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Arete ne 2 Cconsite) PROF: THPOL, ANDRES. INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACION DOGENTE ¥ TECNICA Nt 64 1 ESPACIO CURRICULAR: CORPOREIDAD Y MOTRICIDAD Las concepciones del cuerpo y su influencia en el curriculum de la Educacién Fisica- Victor Pérez-Samaniego* Roberto Sénchez G6mez* 1. Introduccidn: cuerpo y movimiento Resulta dificil contradecir la afirmacién de que la Educacién Fisica trata con el cuerpo y sus distintas manifestaciones mottices. Ahora bien, este consenso se diiuye cuando Intentamos profundizar en qué entendemos por cuerpo y' movimiento. De ahi que Cagigal (1979:62-65) plantee la necesidad de conceptualizar estas dos realidades antropolégicas ~cuerpo y movimiento- para identificar la esencia de la cultura fisica y, por extensidn, de la Educacién Fisica: “El individuo conoce e! mundo a través de su entidad corporal (...) El hombre [sic] seguir viviendo toda su existencia no sélo en el cuerpo, sino con el cuerpo y, de alguna manera, desde el cuerpo y a saves del cuerpo, (...) El hombre tiene un cuerpo, ef cual ests capacitado para ‘moverse, hecho para moverse. iento ef hombre aprende a estar en el espacio (...). Sobre estos dos elementos, sobre la lacable instancia del cuerpo en la vida del hombre, no ya como parte det hombre, sino como hombre mismo, por un lado y, por otro, sobre la realidad antropodindmica del movimiento fisico, debe ser estructurada Una Educacién Fisica, base de una generalizada cultura fisica” (Cursive en el original). Aunque las nocones de cuerpo y movimiento estén estrachamente relacionadas, ta primera ha. sicio quizé la que en mayor grado ha protagonizado el debate filosifico. Basicamente, a lo largo de la historia ta lucen cada ‘una 3 de estas visiones del cuerpo. ode fo corporal, haciendo hincapié en sus diversas implicaciones para con la Educaciin Fisica. 2. Dualismo y “cuerpo maquina” Vicente Pédraz (1989) afirma que fa nacién de dualismo proviene de to s separa radicalmente aly To bueno de lo mao. Es deci, se basa cartesian “cogito ergo sum” sintetiza cémo desde el dualismo la materialidad corporal se convierte en complemento de la esencia racional que identifica al ser humano. 4 3 (enatémico, ‘one ica, etc.) y la Funcionalidad (Rsicligica, biomecénica, etc.) del ser humano. Para ilustrar las consecuencias que se derivan de esta nocién dualista del cuerpo nos serviremes del andtisis de una metéfora derivada de esa concepcién y que ha sido, y es, profusamente utiizada para ir el cuerpo: !a metafora del “cuerpo maquina”. Ya en el S.XVII Vesario en su “De Humanl Fabrica” ba la mecénica como analogia para la descripcién de jos componentes anétomo-fisiolégicos y fisioldgicos del cuerpo. Desde entonces, y de formas muy diversas, la maquina ha servido como modelo ara ejempiificer la morfologia y funcionamiento corporal (Lain Entralgo, 1970). Pare Colquhoun (1992) id movimiento de! cuerpo humano se equipara entonces al de cualquier otro objeto que se mueva y, como tal, puede ser medido, controiaco y analizado cuantitativamente, én. utili movimiento y su resultado son definidos y valora emente en f con lo que la eficaci cinematico, biomecdnico, kinestolégico 0 fisioldgico- se convierten en finalidades inherentes a la riz. Distintos autores (Barbero, 1996; Colquhoun, 1992; Devis, 2000; Freund y McGuire, 1991; Tinning, 1990;; Whitehead, 1952) coinciden en que la metéfora del cuerpo maquina, al subrayar fos aspectos funcionales del cuerpo hu més que llustrar contribuye a dar sentido al concepto de corporeidad en una doble direccién. En primer- lugar, trar aspectos parciales y aislados del comportamiento motriz, 5, afectivos, culturales e incluso politicos y econémices. De acuerdo con Barbero (1996) ef dualismo, representado por la metéfora del "cuerpo méquina”, concepcién filoséfica en la-que se as ictual:discurso hegeménico sobre ef cuerpo humano Educacién Fisica. Este discurso enmarca la “decibildad” de fo corporal, aquello que puecle decirse y, por tanto, ensefiarse sobre el cuerpo. Como consecuencia,:el: cuerpo es .considerade en nuestra cultura profesional fundamentalmente como instrumento ‘de-accién, un objeto a