir cuando se siente presionada. En el caso del informe, si no
estuviera a tiempo en manos del jefe, en el peor de los casos, podrías
perder tu trabajo y luego seguirías buscando hasta encontrar otro. Pero
si profundizamos, nos damos cuenta de que hay algo mucho más
importante que tú trabajo y que ya estabas casi a punto de perder. Me
refiero a tu propia paz interior, a tu bienestar, tu felicidad y, en muchos
casos, tu propia dignidad.
Aunque las personas interactuamos con los roles de la vida y las
circunstancias, no debemos olvidar que no somos los roles ni las
circunstancias. Ante todo soy una persona que quiere ser feliz y no
voy a comprometer mi felicidad y bienestar por nada de este mundo.
Lo que intento trasmitir es que necesito afianzarme en la posición
de que tengo que aprender a darme lo mejor si quiero llegar a darlo a los
demás, porque entonces ni el informe más elaborado del mundo habrá
merecido la pena.

22
No incurrir en la ilusión de que hago lo mejor por los demás, para
los demás, y terminar el día con el sentimiento de que: “No puedo más,
estoy agotada” , “pero si me desvivo por los demás”; pero en el fondo
siento que la vida no tiene sentido…”Eso no sería coherente.

Para tener buenos deseos hacia los demás, lo primero que


necesitamos es: dejar atrás la actitud de querer tomar de los demás.
Si he comprendido que tener buenos deseos hacia mi ser es ver
las cosas buenas que hay en mí, y hacer el esfuerzo de mantenerlas
presentes en el día a día, entonces ese mismos esfuerzo me llenará de
plenitud y satisfacción. No necesitaré relacionarme con los demás sólo
para que me digan lo buena que soy. Lo cierto es que yo ya lo sé.
También lo constata el dicho: “Nadie nos dará lo que no sepamos
darnos a nosotros mismos”.

En todo momento, pretendo transmitirte la importancia de liberar


nuestros buenos deseos para experimentar la felicidad que buscamos.
Tener buenos deseos hacia los demás significa que sabes
compartir tu energía de buenos deseos con los demás, que eres un
transmisor de esa energía y que por tanto, eres capaz de hacerles sentir
el mismo bienestar que tú sientes.

Miles de personas meditan por la paz en el mundo. ¿Por qué?


Porque entienden el trastorno y el sufrimiento en que vive gran parte de
la humanidad. Son conscientes de que hay muchas personas que no
tienen nada que llevarse a la boca, o con qué vestirse, o un trabajo, ni
siquiera un techo donde resguardarse o simplemente, no saben si dentro
del siguiente minuto seguirán o no vivos. Todas estas situaciones
extremas llenan de intranquilidad y dolor las mentes de los que las
padecen. Entonces están estas otras personas que meditan, se sientan
en silencio y utilizan el poder de su mente, el poder de la bondad y del
Amor, el poder divino, para enviar luz y buenos deseos a todas estas
personas que están sufriendo. No saben quiénes son, tampoco es
necesario. Sólo saben que son personas, como tú y como yo, y que
están sufriendo, pasándolas canutas, luchando contra la desesperación y
el desconsuelo. Esto también es una forma de manifestar los buenos
deseos hacia los demás, dedicar unos minutos de mi tiempo de forma
incógnita para aliviar el desasosiego en las vidas de mis iguales.
Te invito a que te atrevas a probar con esta experiencia y veas
por ti mismo cómo te sientes después de dar algo a alguien que lo
necesita, sin tan siquiera tener que identificarte o identificarles a ellos.

Cuando hablamos de buenos deseos hacia los demás siempre


pienso en el Sol. El Sol no mira o analiza cómo somos cada uno de
nosotros, ni lo que hacemos o dejamos de hacer, para ofrecernos sus
cálidos rayos. Simplemente nos los ofrece a todos por igual.

23
Tener buenos deseos hacia los demás es algo parecido; es
ofrecer la calidez de nuestras cualidades, nuestras virtudes a todo aquel
que se ponga por delante en nuestro camino, sin mirar el qué o el cómo.
Lo hago sólo porque sé que es bueno y nos proporciona bienestar a
todos. Perdemos más tiempo y energía en diseñar un criterio para dar a
los demás, porque antes tengo que ver cómo se comportan, cuáles son
sus formas y pareceres, que simplemente dar lo mejor de mí en el mismo
momento que se requiere.

Hace unos meses, una amiga pasaba por un examen muy


importante; tanto que su independencia económica y el abrirse
camino en su vida hacia otras direcciones, dependían de ese
examen. Era muy importante para ella. Meses antes del examen,
cada día, pensaba en ella, la visualizaba y la veía haciendo su
examen de forma exitosa. Le hablaba con mi mente y le decía:
“Lo vas a conseguir””Mereces aprobar y realizar tus sueños, tus
deseos” Es verdad que podía haberlo expresado verbalmente, y
de hecho, también lo hice, pero mi sentimiento era que a través
de la mente, sería mucho más poderoso y efectivo. El día del
examen llegó y ella pasó las diferentes pruebas, una detrás de
otra. Por supuesto que su esfuerzo y preparación fueron decisivos
pero también lo fueron los buenos deseos de muchas personas
hacia ella hasta el día en que tuvo lugar el examen y en los
momentos del examen.

Nunca subestimes lo que alguien siente hacia ti, lo comunique o


no. Si está en la mente, tarde o pronto llegará al corazón y se
manifestará de forma visible. El darte cuenta de estos sólo depende de ti,
de lo abierto y receptivo que estés para percibir tus propios sentimientos,
porque entonces te resultará fácil captar los sentimientos de los demás y
sentirás la enorme ayuda de esos buenos sentimientos.

VIVE DE TAL FORMA QUE LOS DEMÁS TE ENVUELVAN CON SUS


BUENOS DESEOS TODO EL TIEMPO.

Los buenos deseos hacia los demás son esa energía que nace
del Amor, con mayúsculas, del Amor que hay en tu interior y que poco a
poco, ya debes estar descubriendo. No es que no sepamos lo que es el
Amor. Lo que sucede es que no tenemos una comprensión profunda y
clara de lo que es el verdadero Amor. Por ejemplo, los buenos deseos,
ya hemos visto que se manifiestan a través de una sonrisa, de una
mirada, de unas palabras (Te quiero, te aprecio, te estimo…), de ciertas
acciones como la de escuchar, comprender, tolerar, aceptar. En verdad,

24
lo que hay detrás de todo esto que acabo de mencionar no es más que
AMOR.
Sin embargo, como hablábamos en un capítulo anterior, no es
suficiente con “creer” que el Amor está en mí, sino que el objetivo sería
experimentarlo. El descubrimiento siempre viene después de la
experiencia.

