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ee aero por PIERRE NORA La historia amada «contempordnea» depende de dos ima- genes contradictorias: hija degenerada de una historia mas noble —Ia de la Antigiiedad, de la Edad Media y de los Tiem- pos Modernos— y condenada a malvivir bajo su sombra; ins: piradora soberana de todo interrogante sobre el pasado, digno del interés general, por cuanto es deposi secretos del presente. Ninguna de estas dos imagenes es por completo falsa-—— Verdad es que la historia contempordnea apenas ha en- contrado su identidad y su autonomia, Fruto de la historia puramente francesa, surgié de las reformas que Victor Duruy introdujo en la ensefianza secundaria, legitimande la cen- sura impuesta a la historia nacional francesa por la Revo- jucién. Estos tres cuartos de siglo no eran mds que uua secuencia, la duracién de una vida humana en la que poco impacto ejercian los métodos cientfficos en vias de elabora- cién, De manera similar, nuevas circulares podrian, con igual legitimidad, hacerla arrancar de principios de ja Ill Rept- Dlica, después de la Primera Guerra Mundial o de la Segun- da: en ningdn caso quedaria afectado el principio de con- @ tinuidad. ‘ a ¢ | PIERRE NORA zacion general de masas que, tras la pantalla de los imientos, representaban antafio lo civil de la histo- ientras, los movimientos de colonizacién, y luego de onizacién, integraban en la historicidad de tipo occi- ntal a sociedades enteras que, ayer atin, dormian en el fio de los pueblos «sin historia» o el silencio de la opre- ‘sién colonial. Esta vasta democratizacién de la historia, que da al presente su especificidad, posee su légica y sus leyes: uma de ellas —la nica que quisi¢ramos aislar aqui— es que (CG sptalidad) csta circulacién_generalizada de Ja perci nstorica, culmina en un fendmeno nuevo; (@Lacontecimicnto. } Su aparicién parece fecharse en el ultimo tercio de! siglo XIX, eso es, entre la guerra de 1870 y el incidente de Fachoda; en Francia, entre la Comuna y el affaire Dreyfus. Imposible resulta_no poner en relacién el advenimiento + rapido de este Bresente histor nacido _en base del _senti miento de partici ion de las masas en el desti is Con el esfuerzo de una generacion de historiadores positivis- tas para crear, al mismo tiempo, una escuela histérica pro- piamente cientiffica.JPues bien, todo el trabajo de los positi: Wistas,ha consistido justamente; por-una parte, en fundar la —— iad eae historia sobre el estudio del pasado, xado del presente, y, por otra, en_amuéblarese-pasa tim encadenamiento continuo de « al historiador_en_el_gran_ordenad ace el pygmalién que Ie confiere 0 no el dignus es intrare, al mo- | mento en el que... pe I. La produccién del acontecimiento ‘A Jos mass media empezaba_a_corresponder el_monopo- i 8 a ir de ahora les pertenece, En nues- tras sociedades contempo) raneas, es mediante esos medios, y mediante ellos solos, que nos sorprende el acontecimiento; y no puede evitarnos. Pero no basta con decir que estan apegados a la realidad hasta el punto de formar parte i Ja_mi: y que nos restituyen la presencia inmediata de la misma, que adoptan sus contornos y peripecias, que componen su cor- tejo inseparable. radio, imagenes, no_actiian_simple- mente como mi im itecim1e} . c ia, La publicidad configura su propia produc-~ cion. Sin que se hable de ellos pueden ocurrir unos aconte- _cimientos capitales. Es el hecho de enterarse retrospectiva- mente —como Ja pérdida del poder por Mao Tse Tung luego del gran salto hacia adelante—, lo que constituye el aconte- cimiento, tenido lugar no_hi =| ‘ara que se dé acontecimiento, importa ‘4 a aes ts a je ahi que las afinidades entre tal tipo di i y tal medio de comunicacién son tan faiehess aie SBeTaee arables. ¢Cémo no poner la difusién de Ree = insep: eee if una prensa » jemplo, la constitucién de una clase bs ue