considerar a partir de una funcionalidad que lo transciende. El énfasis en la comprensién puramente andtomo-fisioligica del cuerpo humano, en la eficacia y la eficiencia mottiz, en la medicién de resultados y la preocupacién por la mejora en Ja efecuctén técnica y en fa condicién fisica serfan algunas manifestaciones de este discurso en nuestra profesién. Las perspectivas monistas engloban una serie de teorfas que basan la concepcién del individuo en una (Starobinsky, 1991; Whitehead, 1992). Gnicamente como complemento 2 una esencia inmateril, en la preocupacién por definir ta ‘rnc uelamn 12° concepciones monistas del ser coin exist poral distinta a le dualista, ), representados por os trabajos de Freud, y Sartre respectivamente, t A pesar de su mar Educacién-Fisica y el d fa importencia y comple! aci6n en el dmbito cientifico -y en el de la formacién de los profesionaies de la e- fa teorfa psicoanalitica resulta una referencia fundamental para comprender 1d de fa vivencia corporal. Aunque Freud no fue el primero en hablar sobre el inconsciente, sf lo fue en darle protagonismo en el concepto de ser. Segiin el psicoandlisis, nuestra existencia se articula en capas de conciencia, las més profundas de las cuéles -que integran el inconsclente- recogen nuestras pulsiones y nuestros deseos no satisfechos. En relacién con la corporalidad, el psicoandlisis se preocupa fundamentaimente por explicita ¢ interpretar su vivencia inconsciente y, menos, por delimitar la causa somatica de dicha vivencia. Dicho de un modo més clero, no importa tanto localizar en qué parte det cuerpo 0 de la experiencia comoral est4 el inconsciente como hacerla aflorar y entenderla. Esta concepcién autinoma y desfisiologizada de la existencia psiquica dard pie a disensiones definitivas entre psicoanalistas y otras disciplinas que ponen su énfasis en la neurofisiologia como sustrato del comportamiento. Las tesis de Freud; en cambio, proponen que tanto la historia personal como social se componen de vivencias articuladas por una serie de macroestructuras psicolégicas a las que el individuo va accedienco de forma mas © menos consciente o traumatica a lo largo de su existencia: el yo (fa conciencia de ser, unida al Principio de realidad), ef e/fo (la conciencia de no ser, unida al principio de deseo), el superyo (la conciencia moral, unida a fos sentimientos de culpabilidad, necesidad de castigo, remordimiento, etc.) y, ye en una de sus obras més tardias (Freud, 1981), el syper-yo cultural (los ideales y las normas -expiicitas € implicitas- de fa sociedad). En definitiva, ef psicoandlisis preconiza que el mundo de los sentides, al que pertenece el cuerpo somatico, entra a menudo en contradiccién con la verdadera vivencia personal, en muchos casos inconsciente. Como afirma Vicente Pedraz (1989:4) " Jo mas intimo de nosotros mismos" (Starcbinsky 1991:368). * Lag aproximaciones at concepto de cuerpo. del existencialismo y fenomenclogfa son en gran medida deudoras de fa preocupacién de! psicoar is por la forma de ser en e! mundo. Sartre (198: 1992) jencia d i Plantea que nuestra presencia cornoral en el mundsse da basicamente a tres niveles: como cuerpo para el ser, cuerpo para el Otro y cletpo para el Otro percibldo por el ser. Pars iustrarlas liza la imagen de un escalador que pretende alcanzar una cima complicada. Cuando empieza a escalar, el escaladar queda absorto por fa tarea hasta el purito de no Feparaf- ni siquiera en si mismo. Su corporeidad fe pasa “des-apercibida”. Esto no quiere decir que ef ‘cuerpoing esté presente, sino que'el escalador no siente su propio cuerpo como algo presente. A esta forma no-consciente (no confundir con inconsciente) de existencia corporal es a la que denomina el cuerpo para el ser. EI sequndo modo de concebir el cuerpo se da con la presencia de un observador externo que se fija en cémo avanza el escalador. El observador solamente ve un cuerpo-instrumento, un Cuerpo-objeto © mecanismo dedicado @ alcanzar una meta. Esta serfa la forma de corporeidad que Sartre denomina como cuerpo para e/ Otro. El Otro crea una forma de cuerpo como objeto ajeno al ser. En ese sentido, cuetquier énfasis en ese modo de corporeidad tiende a disociar mi