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LOS SISTEMAS DE CONTRATACION ENTRE LOS INFORMALES Enrique Ghersi Profesor de Andlisis Econémico del Derecho on la Universidad de Lima. Miembro de la Sociedad Mont Pelerin. Académico adjunto det Gato Institute en Washington, Estados Unidos. | presente articulo forma parte de un estudio mis amplio, levado a cabo por el autor en la ciudad de Lima. Se basa en el método Delphi-informante calificado, para el cual se realizaron 350 entrevistas con dirigentes significativos del sec- tor informal, pertenecientes a pueblos j6venes, el comercio am- bulatorio, el servicio de transporte urbano y la microindustria. El propésito de la investigaci6n fue establecer las caracteristi- cas generales de los sistemas de contratacién utilizados por los informales y, en la medida de lo posible, determinar si se habjan desarrollado contratos informales tfpicos. Se utiliz6 como premi- sa metodol6gica estudiar el comportamiento jurigeno de los in- dividuos, con prescindencia de la legalidad formal, con el pro- posito de poder comparar los contratos utilizados por los infor- males con los contratos establecidos por la ley Este estudio trata de hacer una descripcién positiva y no nor- mativa de c6mo contratan los informales, con el fin de generali- zar las caracteristicas de la contratacion y hacer un paralelo con os contratos establecidos por la legislaciGn o la doctrina. Sugiere Ja existencia de algunos contratos informales tipicos, como el de trabajo, transporte y depésito. Analiza solo aquellos contratos re- gidos por la normatividad extralegal y no Jos que resultan de una aplicacin normal de la ley. No quiere decir cémo deberian ser los contratos, sino cémo son los contratos. v [142] PISS Los sistemas de contratacién entre los informales LA NORMATIVIDAD EXTRALEGAL Un punto del estudio de la informalidad en el que por lo general no se repara es que ésta no se ha limitado a producir un conjunto de actividades econémicas, sino que ha generado, también, las reglas en- cargadas de regularlas. Siel derecho es un mecanismo de infor- macién, la falta de derecho implica, desde luego, un aumento de {a incertidumbre. TeSricamente, en esta situacin, los costos de transaccién deberian ser tan altos que las actividades econémicas no podrian lle- varse a efecto, Empero, la ley no es el tini- co mecanismo generado de normas en una sociedad, sino que se generan de muchas formas, Por otro lado, los contratos a pe- quefia escala y la costumbre, a una mayor, son otros sistemas de reduccién de costos de transaccién que, aunque no tienen la cficiencia de la ley, pueden generar un or- den suficiente para hacer posibles cierto t- po de transacciones. En los sistemas juridicos anglosajones esta muy claro que no hay una sola fuente del derecho, sino que son varias y a la vez competitivas: la costumbre, la jurispruden- cia de los tibunales y las leyes. Sin embar- go, en los sistemas juridicos romano-civiles esta percepcién no es tan clara. Se confun- de constantemente derecho con ley, en cir cunstancias en que ésta es solamente una de las formas de producirlo. Obviamente, esta confusi6n se orienta en el sentido de reforzar y el afin de justificar los poderes estado, pero no altera la realidad. Sin embargo, en nuestros sistemas juri- dicos, la produccién de derecho también es competitiva. Lo que ocurre es que se ha reforzado el monopolio del Estado como productor de leyes y minusvalorado la im- portancia de la jurisprudencia. Pero la fuer- del za de la costumbre como fuente alterna y competitiva del derecho frente a la ley es real y efectiva, s6lo que no necesariamente se produce en cualquier contexto, De he- cho, el contexto predilecto parece estar ahi donde existe una cantidad significativa de actividad informal En términos generales, la costumbre se convierte en una fuente efectiva de dere- cho cuando el costo de Ia legalidad excede su beneficio. Dicho de otra manera, cuan- do los individuos, puestos en la posicién de realizar determinada actividad econ6- mica, encuentran que el costo de la legali- dad es mayor que el costo de la transac: ci6n, recurtirin a pricticas juridicas dife- tentes para reducirlos y éstas, una vez am- pliadas a determinados grupos, se conver- tirin en una costumbre generadora de