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Rabotnikof, Nora

De la política según Luhmann

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Cita recomendada:
Rabotnikof, N. (1995). De la política según Luhmann. Revista de ciencias sociales, (2), 45-68. Disponible en
RIDAA-UNQ Repositorio Institucional Digital de Acceso Abierto de la Universidad Nacional de Quilmes
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De la p o lítica según L uhm ann


Nora R abotnikof *

E ntre la s m u ch as cosas que Marx reprochaba a Hegel estab a aquello


de “que el E stado servía p ara probar la Ilógica, y no la Lógica p ara pro­
b a r el Estado". Independientem ente de que la acusación rem itiera a u n
riesgo inevitable de toda teoría con pretensiones universales, que ad e­
m ás se pretenda reflexiva, leyendo a Luhm ann resu lta inevitable recor­
d a r el riesgo y la advertencia. Sobre todo, cuando después de u n a d e ­
sesperante b ú sq u ed a de inteligibilidad, se tiene ía im presión de que el
am or y la política, la religión y el m ercado, term in an siendo en c a rn a ­
ciones de u n a lógica de los sistem as, cuyos m om entos (la reducción de
la com plejidad, la constitución paradójica y la desparadojización, la s u ­
peración de la doble contingencia y el funcionam iento autorreferencial)
dan cuenta, entre o tras cosas, de eso que vulgarm ente llam am os h is­
toria y sociedad.
Por eso. como con Ilegel, uno puede em pezar con'la Lógica, p ara tr a ­
ta r ele entender aquello de la dialéctica y luego, si no m uere en el in­
tento, ir a la Filosofía del Derecho p ara entender la sociedad civil y el
estado como encarnaciones del despliegue del concepto. O puede em ­
pezar al revés, con las aventuras de la conciencia en la Fenomenolo­
gía... o con ía historia política en la Filosofía del Derecho y tra ta r de
p en sar luego el despliegue del concepto en la historia. Así, en el caso
de L uhm ann se puede em pezar prolijam ente con Jos sistem as sociales
o a ú n m ás abstractam en te con la teoría de los sistem as autopoiéticos
y luego (con la m ism a previsión que en el caso anterior: si se sobrevive
al intento) tra ta r de volver inteligibles aquellos sistem as diferenciados
que m anifiestan características universales, o bien p artir de “los tra b a ­
jo s m onográficos” p ara ver en la ‘‘historia'1de estos sistem as y de los có­
digos el despliegue de proposiciones teóricas m ás generales. Probable­

• In stitu to d e In v estig a cio n es F ilosóficas, onam.


46 N o r a R a h o t n ik o f

m ente esto 110 constituya u n a verdadera disyunción, y lo m ás sensato


sea ir de u n nivel a otro p ara b u scar u n a m u tu a inteligibilidad. Y es
probable tam bién que el resultado sea m ás o m enos afortunado según
el problem a: si La teoría política en el Estado d e Bienestar puede resu l­
ta r m ás provocativa que El amor como pasión, quizá se deba a que, a u n ­
que am or y política com parten esa im probable probabilidad de todas
las co sas,1 estam os m ás en trenados p ara entender “la política como
sistem a”. O tal vez se deba a la resistencia del am or a ser penetrado por
el concepto.2 O quizá, desde el punto de vista teórico, a que la com pa­
ración en tre el poder y el am or como medios de com unicación saca a la
luz la no a ú n clara articulación entre u n a teoría de sistem as y u n a teo­
ría de los m edios3 y nos hace reflexionar acerca de las relaciones entre
cam bios estru ctu rales y cam bios sem ánticos.
En ese sentido, quisiera en este trabajo reconstruir suscintam ente

' E\ te m a d e la Im probable probabilidad d e to d a s la s c o s a s e s m e n o s trivial d e lo q u e p a ­


rece. La p r o p u esta d e L uh m ann d e p resen ta r io s p rob lem as d e tal m anera q u e lo s c o n ­
te n id o s n o r m a les del m u n d o d e la vida, la s cer tez a s b á s ic a s, ap arezcan com o so lu c io n e s
a p ro b lem a s ya r e s u e lto s a u n q u e e x ista n o tr a s a lter n a tiv a s d e so lu c ió n (L uh m ann . 1991:
120) n o só lo ab re la p u erta a la c u e stió n d e la s “e q u iv a le n c ia s fu n c io n a le s" sin o q u e in e ­
v ita b lem en te vu elve a su sc ita r ad m iración e n torno a lo s p r o c eso s d e aprendizaje y los
logros evo lu tiv o s. F in alm en te, en con trar u n código q u e d u p liq u e las in fo rm a cio n es se g ú n
lo q u e sig n ifiq u en para “el m u n d o a n ó n im o y general" y lo q u e signifiqu en "para n o so tro s
y n u estro m undo" (1 986b ) r esu lta tan im probable co m o forjar u n cód igo q u e tran sm ita
d e c is io n e s v in c u la n te s. En todo c a so , ta n to el poder com o el am or p on en en ju e g o no s ó ­
lo la au torrefcrcn cialid ad sin o, a n te s q u e nad a, algo in tu itiv a m en te m á s cer ca n o a la idea
d e c o n tin g e n c ia . L as d iferen cia s e n tr e el am or y el poder n o dejan d e se r sign ificativas.
S in em bargo, n o ta n to co m o para su sta n cia llz a r la diferen cia en tre m e d io s d e con trol y
form as d e in teracción p rop ias d e l m u n d o d e la vida. P ese a toda s u a b stra cció n y c o m ­
plejidad. el a n á lis is lu lim a n n ia n o del am or perm ite c o n te sta r d e m anera diferen te (a la
d e M aberm as. por ejem plo) a la p regunta a cerca d e cóm o e s la vida e n el "m undo d e la
vida". No e s tá ta n claro q u e é s ta "se haya v islo em p u jad a a lo s n ic h o s d e u n a e s tr u c tu ­
ra social au to n o m iza d a en térm in o s sistém icos" , ni por s u p u e s to q u e ello c o n stitu y a la
"tTiviatafiactán del espan to" (M aberm as. p. 443).
2 (...) otros m e d io s a p o y a n su am b ición e n el h e c h o d e n o se r tecn iza h les y sin en te n d e r
e s to com o u n déficit sin o co m o u n a particu lar peculiaridad su y a . (...) u n a c o n se c u e n c ia
q u e s e deriva e s q u e lo s m ed io s am or y arte, form ad os d e m anera an tie str u c tu ra l. d eb en
ren u n cia r a a lg u n a s c a ra c ter ística s d e lo s otros m ed ios, a n te s q u e n ad a a la seguridad
d e p od er form ar 1111 sistem a" (L uh m ann , 1993b: 167) En el c a so del am or, la se m á n tic a
o la c o n stitu c ió n del código a n te c ed e, e n u n a e sp e c ie d e e d u c a c ió n se n tim e n ta l a n tic ip a ­
d a. a la c o n stitu c ió n del ám bito propio d e la intim id ad. En el c a s o d e la s au tod escrip cio-
n e s d e lo s s is te m a s so c ia le s d iferen ciad os, "las tra n sfo rm a cio n es se m á n tic a s sig u e n a
u n a c o n sid era b le d ista n c ia a la s tra n sfo rm a cio n es estru ctu rales" [ibid.. p. 44 4 ).
3 “La d istin ció n en tre la teoría d e lo s s is te m a s s o c ia le s y la teoria d e lo s m ed io s sim b ó li­
c a m e n te g en e ra liza d o s d e c o m u n ic a ció n , d o s á r e a s q u e d eb erían esta r ju n ta s, va e n c o n ­
tra d e la d istin ció n en tre p ersp ectiva h istórica y p ersp ectiva siste m á tica (1986b : 10).
D e la p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 47

el análisis de la política como subsistem a en el contexto de la teoría de


la diferenciación social, tratan d o de fijar la atención en las "autotem a-
tizacioncs" que en cada etap a evolutiva produjo la sociedad. En seg u n ­
do lugar me centraré en las características del sistem a politico. Por ú l­
timo, retom o s u s reflexiones sobre el Estado de Bienestar. En general
suele sostenerse que Luhm ann. au n q u e por vías m ucho m ás sofistica­
das, llega a los m ism os diagnósticos convencionales en torno a la ‘‘so­
brecarga” del estado. Sin em bargo, trataré de m o strar que, por u n la­
do. el propio arsen al teórico y, por otro, las esperanzas p u estas en la
teoría Jo llevan a conclusiones, en algunos aspectos sustantivos, dife­
rentes de los diagnósticos conservadores tradicionales.