a la instruccién primaria obligato- he fines del siglo x1x en relacién : ipios de la II Reptiblica seat nportancia atribuida a la vida po . PIERRE NORA .es europeas, en una palabra, con el mismisimo estilo que Sjera la vida publica? Asf, el affaire Dreyfus constituye vez en Francia la primera irrupcién del acontecimiento oderno; el prototipo de estas imagenes de Epinal, salidas “completamente constituidas del vientre de las sociedades in- ustiales y cuyos ejemplares, a partir de una matriz com: parable, la historia ya no dejar4 de xeproducir. Rumores ini Gales, explotacién del silencio por una prensa de oposicin de derechas, pardlisis insistente de la informacién oficial («No hay caso_Dreyfus»), compromisos adivinados en las esferas del poder, racismo popular, implicacién de los dos grandes cuerpos de mayor consideracién, el ejército y la justicia, en tn momento critico para el régimen republicano, grandes principios abstractos enfrentados alrededor de: una.sola ca- beza, dicotomfa del mundo en buenos y malos, suspense ali- mentado por falsos documentos y confidencias en cadena, flamamiento a la opinién por carta abierta y manifiestos, acon ene tiva del neologismo :«intelectual» que se- fiala una nueva funcién social medianera de la opinion de masas, el caso Dreyfus depende totalmente de la prensa a ta-que lo ha dado todo} Su papel no queda disminuido por Ja competencia. A la misma corresponde en. propiedad, al parecer, un tipo de acontecimientos: aquellos en que los hechos son huidizos y que invocan Ja critica de Ja informa- cién, la confrontacién de los testimonios, la di sipacién del se- creto mantenido por los mentis oficiales, la puesta en tela de juicio de principios que invocan la inteligencia y la re- flexi6n, el lamamiento obligado a un saber pre’ Ja prensa escrita puede proporcionar y recordar, periddico local al nacional, del érgano de gran tirada al se- manario de opinién, ele el impreso_dispone fe una gama de virtualidades sin rival, una gama excepcionalmente rica en es, cuales el problema de las torturas 0 el relato de las manipulacién de Ja realidad. Asi la guepra de Argelia no per- tenece enteramente a la prensa, pero s{ episodios particu- io que solo. (ses, daly | HACER LA HISTORIA 225 ) ante todo de la radig. Una buena parte del perfodo de entre:// |} guerras, Ia Cece cunidlal: oe Coneeren aes |Site. Cierta época de la historia empieza con las habladu- ‘fas democraticas que Roosevelt inaugura, con los discursos fulminados en Nuremberg que la pequefia pantalla, en el extranjero, tal vez habria asesinado con el ridiculo 0 con la certidumbre de sus consecuencias. Otra empieza para los 4rabes con los discursos de Nasser; otra, en fin, para el Con- g0 de los afios 1960 en que bastaba a un hombre de Estado negro poder afirmar a través de las ondas que habja tomado el poder para que éste le perteneciera efectivamente. Pala- bra radiof6nica que interviene en varios niveles. Ella es, pr mero, la que asegura Ja importancia del acontecimiento, ca- i / racterizada por la cantidad de palabras que desencadena: Woz informa, explica, comenta,~critica, parafrasea, extra- = ola, conjetura, eco publico de Tas conversaciones. id: rivadas———— a veces, vehiculo tnico de la modernidag. Frantz Fanon hizo ver _el_papel revolucionario_desempefiado por la_Yyou “We los arabes en la Argelia en guerra,* y es bien sabido qué) /) Wistrumento de penctracion de la historia sigue siendo ail transistor en el-continente africano. Pero es Ja mismisima i historia, media oz de unos actores a los que la radio permite hablar, reactivando asi, en una amplia escala, el mas poderoso motor de la historia desde los tiempos de profetas y oradores griegos. Los mass media transforman en actos lo que podria no haber sido m4s que palabra en el aire, dan_al discurso, a la declaracién, a la conferencia de prensa, Ja cf éacia solemne