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CONSEJOS
PARA
CUIDAR
TU RETINA
ÍNDICE
1. ¿Por qué es importante cuidar la retina? 3

2. Relevancia de un diagnóstico precoz 4

3. ¿Cuáles son los problemas más comunes de la retina? 5


3.1. Desprendimiento de la retina 5
3.2. Miopía magna 6
3.3. Degeneración macular asociada a la edad (DMAE) 6
3.4. Retinopatía diabética 8

4. Diez consejos para cuidar tu retina 9

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La retina
juega un papel
muy importante
en el proceso
visual

1. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE


CUIDAR LA RETINA?
La retina es una capa de tejido sensible a la luz que recubre el interior del globo ocular. Su
función principal es recibir la luz exterior y convertirla en impulsos eléctricos que viajan
hasta el cerebro a través del nervio óptico y que más tarde se convierten en las imágenes
que percibimos e interpretamos.

Es en realidad una membrana compuesta por varios niveles sensibles a la luminosidad y


que sirve de filtro entre los estímulos exteriores y la información que llega al cerebro. Se
estima que en la retina hay más de 126 millones de células fotorreceptoras que realizan
esta labor, entre ellas los bastones y los conos.

Al igual que la pupila, la córnea y el cristalino, la retina juega un papel muy importante
en el proceso visual. Sin su intervención, la luz que se recibe del exterior no se convertiría
en impulsos nerviosos y, por consiguiente, se producirán problemas para visualizar las
imágenes que interpreta el cerebro.

Dado que se trata de una zona especialmente sensible del ojo humano, puede sufrir
una serie de anomalías o trastornos que se evidencian, básicamente, en la aparición de
destellos luminosos en el ojo, moscas volantes y/o la sensación de que en el campo visual
se interpone un telón o una cortina negra.

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2. RELEVANCIA DE UN DIAGNÓSTICO
PRECOZ
La retina no es una capa exterior como sí lo son, por ejemplo, la córnea o la esclera. Esto
obliga a extremar sus cuidados y a acudir al oftalmólogo tan pronto como aparezca
algún síntoma de una patología de la retina o a revisarse periódicamente, especialmente
si se tienen más de 50 años o antecedentes familiares de problemas similares.

Generalmente la retina es de color rojo por el alto riego sanguíneo que se presenta
en dicha zona del globo ocular. Si su aspecto es diferente o predomina otro color en
su membrana, puede ser un claro indicio de que existe una anomalía. Este cambio de
tonalidad es fácilmente apreciable por parte del oftalmólogo en una revisión rutinaria.

La mejor manera de prevenir cualquier tipo de enfermedad asociada a la retina es la


detección precoz, lo cual sólo es posible si se sigue un cronograma continuo de visitas al
médico especialista y si se llevan a cabo los cuidados pertinentes, especialmente si ya se
han superado los 50 años de edad.

Dejar pasar los problemas oculares de la retina o diagnosticarlos a destiempo puede


traer consecuencias irreversibles para la salud visual y ser la fuente de nuevas anomalías
localizadas en el globo ocular.

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3. ¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS
MÁS COMUNES DE LA RETINA?
Como hemos dicho antes, la retina es una membrana especialmente sensible que está
expuesta a numerosos trastornos o anomalías. Las más comunes son:

3.1. Desprendimiento de retina


Se trata de una anomalía causada generalmente por el envejecimiento natural de
los tejidos del globo ocular o por un traumatismo. Es bastante frecuente en personas
mayores de 50 años, en personas con antecedentes familiares o en pacientes que hayan
sido sometidos previamente a una operación de cataratas.

Según cálculos de algunos especialistas en la materia, 1 de cada 100.000 habitantes por


año padece esta enfermedad, la cual tiene su pico máximo de detección a los 54 años.
Puede aparecer en hombres y en mujeres por igual y el pronóstico es más complejo
cuando la mácula resulta afectada.

