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OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS. PARA LOS DERECHOS HUMANOS: Ginebra Zé Vz SERIE DE CAPACITACION PROFESIONAL N.° 8 Protocolo de Estambul Manual para la investigaci6n y documentacion eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes NACIONES UNIDAS Nueva York y Ginebra, 2001 NOTA Las denominaciones empleadas en esta publicacién y la forma en que apare~ gen presentados los datos que contiene no implican, de parte de la Secretaria de las Naciones Unidas, juicio alguno sobre la condicién juridica de paises, territorios, ciudades 0 zonas, 0 de sus autoridades, ni respecto de la delimitacién de sus fron- El material contenido en esta serie puede citarse o reproducirse libremente, a condicién de que se mencione su procedencia y se envie un ejemplar de la publi- cacién que contenga el material reproducido a las Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, 1211 Ginebra 10, Suiza, URIPIPTA PUBLICACION DE LAS NACIONES UNIDAS| 1N de venta: SOU XIV. ISBN 92-1-354067- ISSN 1020-301 Manual para la investigacién y documentacién eficaces de la tortura ¥ otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes Protocolo de Estambul Presentado a la Allta Comisionada de las Nacioncs Unidas para los Derechos Humanos 9 de agosto de 1999 ORGANIZACIONES PARTICIPANTES Action for Torture Survivors (HRFT), Ginebra ‘Amnistia Intemacional, Londres Asociacién Médica Alemana, Berlin Asociacién Médica Danesa, Copenhague Asociacién Médica Mundial, Femney-Voltaire Asociacién Médica Turea, Ankara Asociacién para la Prevencién de la Tortura, Ginebra Behandlungszentram fiir Folteropfer, Berlin British Medical Association (BMA), Londres Centro de Investigaciones y Aplicacién de la Filosofia y los Derechos Humanos, Universidad Hacettepe, Ankara Center for the Study of Society and Medicine, Universidad Columbia, Nueva York ‘The Center for Vietims of Torture (CVT), Minneapolis Centre Georges Devereux, Universidad de Paris VIII, Paris Clinica Psiquidtrica Indochina, Boston Comité contra la Tortura, Ginebra Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra Consejo Intemacional de Rehabilitacién de Victimas de la Tortura (IRCT), ‘Copenhague Departamento de Medicina Forense y Toxicologia, Unive Colombo Departamento de Etica, Facultad de Medicina Dokuz Eylil, Esmirna Federacién Intemacional de Organizaciones de Salud y Derechos Humanos, ‘Amsterdam Fundacién de Derechos Humanos de Turquia (HRFT), Ankara Fundacién Johannes Wier, Amsterdam Human Rights Watch, Nueva York Indian Medical Association and the IRCT, Nueva Delhi Institute for Global Studies, Universidad de Minnesota, Minneapolis Instituto Latinoamericano de Salud Mental, Santiago, Chile Lawyers Committee for Human Rights, Nueva York ‘The Medical Foundation for the Care of Victims of Torture, Londres Medicos para los Derechos Humanos Israel, Tel Aviv Médicos para los Derechos Humanos Palestina, Gaza, Physicians for Human Rights USA, Boston Programa de Prevencién de la Tortura, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza, Gaza Relator Especial sobre la Tortura, Ginebra Sociedad de Especialistas en Medicina Forense, Estambul Survivors Intemational, San Francisco ‘The Trauma Centre for Survivors of Violence and Torture, Ciudad del Cabo id de Colombo, INDICE Autores que han contribuido y otros participantes Introduccién..... Copitato T,_NORMAS JURIDICAS INTERNACIONALES APLICABLES A B. D. Derecho humanitario interacional Las Naciones Un 1. Obligaciones legales de prevenir la tortura 2 Organos y mecanismos de las Naciones Unidas. Organizaciones regionales 1. La Comisién Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 2. Bl Tribunal Europeo de Derechos Humanos 3. El Comité Europeo para la Prevencién de la Tortura y de las Penas 0 Tratos Inhumanos 9 Degradantes 0 4, La Comisién Afficana de Derechos Humanos y de los Pueblos yeel Tribunal Afticano de Derechos Humanos y de los Pueblos La Corte Penal Internacional TL, Céicos ér1cos PeRTINENTES A B. UL, IXVESTIGACION LEGAL DE LA TORTURA... A B. c Etica de la profesién juridica.. La ética en la atencién de salud. 1. Declaraciones de las Naciones Unidas en relacién con los profesionales de la salud. 2. Declaraciones de organisms profesionales internacionales 3. Cédigos nacionales de ética médica. Principios comunes todos los cédigos de éticaa la atencién de salud. 1. El deber de dar una asistencia compasiva 2. Consentimiento informado 3. Confidencialidad. 7 : Profesionales de a salud con doble abligacién 1. Principios orientadores de todos los médicos con doble obligacién.... 2. Dilomas resultantes de la doble obligacién Objetivos de una investigacién de tortura Principios relativos a la investigacién y documentacién eficaces de la tortura y otros tratos o penas erueles, inhumanos o degradantes, Procedimientos aplpicables a la investigacién de tortura Determinar el érgano investigador adecuado Entrevistara la presunta victima y a otros testigos ‘Asegurar y obtener prucbas fisicas... Signos médicos Fotografias... Comisign de encuesta 1. Definir el Ambito de la encuesta. 2. Poder de la comisién, Parrafas 1-46 26 7.23 10 11-23 24.45 25-31 32.37 38-42 43-45 46 A712 48.49 50-55 S152 53-54 35 56-64 57-61 62-63 64 65-72 66 67-72 73-118 16 77-83 84-105 84-86 87-100 101-102 103-104 105 106-118 106 107 Pisgina 15 15 7 7 a7 19 19 19 2 2 2B B 2B Capitals Criterios para la seleccién de miembros.. El personal de la comisién. Proteccién de los testigos Procedimiento.. Aviso de encuesta Recepcién de prucbas Derechos de las partes Evaluacién de las prucbas.. Informe de la comisién ESernaypee TV. CoNSIDERACIONES GENERALES RELATIVAS A LAS ENTREVISTAS. Paso mom V._ SENALES FISICAS DE TORTURA. A B. E. rPonw> Objetivo de la encuesta, examen y documentacién : Salvaguardias de procedimiento con respecto a los detenidos, Visitas oficiales a centros de detencién. ‘Técnicas aplicables al interrogatorio Documentacién de los antecedentes.. 1. Historia psicosocial y previa al arresto 2. Resumen de detencion y abuso... 3. Circumstancias de la detencién 4. Lugar y condiciones de detencién.... 