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dcr sobre ponble(L Semocaiy relia pits), ‘Ox Land Acobusn 14; Pines ptt, 1. EL dole frente dt eeepc, i162 La sac et cos, 1 Shad campute pra, 118, Sena parte 4 Es aoe con? Alga coniconepedies-utuin, 124; SHER posit enc dare Se Anan 1287 {fckam pure De is esiones sie 136;8-81 alamo nls pear eta econo 1385 Presa ol duc, 163 Diora, 45 Resa y poten, ; ag de Casio Andrade 1 ih by, 4 154 V, 56: Vi, 6 “ats to ix eds 196; News 78 ns ~ Aaesinenton 176 Coaboradors Introduccion iHlay que ser realista! Cusntas yeoes habremos invocado el reallsmo como “dltima instancia” de la acciin y del andliss Politico, Todos proclaman la virtud del realismo pero, final mente, Jquée5 "ser realista" en politica? Explictar esta pregunta del sentido comin y problemati- ar sus implicancias para una reonginizacian democritica de la politica son el propesto de este libro, producto de un se minario del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) dedicado a Ta teoria del Estado y de la politica en Américe Latina” El realismo ha sido tradicionalmente un postulado con- servador, un Mamado a respetar lo que es: el status quo, Pero la riqueza de ta nocion permite otras interpretaciones. A mo- ddo de Introduccion quiero esbozar algunos temas, mis dese trollados en fos siguientes srticulos, que ayudarin al lector 4 reflexioner tebricamente una estrategia realista de demo cratizacion en nucsr0s pats, La tension entre politica y moral El simboto del realismo politico es le raz6n de Estado. La nocién codifica una paradoja: la necesidad de jusificar +a nt de mato ere pbados nieomen Bade y Pte FA latins Mei, So XXL Eos, 8. (Out Ses hace Po Thee tina Dex, hie a socialmente que determinada accion no obedezca las nor ‘mat socialmente vidas, Ser realista, dirfa Maquiavelo, signi fiea partir del presupuesto de que todos los hombres son mal- vvados: “hay tanta distancia de como se vive a como se debie- {a vivir que quien dea a un lado To que hace por lo que se ddeberia hacer aprende antes su ruina que su preservacion”. Por consiguiente, quien se dedica a la poltica ha de apren- {der “a poder seF no bueno". Si, de este modo, el realismo fs proclamado como virlud politics, la falta de realismo ad: ‘uiere Ia connotacion de un juicio moral, Es irresponsable {uien asume una empresa politica (comprometiendo a ottos) ‘Sn comprometer la salvacign de sa propia alma. Ia distinién entre hombre privado y hombre pablico re- spareee en otro dicho: lo que es cierto en teoria no tiene por {qué obrar en la practice. Vale devi, no se podria pedir @ Practica aquella rectitud moral que se exige a I raz6n teori- a. El problema implicito al reelismo seria la-necesidad de tomar decisiones morales incluso sin tener garantias tedricas acerea de Io que es objetivamente moral. Alo cual Kant res onde que solamente si cada individuo obra moralmente (como si cumpliera la ley moral) cabe la posibilidad de reali ar el ideal de un orden moral. Ser realise sigifiea pues dei dir en conciencia sin saber a ciencia cierta el sentido moral bietivo de In decision. Por consiguiente, el rsaisme discul ‘PA toda decisién tomada en buena conciencia, La formulacion més desnuda de una Realpolirk es de Max Weber: no hay procedimiento cieatifico ~tedriea 0 empitica rmente— que permita dirmir un conflicto entre valores. Ser ‘alist implica reconacer la inevitable arbitraredad de cual ‘uier decision politica -la soledad del poder— y, por ende, ho disrazar de conviesiones puras lo que es una euestion de poder. No existiendo una fundamentacion racional pafa im- poner una conviecién como norma general, la decision pol ‘Hea solamente puede guarse por una ética de Is responsabi- lidad, En nombre del realismo, Weber reivindic'el postulado rmaguiavélico: quien busca la salvacion de su alma no debe buscarla en la politics. Recuerdo estos enfoaues poraue tratan una cuestiGn oen- tral de la politica en América Latina: la construccin de un nen estable. La historis indica que donde posiciones con pretension de verdad absoluta pugnan por ordenar la sovie- ad, no habri paz social, La paz pareciera requetir “cierta”™) Sesvinculacion de politica y verdad, ;Puede un orden fundar se en el decisionismo (C. Schmitt) o una legitimidad por pro- cedimiento (N. Luhmann) o siempre subsiste la invocacion, (écita) de una “verdad” compartida? ‘La consiruceién de “to rea’ en el