3.1.1. Síntomas
• Presencia de manchas flotantes en el campo visual y aumento de su tamaño.
• Aparición de luces o centelleos, especialmente en las primeras fases.
• Sombras en las zonas periféricas del campo de visión.
• Sensación de tener una cortina negra que obstaculiza el campo de visión.
• Disminución repentina de la visión y pérdida de la visión central.

3.1.2. Tratamiento
Para mitigar eficazmente los efectos de esta enfermedad, lo idóneo es tener un diagnóstico
precoz. La vía más habitual para su tratamiento es la intervención quirúrgica, en la cual
se distinguen distintos tipos de técnicas.

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3.2. Miopía magna
La miopía magna, también llamada alta miopía o miopía patológica, es una anomalía
visual que consiste en el alargamiento del globo ocular, el cual deriva a su vez en un
adelgazamiento progresivo de las paredes del ojo. Se suele considerar que una persona
padece miopía magna cuando su graduación supera las 6 dioptrías negativas (-6).

Aunque no se presenta concretamente en la retina, sí que guarda una estrecha relación


con esta membrana. Los especialistas señalan que casi el 40% de los desprendimientos de
retina se producen en ojos que sufren de miopía magna o alta miopía.

Pese a que sólo un 2% de los pacientes la padecen, es una de las principales causas de
ceguera. En España, por ejemplo, es la principal razón que atribuyen las personas que se
afilian a la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE).

3.2.1. Síntomas
• Visión de lejos borrosa o nublada.
• S
 i está asociada al desprendimiento de retina, tendrá los mismos síntomas que este
problema.
• Moscas volantes y destellos luminosos.
• Disminución de la agudeza visual en general.

3.2.2. Tratamiento
Ahora mismo no existe un tratamiento orientado específicamente a combatir los
síntomas de la miopía magna o alta miopía. Sin embargo, eso no significa que sus efectos
no puedan ser contrarrestados.

Lo que sí resulta fundamental es tener un diagnóstico precoz para poder tomar las medidas
pertinentes. Por ejemplo, si es una miopía magna que puede provocar un desprendimiento
de retina, lo más indicado es el método de la fotocoagulación con láser. Pero si, por el
contrario, el desprendimiento ya ha ocurrido en el momento del diagnóstico, se debe
tratar como cualquier caso de desprendimiento de retina.

3.3. Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)


Como su nombre indica, la DMAE es un problema visual que tiene como foco la mácula,
una parte del ojo que se encuentra ubicada en el centro mismo de la retina y que nos
permite diferenciar los detalles de los objetos.

Es una anomalía visual que está asociada al envejecimiento y que afecta básicamente a
la visión central, es decir, aquella que nos permite realizar actividades como la lectura, el
trabajo delante del ordenador, la costura o conducir un vehículo.

Existen básicamente dos tipos de degeneración macular asociada a la edad: la húmeda y la


seca. En la primera, la aparición de vasos sanguíneos anormales detrás de la retina provoca
un goteo permanente de sangre y líquido que retira la mácula de su posición natural. En la
segunda, las células de la mácula se deterioran progresivamente hasta generar una visión
central nublada o borrosa.

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3.3.1. Síntomas
• Visión borrosa o nublada tanto de cerca como de lejos.
• Dificultad para la transición de espacios con mucha luz a otros con poca luz.
• Necesidad de más luz para poder apreciar los objetos de cerca.
• Manchas o moscas volantes en el centro del campo visual.
• Visión ondulada de las líneas rectas. La Degeneración
• Diferencia en el tamaño de los objetos con cada ojo. Macular Asociada
• Pérdida de la intensidad y el brillo de los colores de la naturaleza. a la Edad húmeda,
neovascular o exudativa
sí tiene tratamiento
mediante la inyección
de los denominados
fármacos
antiangiogénicos

3.3.2. Tratamiento
La aparición de nuevos métodos para el tratamiento de la degeneración macular
asociada a la edad (DMAE) ha permitido abordar la forma más incapacitante de esta
enfermedad, la DMAE húmeda o exudativa. Sin embargo, todavía no se ha aprobado
ningún procedimiento específico para el tratamiento de la degeneración macular seca (DMAE
seca o atrófica), que es la forma más común de la enfermedad y afecta al 85% de las personas
que padecen DMAE.