5. Métodos de tortura y malos tratos Evaluacién de los antecedentes Revisin de los métodos de tortura. Riesgo de nueva traumatizacién del entrevistado Uso de intéxpretes Cuestiones de género. Indicaciones del envio a otros especialistas Interpretacién de los hallazgos ~ Conelusiones. Estructura de la entrevista Historial médico 1. Sintomas agudos 2. Sintomas erénicos.... 3. Resumen de la entrevista... La exploracién fisica Piel... Cara Térax y abdomen Sistema musculoesquel Sistema genitourinario. Sistemas nerviosos central y periférico Examen y evaluacién tras formas especificas de tortura, Golpes yotras formas de traumatismospor objetos contundentes. Golpes en los pies. Suspensin. Otras torturas de posicién.... Tortura por choques eléctricos. Tortura dental.. Asfixia ‘Tortura Sexual, incluida la violacion. Pruchas de diagnéstico especializadas VI. SIGNOs PSICOLOGICOS INDICATIVOS DE TORTURA. 2. El-contexto de la evaluacion psicolégica Parrafos 108-109 110 1 12 13 114 1s 16 "7-18 119-159 120 122-125 126-133, 134 135-140 135 136 137 138, 139-140 . 141-142 143-144 145-148 149-152 153-154 155 156-159 160-232 . 162-166 167-171 169 170 im 172-185 175 176-181 182 183 184 185 136-231 188-201 202-204 205-207, 209-210, 2i1 212 213, 214-231 232 233-314 233-238 233-236 237-238, Pigina 2B 4 24 4 24 24 24 25 25 %6 %6 %6 2 28 29 29 29 29 29 29 30 30 31 32 32 3B 3 34 34 35 IL m1 Vv. B, Secuelas psicolégicas de la tortura 1. Precauciones aconsejables: 2. Reacciones psicoldgicas mis frecuentes 3. Clasificaciones de diagndstico. C. Evaluacién psicolégica/psiquidtrica Consideraciones éticas y clinicas.. El proceso de la entrevi ‘Componentes de la evaluacion psicoidgica/psiquitrica Evaluacién neuropsicol6gica. Los nifios y la tortura ANEXOS Principios relatives a la investigacién y documentacién eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes Pruebas de diagnéstico Difbujos anatémicos para documentar la tortura y los malos tratos Directrices para la evaluacién médica de la tortura y los malos tratos. Pirrafos 239.258 239 240-248 249-258 250-314 259-261 262-273, 274-290 291-308 309-314 Pigina a8 48 48 50 2 32 32 35 7 60 07 78 AUTORES QUE HAN CONTRIBUIDO Y¥ OTROS PARTICIPANTES Coordinadores del proyecto Dr. Vincent lacopino, Physicians for Human Rights USA, Boston Dr. Onder Ozkalipgi, Fundacion de Derechos Humanos de Turquia, Estambul Sra. Caroline Schlar, Action for Torture Survivors (HRFT), Ginebra Comité editorial Dr, Kathleen Allden, Clinica Psiquiitrica Indochina, Boston, y Departamento de siquiatria, Dartmouth Medical School, Lebanon, New Hampshire Dr. Tarkean Baykal, Fundacion de Derechos Humanos de Turquia, Esmirna Dr. Vincent lacopino, Physicians for Human Rights USA, Boston Dr. Robert Kirschner, Physicians for Human Rights USA, Chicago Dr. Onder Ozkalipei, Fundacion de Derechos Humanos de Turquia, Estambul Dr. Michael Peel, The Medical Foundation for the Care of Vietims of Torture, Londres Dr. Herman Reyes, Center for the Study of Society and Medicine, Universidad Columbia, Nueva York Sr. James Welsh, Amnistia Internacional, Londres Relatores Dr. Kathleen Allden, Clinica Psiquiétrica Indochina, Boston, y Departamento de Psiquiatria, Dartmouth Medical School, Lebanon, New Hampshire Sra. Barbara Frey, Institute for Global Studies, Universidad de Minnesota, Minneapolis Dr. Robett Kirschner, Physicians for Human Rights USA, Chicago Dr. Sebnem Korur Fincanci, Sociedad de Especialistas en Medicina Forense, Estambul Dr. Heman Reyes, Center for the Study of Society and Medicine, Universidad Columbia, Nueva York Sra, Ann Sommerville, British Medical Association, Londres Dr. Numfondo Walaza, The Trauma Centre for Survivors of Violence and Torture, ‘Ciudad del Cabo Autores que han contribuido Dr. Suat Alptekin, Departamento de Medicina Forense, Estambul Dr. Zuhal Amato, Departamento de Etica, Facultad de Medicina Dokiiz Eylul, Esmima Dr. Alp Ayan, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Esmirna Dr. Semi Aytaglar, Sonomed, Estambul Dr. Metin Bakkalci, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Ankara Dr. Umit Biger, Sociedad de Especialistas en Medicina Forense, Estambul Dr. Yesim Can, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Estambul Dr. John Chisholm, British Medical Association, Londres Dr. Lis Danielsen, Consejo Internacional de Rehabilitacién de tura, Copenhague Dr. Hanan Diab, Médicos para los Derechos Humanos Palestina, Gaza fimas de la Tor- Sr. Jean-Michel Diez, Asociacién para la Prevencién de la Tortura, Ginebra Dr. Yusuf Dogar, Fundacion de Derechos Humanos de Turquia, Estambul Dr, Morten Ekstrom, Consejo Intemacional de Rehabilitacién de Vietimas de la Tortura, Copenhague Profesor Ravindra Femando, Departamento de Medicina Forense y Toxicologia, Universidad de Colombo, Colombo Dr. John Fitzpatrick, Cook County Hospital, Chicago Sra, Camile Giffard, Universidad de Essex, Inglaterra Dr. Jill Glick, Hospital Infantil de la Universidad de Chicago, Chicago Dr. Emel Gokmen, Departamento de Neurologia, Universidad de Estambul, Estambul Dr. Norbert Gurris, Behandlungszentrum fir Folteropfer, Berlin Dr. Hakan Giirvit, Departamento de Neurologia, Universidad de Estambul, Estambul Dra. Karin Helweg-Larsen, Asociacién Médica Danesa, Copenhague Dr. Gill Hinshelwood, The Medical Foundation for the Care of Victims of Torture, Londres Dr. Uwe Jacobs, Survivors International, San Francisco Dr. Jim Jaranson, The Center for Victims of Torture, Minneapolis Sra, Cecilia Jimenez, Asociacién para la Prevencién de la Tortura, Ginebra Sra, Karen Johansen Mecker, Escuela de Derecho de la Universidad de Minnesota, Minneapolis Dr. Emre Kapkin, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Esmima Dr. Cem Kaptanoglu, Departamento de Psiquiatria, Facultad de Medicina de la Uni versidad Osmangazi, Eskigehir Profesora loanna Kucuradi, Centro de Investigaciones y Aplicacién de la Filosofia y los Derechos Humanos, Universidad Hacettepe, Ankara Sr. Basem Lafi, Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza, Gaza Dra. Elizabeth Lira, Instituto Latinoamericano de Salud Mental, Santiago Dr. Veli