Cuando observes que alguien te demuestra su Amor o afecto, no


utilices eso nunca para infravalorarte, pensando: “Yo no puedo ser así”.
Tampoco te sientas complacida pensando: “Me encanta esta persona”
“Esta persona me da lo que a mí me falta” No hagas eso, porque
entonces estarías yendo en contra de lo que significa tener buenos
deseos hacia tu propio ser. Ante esta situación, observa ese gesto de
manera más objetiva e intenta ver cuál es el mensaje que intenta
trasmitirte. Generalmente, cuando eres capaz de reconocer el Amor en
otra persona, lo que estás haciendo es una proyección de tu propio
Amor. Luego el Amor está en ti pero en ese momento te estás olvidando
de él. Sólo lo ves en el otro.

Es un proceso que se da de manera automática, casi sin darnos


cuenta, pero es el comienzo de los sentimientos de infravaloración y de
la pérdida de autoestima. En este mundo, no podemos poner a nadie en
un pedestal. Todos tenemos cosas admirables pero todos tenemos
también cosas que cambiar y mejorar.

¿Te das cuenta ahora qué fácil es perder el norte de nuestra vida,
nuestra realidad y nuestra felicidad?
 
 
 
 
NUNCA  TE  INFRAVALORES.  DEJA  ATRÁS  LA 
  CREENCIA  DE  QUE  OTRAS  PERSONAS 
  PUEDEN  LLEGAR  A  QUERERTE  MÁS  DE  LO 
QUE PUEDES QUERERTE A TI MISMA.  ESCAPA 
DE  ESA  ILUSIÓN  Y  EMPIEZA  A  CREER  EN  TI.
ES HORA DE CREER EN MÍ. 

25
BUENOS DESEOS HACIA NUESTRAS
CIRCUSNTANCIAS, EL PRESENTE, EL
PASADO Y EL FUTURO

Antes hemos hablado un poquito sobre el poder de nuestra


mente, el poder que cada uno de nosotros posee en el interior. Aunque
no lo creas, es algo impresionante. Existe un dicho: “Tus pensamientos
te llevan a tu destino” Parece una frase hecha pero he comprobado que
es absolutamente verdad. De ahí la importancia de aprender a pensar y a
dirigir nuestros pensamientos para llegar a buen “puerto”, a un buen
destino.

En muchos momentos no estamos contentos con nuestra vida,


con nuestras circunstancias, nuestras experiencias, nuestro presente…
Nos sentimos las víctimas de la película y no encontramos un verdadero
estímulo para seguir adelante. Es entonces cuando se vuelve importante
hacer que emerjan nuestros buenos deseos hacia nuestras
circunstancias, nuestra vida pasada y hacia nuestro presente.

Pasado presente y futuro son los tres aspectos del tiempo con los
que juega una y otra vez nuestra conciencia. Los tres están
interconectados y estrechamente relacionados.

En verdad, necesitamos sanar nuestro pasado para poder vivir


con plenitud nuestro presente y recoger después los mejores frutos en
nuestro futuro.
Pero, paradójicamente, aunque hablemos de pasado presente y
futuro, debemos mantenernos conscientes de que sólo existe el
presente, pues el pasado ya se marchó y el futuro aún no ha llegado.

CENTRARNOS EN EL AQUÍ Y EL AHORA ES FUNDAMENTAL EN EL


PROCESO DE SANCIÓN Y ACERCAMIENTO A MIS BUENOS DESEOS, A MI
BIENESTAR Y FELICIDAD.

El pasado es un arma de doble filo. Para mí el pasado sólo es


importante en la medida en que me permite ver y analizar mis
actuaciones, emociones y observar cuáles fueron mis respuestas y
sentimientos ante todos aquellos acontecimientos. Desde la distancia, es
más fácil ser objetivo y no identificarme tanto con la situación. Puedo
rectificar ahora a través de una profunda reflexión y darme cuenta de que
no volvería a actuar de aquella forma, simplemente porque no aportó
nada positivo a mi vida ni me dio ninguna satisfacción.

26
El poder de nuestra mente es tal que podemos viajar al pasado
en un segundo y regresar al presente en el siguiente segundo. Nos
fascina pensar en esto pero lo curioso es que lo hacemos todos los días
de una manera inconsciente. Y, ¿por qué viajamos una y otra vez al
pasado? La razón es interesante. Viajamos al pasado porque sentimos
que una cuerda tira de nosotros, de nuestra mente, y nuestros
pensamientos simplemente van detrás de ese tirón.
Cuando una persona organiza un viaje o un evento para recibir a
alguien que viene del extranjero, o simplemente una exposición de
cualquier tipo, son muchas pequeñas cosas las que tiene que tener en
cuenta si quiere ser exitoso y dejar a todos satisfechos. Tenerlo todo a
punto significa que mi mente está alerta, viajando una y otra vez hacia
adelante y hacia atrás, concretando todas las pequeñas cosas por hacer
y supervisando que todo se vaya haciendo con la mayor precisión
posible. Cuando algo está terminado, por ejemplo: acabo de confirmar
la lista de asistentes a una conferencia sobre medicina y salud;
entonces ya puedo estar tranquilo y olvidarme de eso. Puedo pasar a
otras cosas, puedo seguir avanzando. Si hubiera un asistente sin
confirmar, yo seguiría haciendo mi trabajo pero mi mente se sentiría
tirada hacia esa persona una y otra vez, esperando la confirmación.

En nuestra vida, sucede lo mismo. Hay cosas pendientes, cosas


que hemos dejado a medias, sin resolver completamente, cosas
personales, familiares etc, etc. Por eso nuestra mente, una y otra vez
viaja atrás con el deseo de completar todos esos pendientes. Quizás no
nos damos cuenta de una manera consciente pero inconscientemente,
sucede así.
Nuestra mente juega un papel crucial en este proceso de
sanación de nuestro pasado. No le tengamos miedo al pasado.
Afrontémoslo como parte de nosotros y como nuestro posible trampolín
hacia un nuevo momento de esplendor, aprendizaje y de crecimiento.
Empecemos a mostrar de verdad, nuestros buenos deseos hacia
nuestras circunstancias y nuestra vida pasada para hacer lo mejor de lo
mejor en nuestro presente.

Tener buenos deseos hacia nuestras circunstancias y nuestro


pasado se resume en dos actitudes importantísimas:

La primera es la aceptación: aceptar todo lo que ha sucedido sin


más. No rechazarlo, sino más bien, hacer una profunda reflexión sobre lo
que aquello aportó a mi vida, el aprendizaje para mí. Tendemos a
considerar como experiencia negativa cuando las cosas no salen como a
nosotros nos gustaría. Subestimamos muchas veces a la VIDA misma y
su capacidad de enseñarnos a crecer y a madurar como personas.
Entonces nos limitamos a rechazar. Pero la vida es infinitamente más
sabia que nosotros y nos da, no lo que queremos, sino lo que

27
necesitamos. Necesitamos fortaleza, madurez, sabiduría, tolerancia, etc,
etc…cada uno en medidas y proporciones diferentes, porque nuestra
conciencia tiene un grado de maduración diferente.