de- recho Son conocidos por los estudiosos del derecho los casos en que la costumbre es una importante fuente normativa, especial- mente en el 4mbito comercial o mercantil. No obstante, se trata de casos reducidos a pequefios segmentos de la poblacién, en los cuales la costumbre secundum legem o praeier legem alcanza un nivel de acepta- cin considerable por el desarrollo de cier- tas actividades econémicas. No es el caso de la informalidad, en el que, precisamen- te, es el desarrollo de una costumbre con- tra legem, la que ha venido a conventirse en el sistema juridico con vigencia social. A este fenémeno se le ha llamado “nor- matividad extralegal”. Regula desde la ad- quisicién de la propiedad y organizacion de la invasién, en el caso de los asenta- mientos informales, hasta el régimen con- tractual, organizacién de los turnos, siste- ‘ma laboral y reparticién de utilidades, en los casos de la industria, el comercio y el transporte informales, respectivamente. Ocuparia muchas paginas describir en forma exhaustiva las caracterfsticas de la 143, Enriqua Ghersi normatividad extralegal. Empero, es im- portante precisar, al menos, sus rasgos fun- damentales. Se trata de una normatividad basada en acuerdos contractuales mis 0 menos explicitos entre las diferentes per- sonas que comparten la actividad formal: un mismo pueblo joven, una “paradita” de ambulantes 0 un comité de microbuses. Sin embargo, hay una caracteristica esencial en la normatividad extralegal. A saber, que no proviene de fuentes mono- pélicas sino competitivas; a diferencia de lo que sucede con la ley que, por defini- cién, es producida monopélicamente por el Estado. En la posicién inicial donde los individuos celebran los contratos origina- ios de la normatividad crean, a su vez, una organizacién encargada de aplicarlos Fsta organizacién, a su turno, administra y prepara acuerdos complementarios © mo- Aificatorios de los contratos originarios pa- ra adaptar constantemente la normatividad exualegal a la realidad. En estas tareas las organizaciones informales compiten entre si, tratando de ofertar bienes piiblicos de mayor valor e interés para las personas. fs- las, por su parte, se afilian o desafilian a ta- les organizaciones, teniendo en considera- cin la calidad de los beneficios que les oftecen; lo que, a la postre, provoca una competencia muy fuerte entre las propias onganizaciones, puesto que, a su turno, ellas dependen de su propia capacidad de convocatoria para tener importancia en el mercado politico. A diferencia de lo que sucede con la normatividad legal, la extralegal no se ori- gina en el monopolio de un Gnico genera- dor de normas sino en una pluralidad de productores que se ven forzados a mante- ner y a elevar sus estindares para conser- var 0 acrecentar su vigencia politica. La normatividad extralegal resultante es, asf, fruto de una competencia regulatoria des- centralizada entre una pluralidad de orga- nizaciones informales generadoras de nor- matividad. Asimismo, la normatividad extralegal esta compuesta por normas de caricter ge- neral, no discriminatorias, aprobadas, por lo general, en asambleas regidas por el principio democritico de la mayorfa sim- ple. Dada una posicién original en la que los informales no tienen manera de saber en qué los beneficiara individualmente ca- da una de esas normas, es muy natural que la normatividad resultante esté conformada por reglas generales y abstractas. Igualmente, la normatividad extralegal carece de propésito redistributivo expreso y tata, preferentemente, de definir y ase- gurar derechos de propiedad y contratos entre los particulares. En tal sentido, busca prever problemas futuros y contiene reglas abstractas a ser aplicadas por la dirigencia de las organizaciones informales, en caso de conflictos. En efecto, dentro de esta normativa ex- tralegal, la dirigencia desempena muchas veces funciones de tribunal de justicia, no descartindose la participacién de la comu- nidad -especialmente en problemas pena- les bajo la modalidad de jurados infor- males, La normatividad extralegal se caracteri- za, también, por constituir una onganiza- cin como érgano encargado de aplicarla y ejecutar los acuerdos futuros a los que va- yan llegando los individuos. En este senti- do, las organizaciones informales