discurso politico La invoeacion del realsmo politico enfrenta dilemas que dis ‘minuyen su “evidencia” originaria. Esta presupone una con- cepcion naturalists de la realidad social lo real seria una ine- tancia objetia previa a su interpretacin (ideolégica) Pero, {no impliea ello presumir que la realidad ofrecerda un inape Jable entero de verdad —el éxito para “medie” la accion politica? Considerendo la politica como accion instrumental, l rea- lismo exige el aprendizaje y dominio de as regs téenicas que Ja rigen. Su empleo realist es premiado por el éxito: el medio produce ef objetivo deseado, Ala inversa, la falta de reaismo recbe un castigo incorporado a la misma accién: la ineficien- ia, Ahora bien, stbemos que la politica no se agota en tal relacion técnica con la realidad; ella es tambign agcién comu- ricatlva. Agui, lo real es consiruido ~y disputado en la comunicacion reciproca y el reilismo politica alude @ e508 procesos de comunicacion, En esta perspectiva, uno de los puntos més interesantes a estudiar (particularmente en los procesos de democratiza- cién en el Cono Sur) es la “realidad nacional” que emerge @ través de los discusos polftics. Estos seleccionan, califican, Jerarguizan y articulan "loreal" en base a determinados c6di- {gos intempretativos. Suponiendo una construcci6n social (ntersubjetiva) dela realidad, introducimos un primer desple- ~zamiento en el enfoque habitual del tema. En politica, aludi- ‘mos a “Io real” mis en términos de “Io verosfmil” que de » NomBERE LEHNER “to objetivo”. Con lo cual no se niegs una objetividad mate- Fal, Respecto ala eficacia politica, sin embargo, pareciera ser més relevante el estudio de fo que otorea credibilidad a deter- ‘minada construccién de la realidad social. ;Por qué es verosi- rit eldiseurso de Alfonsin y no el de Luder? ;Por qué pierde credibilidad Suérez y la conserva Felipe Gonailez? O bien: {por qué adquiere verosimilitud la impuracion deque Allende bbuscaba instalar una dictadure marxista? Hoy sabemos mejor due las condiciones materiales de vida (sea la tasa de desem= Pleo o de la delinevencia) no som datas wnivaras inn que fon interpretados dentro de determinado marco cultura, de ‘eterminadas experienciasy creencis. La operatvidad précti- ‘ade los discursos politicos depende de-scapacidad de cons {iluir un principio articulatorio de lo que son Ia cultura poli- Wis, las posieiones ideologicas y las experiencias cotidianas ‘con su eanga emocional-aectiva de una determinada sociedad fen un determinado tiempo; por ejemplo, el anhelo de una ddemocracia estable on el sentido de un “nosotros” que supere las divisiones histories. O, en el caso de Berrantes en Lima, la capacidad de personificer la concliacion de demandas y creencias muy disimiles (reformas concretas de Ia estructura tubana, cambio revolucionanio, religiosidad popular, etc.) En ambos casos, las reivindicaciones al sistema politico pare- cieran estar subordinadas a la relvindicacion de un omdea. De ‘Ser asi, se abriria una importante perspectia a las estrategas| de democratizacion Flarte de to posible Er libro sugiere un segundo desplazamionto significativo al referr el ralismo politico ya no a “lo necesario” sino a “lo posible”. Habitualmente, “ser realists” significa concordar on Io historicamente nevesaro. Se presume la existencia de flgin tipo de “leyes de la historia que determinan el curso de las empresas humanas de modo similar al curso de los a tos. 0 bien, se apoya en una concepcién técnica del mundo, ‘que identifica el realismo con el correeto célculo de medios y fines. La necesidad historia y la necesidad técnica inspran dos\ tipos de Realpolitik igualmente falaces. Por un lado, o que) ‘puidigramos lamar el “realismo tictico": adaptar los medios 4 los Fines estrtégicos. Son realistas los neoiberales que ~en ddeterminadas circunstancias~ flexibilizan el mercado o los ‘comunistas que —en determinadas condiciones aceptan el pluralismo. Existe, por otro lado, un realismo referido a los fines que relatviza los objetivs politicos en tanto simples promesas o ilusionesjustifieativas(legitimatoriss) de lo dnico ‘eal en politica: la lucha por el poder. La viabilidad de una politica dependeria de Los medios ade~ ‘euudos y/o de las metas jadas:en ambos casos, se invoca un “principio de realidad" como une instancia objetiva, 0 sea

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