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Aunque con cierto retraso, os relato el viaje que hicimos Anna y servidor a las tierras
centro europeas de Viena y Budapest. O lo que es lo mismo: al corazón del imperio
austro-húngaro. Allí disfrutamos de unos estupendos días de vacaciones y lo pasamos en
grande.
Nuestro viaje empezó con vuelo desde la tierra de la horchata y la paella hasta la capital
austríaca. Una vez allí, primeros problemas para el tío Mick: el idioma. Pues sí, porque
estos vieneses tienen la mala costumbre de hablar en alemán y no en castellano como
hacen todos los españoles. Menos mal que Anna domina muy bien el idioma y pudimos
hacernos entender perfectamente (la verdad es que a veces pienso que realmente no ha
nacido en Valencia y que lo ha hecho en Berlín). Nuestra estancia allí fue de tres días y
la verdad es que nos cundió bastante: el Práter (con su famosa noria), los “palacetes”
que tenían allí los del alto standing (Schönnbrunn, Hofburg, Belvedere…), la Catedral,
diversas iglesias, varios monumentos y estatuas, la Ópera, el ayuntamiento…
Y también hay que destacar las numerosas tiendas de souvenirs, los cafés vieneses (con
su gran pastelería), los restaurantes…
En definitiva, una ciudad con mucho encanto y lujo en la que residió Sissí y a la tenían
en gran admiración sus habitantes (no así nosotros, que acabamos un poco saturados de
tanto nombre afirmativo).
Una vez resuelto este problema, nos dedicamos a recorrer Budapest a lo grande: viaje
nocturno en barco por el Danubio, visita a Sinagogas y barrio Judío (ahí Pepín hubiera
tenido conflictos seguro), Ópera, el monte Géllert (estupendas las vistas que se pueden
apreciar desde allí), Castillo, iglesias diversas, Parlamento, estanques, etc.
Resumiendo: una preciosa ciudad en la que puedes visitar infinidad de cosas pero sin
hacer excesivos desplazamientos (y eso siempre se agradece). La verdad es que la
presencia del Danubio le da un encanto especial y unas preciosas vistas.
Finalmente, regreso a Viena en tren, llegada al avión apurando la hora, retraso del avión
de unas 4-5 horas y aterrizaje en Valencia con muchos trastos y cansancio pero con la
satisfacción de haber realizado un precioso viaje.
En definitiva, un viaje en el que vimos muchos edificios y lugares, comimos y bebimos
a lo grande, practicamos idiomas, desconectamos, descansamos, disfrutamos a tope…
Vamos, un viaje para repetir. Podríamos resumirlo en dos palabras:
¡IM-PRESIONANTE!
Nota: Para más información sobre el imperio austro-húngaro, Sissí o cualquier otro
dato, contactar con la siguiente dirección:
chaquetashistóricastomaseldelpub@pubthomas.es
Aquí adjunto algunas fotos que nos hicimos durante nuestra estancia:
Foto 1:
Foto 3:
Viaje en el tranvía de Budapest. Que no todo tiene que ser patear y patear!
Foto 4:
Vista espectacular de Budapest, con el Danubio atravesándolo. Parece que lleva un poco
más de agua que el Jiloca ¿no?
Foto 5: