Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2008/09
Queridos educadores:
El curso 2008-2009 cierra el ciclo de nuestra propuesta formativa trienal
iniciada bajo el título genérico de “APRENDEMOS A VIVIR Y SOMOS FELICES”
con la que pretendíamos subrayar conceptos calve de la Propuesta Educativa
Vedruna: la vida, la felicidad, la construcción de uno mismo: el sentido
dinámico de la vida y la interacción y responsabilidad con el medio.
Un abrazo.
Las Coordinadoras de Educación.
Un mundo en el que crece la ecosensibilidad nos reta a:
• Fomentar la conciencia de que la naturaleza es un bien común que no nos
podemos apropiar y que hemos de gestionar correctamente para la nuestra y las
futuras generaciones.
• Comprometernos en el uso racional y el desarrollo sostenible del planeta de forma
que no se rompa el equilibrio del ecosistema.
• Desarrollar actitudes, personales y comunitarias, de respeto y cuidado
responsable de la naturaleza y de la humanidad como parte integrante de ella.
(PEV pgs. 19-20)
Por ello:
Abre sus puertas a la comunidad local y entra en una dinámica de mutua
colaboración.
Analiza críticamente la realidad del entorno al que pertenece y desarrolla una tarea
concientizadora.
Impulsa la participación ciudadana para que, desde su compromiso, la comunidad sea
protagonista de su propia historia.
Para ello:
- Crea conciencia y se sensibiliza sobre la interdependencia mundial
- Participa en acciones conjuntas en la defensa de los Derechos Humanos y la
Justicia.
- Forma en la conciencia ecológica y en el uso racional y responsable de los
recursos mundiales.
(PEV pgs. 29-30)
Título genérico para los tres años:
APRENDEMOS A VIVIR Y SOMOS MÁS FELICES
Para trabajar este objetivo proponemos una secuenciación en tres cursos, donde
los tres conceptos están en su base:
MADRE TIERRA
«Cierto día, un bracero oriundo de una región de habla náhuatl trabajaba en
mi huerto. Le dije que echara la tierra arrastrada por una máquina plantadora
en el recipiente de los desperdicios. Me respondió, a la vez con firmeza y con
cortesía: «No, no señora. No debe tratarse a la tierra como si fuese basura».
En otra ocasión, otra mujer india que me ayudaba en las faenas caseras me oyó
quejarme del polvo y la suciedad que el aire metía dentro de la casa. Me
reconvino diciendo: «Señora, no debería hablar así del polvo, porque el polvo es
tierra y la tierra es nuestra madre, que nos alimenta» (Sylvia Marcos,
Concilium (1995) 782).
«La tierra es una lucha diaria, una lucha sin descanso: roturar la tierra,
plantar, desbrozar, regar hasta recoger la cosecha. Pero entonces ves tu
campo maduro, tal como se
halla ante ti bajo el rocío de la mañana, y te dices: Yo, fulanito de tal, dueño
del rocío, y la oscuridad se desliza en tu corazón. Pero la tierra es como una
mujer; cuando se la maltrata continuamente, se pone a la defensiva. He visto
cómo habéis talado sus montes. Ahora la tierra está desnuda y sin protección.
Son las raíces las que entablan amistad con la tierra y la retienen: los mangos,
los encinares, los bosques de caoba, que para su gran sed le dan el agua de la
lluvia y la protegen con su sombra del ardor del mediodía. Así es, y no de otra
manera; de lo contrario, la lluvia arranca la tierra y el sol la abrasa y no queda
más que la roca pelada. Os digo la verdad: No es Dios quien ha abandonado al
hombre; es el hombre quien ha abandonado a la tierra. Y ahora recibe su
castigo: sequía, desolación y desierto» (J. ROUMAIN, Gouverneurs de la
rosée, 1944).
«El hombre blanco trata a su madre la tierra y a su hermano el cielo como
cosas que se compran y se venden. Su apetito devorará la tierra y dejará
detrás de él sólo un desierto... Lo que pase con la tierra pasará con los hijos de
la tierra. El hombre no puede tener la trama de la vida. Él es sólo una hebra en
ese tejido. Lo que haga con el tejido se lo hará a sí mismo... El aire es precioso
para el hombre piel roja porque todas las cosas comparten el mismo soplo, la
bestia, el árbol, el hombre... La savia que circula en los árboles lleva la memoria
del hombre piel roja... Nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes podrán pensar
ahora que Él les pertenece, así como quieren poseer nuestra tierra, pero no es
posible. Él es el Dios de todos los hombres y su compasión es igual para el
hombre rojo y para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él, y violarla
es despreciar a su Creador» (Carta del Jefe Seatle al presidente Flanklin
Pearce, 1854).
1. ¿Qué sentimientos han suscitados estos textos?
2. Comentar en el grupo:
- «No es Dios quien ha abandonado al hombre; es el hombre quien ha
abandonado a la tierra.
- «Lo que pase con la tierra, pasará con los hijos de la tierra».
CRISIS ECOLÓGICA
« ¿Por qué somos tan reacios, especialmente en Estados Unidos, a ver el
enorme peligro al que se enfrenta nuestra civilización? ¿Qué nos impide darnos
cuenta de que la fiebre del calentamiento global es real y gravísima y que
puede que ya esté más allá de nuestra capacidad de control e incluso de la de la
Tierra? Creo que rechazamos las pruebas de que nuestro mundo está
cambiando porque todavía somos, como nos recordó el sabio biólogo E. O.
Wilson, carnívoros tribales. Estamos programados por nuestra herencia para
considerar las demás cosas vivas básicamente como comida, y para que nuestra
tribu nacional sea para nosotros más importante que cualquier otra cosa.
Llegamos incluso a dar nuestra vida por ella y estamos dispuestos a matar de
forma extremadamente cruel a otros seres humanos por el bien de nuestra
tribu. Todavía nos resulta ajeno el concepto de que nosotros y el resto de la
vida, desde las bacterias a las ballenas, formamos parte de una entidad mucho
mayor y más diversa: la Tierra viva» (J. LOVELOCK, La venganza de la tierra,
20).
«Los hombres de la segunda era industrial no hemos acertado a establecer la
relación Técnica-Naturaleza en términos de concordia, y a la atracción inicial
de aquélla, concentrada en las grandes urbes, sucederá un movimiento de
repliegue en el que el hombre buscará de nuevo su propia personalidad, cuando
ya, tal vez, sea tarde, porque la naturaleza como tal habrá dejado de existir»
(M. DELIBES, Un mundo que agoniza, Plaza Janés, Madrid 1990, 157).
«El problema del deterioro ambiental no es principalmente un problema
técnico; si lo fuera, no habría surgido de modo tan agudo en las sociedades
tecnológicamente más avanzadas. No se origina en la incompetencia científica o
técnica, ni en la insuficiencia de la educación científica, ni en la falta de
información, ni en la falta de dinero para la investigación. Se origina en el
estilo de vida del mundo moderno, que a su vez surge de las creencias básicas:
su metafísica o su religión... Esta situación es totalmente nueva. En todas las
épocas, en todas las sociedades, en todo el mundo, los santos y los sabios han
advertido respecto al materialismo y abogado por un orden de prioridades más
sensato. Con diferentes lenguajes, con símbolos variados, pero el mensaje
esencial ha sido siempre el mismo: determina correctamente tus prioridades...
Todo indica que lo más necesario es hoy una revisión de los fines hacia los que
se encaminan nuestros esfuerzos» (E. F. SCHUMACHER, Integral 42 (1983) 6).
DIMENSIÓN ÉTICA
«Debe desarrollarse una nueva ética para el uso de los recursos naturales
que traiga como resultado un estilo de vida compatible con la futura escasez
que nos espera. Esto requerirá una nueva tecnología de producción basada en el
empleo mínimo de recursos y en la duración de los productos, en lugar de
procesos basados en la máxima producción. Debería ser orgullo el ahorrar y
conservar, y no gastar y desperdiciar» (D. H. MEADOWWS-D. L. MEADOWS,
Los límites del crecimiento humano, FCE, México 1974, 189).
«Es necesario que el hombre reconsidere el lugar que ocupa en la naturaleza,
revise sus actitudes hacia el medio ambiente en general y que desarrolle una
nueva ética de la tierra. Las raíces de la crisis en las que el hombre se
encuentra hoy atrapado están en la visión que el hombre occidental, en
particular, ha tenido acerca de la tierra: la tierra como adversario que tiene
que ser conquistado y puesto a su servicio a fin de ser explotado para sus
propios fines como una posesión de dominio de derecho y, más importante aún,
como una tierra de capacidad ilimitada. Estas consideraciones deben servir de
base a una conciencia ecológica, a amar, respetar, admirar y comprender el
ecosistema global del cual formamos parte, y a una ética que asegure la
supervivencia de la especie humana, con calidad, dignidad e integridad. De no
ser así, su suerte está decidida. Será la de una colisión y un inexorable
holocausto» (E. KORMONDY, Conceptos de Ecología, Alianza, Madrid 1975,
238).
«En la era de la civilización técnica, el primer deber del comportamiento
humano colectivo es el futuro de los hombres. En él está manifiestamente
contenido el futuro de la naturaleza como condición sine qua non; pero además,
independientemente de ello, el futuro de la naturaleza es de suyo una
responsabilidad metafísica, una vez que el hombre no sólo se ha convertido en
un peligro para sí mismo, sino también para toda la biosfera. Incluso si
pudiéramos disociar ambas cosas -esto es, incluso si fuera posible para
nuestros descendientes una vida que pudiera llamarse humana en un mundo
devastado y en su mayor parte reemplazado artificialmente-, la rica vida de la
Tierra, producida en una larga labor creativa de la naturaleza y ahora
encomendada a nosotros, exigiría nuestra protección. Dado que de hecho no es
posible separarlas y dado que en lo más decisivo el interés del hombre coincide
con el resto de lo vivo en cuanto es su morada terrena en el más sublime de los
sentidos, podemos contemplar ambos deberes como uno solo bajo la idea del
deber para con el hombre, sin por ello caer en un reduccionismo
antropocentrista» (H. JONAS, El principio de responsabilidad, Herder,
Barcelona 1995, 227).
«La ética de la sociedad dominante hoy es utilitarista y antropocéntrica.
Considera al conjunto de los seres como algo al servicio del ser humano, que
puede disponer de ellos a su antojo, atendiendo a sus deseos y preferencias.
Cree que el ser humano es la corona del proceso evolutivo y el centro del
universo. Lo ético sería desarrollar un sentido del límite de los deseos humanos
por cuanto estos conducen fácilmente a procurar la ventaja individual a costa
de la explotación de clases, sometimiento de pueblos y opresión de sexos. El
ser humano es también, y principalmente, un ser de comunicación y
responsabilidad. Entonces lo ético sería también
potenciar la solidaridad generacional en el sentido de respetar el futuro de los
que aún no han nacido. Y finalmente, ético sería reconocer el carácter de
autonomía relativa de los demás seres; ellos también tienen derecho a
continuar existiendo y a coexistir con nosotros y con otros seres, puesto que
han existido antes que nosotros y, durante millones de años, sin nosotros. En
una palabra, ellos tienen derecho al presente y al futuro» (L. BOFE Ecología.
Grito de la tierra, grito de los pobres, Trotta, Madrid 1997, 20).
1. ¿Qué orientaciones éticas proponen estos textos?
2. ¿Es posible llevarlas a la práctica?
3. ¿Con cuáles de ellas estoy más de acuerdo?
4. ¿Con cuáles más en desacuerdo?
5. ¿Qué puedo hacer en la vida cotidiana?
LA PIEDRA DE SOPA.
En un pequeño pueblo, una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que
había llamado a su puerta un extraño, correctamente vestido, que le pedía algo
de comer.
-Lo siento-, dijo ella, -pero ahora mismo no tengo nada en casa-.
-No se preocupe-, dijo amablemente el extraño: -Tengo una piedra de sopa en
mi cartera; si usted me permitiera echarla en un puchero de agua
hirviendo, yo haría la más exquisita sopa del mundo. Un puchero muy grande,
por favor-.
A la mujer le pico la curiosidad, puso el puchero al fuego y fue a contar el
secreto a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se
había reunido allí para ver al extraño y su piedra de sopa. El extraño dejó caer
la piedra en el agua, luego probó una cucharada con verdadera
delectación y exclamó -Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas
patatas-.
-Yo tengo algunas en mi cocina-, grito una mujer. Y en pocos minutos regresó
con una gran fuente de patatas que fueron derechas al puchero. El extraño
volvió a probar el brebaje, y añadió pensativo: -Si tuviésemos un poco de
carne haríamos un cocido de lo mas apetitoso ...-
Otra ama de casa salió zumbando y regresó con un gran pedazo de carne que
el extraño, tras aceptarlo cortésmente, introdujo en el puchero. Cuando
volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo: -Ah, que sabroso!
Pero si tuviésemos unas pocas verduras sería perfecto...-.
Una de las vecinas fue corriendo a su casa y regresó con una cesta de cebollas
y zanahorias. Después de introducirlas en el puchero, el extraño probó, de
nuevo, el guiso y, con tono autoritario, dijo: -Sal!-. Al punto la dueña de la casa
proporciono dicho ingrediente.
A continuación, el extraño dio otra orden: -¡Platos para todo el mundo!-. La
gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos. Algunos regresaron
trayendo incluso pan y frutas.
Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida comida, mientras el
extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa. Todos se sentían
extrañamente felices mientras reían, charlaban y compartían, por primera
vez, su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló,
silenciosamente, dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos
podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.
AGUILA O GALLINA.
Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del
suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el
aguilucho se crió junto a los polluelos.
Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como
éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales
alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y
agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro
sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado. Volaba sin
casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las
corrientes de aire.
-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su
nombre?
-Águila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones:
nunca serás como ella.
EL ECO
Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se
cayó, se lastimó y gritó: "AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !".
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo, en algún lugar en la montaña:
"AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !"
Con curiosidad, el niño grito: "¿Quién eres tú?"
Recibió de respuesta: "¿Quién eres tú?"
Enojado con la respuesta, grito: "¡Cobarde!"
Recibió de respuesta:"¡Cobarde!"
Miró a su padre y le preguntó: "¿Que sucede?"
El padre sonrió y dijo: "Hijo mío, presta atención."
Y entonces el padre gritó a la montaña: "¡Te admiro!"
La voz respondió: "¡Te admiro!"
De nuevo el hombre gritó: "¡Eres un campeón!"
La voz respondió: "¡Eres un campeón!"
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:
"La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA...Te devuelve todo lo que
dices o haces... Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones. Si
deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor... Si deseas mas
competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia... Esta relación se aplica a
todos los aspectos de la vida... La vida te dará de regreso exactamente aquello
que tú le has dado."
Tu vida no es una coincidencia... Es un reflejo de ti. Alguien dijo: "Si no te
gusta lo que recibes de vuelta, revisa lo que emites"
LAS SEMILLAS
Un hombre trabajaba en una fábrica distante, a la cual llegaba todos los días
en autobús. En una de las paradas subía una señora anciana, que siempre se
sentaba junto a la ventana.
Ella abría la bolsa, sacaba un paquetito y se pasaba todo el viaje arrojando
alguna cosa para fuera. La escena siempre se repetía y un día, curioso, el
hombre le preguntó qué arrojaba por la ventana.
- Tiro semillas. Respondió ella.
- ¿Semillas? ¿Semillas de qué?
- De flores. Es que veo para afuera y la calle está tan vacía... Me gustaría
poder viajar viendo flores coloridas por todo el camino. ¡Cuán bello sería!
- Pero las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las ruedas de los
carros, devoradas por los pájaros… ¿Cree usted señora, que las semillas
germinarán a la orilla de la carretera?
- Así es, hijo mío. Aunque muchas se pierdan, algunas acaban cayendo en la
tierra y con el tiempo van a brotar.
- Aún así... Demorarán en crecer... Necesitan agua...
- Ah, yo hago mi parte. Siempre hay días de lluvia. Y si alguien arroja las
semillas, las flores nacerán.
Diciendo esto, se dio vuelta hacia la ventana y recomenzó su trabajo.
El hombre descendió luego más adelante, pensando que la señora ya estaba
senil. Un tiempo después, en el mismo autobús, el hombre al mirar para afuera
percibió flores en la orilla del camino ... Muchas flores... ¡El paisaje colorido,
perfumado y lindo!
Se acordó entonces de aquella señora. La buscó en vano. Le preguntó al
chofer, que conocía a todos los pasajeros de viaje.
¿La viejecita de las semillas?.... pues, murió hace cerca de un mes.
El hombre se volvió a su lugar y continuó mirando el paisaje florido por la
ventana. Pensó: Quién diría, las flores han brotado! ¿Pero de qué le valió su
trabajo? Murió y no pudo ver toda esta belleza.
En ese instante oyó las risas de una criatura. En el asiento de enfrente, una
niña señalaba por la ventana, entusiasmada:
- ¡Mira qué lindo! Cuántas flores por el camino. ¿Cómo se llaman aquellas...?
Entonces el hombre entendió que aunque aquella señora no estaba ahí para ver
lo que había hecho, hizo su parte, dejó su marca, la belleza para la
contemplación y la felicidad de otras personas.
Al día siguiente, el hombre subió al autobús, se sentó junto a la ventana, sacó
un paquetito de semillas del bolso... Y así dio continuidad a la Vida, sembrando
con entusiasmo y alegría sus semillas...
El futuro depende de nuestras acciones presentes. Y si sembramos buenas
semillas, los frutos serán igualmente buenos.
¿Has pensado en sembrar algunas semillas?
PRIMER RELATO DE LA CREACIÓN.
unas de otras.» 7 E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo
del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. 8 Y
llamó Dios al firmamento «cielo». Y atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo
conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue.10 Y llamó Dios a lo seco «tierra», y
al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y
árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre
la tierra.» Y así fue. 12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla
según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus
especies; y vio Dios que estaban bien. 13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la
reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue. 25 Hizo Dios las
alimañas terrestres según especie, y las bestias según especie, y los reptiles
del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.
26 Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza
nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias
y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la
tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó,
macho y hembra los creó.
28 Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y
henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del
cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la
faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá
de alimento.
30 «Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo y a todos los reptiles de
la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento.»
Y así fue. 31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció
y amaneció: día sexto.
1 Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, 2 y dio por
concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día
séptimo de toda la labor que hiciera. 3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo
santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había
hecho.
4 Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.
EL CIEGO DE JERICÓ.
EL JUICIO FINAL
LAS BIENAVENTURANZAS.
1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le
Definiciones:
Encuentra
entrelas 7 diferencias
estos dos dibujos en los que
aparecen los residuos dentro de su
contenedor correspondiente
ENCUENTRA LAS 7 DIFERENCIAS ENTRE ESTOS
DOS DIBUJOS
UNE LOS PUNTOS
Siguiendo en cada caso el orden de los números.
Descubrirás el dibujo de un contenedor y el de los
residuos que debes depositar en su interior.
Colorea todos los dibujos según el color del contenedor
que has descubierto.
Escribe el nombre del contenedor en la parte superior y
el de los residuos debajo de cada uno de ello.
Sigue la flecha y ayuda a cada
residuo a llegar a su contenedor
Os proponemos que firméis un contrato con la Tierra para no contribuir al
empeoramiento del estado en que se encuentra y para intentar mejorar la
situación en la medida de nuestras posibilidades:
Intentaré no derrochar papel, para no contribuir a la desaparición de
los bosques. Utilizaré las hojas por ambas caras y cuando ya no sirvan
no las tiraré a la basura, sino que las almacenaré para llevarlas al
contenedor azul.
Tanto en el colegio, como en casa, estaré atento para que no haya luces
encendidas de forma innecesaria y seré conciente de que es mejor
utilizar bombillas de bajo consumo.
Controlaré no producir en exceso basura y separaré los residuos para
que sea más fácil reciclarlos.
Cuando vaya al supermercado o de compras, no abusaré de las bolsas de
plástico. Cada bolsa tarda cientos de años en descomponerse y sólo en
España utilizamos 230 bolsas por persona y año.
Optaré por un ocio sin consumo. No me dejaré obsesionar por compras,
TV, video consolas y buscaré alternativas más respetuosas con el
planeta: pasear, hacer deporte, leer, estar con los amigos, salir con
la familia….
Intentaré ser más sencillo, apostando por una vida más simple. Si todos
consumiéramos al ritmo actual de los países desarrollados la tierra
quedaría agotada en poco tiempo.
Plantaré un árbol o cuidaré las plantas de mi casa, de la calle o del
colegio: mejoran el paisaje, frenan el cambio climático y previenen la
desertización.
Gastaré menos agua: ducha en lugar de baño, grifos cerrados, cisternas
con dosificador….
LA TIERRA EL ALUMNO/A