1. La polis, el estado y el subsistem a p o lític o

No sería arriesgado afirm ar que en algún lugar de la compleja cons­


trucción lu h m an n ian a su b siste la p regunta de Wcbcr por los procesos
que llevaron a la configuración específica de la m odernidad europea.
En el plano teórico m ás generaJ. el concepto de diferenciación señala
u n a conquista evolutiva irreversible, m ientras que en el plano históri­
co la diferenciación funcional parece sintetizar u n a serie de procesos
que confluyeron en la conformación de la m oderna sociedad compleja:
a) la privatización de la religión; b) el surgim iento de los estados nacio­
nales, territorialm cnte organizados, con la conformación de u n a adm i­
nistración burocrática centralizada y el abierto reconocimiento de la
Razón de E stado como m áxim a política: e) la separación de la propie­
dad de las responsabilidades eclesiásticas, m ilitares y políticas y la
em ergencia del capitalism o racional basado en la aceptación social de
la búsqueda de ganancia individual; d) la aprobación social de la "cu­
riosidad" como motivo legítimo para la b ú sq u ed a de conocimiento, y la
especialización de la ciencia sobre la b ase de técnicas hipotético-cuan-
titativas y experim entales rigurosas; e) la liberación del arte de s u s fun­
ciones cívicas y religiosas: f) la imposición de Jimitaciones constitucio­
nales aJ ejercicio del poder político y, m ás adelante, la inclusión de to­
da la población ad u lta en los procedim ientos electorales; g) el despla­
zam iento de las b ases del m atrim onio de consideraciones económicas,
religiosas e institucionales al am or rom ántico y la elección personal, y
el tránsito y delimitación de la unidad básica de parentesco a la fami­
lia n uclear pequeña; h) el nacim iento de la educación pública obligato­
ria; i) la positivización del derecho y el traslado de la base de la legali­
48 N o r a R a o o t n ik o f

dad desde el derecho n atu ra l a los procedim ientos form ales que per­
m iten transform ar los códigos legales de m anera procedim entalm ente
correcta.4
De m anera acorde con el proceso de diferenciación, la perspectiva
sistém ica perm ite, según n u estro autor, efectuar dos desplazam ientos
respecto de la tradición “viejo-europea” de pensam iento social y políti­
co (de “autotem atización" de la sociedad): a) desplazar la perspectiva
tradicional del individuo, conceptualizado como parte viviente del orga­
nism o social, y redefinir el enfoque de la subjetividad como sede de u n a
racionalidad individual, como depositaría de los valores m orales o co­
mo agente de u n esquem a medios ílnes o de u n a orientación intencio­
nal, etc. A cam bio de ello, la racionalidad se ubicará a nivel del funcio­
nam iento del sistem a y los subsistem as, a p artir de las relaciones con
u n entorno complejo. El vocabulario del todo y las p artes obligaba a
concebir a la sociedad como su m a y a la vez como totalidad que es al­
go m ás que la sum a. Así, desde u n a sociedad p en sad a en térm inos or-
ganicistas o individualistas, la reflexión política estuvo obsesionada por
u n a pregunta que la h a acom pañado desde el comienzo: la p regunta
acerca de “quién rep resen ta al todo del todo”.5 Una teoría de la diferen­
ciación llevada a s u s últim as consecuencias parece ab rir la posibilidad
de, al m enos, desplazar esta p reg u n ta y de replantear el problem a de
la representación: b) el segundo desplazam iento en la perspectiva es la
que le perm ite su p e ra r el “error” de tcm atizar la sociedad como socie­
dad política (o como sociedad económica). En el esquem a parte-todo, el
error de confundir la p arte por el todo. Ello llevará a L uhm ann a revi­
s a r por lo m enos dos form as de autotem atización de la sociedad:6 aq u e­
lla que se pensó a sí m ism a como “polis” y aquella que se autotem ati-
zó a través de la dicotomía “sociedad civil” y “estado”.
P ara Luhm ann la sociedad que se “autotem atizó” como sociedad po­
lítica (iniciando así la tradición de pensam iento politico viejo-europeo)

4 Para a lg u n o s in térp retes, e sto s p r o c eso s h istóricos, con los rec a u d o s n e c esa rio s, podrían
se r r esu m id o s por el c o n c ep to d e diferenciación fun cional. H olm es y Larm ore. e n L uh­
m a n n (1 9 8 2 : 3 0 4 ). Para el a n á lis is d e la se m á n tic a d e e s t a s tr a n sfo r m a cio n e s v é a se
L u h m an n (1 9 9 3 b : 3 8 0 y ss).
5 L u h m an n (1993b : 29 ). La form u lación e n térm in os del tod o q u e e s m á s q u e la su m a d e
la s p a rtes e s la paradoja o cu lta q u e será lu eg o rem p lazad a por otra m etáfora paradójica:
la d e la m a n o in visib le (1993b : 3 8 9 ).
6 A u to tem a tiza ció n a p a rece aqu í co m o u n a n te c ed en te m á s vago d e la id ea d e a u to d e s­
cripción. pero ta m b ién h a ce referencia a có m o el siste m a refleja s u propia u n id a d com o
p u n to d e referen cia para la s o b ser v a c io n es, co m o p u n to d e v ista de orden para u n a a c ­
tividad d e referencia co n tin u a .
De ka p o lític a s e g ú n L uhm ann 49

representó u n estadio evolutivo en el que el ám bito político em ergente


encarnó la posibilidad de resolución de conflictos a través de decisio­
nes vinculantes, reduciendo el poder de la religión y de las asociacio­
nes de parentesco (Luhm ann. 1982: 290). La politiké koinoia como a u ­
totem atización de la polis griega “refleja” la em ergencia del prim ado
funcional de la política. El confundir este prim ado con la caracteriza­
ción de toda la sociedad encierra conceptualm ente varias paradojas. En
prim er lugar, refiere al mismo tiempo al todo social y a u n a de s u s p a r­
tes, o a u n todo que tiene p artes fuera (el oikos). En segundo lugar, e s­
ta confusión de la parte con el todo perm itió p en sar a la sociedad co­
mo u n cuerpo integrado capaz de acción, como u n a organización polí­
tica. Sin eriibargo, esta prim era diferenciación del ám bito político fue
fundam entalm ente u n aprendizaje de la contingencia:

No es necesario cuestionarnos aquí acerca de la adecuación descriptiva o


acerca del realismo de esta fórmula (la de una ciudad que se vuelve capaz
de tomar decisiones, con ayuda de cargos públicos especializados y a través
de la acción libre de sus ciudadanos, quienes, a su vez, formulan sus elec­
ciones con arreglo a lo bueno y lo justo) ni acerca de sus víctimas ocultas.
Su éxito no radica en su cercanía a la realidad sino en su cercanía al pro­
blema de la contingencia. Iluminó el aspecto de la sociedad que ya se había
vueiío explícitamente contingente: la política (Luhmann, 1982: 336).

La (aún precaria) diferenciación del sistem a político parece así poner


sobre el tapete al mismo tiempo la contingencia de la acción, la diferen­
ciación del poder como medio de com unicación sim bólicam ente gene­
ralizado7 y la necesidad de legitimación en térm inos de m oralidad y d e­
recho. La política como ám bito de la contingencia y del sab er de la con­
tingencia encontró en la m oralidad algo asi como su contención nece­
saria: “uno o u n o s pocos deben a c tu a r por todos, y deben estar
obligados y lim itados (¿de qué o tra manera?) por el derecho y la m ora­
lidad (ibicL: 335).
La em ergencia de la “sociedad b u rg u esa” fue en realidad la em ergen­
cia de u n nuevo tipo de sistem a que remplazó el prim ado funcional de

7 Q u e p a rece se r el prim ero e n orden d e aparición. “World -T im e a n d S y stem History", en


L u h m an n . 1982: 2 9 5 . “C u an d o la socied ad s e organ izó p oliticam en te, s e p e n só q u e la
c o n tin g e n c ia r ad icab a prim ariam en te en la acción h u m a n a ... La em erg en cia d e ro les o
s is te m a s d e ro les para la acción política hizo p osib le la exp erien cia (y. e v en tu a lm en te, la
a n tic ip a ció n d e la experien cia) d e q u e la acción política s e p lan ea y s e lleva a ca b o e n pre­
se n c ia d e o tr a s o p c io n e s posibles". En ibicl.: 3 3 4 .
50 N o r a R a b o t n ik o f

la política por el prim ado de la econom ía.8 Ello no significó, obviam en­
te, que el sistem a politico lim itara su tam año o complejidad. Por el con­
trario, s u s funciones au m en taro n en el m arco del estado organizado.
Pero en térm inos de la “autotem atización” de la sociedad, ésta ya no po­
día ser p en sad a como u n "cuerpo” capaz de a ctu ar de igual modo que
un individuo. Nadie podía” representar" a la economía en su conjunto.
Por eso, la autotem atización en térm inos de "sociedad económ ica” se
acercó m ás a la idea de “sistem a social” que a la de "com unidad”. Sin
embargo, tam bién aquí, se incurrió en el error (en el caso de Marx y de
la econom ía burguesa) de tom ar la parte por el todo, de identificar un
su b sistem a con el sistem a global. Si la sociedad se identificó con la eco­
nomía. la política se pensó bajo la fórm ula del estado. Surge así la d is­
tinción estado-sociedad civil, que organiza la observación y autobserva-
ción social pero que resu lta incapaz de d ar cuenta de la u n id ad de la
diferencia.9
E sta form ulación tam bién parece h ab er correspondido a u n a etapa
evolutiva superada. Estado es p ara Luhm ann u n térm ino vago que de­
signa gobierno, burocracia, autoridad, poder, sistem a político, etc. Más
adelante el térm ino estado será entendido como síntesis de la autob-
servación del sistem a político.10 En últim a instancia, en u n esfuerzo
por coordinar el vocabulario del estado con el vocabulario del sistem a
político, la historia de la fórm ula estatal aparecerá como p ru eb a verifi-
catoria de la relación entre diferenciación creciente, com plejidad cre­
ciente de los sistem as diferenciados y “autosim plificacioncs” que hacen