desempe- fan un importante papel promotor de las necesidades ¢ intereses individuales que no excluyen su eventual “politizacién”, nego- ciando con las autoridades la concesién de todo tipo de privilegios. Todos los pueblos j6venes, ambulantes, transportistas y aun pequefios industriales Pertenecen a algin tipo de organizacién que suele denominarse *sindicato”, “aso- ciacion”, “federacién” © “confederacién’, PEGS Los sistemas de contratacion entre los informales con cierta similitud con la Uamada organi- zaci6n clasista de los sectores obreros, Pa- ra desenredar la madeja se han ensayado todo tipo de explicaciones. Pero en gene- ral, la literatura marxista tiende bien a re- pudiar estas organizaciones por pertenecer al “lumpenproletariado* © bien asimilarlas ticticamente a un supuesto sector popular aliado a la clase obrera y a los campesinos; cuando cn realidad estas organizaciones son de una naturaleza totalmente diferente a la sindical. En puridad, no son mis que Grganos emanados de contratos generado- res de normatividad extralegal que, en de- terminados contextos de masa critica y ca- pacidad de convocatoria respetables, parti- cipan en el mercado politico como un gru- po de interés mas, en biisqueda de obte- ner del poder redistributive del Estado los bienes puiblicos mas satisfactorios para sus afiliados En ese sentido, son parientes muchos més proximos de las organizaciones em- presariales o de las cémaras de comercio, que de los sindicatos, aunque se amparan ‘en esta nomenciatura como estratagema para competir con mayor facilidad en el mercado politico. Asi, pues, un sindicato 0 una federaci6n de informales no es més que una estraregia de marketing La notmatividad extralegal asf generada para regular la economfa de mercado inci- piente de los informales, contrasta parad6- jicamente con la que ha ido generando el Fstado a wavés de los aos para regir la economia formal, caracterizada por su in- tervencionismo, fuerte dosis de redistribu- ci6n en beneficio de los grupos de interés con acceso al poder del Estado y Ia ausen- cia de participacién democratica en su pro- duccién. En efecto, en el Pert durante los Ultimos 40 afos, nueve de cada diez nor- mas que han tenido que obedecer los ciu- dadanos, han sido producidas por el Poder Fjecutivo, sin participacion democratica de ninguna especie, tritese de gobierno de- moctitico o dictadura, No obstante, la normatividad extralegal es un sistema regulatorio imperfecto. Re- fleja una vocacién social por el orden y una preferencia mayoritaria por la econo- mia de mercado, pero carece de completa efectividad, porque le falta coaccién erga omnes. No es seguro, como es la ley, para garantizar, por ejemplo, el derecho de pro- piedad. Tiene una vigencia restringida al mbito de las personas que son miembros de la organizaci6n que provee estas reglas. Esto, por supuesto, no quiere decir que la normatividad extralegal carezca de me- canismos de coaccién o coercién para te- ner vigencia, De hecho, ellos existen, pero son bastante limitados en comparacién con los que cuenta el Estado. Por ejemplo, frecuentemente se utiliza la presién del grupo para obligar al infractor a cumplir sus deberes o se le margina de la protec- cién de la organizacién. En algunos casos muy extremos, sobre todo en asentamien- tos informales, la onganizaci6n Mega a la cexpulsién incluso fisica de la persona, au- torizando la instalacién de otro individuo en su lugar. Pero, en general, se trata de mecanismos improvisados que hacen que en no pocos casos se llegue a la violencia, ahi donde la normatividad extralegal es in- capaz de imponerse de manera cabal. Por consiguiente, los individuos tienen que asumir muchos costos derivados de su condicién de informalidad: la falta de pro- teccion legal, no poder recurrir a los tribu- nales, no tener acceso al crédito ni a los seguros, soportar una incidencia mayor de corrupeién de los funcionarios piblicos, la falta de seguridad legal para sus derechos de propiedad y contratos, la carencia de personas juridicas para organizar sus nego- cios y repattir riesgos, etc. Adicionalmente, toda Ia sociedad tiene que soportar las externalidades negativas 145 PISS resultantes: la carencia de una responsabi- lidad civil extracontractual efectiva hace que los agentes