Lik, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Esmirna Dra, Michéle Lorand, Cook County Hospital, Chicago Dr. Ruchama Marton, Médicos para los Derechos Humanos Isracl, Tel Aviv Sra, Elisa Massimino, Lawyers Committee for Human Rights, Nueva York Sra, Carol Mottet, Consultora juridica, Berna Dr. Fikri Oztop, Departamento de Patologia, Facultad de Medicina de la Universi- dad Ege, Esmima Sr. Alan Parra, Oficina del Relator Especial sobre la Tortura, Ginebra Dra. Beatrice Patsalides, Survivors Intemational, San Francisco Dr. Jean Pierre Restellini, Unidad de Concienciacién sobre Derechos Humanos, Direccién de Derechos Humanos, Consejo de Europa, Estrasburgo Sr. Nigel Rodley, Relator Especial sobre la Tortura, Ginebra Dr. Fiisun Sayek, Asociacién Médica Turca, Ankara Dra. Francoise Sironi, Centre Georges Devereux, Universidad de Paris VIII, Paris Dr. Bent Sorensen, Consejo Internacional de Rehabilitacién de Vietimas de la Tor- tura, Copenhague, y Comité contra la Tortura, Ginebra Dr. Nezir Suyugii, Departamento de Medicina Forense, Estambul Sra, Asmah Tareen, Escuela de Derecho de la Universidad de Minnesota, Minneapolis Dr. Henrik Klem Thomsen, Departamento de Patologia, Hospital Bispebjerg, Copenhague Dr. Morris Tidball-Binz, Programa de Prevencién de la Tortura, Instituto Interame- ricano de Derechos Humanos, San José, Costa Rica Dr. Nuray Tirksoy, Fundacién de Derechos Humanos de Turquia, Estambul Sra. Hiilya Ugpinar, Oficina de Derechos Humanos, Asociacién de Juristas de Esmima, Esmima Dr. Adriaan van Es, Fundacién Johannes Wier, Amsterdam Sr. Ralf Wiedemann, Escuela de Derecho de la Universidad de Minnesota, Minneapolis Dr. Mark Williams, The Center for Victims of Torture, Minneapolis Participantes Sr. Alessio Bruni, Comité contra la Tortura, Ginebra Dr. Eyad El Sarraj, Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza, Gaza Dra, Rosa Garcia-Peltoniemi, The Center for Victims of Torture, Minneapolis Dr. Ole Hartling, Asociacién Médica Danesa, Copenhague Dr. Hans Petter Hougen, Asociacién Médica Danesa, Copenhague Dr. Delon Human, Asociacién Médica Mundial, Ferney-Voltaire Dr. Dario Lagos, Equipo Angentino de Trabajo e Investigacin Psicosocial, Buenos ‘Aires Dr. Frank Ulrich Montgomery, Asociacién Médica Alemana, Berlin Sr. Daniel Prémont, Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Vietimas de la Tortura, Ginebra Dr. Jagdish C. Sobti, Asociacién Médica India, Nueva Delhi Sr. Trevor Stevens, Comité Europeo para la Prevencién de la Tortura, Estrasburgo Sr. Turgut Tarhanli, Departamento de Relaciones Internacionales y de Derechos Humanos, Universidad Bogazici, Estambul Sr. Wilder Taylor, Human Rights Watch, Nueva York Dr. Joergen Thomsen, Consejo Internacional de Rehabilitacién de Tortura, Copenhague fctimas de la Este proyecto ha sido financiado con el generoso apoyo del Fondo de Contribu- ciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Vietimas de la Tortura; la Divisin de Derechos Humanos y Politica Humanitaria del Departamento Federal de Asuntos Exteriores, Suiza; la Oficina de Instiuciones Democraticas y Derechos Humanos de la Organizacién para la Seguridad y la Cooperacién en Europa; la Cruz Roja Sueca; la Fundacién de Derechos Humanos de Turquia y Physicians for Human Rights. Se ha obtenido apoyo suplementario del Centro para las Victimas de la Tortura; la Asocia~ cidn Médica Turea; el Consejo Internacional para la Rehabilitacion de las Vietimas de 1a Tortura, Amnistia Internacional Suiza y la Asociacién Cristiana para la Prohibicin de la Tortura Suiza. INTRODUCCION A los efectos del presente manual, se define la tortura con las mismas palabras empleadas en la Convencién de las Naciones Unidas contra la Tortura, 1984: «se entender por el término “tortura” todo acto por el cual se inflija intencional- ‘mente a una persona dolores o suftimientos graves, ya sean fisicos o mentales, con el fin de obtener de ella 0 de un tercero informacién o una confesién, de cas tigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, 0 de inti- ridar 0 coaccionar a esa petsona 0 a otras, 0 por cualquier razon basada en cual- quier tipo de diseriminacién, cuando dichos dolores 0 suftimientos sean infligidos por un funcionario piblico u otra persona en el ejercicio de funciones puiblicas, a instigacin suya, 0 con su consentimiento 0 aquiescencia, No se con~ siderardn torturas los dolores o suftimientos que sean consecuencia tnicamente de sanciones legitimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.»! La tortura suscita gran inquictud en la comunidad mundial, Su objetivo consiste en destruir deliberadamente no sélo el bienestar fisico y emocional de la persona sino también, en ciertos casos, la dignidad y la voluntad de comunidades enteras, Inquieta 4 todos los miembros de la familia humana porque atgca a la misma base de nuestra existencia y de nuestras esperanzas de un futuro mejor” ‘Aungue el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho humani- tario internacional prohiben uniformemente toda tortura en cualesquiera circunstancias (véase cap, 1) la tortura y los malos tratos se pratican en mas dela mitad de los paises del mundo** La notable discordancia que existe entre la prohibicién absoluta de a tor- ‘ura y su prevalencia en el mundo actual demuestra la necesidad de que los Estados ideniifiquen y pongan en prictica medidas eficaces para proteger a las personas contra Ja tortura y los malos tratos. Este manual se ha preparado para faclitar a los Estados el que puedan poner en practica uno de los aspectos més fundamentales de la proteccién de los individuos contra la tortura: una documentacién eficaz. Esta documentacién saca a la luz prucbas de tortura y malos tratos de manera que se pueda cxigir a los tor- ‘uradores que den cuenta de sus acciones y servir asi el interés de la justia. Los méto- dos de documentacién que figuran en este manual son también aplicables en otros con- textos como, entre otros, investigaciones y vigilancia de derechos humanos, evaluaciones de asilo politico, defensa de individuos que «han confesado» delitos durante la tortura y evaluacion de las necesidades de atencién de