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NELSON RIVAS FONSECA En la pasada entrega de “Chile y el Cariamo’, revisamos aquella relacién de amor mutuo que se dio entre la planta -fortificada y potenciada por elclima y la tierra- y el tertitorio que comenzaba a conformarse como un asentamiento colonial espafiol, llamado Chile, donde dentro de la di- versificacion agraria que se vivi6 desde la llegada de Valdivia al Valle del Mapocho, el cafamo fue ganando su sitial dentro de las plantas mas zadas junto a los vegetales de primera necesidad para la subsistencia de quienes colonizaban lo que se llamaba Santiago del Nuevo Extremo. Una vez muerto Juan Bautista Pastene en 1580, su fabrica de frazadas y jarcias quedo vacante y perdida con los afios. Desde este momento no existe un registro latente de otros emprendimien- tos como el del genovés, hasta que en 1605 en Quillota, una vez caducada la encomienda de don Francisco de Irarrazaval, todas sus tierras pasaron aser posesién de la corona espafiola, siendo el momento en que el Gobernador de la Capitania 34 General de Chile, don Alonso Garcia Ramén, man- 6 a instalar en este lugar, “un obraje, destinado principalmente a tascar e hilar cafiamo, tanto para Jarcia como para mechas destinadas a los arcabu- ces del ejército de la frontera” Es de esta forma que el cafiamo comenz6 el siglo XVII con una trascendencia que seré pre- ponderante para ver su evolucién a lo largo de los siglos coloniales, debido a que su calidad y facili- dad de cultivo eta algo que sorprendia a los colo- nizadotes hispanos quienes no acostumbraban a cultivar, cosechar y procesar plantas del llamado cAfamo indiano de tamafas dimensiones y su resistencia a los diversos usos que les daban. Es por eso que entrando al afio siguiente, especifica- mente el 1 de enero de 1606, se dio lugar en la ciu- dad de Santiago a la “Primera Exposici6n de Artes € Industrias’, donde estaban representadas prin- cipalmente la Alfareria, Curtiduria y la Torcedura de Cafiamo, donde los agricultores y artesanos del Valle Central demostraban lo versatil que es dicha Septiembre de 2013 planta y los resultados que lograban al trabajarla, teniendo en consideracién que en la Capitania General no se contaban con maquinarias ptimas para lograr un rendimiento sobresaliente, sino que se hacia de una forma bastante precatia, basada en la habilidad que desarrollaron a lo largo del aprendizaje del cultivo y beneficio del Caflamo. Es asi que durante el transcurso del siglo XVII, podriamos tener en cuenta lo que el historiador y antropdlogo José Bengoa nos describe en su texto “Historia social de la agricultura chilena’, donde re- firiéndose al cultivo del Cériamo y la agroindustria colonial en los valles transversales y longitudina- les de las zonas del Norte Chico y la Zona Central nos precisa que “Esta planta se cultiva en la zona de Aconcagua desde los tiempos de la conquista espafiola, época en la cual tuvo muchisima im- portancia. Tan favorables condiciones encontré el caflamo en Chile y se desarrollé tanto su industria, que en 1645 se exportaban a Espafia partidas de 27.300 quintales” El mismo autor més adelante nos sefiala que hacia el siglo siguiente: “disminuyé mucho este cultivo y el Rey, para levantarlo, daba los terrenos. vacios a la condicién de que se hicieran siembras de céfiamo y lino’, dentro de este mismo marco, ‘debiésemos tener en consideracion que los reyes de Espafia tenian muy bien posicionado al caita- mo chileno, tanto asi que ellos buscaron incentivar un mayor cultivo y beneficio de esta planta. Esto sin dudas debido a la demanda de productos elaborados con cafiamo en Espafa, y a que Chile ‘esas alturas, aun teniendo una agricultura de subsistencia en vias de desarrollo, era el primer productor de Cariamo del Imperio Espafiol. La historia nos da muestras ilustres de persona- Jes dedicados al cultivo y beneficio del Caftamo ‘como la sefiora Catalina de los Rios y Lisperguer “La Quintrala’, quien en las tierras heredadas de sus padres Gonzalo de los Rios y Catalina Lisper- query Flores en el valle de La Ligua, mantuvo la hacienda llamada “El Ingenio’, donde uno de los URDU LERMAN VT aR ae productos mas utilizado como materia prima era el Caniamo; al ser duefia de practicamente todas las tierras del fértil valle liguino, tenia un cultivo diversificado, abasteciendo a quienes vivian en sus tierras y comercializando con mercaderes quienes se encargaban de produciry distribuir los produc- tos y la materia prima extraida de su hacienda. Ya estando instalados en el siglo XVIlly conti- nuando con el cardcter econémico del Cafamo podemos agregar que en los afios coloniales no existia una industria establecida como tal, pero si existi6 un considerable numero de mercaderes, quienes comercializaban productos elaborados con la fibra de cafiamo, yute y lino, Dentro de este grupo, debemos mencionar a don Juan Francisco Larrarte, mercader, quien bas6 su negocio, en de- rivados de esta planta, como hilos, jarcias y ropa; yen este mismo marco también nombraremos a don Domingo Antonio Lasquibar y don Joseph Saldunvide, de quienes sabemos comerciaban partidas de “mil y tantos quintales en hebra’ esto ya instalados en la segunda mitad del siglo XVII, donde Juan Francisco Larrarte escribia desde Espafia a su primo Domingo, pidiéndole que le enviase “Ciento y treinta quintales de jarcia con més sesenta y seis libras entre obencaduria y jarcia de labor con nro’ Para quienes no sepan lo que 5 una jarcia, debemos explicar que son aquellos cabos de Cafiamo que sujetan los palos de los bar- cos, comprendiendo que las embarcaciones que circunvalaban el mundo eran de madera y tanto Jarcias como las velas de éstas eran confecciona- das con Cafiamo. Concluyendo esta entrega, debemos apuntar que el lento siglo XVII, si bien comenzé con gran- des incentivos para el cultivo y beneficio del Caria- ‘mo, se fue diluyendo con el correr de los decenios yse vuelve a reactivar en pleno siglo XVIll, donde comienza a conformarse el caracter industrial que se pueden apreciar en las centul

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