Artículo escrito para la revista digital "Cultura Cannabis Magazine" de Chile (https://issuu.com/culturacannabischile), en su número 13 correspondientes a los meses de septiembre y octubre de 2013.
Título original
Chile y el Cáñamo: Producción y Cultivo Colonial
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NELSON RIVAS FONSECA
En la pasada entrega de “Chile y el Cariamo’,
revisamos aquella relacién de amor mutuo que se
dio entre la planta -fortificada y potenciada por
elclima y la tierra- y el tertitorio que comenzaba
a conformarse como un asentamiento colonial
espafiol, llamado Chile, donde dentro de la di-
versificacion agraria que se vivi6 desde la llegada
de Valdivia al Valle del Mapocho, el cafamo fue
ganando su sitial dentro de las plantas mas
zadas junto a los vegetales de primera necesidad
para la subsistencia de quienes colonizaban lo que
se llamaba Santiago del Nuevo Extremo.
Una vez muerto Juan Bautista Pastene en 1580,
su fabrica de frazadas y jarcias quedo vacante y
perdida con los afios. Desde este momento no
existe un registro latente de otros emprendimien-
tos como el del genovés, hasta que en 1605 en
Quillota, una vez caducada la encomienda de don
Francisco de Irarrazaval, todas sus tierras pasaron
aser posesién de la corona espafiola, siendo el
momento en que el Gobernador de la Capitania
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General de Chile, don Alonso Garcia Ramén, man-
6 a instalar en este lugar, “un obraje, destinado
principalmente a tascar e hilar cafiamo, tanto para
Jarcia como para mechas destinadas a los arcabu-
ces del ejército de la frontera”
Es de esta forma que el cafiamo comenz6 el
siglo XVII con una trascendencia que seré pre-
ponderante para ver su evolucién a lo largo de los
siglos coloniales, debido a que su calidad y facili-
dad de cultivo eta algo que sorprendia a los colo-
nizadotes hispanos quienes no acostumbraban a
cultivar, cosechar y procesar plantas del llamado
cAfamo indiano de tamafas dimensiones y su
resistencia a los diversos usos que les daban. Es
por eso que entrando al afio siguiente, especifica-
mente el 1 de enero de 1606, se dio lugar en la ciu-
dad de Santiago a la “Primera Exposici6n de Artes
€ Industrias’, donde estaban representadas prin-
cipalmente la Alfareria, Curtiduria y la Torcedura
de Cafiamo, donde los agricultores y artesanos del
Valle Central demostraban lo versatil que es dichaSeptiembre de 2013
planta y los resultados que lograban al trabajarla,
teniendo en consideracién que en la Capitania
General no se contaban con maquinarias ptimas
para lograr un rendimiento sobresaliente, sino que
se hacia de una forma bastante precatia, basada
en la habilidad que desarrollaron a lo largo del
aprendizaje del cultivo y beneficio del Caflamo.
Es asi que durante el transcurso del siglo XVII,
podriamos tener en cuenta lo que el historiador y
antropdlogo José Bengoa nos describe en su texto
“Historia social de la agricultura chilena’, donde re-
firiéndose al cultivo del Cériamo y la agroindustria
colonial en los valles transversales y longitudina-
les de las zonas del Norte Chico y la Zona Central
nos precisa que “Esta planta se cultiva en la zona
de Aconcagua desde los tiempos de la conquista
espafiola, época en la cual tuvo muchisima im-
portancia. Tan favorables condiciones encontré el
caflamo en Chile y se desarrollé tanto su industria,
que en 1645 se exportaban a Espafia partidas de
27.300 quintales”
El mismo autor més adelante nos sefiala que
hacia el siglo siguiente: “disminuyé mucho este
cultivo y el Rey, para levantarlo, daba los terrenos.
vacios a la condicién de que se hicieran siembras
de céfiamo y lino’, dentro de este mismo marco,
‘debiésemos tener en consideracion que los reyes
de Espafia tenian muy bien posicionado al caita-
mo chileno, tanto asi que ellos buscaron incentivar
un mayor cultivo y beneficio de esta planta. Esto
sin dudas debido a la demanda de productos
elaborados con cafiamo en Espafa, y a que Chile
‘esas alturas, aun teniendo una agricultura de
subsistencia en vias de desarrollo, era el primer
productor de Cariamo del Imperio Espafiol.
La historia nos da muestras ilustres de persona-
Jes dedicados al cultivo y beneficio del Caftamo
‘como la sefiora Catalina de los Rios y Lisperguer
“La Quintrala’, quien en las tierras heredadas de
sus padres Gonzalo de los Rios y Catalina Lisper-
query Flores en el valle de La Ligua, mantuvo la
hacienda llamada “El Ingenio’, donde uno de los
URDU LERMAN VT aR ae
productos mas utilizado como materia prima era
el Caniamo; al ser duefia de practicamente todas
las tierras del fértil valle liguino, tenia un cultivo
diversificado, abasteciendo a quienes vivian en sus
tierras y comercializando con mercaderes quienes
se encargaban de produciry distribuir los produc-
tos y la materia prima extraida de su hacienda.
Ya estando instalados en el siglo XVIlly conti-
nuando con el cardcter econémico del Cafamo
podemos agregar que en los afios coloniales no
existia una industria establecida como tal, pero si
existi6 un considerable numero de mercaderes,
quienes comercializaban productos elaborados
con la fibra de cafiamo, yute y lino, Dentro de este
grupo, debemos mencionar a don Juan Francisco
Larrarte, mercader, quien bas6 su negocio, en de-
rivados de esta planta, como hilos, jarcias y ropa;
yen este mismo marco también nombraremos a
don Domingo Antonio Lasquibar y don Joseph
Saldunvide, de quienes sabemos comerciaban
partidas de “mil y tantos quintales en hebra’ esto
ya instalados en la segunda mitad del siglo XVII,
donde Juan Francisco Larrarte escribia desde
Espafia a su primo Domingo, pidiéndole que le
enviase “Ciento y treinta quintales de jarcia con
més sesenta y seis libras entre obencaduria y jarcia
de labor con nro’ Para quienes no sepan lo que
5 una jarcia, debemos explicar que son aquellos
cabos de Cafiamo que sujetan los palos de los bar-
cos, comprendiendo que las embarcaciones que
circunvalaban el mundo eran de madera y tanto
Jarcias como las velas de éstas eran confecciona-
das con Cafiamo.
Concluyendo esta entrega, debemos apuntar
que el lento siglo XVII, si bien comenzé con gran-
des incentivos para el cultivo y beneficio del Caria-
‘mo, se fue diluyendo con el correr de los decenios
yse vuelve a reactivar en pleno siglo XVIll, donde
comienza a conformarse el caracter industrial que
se pueden apreciar en las centul