vietimas de la tortura Cuando se da el caso de profesionales de la salud que han sido obligados a descuidar, inducir a error o falsificar pruebas de tortura, este manual da ademés un punto de refe- rencia internacional que sirva tanto para los profesionales como para otros agentes de salud. En el curso de los dos tiltimos decenios se ha aprendido mucho acerca de la tor- tura y sus consecuencias, pero antes del presente manual no se contaba con directrices internacionales para su documentacién. Se pretende que el Manual para la investi- gacién y documentacién eficaces de la tortura y otros tratos 0 penas crueles, inhu- ‘manos 0 degradantes (Protocolo de Estambul) sirva para dar unas directrices interna- cionales aplicables a la evaluacién de aquellas personas que aleguen haber sufrido tortura y malos tratos, para investigar casos de presunta tortura y para comunicar los hhallazgos realizados a los érganos judiciales y otros érganos investigadores. El pre~ sente manual incluye los Principios relativos a la investigacién y documentacién 7 Recientsment, Ia Junta de Sindicos del Fondo de Contrbucinnes Voluntarias de las Naciones Unidas para las Victims de Ta Trtra hn desiido queen trabajo liar Ia Declarcisn sabre Ia Proteccion de Todas las Personas conta la Torta y Ouos Trats © Pemas Cruces, Inbumanos © Degrdantes. 2. acopino, “Treatment of survivors af political torture: commcatary", The Journal of Ambulatory Care Management 212) 1998. pags. $ 13. 2 Annis Intracional, Amma Internacional: Informe 1999, Londres, EDA, 1999 4 Mt Bayou, "Prevention of torture and are of survivors an integrated approach”, The Jounal of the American Medial Association (JAN), 2701993, pags. 606361 caces de la tortura y otros tratos o penas crucles, inhumanos o degradantes (véase el anexo 1), Estos principios esbozan unas normas minimas para que los Estados puedan asegurar una documentacién eficaz de la tortura’. Las directrices que contiene este manual no se presentan como un protocolo fijo. Mas bien representan unas normas ‘minimas basadas en los principios y que deben utilizarse teniendo en cuenta los recur- sos disponibles. El manual y los principios son el resultado de tres afios de analisis, Investigacion y redaccién, de lo que se han encargado mas dle 75 expertos en derecho, salud y derechos humanos, representantes de 40 organizaciones o instituciones perte- necientes a 15 paises. La conceptualizacién y preparacién del manual se han hecho en colaboracién entre médicos forenses, médicos, psicélogos, observadores de derechos hhumanos y juristas de Alemania, Chile, Costa Rica, Dinamarca, Estados Unidos de América, Francia, India, Israel, Paises Bajos, Reino Unido, Sri Lanka, Sudéfrica, Suiza y Turquia, asi como de los terrtorios palestinos ocupados. Tos Princpiosrelaivos a fa investigacion y documentaion efeaces de la tortura y otostratos 0 penascrules. inhumanos y degradantesfiguran en los anexos de a resolucién 2000/43 de la Comision de Derechos Hiamanos, de 20 de abril de 2000, y de In resolacin S510 de Ia Assmblea General, de 4 de cumplida el Seber de rujlas 8s Jursdieeion. 31, Elarticulo 5 de la Convencién dispone el derecho a verse libres de tortura, Aunque el caso trata concreta- mente de la cuestién de las desapariciones, uno de los derechos que el tribunal considera garantizados por la Convencién Americana sobre Derechos Humanos es ell derecho a no ser sometidos a tortura nia otras formas de alos tratos. 2. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos 32, E14 de noviembre de 1950, e1 Consejo de Europa adopté el Convenio Europeo para la Proteccién de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, que entrs en vigor ef 3 de septiembre de 1953". El arti~ culo 3 del Convenio Europeo advierte que «nadie podra Ser sometido a tortura nia penas 0 tratos inhumanos 0 degradantes». El Convenio Europeo establece mecanis- ‘mos de control constituidos por el Tribunal Europeo y la Comisién Europea de Derechos Humanos. Desde que la reforma entré en vigor el 1.° de noviembre de 1998, un "Comision Interamericana de Derechos Humans, Informe sobre la situaciin de los derechos humanos en México, 1998, pte. 323. bid, pir. 324 © Naciones Unidas, Recueil des Troté, vol 213, pig, 22. ‘nuevo Tribunal permanente hia venido a reemplazar al antiguo Tribunal y ala Comisién. En la actualidad el dere- ccho a presentar demandas individuales es compulsivo ppara el Tribunal y todas las victimas tienen acceso directo al mismo. El Tribunal ha tenido ocasién de examinar la necesidad de investigar las alegaciones de tortura para ascgurar los derechos que garantiza el articulo 3. 33. Elprimer fallo sobre esta cuestién fue la decisin en el easo AAsoy , Turguia (100/1995/606/604), emitida el 18 de diciembre de 1996", En ese caso, el Tribunal ‘considers que: ‘Cuando una persona se encomicnd la cust del policinen ena salud poro en el momento desu iberacion presenta lesiones, comes= pponde al Estado dar una explicacin plausible en cuanto ala causa de I leign,y et ineumplinvento de eta obligaci viola claramente el articnlo 3 del Convento 34, El Tribunal egé a la conclusién de que las lesiones infligidas al demandante eran consecuencia de tortura y que se habia violado el articulo 3, Ademas, el ‘Tribunal interpreté que el articulo 13 del Convenio, que prevé el derecho a un recurso efectivo ante una instancia nacional, impone la obligacién de investigar con todo cuidado toda demanda por tortura. Considerando la ‘«importancia fundamental de la prohibicién de la tortura» yy la vulnerabilidad de las victimas de la tortura, el Tribu- zal lleg6 a la conclusién de que «el articulo 13, sin per- juicio de cualquier otro recurso disponible en el marco del sistema intemo, impone a les Estados la obligacion de realizar una investigacién minuciosa y efectiva de los ineidentes de tortura” 35. De acuerdo com la interpretacién del Tribunal, la nocién de «recurso efectivon del articulo 13 exige una ‘cuidadosa investigacién de toda demanda verosimil de tortura. El Tribunal advirtié que aun cuando el Cenvenio zo contione una disposicin expresa, como sucede con ell articulo 12 de la