Una vez estaba buscando trabajo en Barcelona. En la calle


donde vivía había una empresa farmacéutica que necesitaba
personal para su departamento de atención al cliente. Pensé que
este trabajo era ideal para mí. “Está cerca de casa, podré
aprovechar mejor el tiempo” El sueldo también era bueno. De
200 solicitudes se quedaron finalmente con 10 y yo estaba entre
ellas. Mi sorpresa fue cuando me llamaron y me dijeron que no
había sido seleccionada. Me sentí muy mal porque tenía
expectativas puestas en este trabajo. Dos meses más tarde, me
llamaron de una empresa de transporte marítimo, donde
necesitaban a una persona recepcionista y administrativo pero
que además hablara inglés. Fui a la entrevista y me cogieron. El
ambiente de trabajo era excelente y además tenía la
oportunidad de practicar el inglés que había aprendido años
atrás y que no quería perder. Lo que sucedió fue lo mejor para mí
en todos los sentidos.

Con el tiempo me di cuenta de que somos nosotros mismos


quienes bloqueamos el mejor destino para nosotros con nuestras propias
expectativas, miedos, inseguridades. Lo importante es estar alerta y
despierto para sentir cuando viene la oportunidad a tu vida y no
preocuparte si algo no sale como tú esperabas, quizás había
demasiadas expectativas en ello y no era lo mejor para ti.

En otra ocasión, viviendo con mi madre, llegó a nuestro barrio


un chico Uruguayo, Juan, muy sociable y simpático. Éramos vecinos
así que hablábamos con cierta frecuencia. Él se consideraba
católico apostólico romano y le inquietaba mucho todo lo
concerniente a la religión; tanto era así que rápidamente entabló
amistad con el párroco de la Iglesia y se mostró como un gran
colaborador de la parroquia.
Por otra parte, yo llevaba algunos meses practicando
meditación y en nuestros encuentros fortuitos solíamos compartir
nuestras experiencias espirituales. Un día me di cuenta que él
empezó a mostrar cierto rechazo hacia mi práctica de la meditación.

28
Intentaba hacerme ver que lo que yo practicaba no era tan válido
como lo que él practicaba, incluso llegaba a sentirse incómodo en mi
presencia. Al poco tiempo descubrí que esta persona había
empezado a trasmitir a otras personas del barrio, su desagrado hacia
mi práctica espiritual. Recuerdo que me enfadé mucho, porque sentía
que Juan estaba cruzando la línea del Respeto y que no tenía ningún
derecho a menospreciar mi práctica espiritual ni mi forma de
manifestarla. Mi enfado llegó hasta tal punto que decidí escribirle una
carta diciéndole lo poco cristiana que estaba siendo su actitud.
Utilicé en esa carta palabras muy duras, yo diría incluso que hirientes.
Me enteré a los pocos días que Juan viajaba a Uruguay para visitar a
sus padres y yo quería darle la carta antes de que se marchara. Me
dirigí hacia su escalera y al entrar en el ascensor, se me cayeron unas
llaves al suelo. Fui a recogerlas y en ese mismo instante, ¿cuál fue mi
sorpresa? La carta se deslizo de mi mano y cayó por el hueco del
ascensor. Fue imposible recuperarla.

Aquel suceso me hizo reflexionar. Me hizo entender que lo que


uno quiere o desea no es siempre lo mejor o lo más adecuado. En aquel
momento pude ver con claridad mi falta de tolerancia, de valentía, mi
incapacidad de trascender la actitud de los demás. Me di cuenta de que
era más importante lo que pensaban los demás de mí que lo que yo
pensaba de mí misma, es decir, de todas mis inseguridades. Pero sobre
todo, lo más significativo fue darme cuenta de que me resistía a aprender
una buena lección de Vida, y lo justificaba usando la fuerza de la ira que
expresaba en esa carta. Entonces llegué a la conclusión final de que
aquella situación me llevó a tener buenos deseos hacia mis
circunstancias, a aceptar aquello como algo bueno que me convertiría en
una mejor persona en el futuro.

NO TE ENFADES POR LO QUE TE ESTÁ PASANDO O TE HA PASADO.


SACA AL MENOS UNA LECCIÓN POSITIVA DE ELLO Y ENTONCES
ENTENDERÁS LO QUE SIGNIFICA TENER BUENOS DESEOS HACIA TUS
CIRCUNSTANCIAS, TU PRESENTE, TU PASADO Y TU FUTURO.

La segunda actitud importante en la experiencia de los buenos


deseos hacia nuestras circunstancias y nuestra vida es el perdón.
Cuando miramos hacia atrás, es frecuente que pensemos: “Tenía
que haber hecho esto” o “no tenía que haber dicho lo otro”. “No debió ser
así o asa”. Pensamientos de culpabilidad que están bloqueando la
energía de buenos deseos y te alejan de esa experiencia de paz y
felicidad que mereces.

29
Cometer errores, aunque te parezca extraño, también tiene su
sentido y uno de ellos es el aprendizaje. Si todos fuésemos perfectos, no
tendría sentido vivir en el mundo imperfecto en el que vivimos, es decir,
probablemente el mundo sería perfecto.

El ser humano tiene el instinto de superarse a sí mismo y de


mejorar. Y ¿cómo logra hacerlo? Sólo a través del aprendizaje. Si nunca
te equivocas, nunca tendrás nada que aprender y si no tienes nada que
aprender, entonces es lo que antes mencionaba, no perteneces a este
mundo.
Todos sabemos que podemos y que debemos mejorar.
Perdonarte es un acto heroico que haces por ti principalmente,
pero que repercute inevitablemente en todo y en todos los que te
rodean.
Tu vida pasada será perfecta hasta el punto en que sepas extraer
las enseñanzas que la vida te ha querido regalar sólo para que puedas
superarte y ser mejor persona.
Entiende esto y habrás logrado emerger tus buenos deseos hacia
tus circunstancias, tu presente, tu pasado, tu vida. El resultado será
bienestar, satisfacción y felicidad inmediata en tu vida.

Con ambas, aceptación y perdón, puedes sanar tu pasado,


darle vida, fortaleza e ilusión a tu presente. Entonces lo que vives en este
momento presente te vendrá de retorno en el futuro. Te das cuenta de
que lo que vives y sientes hoy, son las semillas que estás plantando para
tu mañana. Ahora la pregunta sería, ¿qué frutos quieres recoger en ese
mañana? Necesitamos una mente extremadamente positiva para plantar
las mejores semillas y después recoger los mejores frutos. Una vez más,
está en cada uno de nosotros realizar la tarea y participar del éxito que
esperamos, el de ser felices.
 
 
 
 
 
 
 

30
BUENOS DESEOS HACIA LA
NATURALEZA

¿Qué significa tener buenos deseos hacia la Naturaleza?


Naturaleza es todo lo que nos rodea. Todo lo que emite una energía es
Naturaleza: el sol, la luna, las estrellas, los árboles, el agua, las piedras,
los minerales, los animales, etc. Toda materia emite una energía propia
y que definitivamente tiene su razón de existir y de estar donde está, es
decir que si algo existe, es porque tiene una función o papel que
representar. Puede que yo desconozca la función de algo pero ello no
significa que carezca de esa función y que pueda ser más o menos vital.

Todos sabemos lo importante que es el Sol para la vida, ya que


aporta directa o indirectamente toda la energía que mantiene la vida en la
tierra, porque todo el alimento y el combustible proceden en última
instancia de las plantas que utilizan la energía de la luz del Sol.
Podemos decir que su función es determinante para nuestra vida. Pero,
¿soy consciente de lo que acabo de leer? Y si soy consciente, ¿soy
capaz ahora de amar el sol y agradecerle todo el beneficio que me
aporta?
Piensa por ejemplo en un semáforo. Su función es fundamental
en la seguridad vial. Si no hubiera semáforos en nuestras ciudades,
nuestras vidas correrían peligro. ¿Soy capaz de valorar y agradecer a
estos semáforos porque me salvan la vida cada día?

Ahora piensa en un coche. Es un trozo de chatarra pero, ¿me doy


cuenta de que gracias a esa chatarra puedo ir donde yo quiera y cuando
quiera, y de que puedo hacer distancias largas que si tuviera que hacer a
pié, mi cuerpo no lo resistiría?

Considera ahora las piedras. ¿Eres consciente de que muchas


piedras juntas forman ladrillos, y que estos forman paredes y techos que
a su vez terminan en viviendas que finalmente van a constituir un refugio
para mí o “mi casa”?

31
Todo, absolutamente todo, tiene su razón de ser, de existir, de
suceder o de estar donde está.

Nuestra limitada comprensión de nuestro ser y de lo que nos


rodea hace que veamos el mal o la negatividad detrás de lo que sucede.
Nada es malo y nada es bueno. Todo depende del cristal a través del
cual miramos. Es como lo que muchos ya conocen: la botella medio
llena o medio vacía.
Lo que sí que es cierto es que todo lo que sucede puede
enriquecerme y ayudarme a ser mejor persona si lo miro a través de las
lentes correctas o a través del “ojo de la sabiduría”.

Con ello, no les estoy diciendo que piensen que “una guerra” es
algo bueno. No. Es evidente que no lo es, como tampoco lo es una
catástrofe natural. Pero si lo miro con el ojo de la sabiduría, una guerra,
definitivamente está mostrando la parte más vil en insensible del ser
humano, pero al mismo tiempo, nos está mostrando otras muchas cosas
a todos los demás, por ejemplo:
lo insensato de ansiar el poder para reprimir a otros pueblos; lo insensato
de querer poseer un trozo de tierra a costa de muerte y destrucción; lo
insensato de aliarse con otros para destruir.

También aprendemos sobre la capacidad de reacción y actuación


en contra de la muerte y de la destrucción de las instituciones, que al fin
y al cabo son personas que defienden nuestros derechos, empezando
por el derecho a la Vida. Aprendemos que jamás desearíamos una
situación de guerra en nuestro país; que nuestra vida es
extremadamente valiosa y que no queremos perderla.

De igual manera, una catástrofe natural, no deja de ser una


tragedia y nos sentimos apenados por ello, pero también estamos
aprendiendo mucho si sabemos verlo con los ojos correctos. Pongo un
ejemplo:
Hay muchas personas, organismos y organizaciones que se movilizan
para aportar dinero y ayudas destinadas a levantar una población
destruida, a todos los niveles.
Las catástrofes naturales despiertan nuestros sentimientos de
solidaridad. Hacen que nos acerquemos de corazón a nuestros iguales.
Nos enseñan a ser humanos. De una forma más o menos consciente,
algo se mueve dentro de nosotros ante una gran catástrofe. ¿verdad?.

También es posible que todo esto me rebase, por eso tal vez
nunca me lo haya planteado. No importa. Lo importante es que puedo
planteármelo ahora y puedo hacer algo ahora al respecto, aunque sólo
sea forjarme una idea correcta de las cosas y las situaciones. Reflexión.
Necesitamos pensar y plantearnos cosas, nuevas situaciones. Vivir cada

32
renglón de nuestra vida con profundidad. Aunque somos libres de vivir a
la altura que queramos, sin olvidar que también debemos ser
responsables y consecuentes con ello.

Nuestra armonía con nosotros mismos y con la naturaleza que


nos rodea depende tan sólo de nosotros, de lo valientes que seamos
para cruzar esa línea entre lo superficial y lo profundo, entre lo humano y
lo divino, entre lo material y espiritual. Es sencillo de entender pero nos
resulta más arduo ejecutarlo. De lo único que estamos hablando es de
acceder a ese otro compartimiento de nosotros mismos, el que nos
conecta con toda la naturaleza que nos rodea. Nada que ver con los
demás. Así que, ¿por qué deberíamos tener miedo? Si un día escuchas
una voz que te dice: no hay razón o motivo alguno para ensuciar o
contaminar a mí alrededor; no hay motivo o razón alguna para hacer
daño a los animales; entonces es que estás empezando a acceder a ese
compartimiento y conectando tu propio ser con la naturaleza que te
rodea. Si empiezas a agradecer a este teclado de ordenador que te
permite expresarte y llegar a muchos, no te preocupes, no estás loca.
Simplemente estás conectado con tus buenos deseos hacia la
naturaleza. Felicidades!!!

Hasta que no descubramos la interacción que tenemos con la


naturaleza y lo que nos rodea, no podremos desprendernos de esos
miedos. Pero quizás lo que más miedo nos de sea el hecho de darnos
cuenta precisamente de esa relación que todos tenemos con la
naturaleza y ver el daño que le estamos haciendo.
Imagínate el cuadro perfecto de la humanidad. Estoy seguro que en él
incluirías a la Naturaleza. ¿Por qué dejarla fuera? Lo natural es que esté
dentro del cuadro. ¿Podríamos terminar el cuadro de la humanidad sin
contar con la naturaleza? ¿No sería acaso un cuadro incompleto?

De ahí la importancia de tener buenos deseos hacia la naturaleza


y de Amarla.

