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Coaboradors
Introduccion
iHlay que ser realista! Cusntas yeoes habremos invocado el
reallsmo como “dltima instancia” de la acciin y del andliss
Politico, Todos proclaman la virtud del realismo pero, final
mente, Jquée5 "ser realista" en politica?
Explictar esta pregunta del sentido comin y problemati-
ar sus implicancias para una reonginizacian democritica de
la politica son el propesto de este libro, producto de un se
minario del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO) dedicado a Ta teoria del Estado y de la politica
en Américe Latina”
El realismo ha sido tradicionalmente un postulado con-
servador, un Mamado a respetar lo que es: el status quo, Pero
la riqueza de ta nocion permite otras interpretaciones. A mo-
ddo de Introduccion quiero esbozar algunos temas, mis dese
trollados en fos siguientes srticulos, que ayudarin al lector
4 reflexioner tebricamente una estrategia realista de demo
cratizacion en nucsr0s pats,
La tension entre politica y moral
El simboto del realismo politico es le raz6n de Estado. La
nocién codifica una paradoja: la necesidad de jusificar
+a nt de mato ere pbados nieomen Bade y Pte
FA latins Mei, So XXL Eos, 8. (Out Ses hace Po
Thee tina Dex, hie
asocialmente que determinada accion no obedezca las nor
‘mat socialmente vidas, Ser realista, dirfa Maquiavelo, signi
fiea partir del presupuesto de que todos los hombres son mal-
vvados: “hay tanta distancia de como se vive a como se debie-
{a vivir que quien dea a un lado To que hace por lo que se
ddeberia hacer aprende antes su ruina que su preservacion”.
Por consiguiente, quien se dedica a la poltica ha de apren-
{der “a poder seF no bueno". Si, de este modo, el realismo
fs proclamado como virlud politics, la falta de realismo ad:
‘uiere Ia connotacion de un juicio moral, Es irresponsable
{uien asume una empresa politica (comprometiendo a ottos)
‘Sn comprometer la salvacign de sa propia alma.
Ia distinién entre hombre privado y hombre pablico re-
spareee en otro dicho: lo que es cierto en teoria no tiene por
{qué obrar en la practice. Vale devi, no se podria pedir @
Practica aquella rectitud moral que se exige a I raz6n teori-
a. El problema implicito al reelismo seria la-necesidad de
tomar decisiones morales incluso sin tener garantias tedricas
acerea de Io que es objetivamente moral. Alo cual Kant res
onde que solamente si cada individuo obra moralmente
(como si cumpliera la ley moral) cabe la posibilidad de reali
ar el ideal de un orden moral. Ser realise sigifiea pues dei
dir en conciencia sin saber a ciencia cierta el sentido moral
bietivo de In decision. Por consiguiente, el rsaisme discul
‘PA toda decisién tomada en buena conciencia,
La formulacion més desnuda de una Realpolirk es de Max
Weber: no hay procedimiento cieatifico ~tedriea 0 empitica
rmente— que permita dirmir un conflicto entre valores. Ser
‘alist implica reconacer la inevitable arbitraredad de cual
‘uier decision politica -la soledad del poder— y, por ende,
ho disrazar de conviesiones puras lo que es una euestion de
poder. No existiendo una fundamentacion racional pafa im-
poner una conviecién como norma general, la decision pol
‘Hea solamente puede guarse por una ética de Is responsabi-
lidad, En nombre del realismo, Weber reivindic'el postulado
rmaguiavélico: quien busca la salvacion de su alma no debe
buscarla en la politics.
Recuerdo estos enfoaues poraue tratan una cuestiGn oen-
tral de la politica en América Latina: la construccin de un
nen estable. La historis indica que donde posiciones con
pretension de verdad absoluta pugnan por ordenar la sovie-
ad, no habri paz social, La paz pareciera requetir “cierta”™)
Sesvinculacion de politica y verdad, ;Puede un orden fundar
se en el decisionismo (C. Schmitt) o una legitimidad por pro-
cedimiento (N. Luhmann) o siempre subsiste la invocacion,
(écita) de una “verdad” compartida?
‘La consiruceién de “to rea’
en el discurso politico
La invoeacion del realsmo politico enfrenta dilemas que dis
‘minuyen su “evidencia” originaria. Esta presupone una con-
cepcion naturalists de la realidad social lo real seria una ine-
tancia objetia previa a su interpretacin (ideolégica) Pero,
{no impliea ello presumir que la realidad ofrecerda un inape
Jable entero de verdad —el éxito para “medie” la accion
politica?