Convencidn contra ta Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos 0 Degradantes, ese requerimiento esta implicito en la nocién de «recurso efectivo» del articulo 13°°, El Tribunal considerd que el Estado habia violado el articulo 13 al dejar de investigar la alegacién de tortura del demandante" 36. En un fallo del 28 de octubre de 1998, en el caso Assenovy otros ¢, Bulgaria (90/1997/874/1086), el Tribu- rnal atin fue mas lejos al reconocer que el Estado tiene la ‘obligacién de investigar las alegaciones de tortura no s6lo en cl marco del articulo 13 sino también en el del articulo 3, En este caso, un joven gitano que habia sido detenido por la policia mostraba signos fisicos de haber sido golpeado, pero sobre la base de las pruebas disponi- bles no se podia saber si dichas lesiones habian sido ‘causadas por su padre o por a policia. El Tribunal recono- ‘ci6 que «la intensidad de los hematomas hallados por el médico que examin6 al Sr. Assenoy indica que las Yéanse ls Protocols 3,5 8, que entaron en vigor el 21 de sctiembre de 1970, e120 de dicimbre de 1971 yeh Ide enero de 1990, Seri des atts ewopdons a 45,46 118 rxpcctvamene ° Vease Tribunal Europeo de Derechos Humancs, Rec des arts deisons 1996-01 pte 61 2 bid, pit 64 © tid. pie 98 2 thi pie 98 wid ir 100. Iesiones que éste presentaba, tanto si hubieran sido causa~ das por su padre como por la policia, eran suficientemente graves como para ser consideradgs como malos tratos dentro del marco del articulo 3»"8. Contrariamente a la Comisién, que consideraba que no se habia violado el articulo 3, el Tribunal no se detuvo ahi. Siguié su reflexin al considerar que los hechos «suscitan una sos- pecha razonable de que, esas lesiones han podido ser causadas por la policfan®. En consecuencia, el Tribunal considers que: En estas ctcunstancas, cuando una petsona presenta una demanda verosinil en el sentido de que ba sido seriamente maltstada por Ia Policia o por otros agentes semejantes del Estado, en contra dela ey y fn violaclin del arculo 3, est disposicin, lela juntamente com el Srtiule I del Conveno, donde se «resonocen ta persona depend tne de su jarsdicid os derechos yIbertades[.] del presente Com ‘enioy, exige por implicacion que se realice una investigacie oficial cfectiva, Esta obligacon debera poder conduci ala identficacin y fastigo de los responsables. Si asi no se hicira, la protibicion legal ls omuna fn cieror casos agentes del Estado podrian violar con virtual npg os dvs dts eros qu ene bj 37. Por vez primera, el Tribunal Ilegé a la conclusion de que se habia producido una violacién del articulo 3, no por malos tratos en si sino por no haberse realizado una investigacién oficial efectiva sobre la alegacién de malos tratos. Ademis, el Tribunal reiteré la posicién que habia adoptado en el caso Aksoy y llegé a la conctusién de que también se habia violado el articulo 13. El Tribunal con- cluy6 que: (Cuando una persona presenta una demanda verosimil de que ha sido ralratada en violacion del aricnlo 3, Ia nocidn de recurso cfc implica, ademis de la nocesidad de realiz ddsa yefectiva como se exigeasimisma cn dante tenga un acceso efectivo al procedini cuando corresponda, el pago de una indemnizacion® 3, El Comité Europeo para la Prevencién de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos 0 Degradantes 38, En 1987, el Consejo de Europa adopt ef Conve- nio Europeo para la Prevencién de la Tormura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes, que ent en vigor el." de febrero de 1989% El." de marzo de 1999, los 40 Estados miembros del Consejo de Europa habian ratificado el Convenio, Este Convenio complementa con {tn mecanismno preventivo el mecanismo judicial del Con- ‘enio Europea! de Derechos Humanos. El Convenio no trata de establecer normas sustantivas. El Convenio esta- bleeié el Comité Europeo para la Prevencidn dela Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos 0 Degradantes, const iuido por un miembro de cada Estado miembro, Los tmiembrosclegidos para el Comité seran personas de gran Prestigio moral, imparciales, independientes y en condi- ciones de realizar misiones en el terreno, 39, El Comité realiza visitas a los Estados miembros del Consejo de Europa, unas con caricter periédico y TT, Recuel des arrts et dcisions 1998-VM, pt: 98. ° td pir. 101, “© thi, pie 102 bid pi 17 Série des tats européens, n° 126 ‘otras por razén determinada. La delegacién visitante del ‘Comité esta constituida por miembros del Comité, acom= pailados de expertos en los sectores médico, legal y otros, intérpretes_y miembros de la secretarfa. Estas delega- ciones visitan a las personas privadas de su libertad por las autoridades del pais visitado™. Las atribuciones de la delegacién visitante son bastante extensas: pueden visitar ‘cualquier lugar donde se mantenga a personas privadas de su libertad; hacer visitas no anunciadas a esos lugares repetir esas mismas visitas; hablar en privado con las per- sonas desprovistas de su libertad; visitar a todas las perso- nas que desee y se encuentren en esos lugares; y visitar todas las instalaciones (y no sélo las celdas) sin ninguna restriccién. La delegacién podra tener acceso a todos los documentos y archivos relativos a las personas visitadas, ‘Todo el trabajo del Comité se basa en la confideneialidad yy la cooperacién. 40. A maiz, de cada visita el Comité escribe un informe. Basado en los hechos observados durante la visita, el Comité comenta las condiciones halladas, for- ‘mula tecomendaciones concretas y pide todas las explica- cciones que necesite. El Estado Parte responde por escrito al informe y asi se establece un didlogo entre el Comité y 1 Estado Parte, didlogo que se prosigue hasta la siguiente visita, Los informes del Comité y las respuestas del Estado Parte son documentos confidenciales, aunque el Estado Parte (no el Comité) puede decidir publicar tanto los informes como las respuestas. Hasta ahora casi todos los Estados Partes han publicado informes y respuestas. 