Muchas personas tienden a colgar las desgracias del mundo y lo


negativo que sucede en sus vidas a Dios.
Culparse a uno mismo, a los demás, a las circunstancias o a Dios
es una acción de un nivel de energía muy pobre, no me aporta nada
positivo. Lo que hoy sé a ciencia cierta es que lo último que haría en la
vida sería culpar o sentirme culpable, porque me alejo de nuevo de los
sentimientos de bienestar y felicidad que merezco.
Hay mejores opciones que la de culparse a uno mismo, a los demás o a
Dios cuando nos damos cuenta de que no estamos haciendo algo bien.

Y lo que acabo de decir es que hay diferentes tipos de personas


en el mundo: unas son las que se culpan a sí mismas por todo lo que

33
sucede y esos mismos sentimientos de culpabilidad no les permiten
encontrar solución a los problemas. Tienen verdaderamente poco amor y
buenos deseos hacia ellas mismas.
Hay otra clase de personas que culpan a los demás. Siempre apuntando
con el dedo hacia fuera, siempre buscando a un responsable de todas
sus desgracias. Son inmaduras y no hay aprendido a asumir
responsabilidades en su vida. Y un tercer grupo de personas culpa a
Dios por todo lo negativo que sucede en sus vidas y en el mundo, porque
piensan que como Dios todo lo puede, ¿por qué no hace nada al
respecto?
En mis trece años de práctica de la meditación, diferentes experiencias
me han llevado a un entendimiento y comprensión de algunos aspectos
de la vida que poco o nada tienen que ver con las tres clases de
personas que he citado anteriormente.
Algunas de mis conclusiones son:

1. La culpa es un sentimiento de un nivel extremadamente bajo de


energía. No me enseña nada positivo y tampoco a los demás. Me
desvía del camino y el sentido de mi existencia.
2. Coloca en tu frente la palabra: “Aprender”. Aprende de todo y ten
la conciencia de aprender de todo y de todos, y seguro que todo y
todos te enseñarán algo.
3. La Naturaleza es sabia y sus leyes también lo son. Acéptalas
desde tu corazón y libérate de angustias innecesarias. La muerte
no es una desgracia. Es un retorno a la vida, un simple continuar
en mi largo viaje. Es una parada para repostar y seguir. Es una
liberación de un cuerpo viejo y enfermo y la adquisición de uno
nuevo que me permita continuar expresando la belleza de mi alma.
4. El Amor es el sentimiento de mayor nivel de energía. Se dice que
“el verdadero Amor todo lo puede” y es verdad. Es el
sentimiento que antes te llevará a la expresión de todos tus buenos
deseos y te conducirá hacia el bienestar y la felicidad.
5. La realización de nuestro ser y del Ser Supremo son los mayores
retos de los que se esfuerzan por ser nobles, honestos y hacer las
cosas bien hechas. No te canses a la primera de cambio. Continúa
y veras la luz al final del camino.

Aprender a interactuar con la energía de la Naturaleza es muy


importante para poder armonizar con ella. No estás loco si sientes que un
semáforo en verde te dice: “pasa”. O si sientes que una planta seca te
dice: “necesito un poco de agua, por favor”. Míralo como algo bueno y
positivo. Tu sensibilidad más profunda se está despertando. De alguna
manera, llegamos a darnos cuenta de la interconexión que hay entre todo
y entre todos. Es una interconexión natural e inevitable, tan inevitable,
como saber que si tiras una piedra al aire, no podrás impedir que caiga al
suelo.

34
Otra reflexión profunda que te invito a hacer es la siguiente: “No
hay nada que venga a nosotros o a nuestra vida que no haya sido
invocado por nosotros mismos” Es lo que se llama “la ley de la
Atracción” Todo lo que viene a nosotros, más consciente o
inconscientemente, ha sido previamente invocado por nosotros.
¿Has experimentado alguna vez el pensar en alguien y de repente
encontrarte con esa persona o recibir una llamada de esa persona? O
¿has querido alguna vez no encontrarte con alguien porque tienes
diferencias con esa persona y de repente esa persona está enfrente
tuyo? Hemos sido nosotros quienes hemos invocado con el poder de
nuestra mente a ambas personas. En el segundo caso, en el que
invocamos en negativo sucede todo lo contrario. Quizás ahora tu mismo
sabes por qué. La resistencia que tienes de ver a esta persona te aleja
de tu estado de paz y de bienestar. Esta persona viene a ti precisamente
para que arregles tus diferencias con ella, no para fastidiarte pero
recuerda que lo has de mirar todo con las gafas correctas. La Vida
misma, nos regala oportunidades para ser mejores personas pero está
en mí darme cuenta de esas oportunidades.
La ley de la atracción existe y opera todo el tiempo en nuestra vida,
aunque la mayoría de las veces no seamos conscientes de ello.
Reflexiona sobre esto:

LO QUE PIENSAS SE MATERIALIZA.

Una vez más se está revelando el impresionante poder de


nuestra mente y es por ello que debemos ser más conscientes y utilizarlo
en la forma que más nos beneficia, en la forma de creación de
pensamientos positivos, de paz, armonía, bienestar y buenos deseos
para nosotros y también para los demás.

35
BUENOS DESEOS HACIA LO
DESCONOCIDO
Cuando hablo de tener buenos deseos hacia lo desconocido, me
refiero desde personas, a circunstancias, situaciones, a la pérdida, a la
pobreza, al futuro, a la misma muerte.
Vivimos la vida de la mejor forma que podemos y sabemos sin
darnos cuenta de que, en ese vivir nos vamos acomodando muy
gradualmente. Por ejemplo, nos acomodamos a nuestra gente, nuestro
círculo de amigos, nuestra ciudad, nuestro trabajo, nuestra situación
económica etc, . Desarrollamos una cierta familiaridad con el entorno que
nos rodea y eso es bueno. Vamos afianzándonos y vamos creciendo,
madurando en el camino de la vida. Pero la vida no es sólo eso. La vida
está llena de retos y situaciones que todos los días constituyen una
prueba para mí.
Seguro que alguna vez hay escuchado la historia de la típica
familia en que se mueren ambos padres, uno casi detrás del otro, y es el
hermano mayor el que tiene que sacar a sus hermanos pequeños hacia
adelante. Efectivamente, es una situación nueva, inesperada y que va a
cambiar muchas cosas en la vida de ese hermano mayor. Pero, ¿por qué
habría de tener miedo a esa situación? Es cierto que psicológicamente,
la persona que pierde a sus padres queda deshecha y muy afectada. Al
mismo tiempo que salta una alarma interna que le dice: “oye, tienes que
sacar a tus hermanos hacia adelante”. El sentido de la responsabilidad
impera y es capaz de hacerle superar el dolor en tiempo récord. Ir
aceptando la nueva situación, los nuevos cambios, sin conocer
realmente lo que va a pasar después, significa tener buenos deseos
hacia lo desconocido.
Conozco personas que han vivido esta situación y hoy día son
personas profundamente humanas con una gran madurez, y con una
gran confianza en sí mismas.
Existe un miedo en las personas con el que nos hemos
familiarizado y ese es el miedo a lo desconocido. Cambiarnos de ciudad,