Considerendo la politica como accion instrumental, l rea-
lismo exige el aprendizaje y dominio de as regs téenicas que
Ja rigen. Su empleo realist es premiado por el éxito: el medio
produce ef objetivo deseado, Ala inversa, la falta de reaismo
recbe un castigo incorporado a la misma accién: la ineficien-
ia, Ahora bien, stbemos que la politica no se agota en tal
relacion técnica con la realidad; ella es tambign agcién comu-
ricatlva. Agui, lo real es consiruido ~y disputado en la
comunicacion reciproca y el reilismo politica alude @ e508
procesos de comunicacion,
En esta perspectiva, uno de los puntos més interesantes
a estudiar (particularmente en los procesos de democratiza-
cién en el Cono Sur) es la “realidad nacional” que emerge @
través de los discusos polftics. Estos seleccionan, califican,
Jerarguizan y articulan "loreal" en base a determinados c6di-
{gos intempretativos. Suponiendo una construcci6n social
(ntersubjetiva) dela realidad, introducimos un primer desple-
~zamiento en el enfoque habitual del tema. En politica, aludi-
‘mos a “Io real” mis en términos de “Io verosfmil” que de» NomBERE LEHNER
“to objetivo”. Con lo cual no se niegs una objetividad mate-
Fal, Respecto ala eficacia politica, sin embargo, pareciera ser
més relevante el estudio de fo que otorea credibilidad a deter-
‘minada construccién de la realidad social. ;Por qué es verosi-
rit eldiseurso de Alfonsin y no el de Luder? ;Por qué pierde
credibilidad Suérez y la conserva Felipe Gonailez? O bien:
{por qué adquiere verosimilitud la impuracion deque Allende
bbuscaba instalar una dictadure marxista? Hoy sabemos mejor
due las condiciones materiales de vida (sea la tasa de desem=
Pleo o de la delinevencia) no som datas wnivaras inn que
fon interpretados dentro de determinado marco cultura, de
‘eterminadas experienciasy creencis. La operatvidad précti-
‘ade los discursos politicos depende de-scapacidad de cons
{iluir un principio articulatorio de lo que son Ia cultura poli-
Wis, las posieiones ideologicas y las experiencias cotidianas
‘con su eanga emocional-aectiva de una determinada sociedad
fen un determinado tiempo; por ejemplo, el anhelo de una
ddemocracia estable on el sentido de un “nosotros” que supere
las divisiones histories. O, en el caso de Berrantes en Lima,
la capacidad de personificer la concliacion de demandas y
creencias muy disimiles (reformas concretas de Ia estructura
tubana, cambio revolucionanio, religiosidad popular, etc.)
En ambos casos, las reivindicaciones al sistema politico pare-
cieran estar subordinadas a la relvindicacion de un omdea. De
‘Ser asi, se abriria una importante perspectia a las estrategas|
de democratizacion
Flarte de to posible
Er libro sugiere un segundo desplazamionto significativo al
referr el ralismo politico ya no a “lo necesario” sino a “lo
posible”. Habitualmente, “ser realists” significa concordar
on Io historicamente nevesaro. Se presume la existencia de
flgin tipo de “leyes de la historia que determinan el curso
de las empresas humanas de modo similar al curso de los a
tos. 0 bien, se apoya en una concepcién técnica del mundo,
‘que identifica el realismo con el correeto célculo de medios
y fines.
La necesidad historia y la necesidad técnica inspran dos\
tipos de Realpolitik igualmente falaces. Por un lado, o que)
‘puidigramos lamar el “realismo tictico": adaptar los medios
4 los Fines estrtégicos. Son realistas los neoiberales que ~en
ddeterminadas circunstancias~ flexibilizan el mercado o los
‘comunistas que —en determinadas condiciones aceptan el
pluralismo. Existe, por otro lado, un realismo referido a los
fines que relatviza los objetivs politicos en tanto simples
promesas o ilusionesjustifieativas(legitimatoriss) de lo dnico
‘eal en politica: la lucha por el poder.
La viabilidad de una politica dependeria de Los medios ade~
‘euudos y/o de las metas jadas:en ambos casos, se invoca un
“principio de realidad" como une instancia objetiva, 0 sea