8 S ob re la id ea del prim ado fu n cion al d e n n su b s is te m a . L uhm ann aclara: "primado no


sign ifica n i u n a in d isp en sa b ilid a d fu n cion al (que podría se r correctam en te reclam ad a por
d iv e rso s se c to r e s d e la socied ad) ni tam p oco algú n tipo d e autoridad o d o m in a c ió n ... Pri­
m ad o. en cam b io, significa q u e el m a n ten im ien to d e la diferen ciación so c ia l e n tr e p olíti­
c a y eco n o m ía d e p e n d e d e có m o s e resp on d a a la cu estió n : h a sta q u é p u n to e s política­
m e n te p o sib le q u e la política s e m an ten ga d ista n te d e la s flu c tu a c io n es d e la econom ía",
e n ibicl.: 4 0 9 . n o ta . El p rim ado fu n cion al im p lica sólo q u e u n o d e los s is te m a s tien e m a ­
yor com p lejid ad in tern a y q u e el e sta d io evolu tivo d e la socied ad s e caracteriza por p ro­
b le m a s y ta r e a s q u e s e originan prim ariam en te en d ich o su b s is te m a .
lJ "La so lu c ió n p r o p u esta por H egel. u n d ob le c on cep to d e E stad o, sa c a a la lu z la e str u c ­
tura del problem a: s in em bargo, r esu lta d e safortu n ad a en térm in o s tógicos y só lo gracias
a m a len ten d id o s y a p lica c io n e s u n ila te ra le s pu do c o n stitu ir u n a tradición" (L uhm ann.
1991: 40 7 ).
10 En el su b s is te m a político, la u n id a d del sistem a d eb e in troducirse a d ic io n a lm e n te m e ­
d ia n te u n a a u to d escr ip c ió n , con el fin d e q u e ten ga u n p u n to d e referencia para el pro­
c e sa m ie n to autorreferen cial d e inform aciones. E sa fu n ción la c u m p le el c o n c ep to d e e s ­
tad o (véase L u h m an n , 1992: 45 8 ). "El E stad o n o e s. e n to n c e s, u n su b s is te m a del s is te ­
m a político, n o e s la bu rocracia. No e s la ficción legal d e u n a p erson a colectiva a la q u e
D e la p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 51

posible utilizar el sistem a como prem isa de las propias operaciones.11


Pero, en u n sentido m ás fuerte la “sociedad civil” que se define p o r con­
traste con el estado no parece tom ar en cu en ta que los su b sistem as no
se unifican en u n a única “organización", o “colectividad", o com unidad.
Tom ados como constitutivos del entorno del sistem a político (desde el
punto de vista de éste) no pueden ser concebidos bajo u n a única lógi­
ca de funcionam iento (“social"). La conceptualización y discusión en
térm inos de separación en tre estado y sociedad, en la perspectiva del
autor, no pudo d ar cu en ta de los fenómenos de creciente diferenciación
y sim ultánea interdependencia (Luhm ann, 1990a).
Con todo, a partir del prim ado funcional del su b sistem a económico,
ya no se requiere u n a m oralidad generalizada p ara la integración socie^
tal: “la continuidad de la m oralidad en el tiempo, sostenida por toda la
sociedad, puede ser rem plazada por la constancia en e\ tiempo de opor­
tunidades puram ente económ icas” (Luhm ann, 1982). De m anera m ás
im portante, en el plano del aprendizaje social tiene lugar u n pasaje a
actitudes de tipo cognitivo, es decir aproxim aciones capaces de ap ren ­
d er y ad ap tarse al cam bio.12 Tam bién en el aspecto de la com unicación
se produce u n increm ento de selectividad y de la aceleración temporal:

(...) la comunicación económica se vuelve indiferente a las circunstancias, a


los detalles biográficos, a las relaciones personales. La gente no necesita co­
nocerse ni captarse mutuamente desde el punto de vista moral para llegar
a un entendimiento.13

La progresiva autonom ía de los sistem as sociales es u n paso evolutivo


posterior que refiere a Va autodeterm inación, es decir a la habilidad p a ­

se le a trib u y en d e c isio n e s. E s el siste m a politico rein trod u cid o en el siste m a j>olílico c o ­


m o p u n to d e referencia para la a c ció n política" (L uhm ann. 1990b: 166).
11 “S ta te o f th e P olítical System " (en L u h m an n , 1990b: 166).
12 Com o s e sa b e y se ha criticado. L uh m ann d istin g u e en tre ap roxim acion es a la realidad
so c ia l de Upo c ogn itivo o norm ativo: m ien tra s qu e u n a aproxim ación cognitiva m odifica
la s e x p e cta tiv a s d e ca ra a \a ex p erien cia , la aproxim ación norm ativa s e n ieg a a aprender
y m a n tie n e s u a d h e sió n a la valid ez contrHÍácUca d e la s e x p e cta tiv a s frustradas.
13 L u h m an n . 1986: 2 0 3 . El logro d e e ste nivel d e a b stracción y generalización e n lo s pro­
c e s o s d e c o m u n ic a ció n no e s u n a c o n se c u e n c ia au to m á tica del m ercado. C om o ap u n ta
el a u to r e n u n a nota: “En particular, la com p aración c o n lo s p a íse s en v ía s d e desarrollo
p u ed e d em o stra r q u e n u estro m odo d e co m u n ic a ció n h ab itu al d entro d e la s tr a n sa c cio ­
n e s e c o n ó m ic a s e s u n logro cu ltu ral c o n m u c h o s s u p u e s to s y no s e identifica, sin m ás.
con la form ación d e m ercados" (p. 3 8 8 ). S ob re la acelera ció n tem poral, v é a se K osselleck.
R. (1985*,.
52 N o r a R a b o t n ik o k

ra a se n ta r criterios selectivos p ara las transacciones con el entorno y


la posibilidad de transform ar eventualm ente esos criterios (su capaci­
d ad p ara diferenciarse, p ara g an ar tiempo, procesar inform ación, para
relacionarse con el entorno y los otros subsistem as). La diferenciación
funcional hace referencia así a la conform ación y autonom ización de
su b sistem as funcionales (político, económico, educativo, científico, le­
gal. etc.) que desem peñan funciones m ás específicas y a p artir de los
cuales

(...) la complejidad se manifiesta como variedad y discontinuidad de los len­


guajes, conocimientos, técnicas y valores pracücados al interior de cada
subsistema y sus ulteriores diferenciaciones.14

C ada su b sistem a in sta u ra u n a diferenciación propia con su entorno y


térm inos generales; a través de la configuración de versiones in tern as
diferentes del sistem a, los hechos, acontecim ientos y problem as ob­
tienen u n a m ultiplicidad de significados dentro de diferentes perspec­
tivas.
Los códigos funcionales (del dinero, del amor, del poder) no sólo “re­
ducen" la su p erab u n d an cia de posibilidades, al mismo tiem po fortale­
cen el acceso prepautado [pre-patterri) a o irás posibilidades.15 Así, ca­
d a su b sistem a posee códigos p ara esquem atizar la contingencia, vol­
viendo accesibles las alternativas de m anera estru ctu rad a:

14 La n o ció n d e com plejidad cob ra d e sd e lo s sig n ifica d o s m á s e sp e c ífic o s h a sta lo s m á s


b a n a les. E n el ám b ito d e la s c ie n c ia s so c ia le s h a llegado a afirm arse q u e s e trata de u n a
e sp e c ie d e e slo g a n q u e sim p le m en te "expresa el d esagrad o p sicológico d e q u ien recién
d e sc u b r e q u e el m u n d o e n el q u e vivim os ya n o e s el d e n u e s tr o s padres" (Zolo. D ., 1992).
E n u n s e n tid o algo m á s p r e ciso , p or c o m p ie jid a d s e h a c e referencia: a) al n ú m ero y v a ­
riedad d e e le m e n to s d e u n siste m a : b) a la e x te n sió n e in c id en cia d e la s rela cio n es de in ­
terd ep en d e n c ia en tre lo s elem en to s: y c) a la variabilidad e n el tiem p o d e la s r elacion es.
En relación c o n el en torn o, é s te r esu lta m á s o m e n o s com plejo c u a n to m á s am p lio el a b a ­
n ico d e e le c c io n e s p o sib le s y el n ú m ero d e v ariab les a tener e n c u e n ta para q u e el s is te ­
m a r esu e lv a p r o b le m a s d e a d ap tación , co n o c im ien to y proyeco,ión.
15 Por cód igo L u h m an n e n tie n d e u n a gen eralización sim b ó lica q u e r egu la la tr a n sm isió n
d e p r e sta c io n e s se le c tiv a s y q u e e stru ctu ra n lo s “m e d io s d e com unicación" , c o m o el d i­
nero, el poder, el am or, la verdad. La g en eralización sim b ó lica codificada m otiva la a c e p ­
ta ció n d e la s p re sc rip c io n es se le c tiv a s a je n a s y la p r e d isp o n e en té rm in o s d e norm alid ad
previsib le. S e d efin en tam b ién co m o “r e c u r so s se m á n tic o s q u e p erm iten q u e com unica*
c fo n e s e se n c ía ím e n te im p rob ab les r e su lte n sin em bargo exitosas" (1986b : 18). La e s tr u c ­
tura típ ica d e lo s có d ig o s d e gen era liza ció n sim b ó lica e s la esq u em a tiza ció n binaria: ver^
d a d c r o /fa ls o . ju s to /in j u s to , le g a l/ile g a l, te n e r /n o tener. V éa se Zolo. D an ilo, 1986: 227)
y L u h m an n . N. (1 9 8 9 a : 3 6 y ss).
Ds l a p o lític a s e g ú n L uhm ann 53

Reviviendo el uso medieval de la palabra, construyo el concepto de contin­


gencia precisamente como la reducción de esa desorganizada arbitrariedad:
como un acceso pre-pautado (prepatterned) o estructurado a otras posibili­
dades. El orden, como resultado, no debe ser visto como negación o supre­
sión de la contingencia, sino como reconstrucción y elaboración sistemáti­
ca de la contingencia (Luhmann. 1986: 431).