del gesto irreversible, Mayo de 1968 fue, como $e sabe, el festival de la palabra operante; todas la formas | cohabitaron para constituir el propio acontecimiento:5 pala- | bras de lideres y palabra anénima, palabra mural-y palabra’ verbalizada, palabra politica, poética, pglagégica o mesid- - nica,palabra sin palabras y palabra-ruido, @ partir de~la noche de Jas barricadas-del barrio latino én donde los tran- sistores repercutieron instantaneamente en los cuatro vien- tos de la provincia nocturna los incidentes que se convertfan en acontecimiento, hasta el discurso del 30 de mayo del neral De Gaulle que no se vio por la pequefia pantalla ane ya voz olimpica clausuré precisamente el acontecimiento. Cf. Fi ’An V de ta Révolutio re rantz Fanon, L’An V de la Révolution Algérienne, Maspero, Roland LEcritur ive rt, Ce Bartues, iture de Vévénement, en «Communica. PIERRE NORA 65 tipos de acontecimientos, como la invasién de ‘conferencias de prensa politicas o el desembarque_ ‘Tuna, nos parecen irreductiblemente ligados a la ¥ que deban serlo cada dia mas, no por ello habria concluir que la television sea asimilable a la «pan-acon- Gimentidad>, Perd si hace dar un paso decisivo a la demo- Feracia del acontecimiento. Primero porque el escaso numero de cadenas y su falta actual de diferenciacién asegura una “dispersién minima posible de la recensién. Hay varios me- dios para comentar los Juegos olimpicos, y muy pocos para mostrarlos. E inttil resulta saber que se trata de un mon- taje, y por lo tanto de una seleccién orientada de imagenes, ‘pues la impresién de lo vivido prevalece. Todos nos vemos cogidos, nos pese 0 no, solos o en grupo, siempre de impro- viso, por la noticia televisada que nos sacude indirecta y di- ectamente, La televisién es a la vida moderna Jo que el cam- panario al Geb SaaS We Te ceacIon eS ki pero portador de una palabra imprevista; es, como dice Mac | \Lahan, un medio frio, que, de entre todos los demas, puede "| ofrecer a domicitio y sin esfuerzo una participacién més in- | tensa; esta participacién, si se nos permite decirlo, si ticipacién, ee ace de Tene setae + \es para las masas la forma mas moderna, y generalmente , /inica de que disponen, de_vivir_la_bistoria_contemporanea. 1 | [\En los dos sentidos det“término, el acontecimiento es pro- LI Veeececciailo a In wan crivadity Suede nese * \_\ “Asi, Jos mass media han hecho de Ja historia una agre. sién, y han convertido al acontecimiento en algo monstruo- ‘so. No porque se salga por definicién de lo ordinario, sino ‘porque la redundancia intrinseca al sistema tiende a pro- i . ducir sensacionalidad, fabrica permanentemente lo nuevo, -\ alimenta un hambre de’acontecimientos, No es que los cree | artificialmente, como quisieran hacer creer los poderes es- tablecidos cuando les interesa suprimir el acontecimiento, o como podrian hacerlo creer ciertas realizaciones de una in- formacién embriagada con sus nuevos poderes, como la cé- Jebre emisién de Orson’ Welles sobre el desembarque de los marcianos. La informacion segrega sus anticuerpos y la pren- sa escrita o hablada, en su conjunto, tendria, mds bien, el efecto de limitar el desencadenamiento de una opinién sal- vaje. Asegura a los mass media un asidero creciente sobre el acontecimiento. Pero el sistema de deteccién que los mass stituyen sélo . favorecer Ja n cae masivos, e ? HACER LA HISTORIA 227 Seiten la guerra de los Seis te ite se despertaron aqui con 1 ae mane del 68, ih jnvasin de Praga, la retirada ce) ee r s izaje americano, \- ral De Gaulle y su muerte 0 el alunizaje e a tecimientos monstruos que se repiten y repetirén con ‘toda verosimilitud cada dia con mayor frecuencia. Para el historiador el acontecimiento moder, no, monstruo- jedia imponen inmedia- ido como historia y que el sente nos va im- poniendo, cada dia més, lo vivido, Una inmensa~promocién de lo-histérico y de Io Vivido a lo legendario se opera en el mismisimo momento en que el historiador se ve desbordado en sus habitos, amenazado en sus poderes, enfrentado a lo que él se esfuerza, por otra parte, en reducir. Pero, ¢se trata del mismo acontecimiento? II. Las metamorfosis del acontecimiento En Ja medida, claro esta, en que el acontecimiento ha estado vinculdndose intimamente a su expresién, su signifi- cado intelectual, préximo a una primera forma de elabora- cién hhist6rica, se vacia en beneficio de sus virtualidades epg La_realidad_propone, inario di ‘ara que el suicidio de Marilyn uueda convertirse = au Beggs Sie €s necesario, y ee que millones s oe aes puedan ver en él el drama del star ee one pail que sonaba en la superverdette, la tra- Soha eueza interrumpida, la desgracia de Ja existen- ae ae ee, la vanidad de cualquier éxito. | tha a Aes escapan por Jo general a quienes catia. chispita: el acontecimiento se ha ere ee ae 228 PIERRE NORA ae lugar est inscrito en las ribricas de los periddicos. Pero el interior de su categoria, bien delimitada, el schniecene to se sefiala por su importancia, la novedad del mensaje, tanto menos parlanchin cuanto menos banal. El fait divers, eLalices, ocupa un simétricamente inverso;6 hundido emo disperse, Sn cata om eS undid e inimportante, remite, en cambio, de un contenido de ra- reza a un contexto de convenciones sociales, por la ldgica de una causalidad torcida (tipo: una madre asesina a sus cuatro hijos) o invertida (tipo: un hombre muerde a un perro). relacién tedrica lo_que se esfuma, No porque haya iferencia entre el suceso y el a cimi : gcurre es que en todo acontecimiento, en el sentido moderno a 0 terjo, Surareza, su d, su poder de compensacion e iden- fo de la fatalidad que lo habita, su ) © gratuidad. Lo imaginario puede apoderarse asi de quier suceso —lo vimos asi en el caso Dreyfus en mayo del 68, y hacerle pasar, gracias a los relevos de proyec- ciones sucesivas, el cabo del acontecimiento mds considera- ‘ble, en el mismisimo momento en que la historia da la sen- sacién de degradarse en fait divers, en suceso. EI acontecimiento, es lo maravilloso de las sociedades democraticas. Pero ya la integracién de las masas tuvo por efecto el integrar asimismo lo maravilloso, La literatura “popular y obrera anterior a mediados del siglo x1x mucs- tra que lo fantastico tomaba tradicionalmente sus elementos del extramundo. Pero ahora es la mismisima sociedad indus- trial la que se los proporciona. Asi se obtiene un efecto de ~ Sobremultiplicacién, cuando las realizaciones de la sociedad técnica parecen imitar precisamente los ti tradicional. Tal fue el-caso, pongamos in de capacidad téc. Por completo onirica, su. ntificables con el fisico de | lizada con esta precision i perselectividad de tres héroes ide: 6 CE, en particular; Geo idi e See thtthigge der ta ee duotidien, Structures ee eE RIES, Mythologies, Seu, Wee &% Anthropos, 1970, 5 I. Cf. un rico estudi ate Supe da coe aetules de rdsu ‘os = : Bordeaux y publi j — : Tupsso, La presse et Vévénement, Mouton, tor? rr SS 229 HACER LA HISTORIA ee ne men de los tebeos, utilizacién d& Ja estética ee dentro de la pequefia pan- el lem del que emereien os del peso de la Here escafandras con gestos liberado: i i iad de los elementos financist Ss’) contraste entre la inmensida ements es / Humanos, politicos, en juego, y Ja frag los reflejos | fisicos y eeviosos de tres simples ‘res; 10 imaginario | | cimentado en la superpotencia cientffica de] mundo moderno $e alimentaba ahi del suefio més antiguo de la humanidad. Tastancia de lo real, instancia informadora, instancia const: “Nnidora iban al mismo paso: el ‘desembarque en la luna fue el modelo del acontecimiento moderno. : a : ——Si condicion Seguia Siendo, st la Tetransmisién en direc- to por Telstar. La rapidez de ’ etransmision no es, sin duda, Ie dausa suficiente de la transformacién del acontecimiento, pero, si, la causa necesaria. La demostracin Ja tuvimos en Betién’del matchide boxeo Cassius Clay-Frazier que Sook fituyé un acontecimiento en todos los paises donde fue retransmitido por televisién en directo, pero no en Francia, Gonde solo se vio en diferido, Al eliminar las esperas. al feramollar la accion incierta bajo nuestros ojos, all miniatu, rizar lo vivido, Ja transmisiGn directa acaba_ce. acontecimiento sucaracter_histérico para proyecta) vi Y para volvérselo a dar bajo forma de espectaculo. Sera Ja teatralidad propia de tantos acontecimientos contempora- neos entregados a la publicidad, ser4, por el contrario, la transmisién en directo lo que les confiere esta dimensién? No quita que democracia del acontecimiento y espectacula- ridad hayan ido progresando con el. mismo movimiento. La historia contempordnea podria iniciarse simbdlicamente con las palabras de Goethe en Valmy: «Y podréis decir; Yo es- tuve alli!». ropio_del_acontecimiento_moderno esta en que _se_desarrolla_en_una_escena_inmediatamente publica, ‘nque-ho carece nunca de reporieroespectador ni-de espec- tadosreportero, en gor xisto hasiéndose, ; ; ceca udose y este «visionismo» See cs eaten . Oe De ahi esta impresién at eaiestay ane lansoctetad eo-cs amet ses eae del grin acontecimiento, Todos. y oe . a misma a través 1S co! -os forman la masa que nadie constituye. pitied o sin histori 230 PIERRE NORA voraz y frustrada, multiple y distante, impotent , , ite y, no obs- tante, soberana, auténoma y teleguiad: i - 0 ‘gulada como esta impalpa- I vida contempordnea que se llama la opi- nion. ‘Esta historia espera a su Clausewitz para analizar la es- trategia del acontecimiento total que, como la guerra, ha , reclutado a los civiles; i A istorii como tampoco un frente unico én que-los-militares ci 1 tirian. El foso que separaba tradicionalmente a dos mundos, los dominantes y los dominados de la informacién, dos cultu- ras, erudita y popular, tiende a desaparecer o, mejor. dicho, una jerarquia mas estable se impone en el interior del mundo Ta informacién, en el universo de los media. En un mundo en el que nadie carece por completo de saber y poder, aunque Sea Gnicamente_a_través_del_sufragio universal, nadie bene. io pe imiento; los mass media parece como si le hiciesen decir a uno, como al tafiido de John Donne: «No preguntes para quién toca, j toca ara til» ee Por todos pronuncié De Gaulle el amamiento del 18 de junio, aun cuando pocos lo oyeran; por todos supera un campeon de aqui un récord en alturas solitarias, por todos un carro israelita se adentra en el desierto: Ja publicidad]/ i imi derno, Y, de rebote, | he ahi que la informacion esta condenada a ser total. Con- dena tan rigurosa que en caso de cesar, su silencio pasa a ser acontecimiento, Cuando los nigerianos prohiben a los reporteros el acceso al Biafra invadido, cuando Indonesia asesina a un millén de comunistas bajo la indiferencia del mundo capitalista, se afiade un significado suplementario a lo tragico de cada uno de los acontecimientos, El hecho de que los procesos de Leningrado se hayan producido al mismo tiempo que el proceso de Burgos y a puerta cerrada igual- mente, ha influido en el curso de su desenla El locutor que al dia siguiente de la muerte de De Gaulle no hubiese anunciado en primera noticia: «El general De Gaulle murié ayer por la noche» habria creado el bosquejo de un aconte. cimiento para el universo no chi! €s la més totalitaria del mundo | Fragmentada asi, entre lo ino. La ley del espectaculo ibre. real _y su royeccién_espectacu- inode leza, pese a distorsio- im punto de paso obli- transmitido, recibido. 