En la Degeneración Macular Asociada a la Edad seca o atrófica se produce un “desgaste”


de la retina, una pérdida lenta y progresiva de células en la parte central de la retina, la
mácula ocular. A día de hoy no existe un tratamiento eficaz para la DMAE seca o atrófica,
aunque la aplicación en determinados pacientes de dosis de suplementos vitamínicos con
antioxidantes y zinc permite retrasar su progreso, pero no curarla.

La Degeneración Macular Asociada a la Edad húmeda, neovascular o exudativa sí tiene


tratamiento mediante la inyección de los denominados fármacos antiangiogénicos.
Estos productos se inyectan dentro de la cavidad vítrea con el objetivo de bloquear la
proteína que favorece la aparición de los neovasos típicos de la DMAE húmeda y que altera
su permeabilidad (factor de crecimiento del endotelio vascular o VEGF). Inyectando estas
sustancias se bloquea la proteína que condiciona las manifestaciones de la enfermedad y,
en muchos casos, se frena su progresión.

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3.4. Retinopatía diabética
La retinopatía diabética es una anomalía visual provocada principalmente por la
diabetes. Es la enfermedad derivada de la diabetes más común y se genera cuando los
vasos sanguíneos de la retina se hinchan, dejan escapar ciertos líquidos o se taponan.

Incluso, existe un tipo de retinopatía diabética muy similar a la degeneración macular


húmeda, es decir, causada por la aparición de vasos sanguíneos anormales en la zona de
la retina y su posterior crecimiento.

Lo más habitual es que afecte a ambos ojos en la misma proporción y que se caracterice
por la pérdida progresiva de la visión, de la cual muchos pacientes solo se percatan en
las fases avanzadas de la enfermedad. En la mayoría de los casos genera consecuencias
irreversibles para la salud visual.

De hecho, la retinopatía diabética está estrechamente ligada a la hipertensión arterial y


a algunas enfermedades renales. También el embarazo puede empeorar la calidad de la
visión de las pacientes con este diagnóstico.

Existen dos tipos de retinopatía diabética: la retinopatía diabética de base o de fondo, que
sólo se presenta en la zona de la retina; y la retinopatía proliferativa, que es la que va más
allá de la retina y da lugar a vasos sanguíneos anormales.

3.4.1. Síntomas
• Manchas en forma de telas de araña en el campo de visión.
• Mala visión nocturna o en espacios cerrados.
• Áreas oscuras o semioscuras en el campo de visión.
• Cambios periódicos de visión borrosa a visión clara.
• Dificultad para apreciar los colores.

3.4.2. Tratamiento
Lo fundamental en cualquier tratamiento de la retinopatía diabética es llevar un control
estricto y continuo de la glucemia, es decir, el nivel de glucosa libre en la sangre. También
se pide a los pacientes controlar la tensión arterial y el efecto de insuficiencias renales, dos
causas directas de esta anomalía visual.

Si se trata de pacientes con diabetes de tipo 2, se recomienda un estudio del ojo en


profundidad y en el menor tiempo posible. Para los de diabetes de tipo 1, lo más idóneo
es realizar un control a los 5 años del diagnóstico y a partir de ahí visitar al especialista una
vez al año.

Cuando la retinopatía diabética es moderada o la diabetes se encuentra en las fases


iniciales, los controles deben realizarse cada seis meses. En estos casos también la
detección precoz es esencial.

Ahora bien, cuando se necesita un tratamiento quirúrgico, esta enfermedad se puede


tratar con el método de la fotocoagulación con láser. Este procedimiento se realiza en una
o varias sesiones.