El m ayor reconocim iento de la contingencia lleva a que el orden sea, de


algún modo, u n a “co ntinua institucionalización de la precariedad".16
La idea de su b sistem as autónom os au n q u e interdependientes no
pone en juego la integración social. E s m ás, la diferenciación aparece
como u n a defensa frente a la am enaza de desintegración, ya que per­
m ite localizar o parcelizar los conflictos o los problem as sin que se irra ­
dien o se traslad en a otros subsectores (los su b sistem as com binan u n a
intensa sensibilidad hacia cuestiones específicas e indiferencia hacia to­
do lo dem ás). La integración, en sociedades altam ente diferenciadas, no
d escan sa en u n a vida en com ún, ni en u n núcleo norm ativo duro, sino
que consiste, de m anera m uy poco "volkisch”, en evitar situaciones “en
las que las operaciones de u n su b sistem a producen problem as irreso­
lubles en otros subsistem as".
M ás que u n a “conciencia colectiva", u n núcleo norm ativo duro o u n a
idea del Bien Com ún, la sociedad entendida como red com unicativa d e­
fine condiciones m ás laxas y vagas p ara la com patibilidad social. En u n
nivel m ayor de abstracción, u n a serie de dicotom ías o de disyunciones
(correcto-incorrccto, legal-ilegal, justo-injusto) tipifican u n a serie de ac­
ciones.17 El núcleo norm ativo duro deja lugar así a esquem as de
orientación com patibles con la contingencia y m utabilidad del orden
social.18

16 E ste rec o n o c im ie n to d e la c o n tin g e n c ia e s u n o d e lo s a sp e c to s m á s a tractivos d e la r e ­


flexión lu h m a n n ia n a . S in em bargo, c u a n d o e s ta co n c ie n c ia d e la c o n tin g e n c ia e s im p u ­
ta d a al fu n cio n a m ie n to d e lo s s u b s is te m a s , el m ism o L uh m ann s e v e a v e c e s ob ligad o a
r eco n o cer la p e r siste n c ia d e c r e e n c ia s, m e c a n ism o s o p rá ctica s q u e tien en m á s q u e ver
con "una p e r siste n c ia d e lo arcaico" q u e c o n la ca p a cid a d d e aprendizaje. El problem a e s
a ú n m á s claro e n el c a s o del siste m a político, d o n d e com p arecen d e pronto m o d o s “d r á s­
ticos" d e r ed u c ció n d e la com plejidad q u e p oco tien en q u e ver c o n la diferen ciación y los
a p ren d iza jes s is té m ic o s (form as carisrn áticas, c lie n telista s, alto grad o d e p erson alism o,
etc.). V é a se L u h m an n . N. (1986a).
17 Así. p ara L u h m an n u n a teoría d e la su bjetividad debería tom ar e n c u e n ta la d e p e n ­
d e n c ia del “sujeto" r esp ecto d e u n c o n ju n to d e e str a te g ia s para sim plificar y e sq u e m a ti­
zar el a b a n ic o d e p o sib ilid a d es a c c e sib le s.
18 E llo n o im p lic a q u e la d im e n sió n n o r m a tiv a n o te n g a relev a n cia e n la c o n s tr u c c ió n
54 N o r a R a h o t n ik o f

Así, la diferenciación liquidó la adecuación descriptiva de la idea de


sociedad como res pública, el argum ento pars pro foto según el cual la
poliüca se identificaba con la sociedad como u n todo. El hom bre ya no
puede ser caracterizado exclusivam ente como anim al político porque ya
nadie tiene la totalidad de s u s roles ubicados en la esfera política,19 ni

lu h m a n n ia n a . C om o s e h a se ñ a la d o , el d erech o o c u p a u n lugar particu lar d en tro d e ía


c o n str u c c ió n d e e s t e autor. Por u n lad o, co m o lo s o tr o s s u b s is te m a s, «rs au tón om o y e s ­
tá regido por u n código esp e c ifico c o n str u id o sob re la diferen cia en tre lo fegal y lo ilegal.
Pero, por otro, “el d e r ec h o d eb e organizar ta n to los proced im ien tos in te rn o s q u e p erm i­
ten la a u torregu lación d e lo s s u b s is te m a s , co m o lo s proced im ien tos d e stin a d o s a a r m o ­
nizar la s rela cio n es en tre lo s d iferen tes su b sistem a s" (Teubner. G.. cita d o en Lenoble. J ..
1992) o. d ic h o al revés, lo s d e r ec h o s fu n cion an para e sta b iliza r la d iferen ciación en tre
s u b s is te m a s pero a s u vez d e p e n d en de ía d iferenciación d e u n siste m a d e p ro ced im ien ­
to s e n el q u e p u ed a n se r au tó n o m a m en te a p lica d o s e interp retados. Las n o r m a s leg a le s
so n . e n to n c e s, e s a porción cíe la realidad norm ativa q u e Juega u n pap el e se n c ia l e n el m a ­
nejo y la estab ilización d e lo s c o n flic to s n orm ativos, u n c o n ju n to d e e x p e cta tiv a s c o m p le ­
m e n ta ria s y d e m e c a n is m o s c a p a c e s d e m anejar la d ecep ción q u e p erm iten la c o n v iv en ­
cia a p esar del con flicto, y qu e so n in stitu c io n a liz a d a s a través d e sa n c io n e s. El proceso
cíc p ositivización del d e r ec h o e s p u e sto e n directa relación con la crecien te diferenciación:
a) la p ositivización s u p o n e m ayor "rcvisabilidad" d e la ley y m ayor a d ap tación a lo s c a m ­
b io s del e n to rn o . E n ta n to la valid ez d e la ley d ep en d e d e d e c is io n e s p roced im en talm en -
tc c o rr ec ta s y e n ta n to el siste m a legal g u ia s u s o p e r a cio n e s por p roced im ien tos form a­
le s para la tom a y ca m b io d e la s d e c is io n e s legales, s e a so c ia a si a la c r e cie n te toleran ­
cia h a c ia la c o n tin g e n c ia q u e caracteriza a la socied ad m oderna: b) la a u to n o m ía del s i s ­
tem a legal su p o n e tam b ién la in d ep en d en cia d e s u s fu e n te s d e valid ez cíe otros
s u b s is te m a s. La valid ez del d erech o p ositivo deriva d e d e c isio n e s legales. ío c u a l sig n ifi­
c a la p u e s ta e n m arch a d e u n proceso d e se lec ció n y valid ación se g ú n criterios p rop ios
del su b s is te m a . Los p roced im ien tos so n e n to n c e s ta n to lo s m e ca n ism o s reflexivos del s i s ­
tem a legal co m o u n a su e r te d e “m ed io”, a tra v és deJ cu a l s e p ro cesa la d iferen ciación del
siste m a legal r e sp e c to d e la religión, la m oralidad o la verdad cien tífica, y q u e. d e e s c m o ­
do. se ñ a la "la c la u su r a norm ativa, la apertura cognitiva y la autorrefercncialidad" del s i s ­
tem a legal: c) in c lu so lo s d erech o s fu n d a m e n ta les so n in terp retad os, e n u n a persp ectiva
h isló r ic o -so c io ló g ica , com o c o n tr ib u c io n es a la resolu ción d e p roblem as, en e s te c a so , al
m a n ten im ien to y p rotección d e la diferen ciación social fren te a la a m e n a z a d e la e x p a n ­
sió n d e u n siste m a político ya diferenciad o. L as lib ertad es fu n d a m e n ta les ex p r esa n y g a ­
rantizan la d iferen ciación ind ividu al fren te al grupo y a la "ciudad" (la libertad “de" la p o ­
lítica) a s í co m o la p rotección d e u n a esfera ín tim a sep arad a d e la a c ció n p ú b lica (liber­
tad d e co n c ie n c ia ). L os lla m a d o s d e r ec h o s e c o n ó m ic o s (de con trato, d e propiedad, etc.)
protegen la diferen ciación del su b s is te m a e con óm ico. Los d e r ec h o s p olíticos a s u vez so n
v is to s com o g a r a n tía s d e la au to n o m ía del siste m a politico. La igualdad ju ríd ica y p olíti­
c a tam b ién e s in terp retad a en fu n ción d e la garan tía d e la irreductibilidad d e u n a p lu ra­
lidad d e e sfer a s. En su m a , el valor y la racionalidad d e los d e r ec h o s c o n slitu c io n a lm e n -
te e sta b le c id o s radica en s u co n trib u ción a la r esolu ción d e u n problem a: el d e m a n te ­
ner u n orden co m u n ica tiv o plural y d iferenciad o fren te a la s te n d e n c ia s m onop olizado-
ras d e la eco n o m ia y la politica.
19 D e allí el e sc e p tic ism o del au tor fren te a lo s in te n to s d e restau ración d e la filosofía
práctica a la A rendt o a la S tr a u ss.
D e ij\ io l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 55

tampoco el rol de ciudadano es la síntesis de la “identidad pública” de


los hom bres. En sociedades altam ente diferenciadas ningún individuo
puede ser "totalm ente” localizado en u n subsistem a tom ado aislada­
mente: “Existe u n a sola institución total: el asilo psiquiátrico". De igual
modo, la idea de caracterizar hegelianam ente al estado como autorga-
nización de )a sociedad implica tam bién p en sar la sociedad como u n a
totalidad capaz de acción y de autoconciencia, y la intención de hallar
la anatom ía de la sociedad en la economía rem ite a la idea de u n cen­
tro o m atriz que funcionaría como soporte del orden. Precisam ente, la
“búsqueda de centro" o de “últim a instancia" se traslad ará por último
(de m anera crítica) incluso a la política entendida como subsistem a
funcionalm ente diferenciado en la sociedad m oderna y a ello se dirigi­
rá la reflexión lu h m an n ian a sobre “los límites de la política”.