econémicos no necesaria- mente sean responsables por todas las consecuencias de sus actos. Esto hace que no toda actividad econémica privada sea, a la postre, socialmente deseable e incre- mente la demanda de intervencién estatal entre aquellos sectores de la opinién pi blica que identifican a los informales con lo anarquico. Esto, de alguna manera, explica la para- doja de que a pesar de constituir un sector mayoritario de nuestras sociedades, los in- formales no sean necesariamente popula- res entre la opinién publica, y plantea el enorme desafio de hacer ver que los mu- chos defectos que aparentemente pueda te- ner el mercado, son mis bien defectos de un Estado que ha sido incapaz de generar un orden con plena vigencia social La informalidad no es, pues, una situa- cién de beneficio neto. Tiene costos enor- mes. Como los informales carecen en su mayor parte de derechos de propiedad, tampoco tienen los estimulos adecuados para intervenir. De la misma manera, al estar dedicados a actividades ilegales, no utilizan contratos exigibles ante los tribunales, ni pueden constituir personas juridicas con responsa- bilidad limitada y carecen de acceso al mercado de capitales Los multiples defectos de la normativi- dad extralegal tienen consecuencias nega- tivas en el rendimiento de las actividades informales, especialmente en lo que se re- fiere a su productividad. En efecto, se ha calculado que en la actualidad las deficien- cias institucionales hacen que la producti- vidad de las actividades informales equi- valgan a solamente un tercio de la produc- tividad de las formales, colocando al pais muy por debajo de su frontera de posibili- dades de produccién, 146 Enrique Ghersi Asimismo, por encontrarse inmersos en un mercado politico que beneficia a los que logran un contacto preferente del Es- tado, los informales pueden desarrollar ~y en efecto lo hacen— conductas tan rentistas o tan anticompetitivas como cualquier otro miembro de la sociedad. 2. RASGOS GENERALES En la conformacién de la normatividad extralegal, los contratos tienen una impor- tancia fundamental. Si los derechos de pro- piedad atribuyen recursos escasos y caros Jos contratos son, a su vez, medios para or- ganizar colectiva y espontaneamente la ex- plotacién de esos recursos. El desarrollo de grandes mercados, los intercambios 5 sivos, las prestaciones de servicios tan im- Portantes como el transporte y la simple produccién de bienes, al margen del siste- ma de normas de produccién estatal, se- rfan imposibles si la normatividad extrale- gal no fuera capaz de engendrar un orden espontineo suficiente para regular cl dere- cho de los contratos. Las modalidades de contratacién utiliza das por los informales son, por lo general, semejantes a las tradicionales. Ello respon- de obviamente a la igualdad de determina das condiciones objetivas, Por ejemplo, el Propésito de la compraventa es siempre cambiar la cosa por el precio. Vista desde sus finalidades, resulta indiferente si se ha- ce legal o ilegalmente, Existen, 20, notas caracteristicas vinculadas con la formacion y la ejecucién de los contratos, que es menester destacar, asi como acerca de las pricticas usuales que los caracteri- zan, En la normatividad extralegal, los con- tratos son modalidades relativamente efica- ces de organizacién espontinea. Debido a Prasis la naturaleza del sector, se conocen bisica- mente los contratos llamados consensuales, porque se perfeccionan sobre 1a base del simple acuerdo entre las partes. Basta el consenso para generar derechos y obliga- ciones reciprocos de cumplimiento includi- ble. No se tienen evidencias sobre contratos que se perfeccionen con la entrega -tam- bign llamados reales formados de acuer- do a reglas consuetudinarias. Al parecer, la entrega no es considerada relevante para perfeccionar el contrato, como ocurre en e| mundo legal. Asimismo, no existen contratos cubier- tos por formalidades especiales. La contra- tacién formal es ajena a la normatividad extralegal no siempre de manera benefi- ciosa, ya que las solemnidades precaven muchas veces ulteriores dificultades. Pue~ de llamar a error el hecho de que la com- praventa de terrenos en asentamientos po- pulares deba inscribirse generalmente en registros mantenidos por diferentes organi- zaciones vecinales. Hay