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La aerodinámica se desarrolla a partir de las ecuaciones de Newton.

Con las
ecuaciones de continuidad, cantidad de movimiento y energía se pueden obtener
modelos que describen el movimiento de los fluidos. Un caso particular ocurre
cuando el movimiento del fluido es estacionario, es decir, las propiedades del
fluido solo cambian con la posición en el campo fluido pero no con el tiempo, y
cuando además se puede despreciar la viscosidad del fluido. Con estas dos
características, movimiento estacionario y no viscoso, se puede obtener una función
potencial que al ser derivada se obtenga la velocidad del fluido en cada punto del
campo. Una vez hayamos obtenido la velocidad del fluido, podremos hallar otras
magnitudes importantes. La aerodinámica clásica que explica cómo se genera la
sustentación en los perfiles aerodinámicos se basa en movimientos potenciales. Este
tipo de movimiento es ideal, ya que la viscosidad nula nunca se consigue.

Modelando el campo del fluido es posible calcular, en casi todos los casos de
manera aproximada, las fuerzas y los momentos que actúan sobre el cuerpo o cuerpos
sumergidos en el campo fluido. La relación entre fuerzas sobre un cuerpo moviéndose
en el seno de un fluido y las velocidades viene dada por los coeficientes
aerodinámicos. Existen coeficientes que relacionan la velocidad con las fuerzas y
coeficientes que relacionan la velocidad con el momento. Conceptualmente los más
sencillos son los primeros, que dan la fuerza de sustentación
𝐿
{\displaystyle {L}}, la resistencia aerodinámica
𝐷
{\displaystyle {D}} y fuerza lateral
𝑌
{\displaystyle {Y}} en términos del cuadrado de la velocidad (V2), la densidad del
fluido (ρ) y el área transversal (St): :3:/:C:V

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