41. En el curso de sus actividades a lo largo del iiltimo decenio, el Comité ha ido estableciendo gradu ‘mente una serie de crterios aplicables al trato alas perso- ‘nas mantenidas en custodia y que constituyen unas nor- ‘mas generales, Estas normas se ocupan no sélo de las condiciones materiales sino también de salvaguardias de procedimiento. Asi, por ejemplo, el Comité defiende tres salvaguardias para las personas mantenidas en custodia por la policia: 4) El derecho de las personas privadas de libertad, si Jo descan, a informar inmediatamente del arresto a una parte tercera (miembros de la famili ») El derecho de las personas privadas de libertad a tener acceso inmediato a un abogado; ©) El derecho de las personas privadas de libertad a disponer de los servicios de un médico, incluso, si asi lo desea, del médico de su elecci6n. 42. Ademis, el Comité ha insistido repetidamente en aque uno de los medios mas efectivos de prevenir malos tratos por parte de funcionarios de aplicacién de la ley cconsiste en que las autoridades competentes procedan sin demora al examen de todas las quejas de malos tratos que se les sometan y, cuando eorresponda, a la imposicién del castigo adecuado, Esto tiene un fuerte efecto disuasivo, Se enfiende por persona privada de libertad a la persona que ha So privada do su ibenad por una auteridad publica como, aungue no fexclisivamente, las personas arrestadas 0 “en cualquier forma de Setencidn, los prisioneros que esperan ser sometides @ juiio. los Disioneros sentenciads y las personas involuntanamente confinadas ce hospitals psiguitricos 4, La Comisién Africana de Derechos Humanos yde los Pueblos y el Tribunal Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos 43, En comparacién con los sistemas europeo ¢inter- americano, Africa no tiene una eonvencién sobre la tor- tura y su prevencién. La cuestion de la tortura se examina en el mismo nivel que otras violaciones de los derechos hhumanos. De la tortura se encarga, en primer lugar, la Carta Afficana de Derechos Humans y de los Pueblos, que fue adoptada por la Organizacién de la Unidad Atfri- cana el 27 de junio de 1981 y que entrd en vigor el 21 de octubre de 19864. El articulo 5 de la Carta Africana dispone que: ‘Toda person tiene derecho a que se respete la dignidad inherente as condieion de ser humano y al Yeconocimiento de su situacionjurdia, Se prohiben todas as formas do explotcin y deyradacion dol hambve, ‘especialmente la eselavitud la tata de eselaves, la tortura y los ratos 0 penas ercls,inhurnanos o dezradants. 44. De conformidad con el articulo 30 de la Carta Africana, en junio de 1987 se establecié la Comision Afi- cana de Derechos Humanos y de los Pueblos, con la misién de «proteger los derechos humanos y de los pue~ blos y asegurar su proteccién en Africa». En sus reunio- nes periddicas, la Comision ha aprobado varias resolucio- nes de paises sobre asuntos relativos a los derechos hhumanos en Africa, algunas de las cuales se referian a casos de tortura, entre otras violaciones. En algunas de esas resoluciones de pais, la Comision expresaba su inguietud acerca de la degradacién de los derechos huma- nos, incluida la préctica de la tortura 45, La Comisin ha establecido mecanismos nuevos como, por ejemplo, el Relator Especial sobre prisiones, el Relator Especial sobre ejecuciones arbitrarias y sumarias, y el Relator Especial sobre Ia mujer, con la misién de informar a la Comisin durante sus sesiones abiertas Estos mecanismos han creado oportunidades para que las vvictimas y las organizaciones no gubemamentales puedan informar directamente a los Relatores Especiales. Al TT OUA, dos. CABILEGIG7/3, eS, 21, ILM 58 (1982). 10 ‘mismo tiempo, una vietima o una organizacién no guber- ‘namental puede presentar a la Comisién una queja sobre actos de tortura, tal como se definen en el articulo 5 de la Carta Africana, Mientras una demanda individual se encuentra pendiente ante Ia Comisién, la victima o la ‘organizacién no gubcrnamental puede enviar la misma informacién a los Relatores Especiales para que la tomen cen consideracién en sus informes piblicos ante las sesio- nes de la Comisién. Con el fin de establecer un foro que trate las alegaciones de violaciones de los derechos garan- tizados por la Carta Africana, en junio de 1998 la Asam- bblea de la Organizacién de la Unidad Africana adopté un protocolo para el establecimiento del Tribunal Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos. D. La Corte Penal Internacional 46. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Intema- ional, adoptado el 17 de julio de 1998, instituyé una corte penal internacional con carscter permanente y con la misién de juzgar a las personas responsables de delito de ‘genocidio, crimenes de lesa humanidad y crimenes de ‘guerra (A/CONF.183/9). La Corte tiene jurisdiccién sobre los casos de alegacién de tortura, tanto los cometidos a ‘gran escala y de modo sistematico en el marco del delito de genocidio o de un erimen de lesa humanidad, como en ‘casos de crimenes de guerra segiin se definen en los Con= venios de Ginebra de 1949, En el Estatuto de Roma se define la tortura como el hecho de causar intencional- ‘mente dolor o suftimientos graves, ya sean fisicos © men- tales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia ‘© control, Hasta el 25 de septiembre de 2000, el Estatuto de la Corte Penal Intemacional habia sido firmado por 113 paises y ratificado por 21 Estados. La Corte tend su sede en La Haya, Su jurisdiccién se limita a los casos en los que los Estados no pueden o no descan procesar a las personas responsables de los delitos que se deseriben en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional Captruto I CODIGOS ETICOS PERTINENTES 47. Todas las profesiones trabajan segiin unos cédi- £205 Gticos en los que se describen los valores comunes y se reconocen los derechos de los profesionales, estable~ ciendo las normas morales que, segtin se espera, deben respetar, Las normas éticas se establecen fundamental- ‘mente mediante dos mecanismos: mediante instrumentos internacionales preparados por organismos como las Naciones Unidas y mediante cédigos de principios pre rados por los propios profesionales, mediante sus asocia~ ciones representativas, en el Ambito nacional o