36
de Universidad, de trabajo, un ascenso, separarnos de una persona, etc
etc. Todo son situaciones que provocan inquietud y temor en nosotros.
Realmente, el miedo a lo desconocido se supera con los buenos deseos
hacia lo desconocido. Anteriormente hemos mencionado una palabra
importante: Aprender. No la perdamos de vista porque precisamente
esta palabra es clave cuando afrontamos un cambio en nuestra vida o
aceptamos un nuevo reto.
Cuando por ejemplo, tomamos la decisión de cambiar nuestra
residencia, lo que nos provoca miedo no es tanta la incertidumbre sobre
lo que nos vamos a encontrar en ese nuevo lugar como asumir que
tenemos que desprendernos de lo que ya teníamos en nuestra vida.
Teníamos un círculo de amistades, un ambiente, quizás un trabajo
cercano a mi casa, un colegio muy bueno para mis hijos…Sentimos que
habíamos logrado tanto que ¿cómo puedo desprenderme de todo sin
más? Pues bien, aquí es donde está la clave. No es que nos
desprendamos de nada, es que optamos por una nueva situación que
nos va a aportar nuevas y enriquecedoras experiencias. La vida no son
mis posesiones. La vida es aprendizaje. No podemos vivir aferrados
a las personas ni a las cosas, porque yo no las poseo. Sólo
interactúo con ellas y con la materia que me rodea. Debo de darme
cuenta de que estoy aquí para hacer crecer mi espíritu, mi alma. Y para
eso necesito vivir con la conciencia de que soy un viajero, o un huésped.
Un viajero está hoy en un sitio, disfruta de ese lugar, extrae toda la
belleza, la embebe y después continúa su viaje. Se sigue llenando de
toda la belleza que va descubriendo en su camino. Con nosotros sucede
lo mismo. Nuestra atención debe ser siempre el guardián de nuestra
alma, para que no se aferre a nada ni a nadie. Entonces el miedo irá
desapareciendo y podrá expresarse en una mayor medida el Amor, y los
buenos deseos.

Así como la preocupación y la duda son los “hermanos” menores


del miedo, hay otras dos cualidades que son las opuestas y que terminan
con todos esos miedos. Estoy hablando de los “hermanos” del Amor: la
confianza y la gratitud.

Los retos en nuestra vida nunca dejarán de ser innumerables.


Podemos llamarlos obstáculos o dificultades pero no dejarán de ser
retos. Si no cambiamos nuestra actitud, podemos llegar a sufrir mucho.
Pero, ¿quién de nosotros quiere conscientemente sufrir? Nadie.
Preferimos una alternativa mil veces antes que padecer o sufrir. De eso
se trata, de buscar la alternativa hacia la felicidad.

Tener un hijo, por ejemplo, según muchas madres es una


experiencia única. A menos que seamos madres, nunca podremos saber
lo que se siente cuando acabas de tener un hijo. Y una madre no imagina
en ese momento todo lo que va a tener que pasar para sacar a ese hijo

37
hacia adelante. ¿Acaso crees que eso la perturba? Para nada. Su amor
es tan ilimitado que tiene la certeza que todo lo va a superar. Es su Amor
lo que hará emerger sus buenos deseos hacia todo lo que tiene que venir
en su camino y en el de su hijo.

Una vez presencié una escena en la que una niña pequeña se


tragaba un objeto mientras jugaba con el. La niña empezó a
ahogarse y la madre, que rápidamente se dio cuenta de lo que
sucedía, con contundencia y seguridad golpeó la espalda de la niña
varias veces hasta que aquel objeto salió por su boca. Le salvó la
vida a su hija en segundos! Personalmente, me impresionó la escena,
me quedé atónita y me preguntaba si yo en su situación hubiera
hecho lo mismo. La respuesta fue Sí. Y el único razonamiento lógico
es ver realmente cómo el Amor no sólo elimina el miedo, sino que te
da la valentía para actuar y lograr hacer lo correcto.

Seguramente la situación que esa madre vivió era nueva para


ella, pero no por ello dejó morir a su hija. Sus buenos deseos y su Amor
le dieron la confianza para actuar de la manera correcta.

Antes hemos hablado de la confianza y la gratitud. La gratitud no


es más que el producto de realizar una transformación en mi actitud o
actitudes ante la vida; por ejemplo, cuando integramos en nuestra
conciencia la actitud de aprender, de que, en definitiva, todo sucede
para que yo aprenda algo y crezca como persona, eso genera en mí
automáticamente un sentimiento de “gratitud “ante la vida, mi profesor
más experimentado. No tengo palabras de agradecimiento pero sí la
experiencia en mi interior que se manifiesta en una sonrisa dulce y
serena.
En cualquier caso, lo más importante es que nos demos cuenta
de que no se trata de luchar contra el miedo sino de permitir que fluya
nuestro Amor.

Aprendamos a no aferrarnos a nada ni a nadie, porque si


pensamos que algo es nuestro, es decir, “mío”, entonces viviré en una
completa angustia haciendo lo imposible para no perderlo.

No olvides que, en último término, estamos aquí para ser felices.


Y si hoy por hoy, no lo somos, tenemos una preciosa inteligencia e
intelecto que nos permite ahondar y ver por qué no lo somos. No seamos
los conformistas que terminan como los más grandes pesimistas y
mártires del mundo.

38
Nelson Mandela dijo una vez: “El mayor miedo que tiene el
hombre no es el miedo a fracasar sino el miedo a triunfar, a ser
exitoso, a brillar”.
Todo tu potencial y tus posibilidades para ello están vigentes.
Eres una persona totalmente recuperable en todos los sentidos. Confía
en ti y deja que esa pequeña luz de la confianza vaya abriéndote
caminos y más caminos en tu experiencia de vida hacia la felicidad que
mereces.

LOS BUENOS DESEOS Y LA


MEDITACIÓN

No podríamos hablar de los buenos deseos sin hablar antes de la


meditación. En verdad, si hay algo que da expresión y canaliza esos
buenos deseos en el ser humano, eso es la meditación.

Todos sabemos que vivimos en un mundo empañado por el


materialismo, el egoísmo, la ira, los deseos, el miedo, los sentimientos
enfermizos etc. Estos son nuestros mayores enemigos. Estas debilidades
o “demonios” son los que nos acosan una y otra vez, nos esclavizan,
enturbiando nuestra cálida energía benevolente de buenos deseos.

Si he querido hablar de la meditación, ha sido precisamente


porque siento que necesitamos herramientas que nos ayuden a
conquistar nuestras debilidades, a nuestros “enemigos”.