4 a, No era por natura hes superiores, mas que una correa, ti gado, El acontecimiento era emitido, Telato, que hacia pasar el acontecimiento de un en el que estaba ya muerto a un medio en el que estaba ado, en una gran degradacién tradicional de los mas avisados a los menos informados. La informacién remitia a hecho de realidad que le era ajeno, y que ella significaba. era que sea la tecnicidad del sentido que se le da, la Informacién, en maydscula, siempre funciona, en principio, como un reductor de incertidumbre. Seguiria siendo ininte- ligible, si no viniese a enriquecer un saber organizado, a reestructurar el cuadro preestablecido en el que viene a ins- cribirse. Pues bien, globalmente considerado, el sistema in- formativo de los mass media fabrica inteligible. Nos bom- bardea con un saber interrogativo, desnucleado, hueco de sentido, que espera de nosotros su sentido, nos frustra y nos colma a la vez con su evidencia perturbadora: j de historiador no interfiriese, no seria, al final, m4sque un tuido que embrollaria la inteligibilidad_de su propio di curso. Bee ee mAs acontecimientos, por angus- tia ante el tiempo gris y uniforme de las sociedades indus- triales, por necesidad de consumir el tiempo como los obje- tos, por miedo al mismo acontecimiento. La maquina infor- mativa, por su peso propio, exige por su parte la alimentacién permanente del acontecimiento y, de ser posible, lo confec- ciona todos los dias: los titulos del France-Soir, por ejemplo, fabrican a cada edicién acontecimientos la mayoria de los cuales nacen muertos. Asi, pues, no hay, como pretendiera Boorstin# unos seudoacontecimientos gue postularian el pa- rasitismo de acontecimientos falsos a costa de acontecimien- tos verdaderos, El artificio —gartificio, de veras?— es la ver- dad del sistema. Mas vale decir que antafio se precisaba Jo extraordinario para que se diese acontecimiento y que el acontecimiento tiende a ser, en un hoy que, por lo demas, nada tiene de absoluto, su propio sensacional. Hay una ley de Gresham de la Informacién: Ja mala arroja a la buena. La historia contempordnea ha visto morir el acontecimiento «natural» en el que se podia trocar idealmente una informa- cién contra un hecho de realidad; hemos entrado en_el reino acontecimental y precisamos, mejor 0 peor, — la en Ja trama de nuestras existencias Bee PIERRE NORA les_campesina; dad” imation sa eatablecidie eee 205 Doderes instituidos, las . as an a eliminar ve e- ducir su poder corrosive, Pe ee re uy @ digeririo mediante el win toa, las sociedades implantadas ee ie peaproass petuarse mediante un sistema de noticias a Rees = objetivo final negar el acontecimiento, pues el-acontecimicnr, €s justamente la ruptura que pondtik en eee. equilibria cere oh Pts que pondria en. tela de juicio el s que estan fundamentad: Como la ver- dad, el acontecimiento e: siempre revolucionario, el grano de arena en la maquina, el accidente que trastorna y pilla de improviso. No se dan acontecimientos afortunados, siempre Se trata de catdstrofes, Pero para exorcizar lo nuevo, caben dos medios: ora conjurarlo melientews ema_de_infor- maci6n sin informaciones, ora integrarlo en el sistema de Ja _ informacion. Parcelas enteras del universo viven asi en el Este bajo el régimen de la noticia sin novedad, Léase la prensa, nada de imprevisible: vida interna del partido, ani- versarios y conmemoraciones esperadas, hazafias en la pro- *duccién, noticias de Occidente recuperadas por la deforma- ci6n inicial que las marca de vanidad, ronroneo de Ja propa- ganda, todo esta hecho para vaciar la informacién de lo que acabaria poniendo en tela de juicio la institucién que la emite, Los hagidgrafos de Ja Edad Media no daban, pues, mas que el dia y el mes del acontecimiento de la vida de un santo, nunca el aiio, para inscribir este acontecimiento en una eternidad sin memoria y, por ende, sin eficacia tempo- ral. El segundo medio para conjurar lo nuevo consiste en constituirlo, hasta los bordes de la redundancia, en lo esen- cial del mensaje narrativo, a riesgo de dar al sistema