2. El sistem a político

Dentro de esta perspectiva general, es obvio que el tratam iento de Luh­


m ann de “la política" no se en cu ad rará dentro de las preg u n tas trad i­
cionales de la filosofía práctica ni tam poco tendrá al “estado" como ca­
tegoría analítica privilegiada, sino que se organizará en torno a la d i­
ferenciación, autonom ía, especificación funcional, complejidad y dife­
renciación in tern a del sistem a politico. Se verifica asi, desde la teoría,
el ya anticipado tránsito de la sociedad politicam ente constituida al sis­
tem a politico como subsistem a diferenciado.
La diferenciación del sistem a politico tiene lugar, en prim er térm ino,
a nivel de los roles. Con esto Luhm ann parece referir, tanto descriptiva
como genéticam ente, a la progresiva indiferencia del sistem a político
respecto del entram ado de roles en la sociedad: “Sólo de este modo p u e­
de la sociedad ser objeto de la política y de la adm inistración".20
La autonom ía del sistem a refiere ya no exclusivam ente a los roles si­
no a los criterios de decisión, a la capacidad de elegir entre diferentes

20 La caracterización d e lo s roles progresivam en te a su m ir á lo s ra sg o s d ib u ja d o s por YVe-


I x t para el tipo d e d o m in a ció n legal racional o para la "racionalización" d e la d om inación:
grad u al o r ie n ta c ió n h acia criterios u n iv er sa lista s sin a cep ción d e p e r so n a s, reclu ta m ien ­
to b a sa d o en la hab ilidad y la eficien cia y no en criterios ad scrip tivos. carrera y e sp e c ia ­
lización . e tc. En realidad. L uhm ann acep ta ex p lícita m en te (y cita) l«\ form u lación parso-
n ian a s e g ú n la c u a l "C uando el a sp e c to político d e la e stru ctu ra so c ia l e s tá su fic ien te ­
m en te d iferen ciad o d e lo s d e m á s. (ocla autoridad e s legal-racional, en el se n tid o w eberfa-
n o |...p . Par sor ís. cita d o e n L uh m ann (1982).
56 N ora Rabotw kof

criterios selectivos p ara regular las relaciones con el entorno y p ara su


propia transform ación. E sta autonom ía depende de: a) que el sistem a
político ‘rtenga tiempo" p ara desplegar su s propios m ecanism os de pro­
cesam iento de información. Esto significa que no puede responder a u ­
tom áticam ente a todos los im pulsos o dem andas del entorno. Pero, al
mism o tiempo, la complejidad del am biente hace que el tiempo interno
sea u n recurso escaso, y que como tal deba ser usado racionalm ente
(Luhm ann. 1982: 143): b) estabilizar la diferencia y los intercam bios
con el entorno, es decir de u n nivel general de aceptación por parte del
entorno social y del funcionam iento concreto en las transacciones coti­
dianas: y c) el tipo de diferenciación funcional presente en el “entorno",
es decir de la presencia o ausencia de otros sistem as funcionalm ente di­
ferenciados, de modo que el sistem a político pueda b rin d ar s u s p resta­
ciones selectivas y conectarse separadam ente con cada u n o de ellos.
La autonom ía del sistem a político es la condición del desem peño de
su función específica: la tom a y transm isión de decisiones vinculantes,
la producción de poder. El poder, entendido como u n medio de com u­
nicación social, supone u n código de símbolos generalizados que hace
posible y disciplina la transm isión de prestaciones selectivas de u n s u ­
jeto a otro. En este caso, la prestación parece referir a “las p rem isas de-
cisionales”, es decir a la posibilidad de establecer su p u esto s o situacio­
nes cuya com plejidad ya h a sido acotada, para otros. En ese sentido,
puede definírselo como “la facultad de reducir la com plejidad p ara
otros”.21 No se trata, estrictam ente, de u n a relación causal, que de
acuerdo con la idea clásica supone que “A tiene poder sobre B en la m e­
dida en que logre que B haga algo que de otro modo no h aría”.22 La po­
sibilidad de acep tar o no “la prem isa decisional" del otro constituye, en
el caso de Luhm ann, la cuota de poder de B, en tan to el su p o n er la
aceptación de dicha prem isa constituye u n objeto de expectativa de A.
Es decir, el poder no puede ser ya concebido como cau sa específica de
efectos específicos, ni como cantidad fija (invariancia en la su m a de po­
der), sino como fenómeno relacional y reflexivo. Ello supone que am bos
partners de u n a relación e stá n en condiciones de ejercer prestaciones

21 L u h m an n (1979: 9 y ss). V éa se tam b ién sob re el p u n to Zolo (1992: 172).


22 C om o s e sa b e, la form u lación e s 'd e D ah l retom an d o la idea d e d efin ición w eb erian a de
poder c o m o "la probab ilidad d e q u e u n actor d en tro d e u n a relación so c ia l im p o n g a su
v o lu n ta d co n tra tod a resisten cia". Para u n tratam ien to d e la s d iferen tes Id eas d e poder
c o n e sp e c ia l recu p eración d e la id ea p a r so n ia n a q u e aqu í L uh m ann c o n tin ú a v é a se Bar-
n e s (1988).
D e l a p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 57

selectivas y sobre todo la variabilidad de la m agnitud de poder (y s u s


tendencias inflacionarias o deflacionarias).
En ese sentido, enfocar el poder como medio de com unicación (co­
mo el dinero, el amor, la verdad) sim bólicam ente generalizado perm ite
entenderlo en su función de volver probables transacciones altam ente
im probables (en el cam po politico) en cuya utilización la violencia físi­
ca o la coerción cum plen el rol de “la alternativa que se evita” (Luh­
m ann, 1979: 9). La eficacia o el éxito del medio poder e stá dado por u n a
obediencia “espon tán ea” y la renuncia pacífica a alternativas que en c a­
so contrario serían atractivas.23
En la perspectiva de Luhm ann, en los sistem as políticos evoluciona­
dos se puede observar: a) la diferenciación estru ctu ral trip artita de p o ­
lítica. adm inistración y público; y b) el código político se estru ctu ra a
p artir de la distinción gobierno-oposición.24 T anto la diferenciación tri­
p artita como la reform ulación del código surgen a p artir de la s u stitu ­
ción de u n a diferenciación (interna) de tipo jerárquico por u n a diferen­
ciación funcional, es decir, am bas transform aciones constituyen “lo­
gros evolutivos” del sistem a politico. En prim er lugar, 2a diferenciación
funcional in tern a indica que en el interior del sistem a político estos tres
su b sistem as en recíproca interdependencia se tratan m u tu am en te co­
mo entornos, de modo de poder simplificar y filtrar los procesos de co­
m unicación (1991a: 47). E sta diferenciación in tern a al sistem a político
favorece la consolidación de ciertos roles que conectan de m anera favo­
rable con el entorno (el votante, el cliente, el participante del público),
autonom izándolos de otros roles sociales (el trabajador, el padre de fa­
milia, etcétera).
La transición desde u n a diferenciación bidim ensional (basada en la

23 “El p od er e s siem p re p arte d e u n a relación social e n la q u e la a c ció n siem p re hab ría


podido se r d iferen te d e sd e a m b o s la d o s d e la relación". L uh m ann (1991a).
24 L u h m an n (1 9 0 la : 86 ). El p roblem a n o e stá del tod o claro. En o c a sio n e s L u h m an n afir­
m a q u e el a n tig u o código g o b e r n a n te s-g o b er n a d o s e s c om p lem en tad o por el d e gobiern o
y o p o sic ió n . E n cie rto s c a s o s , parecería q u e el cód igo gob iern o-op osición e s definitorio de
lo s s is te m a s d em o crá tico s y q u e e n e s e se n tid o todo in te n to d e fu n cion ar por e n c im a e s
u n a in v o lu ció n h a c ía la d e s-d ife re n c ia c ió n . “Q u ien n o com p ren d a e s to (en referen cia a
lo s V erdes) só lo p u ed e c a u sa r problem as" (i b i d 88 ). En o tr a s o c a sio n e s, parecería refe-
rise só lo al s u b s is te m a p rop iam en te político del siste m a politico (partidos). E n o tr a s o c a ­
s io n e s la e str u c tu r a b in aria b á sic a p u ed e se r c om p lem en tad a c o n c ó d ig o s se c u n d a rio s,
id eológicos, q u e in tr o d u c e n u n a d u p lica ció n y al m ism o tiem p o u n p u n to d e v ista para
la se le c c ió n d e lo q u e s e c o n sid era correcto: progresista-con servad or, p olítica exp a n siv a -
p olitica restrictiva [ibid.: 8 8 : 1991a: 174).
58 N o r a R a b o t n ik o k

jerarquía) a u n a tridim ensional (adm inistración, política y público) ten ­


d rá al m enos dos consecuencias im portantes. En prim er lugar, el sis­
tem a político se orienta de m anera creciente hacia los entornos creados
en su interior (por ejemplo, la adm inistración por prem isas ap o rtad as
por la política y por el público). Es decir, en térm inos m ás abstractos,
se profundiza el modo de operar “autorrefcrcnciaT y se filtran de m a­
nera rigurosa las posibilidades de percibir los problem as relevantes p a­
ra la sociedad "como u n todo". Esto ubicará al sistem a político en u n a
especie de tensión perm anente entre u n a ctu ar dem asiado selectivo
(cerrado sobre su s necesidades funcionales propias) y u n a excesiva
ap ertu ra (politización de todos los temas) que pondrá en peligro su p ro ­
pia eficacia como sistem a. En segundo lugar, el poder político ya no
puede ser pensado como u n flujo “de arrib a hacia abajo", sino que se
reconduce a u n a forma circular. Se crea así u n sistem a sin centro, “au-
torientado" pero sin orientación central.25
Por lo pronto, podem os advertir cómo, desde u n a perspectiva “topo-
lógica", Luhm ann “traslada" dos estru ctu ras clásicam ente considera­
d as como elem entos públicos de mediación entre estado y sociedad
IParlam ento y público) en el interior del sistem a politico. y en el caso
específico del Poder Legislativo, en el interior del subsistem a adm inis­
trativo.20 El sistem a político de esta m anera se “cierra” au n q u e no p u e­
de ser com prendido como sistem a cerrado, sino como sistem a “autorre-
ferente",27 es decir como u n sistem a que produce y reproduce los ele­
m entos de los que está constituido, en este caso las decisiones políti­
cas28 y que introduce en sí la diferencia sistem a-entorno, a través de la