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4. DIEZ CONSEJOS PARA CUIDAR TU
RETINA
Al ser la retina una membrana sensible que se encuentra en el interior del globo ocular,
no hay una serie recomendaciones específicas para su cuidado. Sin embargo, todo lo que
contribuya a mantener nuestra salud visual, en especial lo relacionado con los niveles de
luz que percibimos a diario, será bueno para ella.

En ese sentido, los cuidados que se deberán tener en cuenta son de distinto tipo. Veamos
la siguiente lista con diez consejos para cuidar la retina:

1. Llevar una buena alimentación


Las células que se encuentran en la retina se alimentan de vitamina A para su buen
funcionamiento. Por tanto, una buena forma de evitar problemas asociados a la retina
es consumiendo alimentos con un alto grado de este componente, como por ejemplo la
zanahoria, las verduras, los pimientos y, entre las frutas, la fresa.

2. Asistir regularmente a la consulta del especialista


No olvidar visitar al oftalmólogo al menos una vez al año. Si ya se cuenta con un diagnóstico
de diabetes, hipertensión o problemas renales, hay que ser mucho más cauto en este
sentido y aumentar la regularidad de las consultas.

3. Regular el uso de aparatos electrónicos


La retina es la parte del ojo que se encarga de recibir la luz exterior y transformarla en
impulsos nerviosos. Por ello, una práctica que puede afectarla considerablemente es el uso
de pantallas de ordenadores, móviles u otros artefactos tecnológicos con la luz apagada.

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4. Usar gafas de sol ocasionalmente
Otra forma de proteger la retina es con el uso regular de gafas de sol, algo que ayudará a
regular el nivel de luz que reciben los ojos a diario. Se recomienda su uso tanto en verano
como en otras temporadas del año, incluido el invierno.

5. Hidratar los ojos cuando sea necesario


La hidratación es vital para que los ojos funcionen adecuadamente, especialmente en
aquellas personas que tienen una sensibilidad especial o tienen sintómas de ojo seco. Una
adecuada hidratación permitirá un mejor proceso visual en todas sus fases.

6. Si se usan lentillas, hay que ser riguroso con la limpieza


La retina es una membrana altamente sensible y reacciona ante cualquier cambio que se
presente en la zona ocular, incluidas las infecciones o la presencia de agentes externos o
amenazas. Si se usan lentillas hay que recordar que se deben extremar las medidas de
higiene y limpieza antes, durante y después de su uso.

7. Dormir
Parece un consejo obvio, pero en realidad es importante tenerlo en cuenta. Cuando se
duerme bien, el globo ocular se relaja y recupera energía para su buen funcionamiento en
las siguientes jornadas.

8. Controlar el nivel de colesterol en la sangre


Los altos niveles de colesterol en la sangre pueden derivar, a largo plazo, en problemas de
la retina y del globo ocular en general. Por tanto, hay que controlarlo regularmente con la
ayuda de una dieta sana y la práctica de algún ejercicio o actividad física. También se deben
extremar los cuidados si los problemas de retina son provocados por la hipertensión, la
diabetes o los problemas renales.

9. Cuantos más años se cumplan, mayores deben ser los cuidados


Problemas como el desprendimiento de la retina o la DMAE son anomalías asociadas al
envejecimiento del cuerpo y, en concreto, de los tejidos de la zona ocular. Si ya se ha
pasado de los 50 años, no se tiene que pasar por alto cualquiera de sus síntomas. No hay
nada mejor que un diagnóstico precoz.

10. Evitar el tabaco y el alcohol


Estas dos sustancias están de las primeras en la lista de enemigos de la salud visual. Sus
efectos a largo plazo son irreversibles.

Recuerda: la retina es una parte del ojo fundamental para la recepción


de la luz exterior que da lugar a las imágenes que percibimos a diario.
Para evitar la aparición de enfermedades visuales relacionadas con ella,
es indispensable que visites regularmente a tu oftalmólogo. ¡No pierdas
de vista estos consejos!

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www.clinicabaviera.com

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