de informacién Ja vocacién de destruirse a si mismo: es el nuestro. Es! lo_de_sobreinformacién perpetua_y de subir macion_crénica_caracteriza_nuestras_sociedades. contemp: eas, El acontecimiento exhibido no permite ya distinguir el exhibicionismo acontecimental. Confusién inevitable, mas favorable a todas las incertidumbres, a 12 angustias y a los panicos sociales. Saber es la primera forma del poder en una sociedad de informacién democratica. El corolario no es siem- pre falso: quien detenta el poder se supone que sabe. De ahi una dialéctica nueva, capaz de hacer surgir en nuestras so iedades un tipo de contecimientos vinculadgs al secreto, a la policia, a la conspiracién, al rumor y a los susurros, Pues HACER LA HISTORIA €s a la vez verdadero y falso que si se dice tanto no es mas que para ocultar Jo esencial; que el sistema que favorece el nacimiento del acontecimiento también es, aunque no sola- mente, fabricador de ilusiones; que tantas confesiones disi- mulan una mentira, Ya se trate, por ejemplo, del miedo enorme que asolé los campos franceses 0 de la espionitis aguda que imperdé en 1793, ya se trate de la masoneria aso. ciada a los Sabios de Sién en la €poca de Ja revolucién in- dustrial, ya de la Internacional judia bajo Hitler, del trots- Kismo bajo Stalin o del antiimperialismo en los paises descolonizados, lo cierto es que todos esos tubos de ensayo ¥ chivos expiatorios utilizados por tanto hechicero del poder carismético, han acompafiado las experiencias histéricas de Participacion nueva de las masas en la vida publica, eso es, en el sentido que le daba Tocqueville, en el auge de-la demo- cracia. Acontecimientos que traducen torpemente, de forma primaria, tanto la irrupcién de las masas en Ja escena como Ja profunda frustracién de las turbas que se arrojan sobre un falso saber para compensar su falta de poder. Multiplicar lo nuevo, fabricar acontecimiento, degradar Ta informacion son, qué duda cabe, medios para defenderee de él. Pero la ambigiiedad que radica en el corazén de la informaci6n Ieva a la paradoja las metamérfosis del acon- tecimiento, MI. La paradoja del acontecimiento Ahi radica justamente la 9portunidad del historiador del presente: el desplazamiento del mensaje narrativo con sus virtualidades imaginarias, espectaculares, parasitarias, tiene Por efecto subrayar, en el acontecimiento, la parte que corres- Ponde a Io no acontecimental. O mejor, no constituir al sociales surgidos de las profundi an escondidos en los tepliegues de lo ment: 4 9 gua Q PIERRE -NORA conciencia y pesar; le deseaba mas que un homen: de él, su padre hizo la injuria del testamento lacénico que hal publica; su muerte, que el ina tuna suprema, convertia en escena involuntariamente me laje finebre y al que, nacido Suprema de no cambiar nada bia dirigido contra la IV Re- cabado de las memorias, for- més patética, parecié como Ja jor interpretada del gran actor obsesionado por su salida. Una muerte brutal, mégica, como la que cada cual se desea en su foro interno, pero que, en este caso solemne, tomé el cariz legendario del santo llamado en vida por Dios. Muerte que, a ojos del extranjero, se lle- vaba el ultimo superviviente de la guerra mundial, el aliado de Ta URSS, el descolonizador, el amigo de los paises arabes, el simbolo del rebelde, el hombre que habia reconocido a China; en una palabra, que significaba algo para cada uno de los poderosos del mundo; y que, para el pueblo francés, empalmaba con la més antigua, la mas venerable de Jas tra- diciones del reino: Ia muerte del rey. Pero una muerte que, por la disposicién de Ja doble ceremonia, por la oportunidad del momento, capitalizaba la monarquia en la herencia de la Repiiblica, la nostalgia de una grandeza perdida y una fugi- tiva reconciliacién nacional. Y mientras que por una astucia de la historia, la ceremonia de Notre-Dame entronizaba