25 Ibid. De e s ta "circulación" del poder e n c o n d ic io n e s m o d ern a s, se podría d istin g u ir u n


cir cu ito form al por el c u a l el p ú b lico a través d e la s e le c c io n e s confirm a el lu gar d e los
p artid os e n el P arlam ento, el P arlam en to fija prioridades y lim ites a la a d m in istración , la
c u a l a s u vez so m e te al pú b lico a través d e d e c isio n e s v in c u la n te s. Pero tam b ién u n c ir ­
c u ito inform al q u e in icia s u m ovim ien to a partir d e los p royectos y d e c re to s d e la a d m i­
n istra ció n p ú b lica, lo s partidos q u e a través d e su in flu en cia organizan la o p in ión del p ú ­
blico. el q u e. a s u vez. a través d e gru p o s d e presión in cid e sob re la ad m in istra ció n p ú ­
blica. C ircuito form al y contracircularid ad inform al p arecen equilib rarse e n favor d e e s ­
ta ú ltim a. En e s to se r á inevitab le resu lta d o d e la crecien te com plejidad del siste m a
politico y d e la e x p a n sió n del W clfarc State.
El p u n to e s esp e c ífica m e n te se ñ a la d o por Arato y C oh én , p reocu p ad os por la d e sc o m ­
p o sic ió n o d esa p a rició n , en la co n str u c ció n teórica d e L u h m an n . d e tod a referencia a la
"sociedad civil".
37 L u h m an n (1 9 9 0 b y 1991: 43 5 ).
2» Un siste m a autorreferencial: tod o lo q u e p u ed e hacer e s tá d eterm in ad o por lo q u e o c u ­
rre e n s u interior y só lo e s posib le ob servarlos y d escrib irlo s si s e tom a en c u e n ta el h e ­
c h o d e q u e e n ca d a op eración s e refieren tam bién a si m ism o s. S in em bargo, s e hab lará
De ij\ I’O L í t i c a s e g ú n L u h m a n n 59

producción y utilización de autodescripciones.29 La clau su ra autorrcfe-


rencial pondrá en juego en el sistem a político (como en los otros siste­
mas) al m enos tres órdenes de problem as: a) la capacidad de observa­
ción y autobscrvación del sistem a politico (¿cómo ve y cómo se ve el sis-'
tem a político?, y en el orden de la planificación: ¿cómo hacer p ara que
el sistem a increm ente la percepción de los problem as implícitos en la
necesidad de selección?; b) ¿cuáles son los m ecanism os p ara rom per la
circularidad de la autorreferencia? (¿cómo y cuándo se rom pe la auto-
rrefcrcncia y cómo se expresa el entorno dentro del sistem a político?,
y en el orden de la planificación, ¿son suficientes las “co m p u ertas” del
sistem a?); y c) ¿cóm o ju eg a en todo esto la teoría política? y ¿qué sig­
nifica en este contexto retom ar la p regunta w eberiana por la resp o n ­
sabilidad?

3. Autorreferencialidad, responsabilidad
y lim ites de la política

El análisis del sistem a político como em ergente del proceso de diferen­


ciación social adquiere consistencia histórica en la reflexión lu h m an ­
n ian a sobre el E stado de Bienestar. En ella se com binan las líneas teó­
ricas m ás generales con la discusión de los años seten ta y ochenta en
torno a la “crisis del estad o ”. Asi, el análisis de los límites y alcances
del sistem a político en el Estado de B ienestar se inscriben en la d es­
cripción de la sociedad diferenciada y sin centro y en el rechazo a la
pretensión de im putar a la política la responsabilidad global y la direc­
ción del conjunto de la sociedad.
El E stado de B ienestar se caracteriza por la inclusión gradual del
conjunto de la población dentro del m arco de prestaciones de los d is­
tintos sistem as funcionales, o al m enos por u n a dinám ica de ”m ayor in ­
clusión” y m enor exclusión.30 Pero “la inclusión es u n principio abier­
to, en tanto establece que todos m erecen atención política pero no dice
cómo". La m irada debe volverse entonces hacia los modos de operar y

d e reflexión c u a n d o la b a s e d e la autorreferencia e sté c o n situ id a por la diferen ciación e n ­


tre s is te m a y en torn o.
29 Para la n o c ió n d e au torreferen cia (1991: c a p s. 1 y 11 y 1990b: 4 4 y ss).
30 S o b re el ritm o d e in c lu sió n y e x clu sió n en el c a so d e lo s p a íse s c en tra les, lo s d ia g n ó s­
tico s d e L u h m an n parecen h ab er ido m od ificán d ose r esp ecto d e la s g en era liza cio n es h e ­
c h a s tod avía e n el m arco d e la d isc u s ió n sob re el W elfare d e lo s o ch en ta .
60 N o r a R a b o t n ik o f

de observar del sistem a político p ara lograr u n a visión realista de s u s


alcances y límites.
La diferenciación tripartita entre adm inistración, política propiam en­
te dicha y público profundiza el proceder autorreferencial del sistem a
político. E n este p u n to Luhm ann aplicará el esquem a “black box* p ara
referirse a las form as de autobservación del sistem a y utilizará el con­
cepto de “externalización" p ara hacer referencia a las ru p tu ra s de la
autorreferencialidad y a las “proyecciones del entorno en la p antalla del
sistem a político'’.
Black box es u n concepto que refiere a la observación y eventual­
m ente sim ulación de u n sistem a por otro. El su p u esto es que no hay
tran sp aren cia posible de la observación, sino relaciones de m u tu a opa­
cidad, sistem as altam ente complejos que no son ni tran sp are n tes ni
calculables.31 Sobre la b ase de esta m u tu a opacidad, los sistem as o
su b sistem as desarrollan form as de interacción y de experiencia, en las
cuales u n sistem a no sabe qué ocurre realm ente en la caja negra pero
aprende a operar con ella (en este caso con el otro sistem a o su b siste­
ma). Las observaciones que, de m anera instrum ental, elaboran y ponen
a p ru eb a los sistem as constituyen la base de u n Jeed-back estabiliza­
dor. Esto supone u n a especie de construcción de “realidad de segundo
orden”:

(...1 incluso si no se cuenta con regularidades de comportamiento suficien­


temente admisibles, el sistema actúa como si fuera el caso, es decir, se ve a
sí mismo expuesto a la presión de una realidad proyectada por su propia
construcción, a la cual debe ajustarse si quiere continuar con su relación
externa (Luhmann, 1991).

El modelo de las cajas negras le perm ite describir el tipo de observacio­


nes, relaciones y evaluaciones que tienen lugar dentro del sistem a po­
lítico entre los distintos subsistem as. Por ejemplo, el concepto “buro-

31 E n L u h m an n (1991) la caja negra a p a rece b á sic a m e n te com o m eca n ism o d e d e sp lie ­


g u e d e la situ a c ió n d e dob le con tin gen cia: “d o s c a ja s n egras, a c a u s a d e n o s e s a b e qu é
c a su a lid a d e s , e n ta b la n relación u n a con la otra: ca d a u n a d eterm in a s u propia c o n d u c ­
ta por m edio d e o p e r a cio n e s au torreferen ciales co m p leja s d en tro d e s u s p rop ios lim ites
(...) C ad a u n a p r e su p o n e lo m ism o a cerca d e la otra (...) d e b e n su p erar la in d eterm in ab i-
lid ad d e s u relación m u tu a . In clu sive c u a n d o op eran cieg a m en te le s v a m ejor e n s u re­
lación m u tu a si m u tu a m e n te su p o n e n determ in ab ilid ad en la relación e n tr e siste m a y
e n to rn o , y b ajo e s te s u p u e s to la o b servan (...) De h ech o, la s c a ja s n e g r a s g e n e ra n b la n ­
c u r a , o por lo m e n o s su fic ien te tr a n sp a re n c ia para el trato m u tu o c u a n d o s e e n c u e n tr a n .
Por m ed io d e s u sim p le su p o sic ió n , g e n e ra n c e r te za d e realidad" (p. 125).
D e l a p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 61

cracía" es u n a simplificación surgida de este tipo de observación, con


el cual la política sintetiza (ante el público) la opacidad in tern a de la ad-
m inistración pública. Desde la política, “se tra ta de organizar y deter­
m inar la relevancia política de motivos no políticos bajo el conveniente
encabezado de ‘el público" (Luhm ann, 1986: 231).
Así, la observación, y en este caso la observación de algo opaco a di-
cha observación, en tra en la constitución de la realidad. Ni la política
ni ningún otro sistem a están en condiciones de contener u n a descrip­
ción com pleta de sí m ism os, de otro sistem a o del propio am biente. Las
relaciones entre Jos su b sistem as d escan san en evaluaciones simplifica­
das, observaciones que no pueden ser consideradas sim plem ente “fal­
s a s ” sino que se form an en cierto modo de acuerdo con los requisitos
de la diferenciación, autonom ía autorreferencial y (siempre en el caso
del sistem a político) inclusión. Público, política y adm inistración “cons­
truyen” así s u s relaciones.32 En tanto cada subsistem a sólo es obser­
vable como caja negra, u n a reflexión “esp o n tán ea” conduce a cada su b ­
sistem a a considerarse como el todo (la adm inistración como el “esta­
do”, el público como soporte de la dem ocracia, etc.).33 Sólo en casos ex­
cepcionales, a nivel de la reflexión, resu lta conveniente considerar el
sistem a diferenciado del que se participa como u n a unidad, es decir
efectuar la observación de la observación.
¿Q ue ocurre en relación con el am biente? Aquí tam bién la forma y
extensión de la diferenciación in tern a da cu en ta del alcance tem ático
del sistem a político en relación con su entorno (societal y no societal).
En este caso, está en ju eg o la posible elaboración de inform ación por el
sistem a a p artir del am biente. Tam bién aquí opera la autorreferen-
cialidad:

El entorno cobra relevancia en ía medida en que aparece en la pantalla del


propio sistema. El sistema se ve precipitado a un vuelo ciego siguiendo in­
dicadores probados, controlados internamente. Esto puede resultar bien
cuando la formación de los indicadores -la politización de temas, en este ca­

32 Por s u p u e s to , el a n á lisis cien tífico sig u e m an ejan d o o b ser v a c io n es d e h la ck box. S e


trata aqu í d e la relación e n tr e siste m a cien tífico y siste m a politico. para la c u a l s e d is e ­
ñ a n p roced im ien to y r u tin a s c la r a s q u e afectan la tran sp aren cia d e la s rela cio n es entre
a m b o s s is te m a s “pero no a la realidad q u e s e d eterm in a efectivam en te, p a so a p aso, de
h e c h o a h e c h o , e n la s rela cio n es b á s ic a s del sistem a".
33 "D esde ca d a resp ectivo p u n to d e v is ta particu la r, y d e sd e el co rresp on d ien te h orizon­
te ex p eríen cia l. el siste m a global ú n ic a m e n te s e p r e se n ta c o n p lau sib ilid ad p ara s o la ­
m en te u n o . e n c a d a c a so , d e s u s su b sistem a s" (L uhm ann. 1993a).
62 N o r a R a h o t n ik o f

so- funciona. Pero ¿cómo podemos controlarlo?, ¿y cuáles son los paráme­
tros de un funcionamiento bueno o menos bueno? ¿Acaso la dilación del
descubrimiento del fracaso? (Luhmann. 1993a: 76).

El problem a se refiere a la ausencia de “coordinación p unto por punto


entre las interdependencias del entorno y del sistem a” y a la compleji­
dad de dichas interdependencias. La autorreferencia funciona en este
caso en el sentido de que los parám etros p a ra m edir el funcionam ien­
to se producen en la com unicación política mism a, no son ajenos al sis­
tem a, ni surgen de “otro” subsistem a. Sin embargo, esta autorreferen-
cialidad se “interrum pe" en determ inados sistem as. El concepto que
Luhm ann utilizará para esta interrupción es el de “externalización" y
ello pondrá en ju e g o la forma a través de la cual el am biente se expre­
sa en el sistem a.
En este caso tam bién el tránsito de u n diferenciación bip artita (los
de arriba y los de abajo) a la división trip artita entre ad m in istració n
política y público trajo consigo la divcrsiñcación de tres tipos de rela­
ción intersistém ica {administración-público, política-público, adm inis­
tración-política, y su s com plem entarias) que no pueden reducirse a
u n a única lógica de acción u orientación. C ada u n a de ellas se plantea
de modo autorreferente, pero esta autorreferencia (que tiene que ver
con la circularidad de la relación, “fu erza una externalización d e natu­
raleza diferente en cada relación intersistémica" (Luhm ann, ibid.).
Así, para las relaciones entre público y política o entre política y p ú ­
blico la referencia al entorno acontece a través de la opinión pública:

(...) tanto el público como la política han de aceptar algo como dado que no
se puede alterar: un campo de resonancia para actividades y acontecimien­
tos. que si bien puede influenciar sus propias acciones, no puede ser nun­
ca controlado del todo [ibid.).

El Derecho cum ple la m ism a función de externalización en la relación


entre adm inistración y público, en u n a regulación “externa" a am bos.
El estado de derecho precisam ente se impone con igualdad a todas las
personas del público y corno m arco del funcionam iento de la adm inis­
tración, fungiendo como condición o p unto de apoyo “externo".
En el caso de la relación entre adm inistración y política la función
de externalización parece cum plirse a través de la referencia a perso­
n as (en el desem peño de cargos). En el plano de las relaciones intersis-
tém icas. las perso n as no aparecen como em ergentes de la correlación
D e jla p o l í t i c a s e g ú n L u h m a n n 63

de fuerzas político-adm inistrativas, sino como puntos de referencia in ­


dependientes p ara el cálculo de políticos y adm inistradores. En princi­
pio, estos tres referentes o extem alizaciones son considerados como
principios orientativos que h an sido experim entados exitosam ente.
Con e sta s tres referencias externas se pone aú n m ás de manifiesto
la com plejidad de la e stru c tu ra que procesa com unicación (poder). Pa­
ra seleccionar inform ación dei entorno, el sistem a politico se valdrá de
estas tres “com puertas": opinión pública, derecho y referencia a perso­
nas. Las circunstancias que refieran a u n a o a las tres, que se filtren a
través de e sta s com puertas, tienen posibilidad de procesam iento en el
sistem a político:

Lo que no se someta a estas condiciones tiene poca posibilidad de encontrar


entrada. Faltará, por decirlo así, el signo de reconocimiento de su relevan­
cia político-jurídica [ibid.: 80).

Una prim era consecuencia im portante es que lo que podríam os llam ar


las condiciones de politización de u n a cuestión, reivindicación o proble­
m a 110 deben b u scarse fuera del sistem a político sino en las condicio­
nes m ism as del sistem a de com unicación política. La despolitización
denunciada por los críticos de las sociedades del capitalism o tardío 110
sería, en esta perspectiva, otra cosa que elusión (no necesariam ente
nociva) de tem as.
P ara Luhm ann. sólo a p artir del exam en de cómo funciona la auto-
rrcfcrcncia puede plantearse la cuestión de si el sistem a es capaz de
percibir y recoger los problem as de los otros subsistem as y si éstos re ­
quieren o no. y en qué m edida, de u n a solución política. E s decir, co­
m enzar a p lan tear la p regunta acerca de lo que puede percibir y resol­
ver el sistem a político, en u n a situación tal que, por u n lado, se exacer­
ba la selectividad y la autorreferencia y por otro crecen las dem andas
de los otros subsistem as. Dicho de otro modo, ¿qué se puede esp erar
del sistem a político, en la tensión entre clau su ra y apertura, en tre re s­
tricción de m edios a su alcance y prolusión de fines sugcriblcs y suge­
ridos por su entorno?
Si el interrogante se en cu ad ra dentro de las coordenadas dem arca­
d as por los m odos de autobservación y sensibilidad del sistem a políti­
co, la resp u esta a p u n tará sobre todo a la posibilidad de au m en tar “el
equipo cognitivo" del sistem a. Y es aquí donde se replantea la función
y la naturaleza de la teoría política y al mismo tiempo el diagnóstico de
la “sobrecarga" parece orientarse en u n a dirección propia.
64 N o r a R a b o t n ik o f

La teoría política es definida como “autosensibilización” del sistem a,


"teoría sobre la política y en la política”. Dejando a trá s la vieja polémi­
ca entre teoría crítica y tecnología social, la teoría así concebida se d es­
liga de la ilusión tecnocrática de la “ayuda externa” desde la ciencia. La
teoría no se afirm a como u n program a de investigación sino que p re ­
tende ser eje de autobservación y autorreflexión del sistem a político.34
E sta alternativa de p en sar la teoría como “autosensibilización” del sis­
tem a se vuelve posible por la confluencia de dos elem entos. En prim er
lugar, en el plano teórico, los nuevos p u n to s de observación que ofrece
la teoría de sistem as, con el su p u esto de que la diferencia básica entre
sistem a y entorno se hace disponible p ara el sistem a en cuestión. En
segundo lugar, el desarrollo propio del E stado de B ienestar parece h a ­
b er llegado a u n a etapa evolutiva en la que se vuelve posible u n a “a u ­
tobservación de la autobservación”, es decir u n a m etaobservación de
las form as de procesam iento de inform ación en el sistem a político.
La teoría política, como observación de segundo grado, increm enta
la observación de las contingencias del sistem a y la im presión de que
todo podría ser diferente. Rcintroduce a la contingencia, sup eran d o así
los “prejuicios de las cajas negras” y su necesidad de afirm ar lo contin­
gente como necesario.35 Coordina los procesos de autobservación, do­
tándolos de la posibilidad de autocrítica. No pretende “conocer mejor”
que aquello (y aquellos) que operan cotidianam ente en el sistem a y co­
nocen el am biente, sino que opera sobre las diferencias en b ase a las
cuales se observa el sistem a político.36 El tem a de la sobrecarga o de