Muchas veces presenciamos rencillas entre familias, rencores


entre hermanos, violencia en la familia, etc, y nos preguntamos: pero
¿cómo puede ser posible? Es como si no diéramos crédito a lo que está
sucediendo. Toda esta discordia hace que perdamos la confianza en los
demás y en nosotros mismos. Cada vez más vivimos en un mundo más
dividido, más separado y eso lo vemos en nuestro propio entorno. Hemos
dejado de comunicarnos, de hablar de nosotros mismos y de nuestros
sentimientos. Paradójicamente, vivimos en la “Era de la Comunicación”
y sin embargo, estamos más incomunicados que nunca. Tenemos un
acceso tan fácil y rápido a la información que simplemente estamos
saturados por esa misma información y cuando hablamos con los demás,
es como si escupiéramos toda esa información sobre ellos. Nos hemos
olvidado de hablar desde dentro, desde lo más genuino que hay en
nuestro interior, me refiero a nuestros sentimientos.
Las reuniones familiares han pasado a ser historia. Tenemos
demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlas. Corremos y
corremos con el sentimiento de que no llegamos. Hemos llevado nuestra

39
vida al plano más superficial y nos hemos alejado de nuestros
sentimientos y de nuestra Verdad. Gradualmente, nos hemos
incorporado a la gran rueda de todos y ahora no encontramos la forma
de salir de ella.

Por eso quiero seriamente detenerme en la Meditación como


herramienta para empezar a hacer algo por ti y por tu dignidad. Y quizás
este sea el momento para definir lo que significa meditar.
Meditar es hacer un “alto” con tu mente, dejar de correr con tus
pensamientos de un lado para otro. Etimológicamente, meditar es una
palabra que viene del latín, mederi, que significa: curar, sanar. Para
sanar algo, ha de haber previamente una enfermedad. Hoy en día, los
seres humanos padecemos de muchos tipos de enfermedades pero
quizás las que más nos perturban son las enfermedades del alma.
Lo que pretendemos sanar a través de la meditación es
precisamente nuestra alma. Y las enfermedades del alma son los celos,
la ira, la otras. Se trata de ir poco a poco limpiando nuestra alma de
todos sus males y lo hacemos porque definitivamente queremos algo
mejor para nosotros, un bienestar, una tranquilidad en nuestra mente,
queremos sentirnos felices.
La bondad de las personas es una evidencia pero se encuentra
en lo más profundo de nuestro ser, nuestra alma. Y es al alma a donde
tenemos que llegar si queremos empezar a sanarnos y expresar sólo lo
verdadero de nosotros, nuestras cualidades y virtudes.

Meditar es pensar en positivo, crear pensamientos de calidad,


pensamientos de beneficio para mi y para los demás. Esos pensamientos
llenan de paz mi mente y esa experiencia de paz me llena de claridad.
Empiezo a verlo todo tal cual es y no influido por los sentimientos
negativos o las experiencias negativas del pasado. Llego a mi Verdad y
entonces empiezo a sentir lo que es importante en la vida y me doy
cuenta de que yo soy importante, de que me debo un respeto,

Como estamos casi al final de este pequeño libro, estoy segura


que para este momento ya tienes una visión más positiva acerca de ti
mismo. Eso es lo más importante.

Recuerdo cuando empecé a meditar. Me sentaba en silencio e


intentaba observar lo que pasaba dentro de mí. Digo intentaba,
porque no era nada fácil. Me venían cientos de pensamientos, unos
tras otro y me costaba mucho esfuerzo concentrarme. Pero yo insistía.
Dedicaba unos minutos cada día a silenciar mi mente. Creaba pocos
pensamientos e intentaba experimentarlos. El primer pensamiento
que me enseñaron en el centro donde yo asistía fue: “Soy un ser de
Paz” “Soy un ser pacífico” A primera vista no me decía mucho y no
sentía nada. Pero después de unos meses, recuerdo que una mañana

40
temprano, con la misma intención de experimentar, creé el mismo
pensamiento. Soy un ser de paz” y lo repetí varias veces. Tuve una
experiencia increíble. De repente sentí como una inmensa nube de
paz me inundaba, inundaba todo mi ser, como si me envolviera. Es
difícil expresarlo con palabras; lo cierto es que salí de aquella
habitación como si estuviera en una nube. Sentía una paz inmensa.
Fue como si Yo me convirtiera en paz y no hubiera nada más que
paz. No pensaba en nada más.

Cuando meditamos y empezamos a adentrarnos con el poder y la


energía de nuestros pensamientos, vamos atravesando las diferentes
capas que habíamos creado durante mucho tiempo. Es como si
fuéramos atravesando la coraza de nuestros miedos e inseguridades y
nos dirigiéramos hacia la parte más noble y genuina de nuestro ser. Los
descubrimientos pueden ser impresionantes. No sólo la Paz nos espera
ahí dentro, sino también el Amor, la Felicidad, la fortaleza, la Verdad.
¿Quieres experimentar estos tesoros? Puedes hacerlo.

Hemos aprendido que los tesoros siempre se encuentran en


lugares profundos y hay que superar una serie de pruebas para llegar
hasta ellos. En cierto modo, con nosotros para algo similar. Tenemos que
atravesar la capa de nuestras debilidades y someternos a duras
pruebas. A pesar de todo, lo que hace que sigamos en ese camino es la
voluntad de ser libres y ser felices. Esa voluntad hace que el esfuerzo
sea fácil y liviano. Por supuesto que es doloroso ver las capas de ira, de
dolor, de rencor, de miedos; pero sólo atravesándolas, podremos
acceder a lo mejor de nosotros, a los buenos deseos que hemos venido
hablando desde el comienzo de este pequeño libro.

La meditación te puede ayudar en esta tarea y podrás ver por ti


mismo que algo muy único y especial empieza a despertar en ti. Aunque
en esencia seamos lo mismo, cada uno de nosotros posee una belleza
única que no puede ser arrebatada por nada ni nadie. Con la
meditación, aprendemos el arte de entrar en el silencio y el silencio
es el puente de comunicación entre la divinidad y yo, entre la
energía más pura, y altruista que existe y yo. Muchos lo llaman Dios,
otros la Verdad, otros Ser Supremo, otros Jehová, pero al final nos
estamos refiriendo a Ese ser que consideramos un Padre.

También me baso en mi propia experiencia para decirte que la


relación con la energía más pura, genuina y altruista del universo es la
que me libera significativamente de todas esas capas de dolor y
sufrimiento del pasado.

La experiencia de Dios es real y verdadera y prueba de ello


es la transformación que sucede en nuestras vidas cuando estamos

41
en contacto, en relación con esa energía Suprema, Divina, Pura y
Verdadera.