cuerpo de mf; solo resultan Pertinentes los aspectos que pueden ser percibidos por el Otro. La tercera forma de concebir el cuerpo Ccurrirfa cuando el escalador se apercibe de que alguien esté observéndole. En el momento en que siente ‘a mirada del Otro, el escalador se aperclbe de que su cuerpo esté siendo observado como si fuera un cuerpo-objeto, Sartre (1989) sugiere que en ese momento el escalador empezaria a preocuparse por la impresin que causa en ef Otro, sintiéndose vulnerable y expuesto al julcio sobre su corporeidad objetiva, Como resultado de esta preocupacién, el escalador podria resbalar o cometer algin error. A esta Concepcién es a la que denomina Sartre cuerpo para ef Otro percibido por el ser. Sartre (1989) deja claro que en circunstancias habituales vivimos un tipo de corporeldad basicamente relacionada con el primer modelo. Naturalmente no actuamos prestando atencién a nuestra corporeidad. Y si bien ef cuerpo para ef ser es la forma natural de vivenciar nuestra corporeidad, la tendencia al estudio sobre el cuerpo suele centrarse ms en le dimensién del cuerpo para e! Otro. As{ lo demuestra el hecho de que fa fayoria de las referencias clentifcas hacia el cuerpo, o hacia alguna de sus partes, sugiera una realidad ajena a la propia persona 0 a su contexto. Este Enfasis dota al Otro de un poder sobre la percepciin corforal que fe capacita para decidir sobre fa idad en cualquiera de sus dimensiones. El Fesultado es que cuando prestamos atenciéni'anuestta"réatidad corporal solemos hacerlo desde la perspectiva del cuerpo pera ef Otro percibido por ef ser. Dicho de otra manera, la visién del: Otro condiciona nuestra propie autopercepcién, provocando en nuestro autoconcepto un efecto parecido af que i fe producia al escalador apercibirse de la presencia de un observador. Se produce entonces una esc! en nuestra corporeidad, que vive tensionada entre nuestra consciencia de ser y nuestra preocupack ser para el Otro. En definitiva las concepciones monistas revelan que la vivencia del ser es también corporal, y que la corporeidad es alga mas que una materialidad ocupada por la mente o el es; deben hacer un uso adecuado. En la Educacién Fisica las visiones moni del cual éstos pueden y cuerpo y el movimiento limitarse a un determinado bloque de contenidos ni a acciones puntuales sino que, setvir para trazar los principios de accién que rigen toda la ensefianza. Para ello, ef profesorado y el ‘alumnado debe hacerse eco del significado heterogéneo y complejo que desde un punto de vista vivenciat encierra cualquier accién motriz. 4. Concepciones sociales: la construccién cultural de la (in)satisfaccién corporal Desde la sociologia, diversos aut concepcidn con el contexte sociocul De acuerdo con Freund y McGuire ido. Por una parte el contexto sociocultural influye en determinar fa significacién y la importancia del cuerpo o ciertos.aspectos relacionados con lo: corporal. Refiriéndese al-concepto de construccitin social de! cuerpo estas autores plantean que la sociedad y ta cultura, en clerta medida, contribuyen a dar forma a sus miembros como si se tratara de maldes para troquelar objetos. Asi ocurriria, por ejemplo, con los pies. vendacios de las mujeres chi didn del clitoris, los corsés de las mu la crugia estética en ta actualidad. Pero, las relaciones entre el cuerpo y su mismo modo, en-diferentes: culturas envejecer puede ser temido, aceptado 0 reverenciado. De hecho, para estos autores la construccidn social el cuerpo y la construcci6n de las ideas sobre el cuerpo estan intimamente relacionadas. Asi, en relacién con el género durante mucho tempo se ha pensado en nuestra sociedad que las mujeres no pueden o no Geben llevar objetos pesados. La expectaliva de que las mujeres sean débiles y el hecho de que sean tratadas como tales clerra un circulo vicioso con el siguiente resultado: las mujeres no desarroitan su fuerza. _En los ltimos tiempos se ha desencadenado una preocupacién sin precedentes por el estudio de |, SU funcionamiento, 0 | Su fepresentatividad simbdlica. Al a. Shilling (1993) relaciona le creciente importancia que se le otorga al cuerpo con el proceso de *desacralizacién social que marca e! trénsito desde la