34 D ich o h e g e lia n a m e n te “s u autoconcien cia", si n o fuera por la n e c esid a d d e sep arar la


d in á m ica sisté m ic a d e la p rob lem ática del su jeto. Lo q u e sí q u ed a claro e s q u e e s te “te x ­
to" q u e e s la c oord in ación d e a u to b serv a cio n es y a u to d escr ip c io n es n o s e id en tifica con
el co n o c im ien to cien tífico, a u n q u e e s té “cien tíficam en te su bvencion ado" . La c ie n c ia o rd e­
n a su referen cia e n relación al siste m a científico, y fu n cio n a se g ú n s u propio código y cri­
terios, m ien tra s q u e la teoría política s e in scrib e d en tro, a la vez q u e prom ueve la a u to b ­
servación y au torreflexión d e lo s p r o c e so s p olíticos.
35 "[... 1 L as c a ja s n e g r a s s e con form an a sí, al m e n o s e n cierta m ed id a, a ju stá n d o se a la
realidad: pero c o n e sto im piden tam b ién q u e a partir d e la s realid ad es su b y a c e n te s , p u e ­
d a te n e rse el c o n v e n c im ien to d e q u e la s c o s a s podrían se r d e otra m a n era ” (L uhm ann.
1993a: 71 ). La te s is d e la c o n tig en cia del m u n d o s e form u la por prim era vez e n la te o lo ­
gía co m o r e su lta d o d e lo s in te n to s d e observar a D io s co m o D io s d e la creación , e s decir
co m o ob servad or (1993b: 4 3 8 ). J o b co m o observador religioso en caró co m o c o n tin g e n c ia
lo q u e para el siste m a a p arecía com o n ec esa rio y s e p regu n tó por la razón (1989a: 95).
D e to d o s m od os, q u e aqu ello q u e para el siste m a a p a rece co m o n atu ral y n ec esa rio se
con vierta e n algo artificial y c o n tin g en te, n o qu iere d ecir q u e se a p o sib le d ecir q u é s e d e ­
bería h acer p ara transform arlo (1993b: 43 6 ).
36 S ob re la id ea d e re-en try, v é a se L u h m an n (1991).
D e la p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 65

los lím ites de la política se replantea como u n a pregunta del sistem a


sobre sí mismo. ¿H asta qué p u n to puede el sistem a político tran sfo r­
m ar en tem a de la com unicación política los problem as que se plantean
en los otros subsistem as? ¿Cuál es el límite y las posibilidades de las
prestaciones específicam ente políticas, de las resp u estas que el siste­
m a está en condiciones de d a r a los problem as de orden que los dem ás
su b sistem as requieren, sin perder su función y su especificidad? La
resp u esta de Luhm ann no subraya sólo ios límites: "[...) lo que puede
alcanzarse con la política está en parte sobredim ensionado, en parte
desaprovechado” (1993a: 123). Pero esa autorreflexión sobre límites y
posibilidades sólo puede hacerse desde u n a teoría (de y en la política)
que no deje de reconocer su propia ignorancia y los riesgos, y que in ­
cluya como m om ento privilegiado el tem a de la responsabilidad:

(...) sólo se pueden calcular Jos riesgos incurriendo en ellos y adoptando las
medidas correspondientes. Y esto sólo se da mediante una cooperación en­
tre análisis teórico y decisión política (ibid.).

Así, la vieja pregunta w eberiana sobre la responsabilidad se replantea


en el sistem a y en la teoría, y m ás allá de cau sas, factibilidades y afir­
m ación de valores: “Conocimiento cau sal y valoraciones siguen siendo
im prescindibles [...J pero no son suficientes como forma de reflexión
política”. De esc modo, la teoría política se in serta en y al mismo tiem­
po incorpora el problem a de la responsabilidad, entendida ésta como
“la efectiva ejecución de selecciones en el sistem a político" (a través de
decisiones o de no decisiones), como “todo uso o no uso del poder polí­
tico que fije al sistem a a u n estado que podría ser tam bién diferente”.
Responsabilidad del sistem a y responsabilidad de la teoría se refieren
m utuam ente: ¿puede increm entarse la capacidad del sistem a para per­
cibir los problem as im plicados en esta necesidad de selección? ¿Puede
la teoría política volver m ás complejo ese “equipo cognitivo” p ara el ope­
ra r responsable del sistem a político del Estado de B ienestar?
La preg u n ta no sólo a p u n ta al terreno epistemológico, sino, en dos
palabras, de ello depende p ara Luhm ann el futuro de la dem ocracia. Si
ésta es definida como la capacidad del sistem a politico de autobservar-
se, la am pliación de los m ecanism os de autobservación y reflexión son
la condición de posibilidad de este g an ar com prensibilidad, de que las
opciones se dibujen con claridad sobre los problem as fundam entales.
Pero sobre todo, parece decirnos Luhm ann, ilum inan la responsabili­
dad que surge de reconocer que al interrogarse sobre las prestaciones
66 N o r a R a b o t n ik o f

específicam ente políticas a la solución de problem as, sobre lo que la


política puede resolver, la resp u esta no puede ser simplemente: “todo".
Una teoría política que coordine la autobservación del sistem a rede-
finirá los problem as: m ás que afirm ar soluciones radicales se tra ta de
reconectar el conocimiento de relaciones a otros presupuestos: a) en
prim er lugar, h ab lar del “fracaso del estado” no ayuda m ucho. En todo
caso, ingobernabilidad, crisis y fracaso sólo hacen referencia a u n a for­
m a de pensam iento catastrofista que “autorrefuerza negativam ente si­
tuaciones problem áticas". Del mism o modo podríam os h ab lar del fra­
caso de la economía, de la ciencia o de la familia, es decir de cualquier
su b sistem a al que se le atribuyera la solución de todos los problem as
sociales. Tam bién aquí, la confianza b asad a en u n a teoría de la evolu­
ción que ve en el desarrollo civilizatorio la realización de lo altam ente
im probable aleja a Luhm ann de toda visión apocalíptica, haciendo d es­
c a n sa r la a p u esta en la capacidad de aprendizaje del propio sistem a: b)
los problem as del Estado de B ienestar están inscritos en su propia ló­
gica de funcionam iento y parecen resolubles o reform ulables sólo den­
tro de ese mism o horizonte.37 U)s “motivos socioestructuralcs” que
afectan esta sobrecarga están establecidos de modo prácticam ente irre­
versible; c) si ía función del estado es la producción de decisiones vin­
culantes y de poder social, el “déficit" de poder no se resuelve debilitan­
do el sistem a político, sino recortando el núm ero de “soluciones políti­
cas” o mejor dicho delim itando aquellos problem as de los otros su b sis­
tem as que no se resuelven a través de decisiones vinculantes. Frente a
la alternativa entre intervencionism o y subisidiariedad (concepciones
que parecen converger en u n a idea de “responsabilidad total de la po­
lítica por todo lo que ocurre y debe ser resuelto”, la idea de u n a políti­
ca restrictiva pero poderosa a p u n ta a precisar qué aspectos de los otros
su b sistem as (economía, educación, ciencia, vida familiar, etc.) depen­
den de la política. Para ello no sólo deben afinarse los m ecanism os a u ­
torreferenciales en el sentido de poder percibir los límites en su cap a­
cidad de resp u esta, sino tam bién preguntarse si el derecho, la opinión
pública y la referencia a personas (las tres com puertas o filtros de in ­
formación del sistem a político) son suficientes p ara conectar al sistem a

37 "El E sta d o d e B ien esta r c o n stitu y e el gran d ioso e h istó rica m en te ú n ico in te n to por re­
n u n c ia r a e s ta form a d e reso lu ció n d e p rob lem as (se refiere a la d iferen ciación jerárq u i­
c a e n favor d e la s c a p a s d irig en tes y e n perjuicio del resto d e la pob lación. N. R.J sin d e ­
se m b a ra za rse d e e llo s. P recisam en te por ello, d eb e en trar en reJac/ón reflexiva con lo s
p ro b lem a s q u e él m ism o produce" (1993b).
D e u \ p o l ít ic a s e g ú n L u h m a n n 67

con u n am biente complejo; d) finalmente, hay posibilidades de in ter­


venciones correctivas oportunas “que a u n así no pueden pretender
controlar todo el hecho gíobal conforme a u n plan ni están en condicio­
nes de justificarse como progreso", pero rom pen la alternativa rígida
entre restricción y am pliación.
Para Weber, la responsabilidad surgía del cruce entre valores y cál­
culo, entre utopía y posibilidades y se en carn ab a en la figura protagó-
nica del político. En este caso el cálculo y la factibilidad no dan cu en ­
ta de la com plejidad ni la interdependencia. Las valoraciones, a su vez,
deben ser reconducidas a otro nivel de observación,38 p ara in sta u ra r
u n cam po de opciones políticas diferente al de la m era oposición de v a­
lores. La responsabilidad entonces se ubica en la teoría y en el sistem a
(“su sistem a ”). Y es allí donde el problem a de la autoplanificación p u e­
de p lantearse. Finalm ente, si “se h a planificado ía econom ía según Key-
nes, la investigación según Popper, Ja educación según Humboldt"
(1993a), ¿h ab rá llegado el momento de planificar la política según Luh­
m an n ? En todo caso, y voJviendo al tem a de la im probable probabilidad
de todas las cosas, u n a visión como la de Luhm ann tam bién redeflne
el m anido concepto de crisis. En política (como en el amor, en la eco­
nomía o en la religión) la reflexión sobre la evolución de los sistem as no
nos autoriza de ningún modo a interp retar lo im probable como im po­
sible. ♦

38 La ta rea princip al d e la é tic a , c o m o teoría d e la autorrcfcrcncia d e la m oral, tam bién


sería la d e prevenir con tra s u d esb ord am ien to. “(...I ap ro x im á n d o n o s al final del siglo, te
n e m o s u n a v iv en cia d e la m oral tan elem en ta l, c u a n d o n o salvaje, a c a u s a del lev a n ta ­
m ien to d e m u c h a s lim ita c io n es d e la co n d u cta y a c a u s a d e la em ergen cia de n u e v o s pro>
b le m a s q u e. si n o h a y otra so lu c ió n , co n ciern en a n te todo a la moral" (1989b : 57). Sobre
la r en u n c ia a la m oralización del o p o n en te político v é a se L uh m ann (1993a: 168/.
68 N o r a R a b o t n ik o f

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