que recalear que tal inscripcion tinicamente es probatoria de mejor derecho y no constitutiva ya que, en su defecto, suele subsanarse mediante em- padronamientos posteriores cercanos @ la fecha de titulacién definitiva. A la postre, la determinacién del mejor derecho no igno- ra la posesin inmediata de los predios. En la ejecucién de los contratos destaca la eficiencia del derecho extralegal, desde que no se cuenta con un sistema de cidn institucional para esos efectos y el ac- ceso a Jos mecanismos formales de com- posicién resulta notablemente engorroso como consecuencia de la comin inexisten- cia de documentos probatorios. Un sistema que no se basa en la coac- cién sino en la cooperacién voluntaria y se sustenta, por ende, en la confianza mutua y en la reputacion personal, tiene un gra- do significative de eficacia. Abarata las Los sistemas de contratacién entre los informalos transacciones porque compensa las limita- ciones de no estar registrado legalmente. Maximiza los beneficios del comercio, Fa- vorece la movilidad de factores de produc- cién, como es el caso de la transferencia de consenso, y hace posible el masivo apro- vechamiento de los escasos recursos dis ponibles. En suma, cumple con la mayor parte de los abjetivos econémicos que en teoria se asignan al derecho contractual. En general, toda la organizacién del sector, tanto econémica como institucional, funciona sobre la base de contratos esen- cialmente consensuales de utilizacién y cumplimiento bastante generalizado. 3. ELEMENTOS COMUNES: + Consensuatidad- Los contratos se for- man por acuerdo de voluntades ¢ im- plican generalmente negociaciones preliminares. Se entiende el contrato tanto como identificacin de intereses comunes 0 como coneiliacién de inte- reses opuestos, Esa comin intencién exige, asimismo, buena fe de los con- tratantes y el alto concepto del presti- gio personal, que se cuida por encima de todas las cosas. El consentimiento prestado por una persona con reputa- cién tiene valor incomparable frente al de otro que no la goza, Es comin ver cémo se investiga la reputacion de las personas antes de contratar, sobre todo en materia crediticia, dada la imperfec- GiGn de los documentos y las garantias. Todo ello multiplica el mérito de la pa- labra empefiada y hace del solo con- senso un mecanismo informal de no- table eficacia, + Negociabilidad.- Como en los contratos clisicos, 4 la oferta sigue generalmente la contraoferta, conocida como rega- 147 PaaS Enrique Gnor teo, Esas negociaciones rara vez invo- lucran la presencia de asesores 0, en general, de terceros diferentes de las partes. Se realizan personalmente. Son, por ello, medidas supletorias de seguri- dad. El relativamente bajo costo del tiempo en una economia de mercado incipiente, explica la no existencia de modalidades “estindar” de contrata- cién que faciliten © supriman la nego- ciabilidad, De hecho, se desconocen mayormente las estipulaciones generales de contra- tacién y los contratos celebrados por adhesién, aunque en algunos docu- mentos de remisién de mercaderias pa- recen estarse insinuando. * Privacidad. El contrato tiene plena va- lidez entre las partes desde que se presta consentimiento, Se descara, de antemano, la necesidad de que dicho contrato goce de publicidad para ser vilido, Basta la buena reputacién. Na- die discute a las partes la existencia del contrato si ellas lo sostienen expresa- mente, aunque no tengan forma de acreditarlo de manera indubitable. De la misma forma, un contrato dificilmen- te se pretende utilizar contra terceros fuera de Ia relaci6n. + Predominio de la oralidad- Como he- mos dicho, no se observan formas de- terminadas para contiatar. A lo sumo, Se recurre a formalidades ad probatio- nem: el contrato queda perfecto con el acto personal, las formas son tinica- mente para acreditar la existencia del contrato entre las partes y oponerlo a otros individuos como, por ejemplo, recibos y documentos de remision. En ningiin caso se recurre a formalidades ad solemmnitatem, en las que las formas serian constitutivas del acto y no sola mente probatorias, 148 Asimismo, los contratos se perfeccio- nan, de manera regular, s6lo oralmen- te. Rara vez constan por escrito. Mas, se debe advertir que aun en esas even- tualidades los documentos contractua- les guardan caracteristicas peculiares que se examinan en parrafo aparte. Para la contratacién tradicional, tales elementos conllevarian una marcada inseguridad, debido a que la reputa- cidn personal y la confianza mutua son clementos subjetivos que carecen de valor legal frente a documentos y otros medios objetivos. 