organizacién social de la Europa posfeudal a IS modemnidad, y que tiene su may acto en el siglo XX. Este proceso tuvo como consecuencia a di ie_la5_autoridades religiosas en la vida social en general, y en la regulacién de aspectos relacionados con el cuerpo en particular. Sin embargo, Ta desacalizocin Gredval de Ta vida social na-provocadd que Tas Tas religiosas fueran sustituidas en gran medida por creencias_cientificas equivalentes éf_nivel_de devocién, pero que no ofrecen exhortaciones morales tan explicitas. De los valores estabies se ha pasado a una vica sin imperative cateaérico en fa que lo: que prima es el individualista e indefinido mensaje de ser feliz Por otra parte, el auge y expansién de los medios de comunicacién audiovisual simbéiicamente ese mensaje de felicidad individual imagen del cuerpo 0, mek determinados mo¢elos de cuerpo. La publicidad, las peliculas, los teleflmes propagan el mensaje de que la persona feliz es el cuerpo feliz. No es extrafio que en tomo a este creciente protagonismo existencial de lo corporal haya nacido una pléyade de creencias que a su vez generan nuevas idolatrias englobadas bajo el titulo genérico de en 2000; Devis y Moiina, 1998; Tinning, 1990). El cuto'al cuerpo 52 basa en ciertos dogmas y consensos sociales sobre el funcionamiento y fa aperiencia que sirven i sftualzedas jeda se convierte a ja ver certeza vital y en un empefio fundamentaimente individual, En definitiva, cree’ en ef cuerpo es creer en uno/a mismo/a, y mejorario, en algunos casos, constituye una especie de testimonio de fe, b, como un proyecto, fo cual implica el establecimiento de un plan para alcanzar una serie de objetivos personales més 0 menos autolmpuestos por su propietario, casi siempre relacionados .-con la salud o la apariencia. 5 paises desarroliados, muchas personas aceptan ‘,Feconstruir fa apariencia, tamafio y forma de su cuerpo en funcidn de un disefio confectionado por ) Sus propietarios/as. cid ir : sf come de tenerio ig.controtado por otros). Tos personas se “shan convertivo en agentes activos en la gestidn y mantenimiento de sus cuerpos. En Gefinitiva la und y McGuire, 1991; Devis, 2000; Pérez-Samaniego, 2000). Quizd el ejemplo mas evidente de la idealizacién del cuerpo como proyecto sea fa sobrevaloracién social del autocuidado y la cantidad de atenciin personal que se le da a la construcciin de cuerpos saludables. Paradéjicamente, en una époce en la que nuestra salud se ve ‘amenazada pot peligros globales nos verios cada vez nis exhortados a responisabilizamnos nuestros cuerpos. En medio de un sistema caracterizado por mitiples 1 norte-sur, degradacién medioambiental, periodicidad de las crisis fina Gertas précticas individuales bajo el marchamo de que garantizan casi hos anuncia que algunos de los més acuciantes y generalizados males de ‘ancer 0 la enfermedad coronaria, pueden ser evitados mediante sencillos cambios en habitos que -sdlo dependen de la voluntad individual. idad de planificar el cuerpo lo ha convertide también en un espacio donde se an_mbltiples opciones y clecciones. Sin embargo, como sefiala Shilling (1993), ef con las dudas profundas sobre cémo efercer el control sobre el “sconoditiento de qué es ef cuerpo en re: ¥.se abren mds y mayores interrogantes sobre haste dénde se debe permitir la interven jefitla en su Feconstruccién. Hoy en di los dilemmas morales acerca de cuestiones como la ingenieria genética, la reproduccién asistids, los transplantes 0 2 eutariasia. Y tampoco conviene olvidar que el que existan esas posibilidades no exto incierto, fh preocupacién de la intervencién sobre el cuerpo Gnicamente a cuestiones de tipo técnico puede contribuir a que en ef futuro se disparen el nimero y la magnitud de este tipo de confiictos. De hecho, parece claro’ que en la actualidad estamos viviendo en una época en la que ef cuerpo y su significado sociocultural han tomado dimensiones inusitadas. y la incipiente vigorexta. * Por otra parte, ia naturaleza inalcanzable de ese cuerpo perfecto to convierte, en palabras de Vareta y Alvarez-Urfa (1989), en un “mercado eterno” al que se dirlgen fos sspechados productos. En este contexte confuso y contradictorio la ica por mejorar el cuerpo