en el inter- nacional. Los principios fundamentales son siempre los mismos y se centran sobre las obligaciones que tienen los profesionales ante sus clientes o pacientes individuales, ante la sociedad en su conjunto y ante sus colegas, con miras siempre a mantener el honor de la profesion. Estas obligaciones reflejan y complementan los derechos que corresponden a todas las personas dentro del marco de los instrumentos internacionales. ‘A. Eiiea deta profesion juridica 48. Como arbitros iltimos de la justicia, incumbe a fos jueces una misién especial en la proteccién de los derechos de los ciudadanos. Las normas internacionales atribuyen los jueces el deber ético de asegurar la protec cidn de los derechos de los individuos. El principio 6 de los Principios bisicos de las Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura advierte que «El princi- pio de la independencia de la judicatura autoriza y obliga a la judicatura a garantizar que el procedimiento judicial se desarrolle conforme a derecho, asi como el respeto de los derechos de las partes»*®, Del mismo modo, los fisca~ les tienen el deber ético de investigar y procesar todo delito de tortura cometido por funcionarios piiblicos. El articulo 15 de las Ditectrices de las Naciones Unidas sobre la funcién de los fiscales sefiala que «Los fiscales prestarin la debida atencién al enjuiciamiento de los fun- Cionarios piiblicos que hayan cometido delitos, especial- mente en los casos de corrupcién, abuso de poder, viola~ ciones graves de derechos humanos y otros ‘delitos reconocidos por el derecho internacional y, cuando lo autoricen las leyes 0 se ajuste a la prictica local, a la investigacién de esos delitos»*. * Adoptads porel Séptino Congreso de ls Naciones Unidas sobre Prevencian del Delito y" Tratamiento del Delincuent, celebrado en “Milim del 26 de agosto a 6 de spticmbye de 1985, y confirmados por | Asamblea General en as resolciones 40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985, * Adoptaas por el Octave Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevencign del Deitoy Tratamiento del Delincucnte, celebrado en La Habana del 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990, 49, Las normas internacionales también especifican los deberes de los abogados en el desempefio de sus fun- cciones profesionales, en la promocidn y el estimulo del respeto a los derechos humanos y las libertades funda ‘mentales. El principio 14 de los Principios basicos de las "Naciones Unidas sobre la funcién de los abogados sefiala: «Los abogados, al proteger los derechos de sus clientes y defender la causa de la justicia, procurarin apoyar los derechos humanos y las libertades fundamentales recono- ccidos por el derecho nacional e internacional, y en todo ‘momento actuarin con libertad y diligencia, de conformi- dad con la ley y las replas y normas éticas reconocidas que rigen su profesion» B. La ética en la atencién de salud 30, Existen claros vinculos entre los conceptos de los derechos humanos y los tradicionales principios de la ética en Ia atencién de salud. Las obligaciones éticas de los profesionales de la salud sc articulan en tres niveles ‘que quedan reflejados en los documentos de las Naciones Unidas de la misma forma que se hace con la profesién juridica, Forman asimismo parte de las declaraciones ‘emitidas por organizaciones internacionales representati- ‘vas de los profesionales de la salud, como la Asociacién ‘Médica Mundial, la Asociacién Psiquidtrica Mundial y el ‘Consejo Internacional de Enfermeras"®. Las asociaciones ‘médicas nacionales y las organizaciones de enfermeras también transmiten a sus miembros los eddigos de ética ‘que deberan respetar. El principio basico del conjunto de la ética de la atencién de salud, cualquiera que sea la forma como se enuncie, es el deber fundamental de actuar siempre de conformidad con los mejores intereses del ppaciente, scan cuales fueren las limitaciones, presiones u obligaciones contractuales. En algunos paises ciertos principios de ética médica, como el de la confideneialidad entre médico y paciente, se encuentran incorporados la derecho nacional. Incluso cuando los principios de la ética ro estén determinados de esta forma por la ley, todos los profesionales de la salud estin moralmente obligados a respetar las normas establecidas por sus organismos pro- fesionales. Si dejan de respetar las normas profesionales sin una justificaciSn razonable serin juzgados y condena- dos por su mal comportamiento. TB Vesse Teno 46 supra “ Exist ademas cierto nimero de agrupaciones regionals, como la ‘Commeriwealth Medical Assocation ya Conferencia Internacional de Asociaciones Médicas Islimicas, que trasmiten sus miembros lmportantes dcclaraiones on materia de ica médica y' derechos humans 1. Dectaraciones de las Naciones Unidas en relacién con los profesionales de la salud 51, Los profesionales de a salud, como todas las dems personas que trabajan en los sistemas penitenciar- ios, estan obligados a observar las Reglas minimas para el tratamiento de los reclusos, en las que se exige que todos los reclusos, sin discriminacién, tengan acceso a servicios médicos, incluidos servicios psiquidtricos, y que se vea diariamente a todos los Feelusos enfermos 0 a aquellos que soliciten tratamiento™. Estas reglas vienen a reforzar la obligacién ética de los médicos antes expuesta de tratar yy actuar segtin los mejores intereses de los pacientes a los ue tienen el deber de atender. Ademis, las Naciones Uni- das se han ocupado especificamente de las obligaciones ticas de médicos y demas profesionales de la salud en los Principios de Ftiea Médica aplicables a la funcidn del per- sonal de salud, especialmente los médicos, en la protec~ cidn de personas presas y detenidas contra la tortura otros tratos 0 penas crueles, inhumanos o degradantes* En estos principios queda bien claro que los profesionales de la salud tienen el deber moral de proteger la salud fisica y mental de los detenidos. En particular, se les prohibe el uuso de sus conocimientos y técnicas de medicina de cual- quicr manera que sca coniraria a las declaraciones inter- nacionales de los derechos individuales*', En particular, el participar, activa o pasivamente, en la tortura o condo- narla de cualquier forma que sea, constituye una grave violacién de la ética en materia de atencién de salud. 