4 LA REPUTACION Las seguridades del sistema contractual, se basan en criterios ciertumente subjeti- vos, pero no por ello inconvenientes, da- das las limitaciones que impone actuar al margen de la ley, Hay que reconocer que la organizaci6n social que caracteriza a las actividades populares se sustenta en la cooperacion voluntaria y que ella no po- dria funcionar si los agentes comprometi- dos incumplen las reglas del juego. En el Ambito contractual, ese mecanismo institucional es la reputacién, entendida co- mo una combinacion del prestigio personal y la confianza mutua. El prestigio esta com- Puesto por numerosos factores. Se valora sobremanera el cumplimiento de las obliga- ciones. También la destreza en el trabajo, el comportamiento social, llamado coloquial- mente participacién, y el patrimonio En los casos en que éste es exigido, bien porque esta en formacién o porque resulta insuficiente, se le suele compensar con una valoracién del capital humano, aunque no €s extrafo reputar suficiente la Fecomendacién de otras personas confia- bles. PHaSS Los sistemas de contatacion entre os informales Conforme se acrecienta el prestigio, se multiplica la seguridad que se obtiene en los contratos. Todos quieren negociar con el hombre de prestigio, nadie con el que no lo es. La mutua confianza resulta légica con- secuencia del prestigio. Se encuentra en la base de toda negociaci6n. Es el factor que facilita el aprovechamiento productivo y confiere eficacia a las transacciones. Una persona con prestigio tiene confiabilidad Se convierte en sujeto contractual entre los informales, Se sustituye por un elemento subjetivo de valorizacién, la inexistencia de mayores seguridades objetivas porque, entre otros, un sistema legal de produccién privada ca- rece de capacidad para producir mecanis- mos coactivos, debido que los costos de transferencia son relativamente bajos. A di- ferencia de lo que ocurre con el Estado, ninguna organizaci6n popular podria evi- tar que los socios coercionados se desafi- lien y frustren, entonces, toda posibilidad de compulsion efectiva. Las criticas comu- nes que se esgrimen contra el empresario popular soslayan por completo la notable eficacia que un sistema contractual de compulsion relativa puede alcanzar. Se puede afirmar que el tinico modo para abaratar transacciones, cuando él cos- to de la legalidad excede a su benefi consiste en aprovechar la cooperacién vo- luntaria mediante prestigio y mutua con- fianza como reglas consuctudinarias de comportamiento, las que determinan una situacién de crédito indispensable para la celebracién de contratos y los intercambios subsiguientes. Asimismo, gozan de sufi- ciente reconocimiento para compensar la imperfeccién de los documentos y la ine- xistencia de coaccién. Luego, maximizan prosperidad, no limitan el acceso y confie- ren movilidad a los factores comprometi- dos. Son, en suma, la fuente secreta de la gran habilidad para contratar, que caracte- tiza al empresario popular en el Peri Prestigio y confianza resumen, pues, las condiciones morales y econémicas que las personas deben reunir para gozar de crédi- to en la normatividad extralegal. De no te- nerlos, dificilmente se conseguira acepta- cién de los empresarios populares. Sera por ello menester hacer tado lo posible por recuperarlos cabalmente. Cabe advertir la importancia que ad- quieren estos factores en operaciones con prestaciones inmediatas y prestaciones fu- turas 0 sélo promesa de prestaciones —co- mo en el caso bastante difundido entre los ambulantes de las llamadas consignacio- nes, compraventas con pago del precio di- ferido y similares~. En todas esas eventua- lidades, si es que los interesados se desco- nocen, es comin estudiar previa y exhaus- tivamente a la contraparte, a fin de estable- cer sus condiciones morales y econémicas. Para el efecto, los medios varfan desde la peticién de referencias a vecinos, cono- cidos u otros proveedores, hasta el espio- naje