resulta demasiado si acompefiada de reflextén acerca del significado y las imp! La concepcién social del cuerpo'tlene una influencia relativamente marginal en la Educacién Fisica que, en generel, sigue mucho més preocupada en la mejora de los aspectos tangibles de ia idad. No obstante, en ta actualidad existe una creciente preocupacién por entender el fandamento: histérico, sociocu Agico sobre del tratamiento. educativo de fa ; Tinning, 1992). Este Educacién Fisica en menos, i |. Arnold (1991) plantea que comprender la mutiplicidad de “Y; por extensién, del cuerpo- resulta clave para entender su pape! en el ho puecle deducirse que el tratamiento educativo de cuerpo en movimiento no deberi nificatividad objetiva del cuerpo. EI movimiento no sda es o debe ser ct Nl como una experiencia personal vivida en un de social, histérico y cultural. Esas tres dimensiones -instrumental, vivencial y sociocultural: estar intimamente relacionadas, doténdose mutua y dialécticamente de signif Quizé no sea del todo descabellado afirmar que la Educacién Fisica es la dlisciplina educativa donde tiene un impacto més directo las diferentes concepciones del cuerpo humano. Como hemos comentado antes, fa hegemonia de! duatismo ha tlevado la consolidacién de un curriculum mecanicista y utilitarista en tomo af cuerpo y el movimiento. En muchos casos la excelencia se confunde con el rendimiento y la mejord' del cuerpo con ef desarrollo de sus capacidades motrices. Ampliar el concepto del cuerpo y del movimiento supone ensanchar e! marco discursivo det curriculum de la Educacién Fisica incidiendo en la excelencia maral y estética, y no sélo la eficiencia y la eficacia motora. Dicho de otro modo, implica Preocuparse no sdlo por el desarrollo de las habilidades o la condicién fisica, sino por el de la busqueda a través del movimiento de to bueno y io bello (Amold, 1991, Gibbons y Bressan, 1991). Este ensanche supone que la seleccién y el disefto del curriculum deberfan plantearse desde principios éticos. vinculados al sentido de Gudadan’,..es, decir,,.2.los s en fos que se basa fa convivencia democrtica. Lo que implica, por Una parte, tomar de conciencia de dichos prindpios y, por otra, desarroliar una “sensibilidad profestons!” hacia ellos. La preocupacién por fa sutonomia, la responsabilidad © Ia comprensién de las Influenclas socloeconémicas y culturales en la construccién sobre las ideas det cuerpo y en la experiencia motriz serion algunas manifestaciones de esta enfoque ético del disefio curricular (Pérez-Samaniego y Devis, en imprenta). En cuslquier caso, avanzar en fa conceptualizaciin de fa dimensi¢n sxperiencial del cuerpo y el movimiento parece necesario (pero no suficiente) para ‘ahondar en su tratamiento educativo; especialmente hoy dia, cuando los retos a fos que se enfrenta fa Educacién Fisica tierien que ver cada vez menos con el adiestramiento homogéneo de conductas y més con la aceptacién de la diferencia o, lo que es Igual, 1a aceptacién de uno mismo/a y de los/ias demas (Tinning, 2000). Notas 1. ta concepclén pstcanattica del cuerpo como medio da expresién inconsclente Infliye a fo fargo del S. 2% en otros autores ¥ corlentes, ene fos que destac la Dioenergétca de Witelm Reich. Reich feperiences humanas, ya sean conscientes 0 inconslentes, se comporezan a través de cortracclones musculors. Un expends ‘corscente ge 220d con el coivol voluntaro de la musculatura, mletras que le ixcneciente se aslenta en el eespo mediante ‘aumento del toro de nuestra ulatura profund. Para la ben 2 lar de modernidad tarda (High He 0 8 icalizado fs procaros iniados en la Groce moder ue fa postmodeisad expresala toma de. bs Cconiraccionesy aporas dela moderniad, Indica la pSrida de confarza en fran, la aca tos proyectos de ls Bustatn, el 2 desencanio rente 2 los ideals no realzados Este desoncart y péria de conflanza en fo razén se agutica ervelS.%cebido & |, algunos, acontcimientos -como los gueras munis, I ut \esiquakiades sociaes- que han ido mirando fa undamentacn 1992). “Emancipatory health education and the potencial and limitations of health based physical education” en William, T., Sparkes,A. y Almond, L. 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