En mis trece años de meditación, he tenido muchas, muchísimas


experiencias de silencio, de paz, de amor, de felicidad, de armonía y
también he tenido la experiencia de verme envuelta en la sublime y
transformadora energía de Dios. Mi vida cambió por completo y no he
necesitado hacer acrobacias para ello. Tan sólo recordar que el Silencio
es el puente de comunicación con mi ser y con esa Energía Pura,
Divina y Transformadora que es Dios, y a partir de ahí, elegir
libremente lo que quiero y deseo experimentar. A veces sentimos que
hay una gran barrera entre lo divino y nosotros, entre Dios y nosotros.
Quizás sería suficiente utilizar el razonamiento lógico para darnos cuenta
de que si decimos que tenemos un Padre o a un Ser Superior que está
por encima de nosotros, entonces lo más lógico es que podamos también
relacionarnos con Él, hablar con Él ¿De qué forma? De la misma forma
en que conversamos con nuestro padre físico, pero en este caso lo
hacemos con nuestra mente y corazón, en el más profundo silencio.

Mi experiencia personal en esta nueva relación que he podido


experimentar y que todavía experimento en mi día a día, es que ese Ser
Supremo, Dios, me escucha siempre. Fui yo quien tuve que aprender a
silenciar mi mente para poder escucharle. Y en ese silencio más
profundo vinieron las experiencias más dulces que jamás he tenido,
experiencias que me han hecho comprender lo que es el Verdadero
Amor y que lo que da sentido a mi vida, es compartir ese Amor.

Pero esa dulce conversación ha de nacer desde nuestro corazón,


no debe de ser forzada, ni razonada. Cuando en la meditación vamos
experimentando la paz interior y dejando emerger el verdadero Amor,
entonces nuestras palabras pensamientos, palabras y acciones también
se impregnan de ese mismo Amor. Si puedo darte un consejo, y no es
que me guste dar consejos, llena tu corazón de ese Amor antes de
hablarle a Dios, porque Dios es el Océano del Amor. Cuanto más se
parezca tu Amor al Suyo, entonces antes podrás captar las diferentes
señales que te envía en ese silencio. Podríamos hablar horas y horas de
mi experiencia pero no quiero seguir porque has de ser tú quien tome la
iniciativa ahora. Recuerda que nadie puede vivir ni experimentar por ti.
Tú llegarás hasta donde decidas llegar en este camino de los buenos
deseos en base a tus propias experiencias.

Independientemente de las creencias que tengamos o nos hayan


inculcado nuestros ancestros, lo más importante y que no debemos de
olvidar nunca, es que tenemos la capacidad de elección. Finalmente,
para bien o para mal, soy yo quien siempre elige y soy yo quien siempre
debo ser responsable de mis elecciones.

42
AGRADECIMIENTO A LA VIDA Y AL SUPREMO
 

Los buenos deseos y el sentimiento de agradecimiento van


entrelazados. Sucede lo mismo con la leche y el azúcar. Una vez que
remueves la leche, ésta se combina con el azúcar y no los puedes
separar, se convierten en una sola cosa.

Lo mismo sucede cuando empezamos a darnos cuenta de esa


energía de buenos deseos en nuestro interior. Casi automáticamente
empieza un sentimiento de agradecimiento por todo y hacia todo. Y
cuando sientes esos buenos deseos en tu corazón, hacia tu propio ser,
hacia los demás, hacia la vida, hacia todo lo que te rodea, entonces
también empiezas a pensar de manera diferente, como si se despertara
la divinidad de tu ser y realmente entraras en otra conciencia, una
dimensión de luz, donde podemos captar y comunicarnos a un nivel más
profundo con esa Energía Suprema, la Verdad , Dios o como prefieras
llamarlo.
De eso se trata la vida, de observar, explorar, hacer
comprobaciones, experimentar, contrastar, verificar, y finalmente
quedarme con todo aquello que me hace sentir bien, y me hace sentir
persona. Y toda esta investigación hemos de hacerla cada uno
individualmente, nadie puede hacerla por nosotros. Hay dos cosas que
nadie más puede hacer por nosotros: una es pensar y la otra vivir o
experimentar. Por eso, y esto lo hemos visto innumerables veces,
cuando estás triste, casi nadie puede sacarte una sonrisa o ponerte feliz
en un segundo. Si estás triste, sólo puedes salir de esa tristeza cuando
hagas algo tú por ti mismo porque lo que hagan los demás para

43
ayudarte, puede ser engañoso, y forma parte de la experiencia de los
demás, no de la tuya propia.

De pequeña siempre escuchaba decir a mi padre: “El que no es


agradecido, no es bien nacido”. Creo que el dicho es muy profundo y que
podemos darle algunas interpretaciones. Cada uno de nosotros tenemos
muchos motivos para sentirnos felices y mostrar ese agradecimiento. Sin
embargo, no lo hacemos. ¿Por qué? Definitivamente no es porque no
queramos. Es porque aún no hemos llegado a comprender a nuestro ser,
nuestra personalidad, nuestra enorme grandeza y belleza interna,
nuestro papel en este gran escenario de la vida. La persona agradecida
está más cerca de su verdad que la que no lo es. Pero el mundo sigue,
no pasa nada. Aquí sólo se trata de lo que yo haga, de las decisiones
que tome a partir de este momento. Si las tomo con honestidad para mi
beneficio y el de los demás, entonces se abrirá la “mina de buenos
deseos” que hay en mi interior. Y una vez abierta la mina, sólo lo mejor
puede llegar y suceder en mi vida. Confía en ti, cree en ti. Ahora sólo la
positividad tiene cabida en tu vida. Con tu intelecto, mantente en la
verdad, en lo positivo, en tus valores de Paz, Amor y Felicidad.

LA PERSONA AGRADECIDA ESTÁ MÁS CERCA DE SU VERDAD QUE LA


QUE NO LO ES.

Cada día que pasa, me levanto con una dulce sonrisa y muy feliz.
Mi primer pensamiento al levantarme es:” Buenos días Padre” y
“Gracias, Padre, Gracias”. Digo “Gracias a la Vida” por existir, por
respirar, por experimentar, por compartir. Para mí, no hay mejor forma de
comenzar un día, y no hay mejor forma de empezar a fluir y sentir el
Amor hacia mi ser, y el Amor de Dios, el Padre de todas las almas, de
todos los seres humanos que habitan el planeta.

El agradecimiento ensancha nuestro corazón, lo hace generoso y


humilde. Lo protege de lo negativo. El agradecimiento alimenta mi
sonrisa y la de los demás. Es el bálsamo que me ayuda a armonizar
conmigo mismo, con los demás, con la Naturaleza, etc. Lo necesitamos
todos en este momento y se nos está brindando la oportunidad de hacer
partícipes de ese agradecimiento, a todos los que no rodean.

Te invito a que hagas la prueba! Prueba a ser agradecido! Ah!!!


Y no olvides anotar tus resultados!!!!

 
 
 

44
 
 
 
 
 
Autora: Eva Spreáfico Pérez 
 
 
 
 
 
 

45

También podría gustarte