del movimiento comercial por uno 0 dos dias, De reunirse el crédito suficiente, se realiza la transacci6n sin mayor proble~ ma. Resulta evidente que ese complejo pro- ceso encarece las negociaciones, pero ello no es Obice para admitir que se trata de un recurso altamente eficaz cuando no se cuenta con la proteccién de las institucio- nes legales. Por consiguiente, se puede es- perar, con fundamento, una multiplicacin de estas operaciones con gran beneficio social, si se logra incorporar a la economia informal en el 4mbito de la proteccién es- tatal. Sin embargo, testa analizar qué hace que el sistema de contratos entre ambulan- tes funcione y sirva pata millones de tran- sacciones. La pregunta fundamental con- siste en averiguar qué es lo que permite v 149 PaaS que un consumidor contrate con un ambu- lante, éste con un proveedor 0 con otro ambulante. Qué es lo que hace posible una transacci6n carente de seguridades objet vas y relativamente al margen de la ley sea suficiente para permitir cierto tipo de coo- peracién voluntaria entre la gente. ¥ la res- puesta a tales preguntas es que tal elemen- to, ciertamente subjetivo, es la reputacién, Apreciados subjetivamente cada vez que cocurre una transacci6n, por Ja formacién de una costumbre, por simple informacién © por cualquier otro medio, estos elemen- tos constituyen la reputaci6n personal del comerciante. Reputacién que le interesa conservar por encima de todas las cosas, en un mundo en el que si no se respetan las reglas de juego, no existe mayor posibili- dad de prosperar. Prestigio y confianza son, pues, condiciones morales que las personas deben reunir para gozar de repu- tacién en el comercio ambulatorio. Reputa- cién sin Ja cual no hay posibilidad de tran- sacciones venturosas y reputacién por la cual se puede contratar eficazmente, Cabe advertir la importancia que ad- quieren estos factores en el comercio in- formal, dado que hacen posibles los con- tratos de ejecucién diferida; es decir, los créditos. Habiamos visto que para atenuar las de- ficiencias de la inexistencia de mecanismos de coaccion institucional 0 lo engorroso que significa el acceso a los mecanismos formales de composici6n, el contrato entre los informales era, preferentemente, de ¢jecucion inmediata. Lo que significaba una severa limitaci6n al comercio informal La importancia de la reputacion reside, pues, en que suple, de una manera relati- vamente eficaz, las deficiencias que pre- senta el sistema. 150 Enrique Ghorsi 5. VALOR DE LOS DOCUMENTOS Pudiera parecer de la anterior descrip cién que la normatividad extralegal conce- de un minimo valor a los documentos escri- tos, que podriamos llamar incipientes 0 im- perfectos descle una perspectiva tradicional. Ello no es mas que un espejismo. El va- lor que se otorga a la documentacién es importante. Es utilizada como medio de prueba, naturalmente limitado, pero sufi- ciente. Se aprovecha pura exigir respaldo, si es el caso, de las instituciones populares. Los documentos, cuando existen, son generalmente claros y sencillos. Recogen el acuerdo de voluntades ¢ identifican las prestaciones en dinero sin mayor compli- caci6n. La seguridad de contar con docu- mentos esctitos es incomparable, aunque en sentido estricto tienen diversas dificul- tades para ser reconocidos oficialmente Como se trata de documentos privados, sin el mérito decisorio de las escrituras pi blicas, por ejemplo, para que las autoricka- des judiciales les asignen valor, necesitan ¢l reconocimiento de Ja contraparte. El re- conocimiento requiere diligencia judicial preparatoria y se puede hacer en continen- te 0 en contenido. Entonces, se puede re- conocer sélo el contenido, es decir, sélo la materia de la obligacién, pero no el conti- nente, es decir, el documento propiamen- te dicho o s6lo el continente y no el conte- nido. Sila parte se niega a reconocer e! do- Cumento, no queda mas remedio que pe- dir el cotejo de las firmas por peritos cali- 8rificos, generalmente designados por la Policia de Investigaciones. Prueba, por lo demés, bastante dificil y susceptible de te- sultados adversos © imprevistos. Formas documentales de mucha difu- sin se limitan, por ejemplo, a cuadernos 0 @ una especie de memoria 0 acta contrac-

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