it6- nicamente por segunda vez al hombre que resultaba haber abatido al roble, el nacionalismo francés entero escoltaba el féretro de Colombey. La muerte de De Gaulle era providen- cialmente mds elocuente que todo cuanto habia dicho en toda su vida. inmediatez_convierte de hecho cl desciframiento de. un_acontecimiento a la_vez en mds facil y mas dificil. Mas facil por cuanto hii le subito, mas dificil por cuanto Jo Shirega todo de siibito, En un sistema de informacién mas tradicional, el acontecimiento perfilab nido su drea de difusién. Su red maciones sucesivas, lo definian cu Su trazado era més lineal, Si tenido Ia virtud de reducirse hes, a la historia inmediata, el siglo x1x, con Marx, Tocque con t a con su propio conte. de influencia, por aproxi- antos eran por él tocados. el acontecimiento no hubiese a una sola de sus significacio- éno le habria costado més, en ville o Lissagaray, pero también ‘anto comentarista oscuri , aproximarse al andlisis his- toric? Los contempordneos atin hicidos se habrian equivo- cado mas, como actual, mente, sobre Ja actualidad, Al estar HACER LA HISTORIA 235 0s intermediarios circuitados, se opera un telescopiado y en la incandescencia de las significaciones, uno queda cega- do. En una noticia importante como, por ejemplo, el ai 1 al difundirse instantaneamente, su vocacion a la acontecimentalidad se realiza inmediatamente en lo | universal, pero sube_de_las_profundidades de_la_emocién mundial hacia su fuente, mas que bajar del circulo de los iniciados a los que la noticia podria eventualmente interesar. Y en esta subida, lo acarrea todo. En el acontecimiento in- transitivo, sin orillas teéricas y sin fronteras, son las plata- formas de significaciones lo que se imbrica, y las constela- ciones florecidas lo que se entremezcla. Mejor se cifie desde el exterior: qué, y para quién, es acontecimiento? Pues no se da acontecimiento sin conciencia critica, y en tal caso no se da acontecimiento mAs que si, ofrecido a cada uno, no es el mismo para todos. Limites de significacion, limites de medios interesados, limites asimismo en el tiempo: ¢cudndo se detierie y qué pasa a ser? Los arranques del aconteci- miento, las amnesias colectivas como la que pesara en la guerra de Argelia, los procesos subterraneos acaban de per- filar sus contornos, Asi se establece entre un tipo de sociedad y su existencia acontecimental una rara reciprocidad. Por una parte, es la “ sucesién de los acontecimientos lo que constituye la super- ficie continua de la sociedad, que le instituye y la define, en Ia mismisima medida en que la red de su informacién repre- senta una institucién. El sistema de informacién que, en la URSS, China o en los Estados Unidos, produce por ejemplo el XX Congreso, la revolucién cultural 0 e! caso Calley, ilus- tra la sociedad entera: es incluso la forma de su institucio- nalizacién. Pero, inversamente, tales acontecimientos vehicu- lan todo un material de emociones, de habitos, de rutinas, de representaciones heredadas de] pasado que afloran de stibito a la superficie de Ja sociedad. Lugar de las proyecciones so- ciales y de los conflictos Jatentes, un acontecimiento es como el azar para Cournot, el encuentro de varias series causales fee ee te tejido social que el mismo ettectntents : a m tejer. Y el mds importante de los nec el aereG que hace remontar la herencia mas areaica. Aqui n, el sistema de los paises del Este Proporciona un contrapunto instructivo. Nada tiene « Supuesto, que carezca de «suc 1 ute, en tono | e Sy ee 236 PIERRE NORA del Este elimina del mismo movimiento la parte incontrola- ble y escandalosa de significaci i ignificaciones sociales que a el_«suceso» 0 fait divers. ge: ae - “_ -endo_asi, no_es el _acontecimiento, para cuya creacién ¢s_impotente, To que interesa al histotiador sive cl tok

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