52, Por «participacién en Ia tortura» se entiende tam- bién cl evaluar la capacidad de un sujeto para resistir a los ‘malos tratos; el hallarse presente ante malos tratos, super- visarlos o infligirlos; el reanimar a la persona de manera que se la pueda seguir maltratando o el dar un tratamiento médico inmediatamente antes, durante 0 después de la tortura por instrucciones de aquellos que con toda proba~ bilidad son responsables de ella; el transmitir a tortura~ dores sus conocimientos personales o informacién acerca de la salud personal del sujeto; el descartar internacional mente pruebas y falsificar informes como informes de autopsia y certificados de defuncién™. Los principios de las Naciones Unidas incorporan ademas una de las nor- ‘mas fundamentales de la ética de la atencién de salud al sefialar que la tinica relacion ética entre los reclusos y los profesionales de la salud es la destinada a evaluar, prote~ gery mejorar la salud de los prisioneros. Asi, pues, la eva~ luacién de la salud de un detenido con el fin de facilitar su castigo 0 tortura es evidentemente contraria ala ética pro- fesional egies minimas para el watamicato de tos reslusos procedimicatos paral spicacin efeciva de las reglas minima ‘Moptadas por lt Naciones Unidas en 1955. ° adoptados pr la Asamblea General en 1982. Fn particular, la Declaracién Universal de Derechos Humane los Pacts lnteavionales de Derechos Humanos y la Declaracion sobre la poteccin de todas las personas conta la tortura of0sWatos opens Erueles,itumanos 0 degradates, £ De tdas formas, los profsionales dela salud no dcben olvidar su Asher de confidencilidad ante los pacientes asi como su obligacion de jbtener un consetimiento informado antes de revelar cunlguier {nformactn, en particular cuando fos sujcos puedan exponcrse 8 Un riesgo a cauna de ova revelacin (éase cap I, seve. C3). n 2. Declaraciones de organismos profesionales internacionales 53, Numerosas declaraciones de organismos profe- sionaies intemacionales se centran en los principios rela- tivos ala proteccidn de los derechos humanos y expresan tun claro consenso médico internacional sobre estas cucs- tiones. Las declaraciones de la Asociacién Médica Mun- dial definen los aspectos internacionalmente acordados de Jos deberes éticos que deben respetar todos los médicos. La Declaracién de Tokio de la Asociacién Médica Mun- ial reitera la prohibicin de toda forma de participacién a midios ode presencia de mzos en ats de foun ‘0 de malos tratos", Esta Declaraciéa se ve reforzada por Jos principios de las Naciones Unidas referentes de forma cconereta a la Declaracién de Tokio, A los médicos se | prohibe con toda claridad el dar informacion o cualquier tipo de instrumento o sustancia médica que pueda facilitar los malos tratos. La Declaracién de Hawaii de la Aso- ciacién Psiquidtrica Mundial aplica especificamente la misma norma, que prohibe la mala utilizacién de los cconocimientos psiquitrices para violar Tos) derechos hhumanos de cualquier individuo o grupo", La Conferen- cia Internacional de la Medicina Islémica insistié en el ‘mismo punto en su Declaracién de Kuwait, por la que pro- hibe a los médicos que permitan que sus conocimientos cespecializados se utilicen para lesionar, destruiro daitar el ‘cuerpo, la mente 9 el espiritu, por cualquier razén militar ‘© politica que sea®®, Disposiciones similares se refieren a Jas enfermeras en la directiva sobre el papel de la enfer- ‘mera en Ia atencién a detenidos y prisioneros® 54. _Ademés, los profesionales de la salud tienen el deber de apoyara los colegas que se oponen abiertamente alas violaciones de los derechos humanos. El no hacerlo supone no sélo violar los derechos de los pacientes y con- ‘radecir las Declaraciones antes citadas sino ademas desa- creditar a las profesiones sanitarias, El menoscabar la hhonra de la profesion se considera como un compor- tamiento gravemente perjudicial para la profesion. La resolucién de la Asociacién Médica Mundial sobre los derechos humanos pide a todas las asociaciones médicas nacionales que examinen la situacién de los derechos ‘humanos en sus propios paises y se aseguren de que los rmédicos no ocultan prucbas de abusos por mucho que ‘eman a las represalias®”. Pide a los organismos naciona- les que den claras directrices, en particular a los médicos ‘que trabajan en el sistema penitenciario, para que protes- ‘en contra presuntas violaciones de derechos humanos y cstablezcan un sistema eficaz para investigar las acti- vvidades inmorales de los médicos en la esfera de los dere- cchos humanos. Pide asimismo que den apoyo a los médi- ‘cos que Ilamen la atencién acerca de los abusos de los derechos humanos. La ulterior Declaracién de Hamburgo de la Asociacion Médica Mundial reafirma la respon- sabilidad que en el émbito mundial ineumbe los indivi- duos y a los grupos médicos organizados de estimular a los médicos a que se resistan ala tortura o a toda presién ppara que actiten en sentido contrario a los principios éti- TT loprada por ta Asocacin Média Mundial en 1975 “ Adoptada por ia Asoviacién Medica Mundial en 1977. 2 Adoptada en 1981 (1401 del calendario isco). © Adoptada pore] Consejo Internacional de Enfermeras en 1975, 5 pdoptada por la Asoviacin Meica Mundial en 1990, cos*®, Pide que los médicos se expresen en contra de los ‘malos tratos e insta alas organizaciones médicas naciona~ les e internacionales a que den su apoyo a los médicos que se resistan a tales presiones, 3. Cédigas nacionales de ética médica 55. El tercer nivel de articulacién de tos principios éticos es l de los cédigos nacionales. Estos cédigos refle- {jan los mismos valores fundamentales antes menciona- dos, ya que toda ética médica es expresién de valores comumes a todos los facultativos. En précticamente todas las culturas y eédigos, se formulan las mismas presuncio- nes basicas acerca de los deberes de evitar dafo, ayudar al enfermo, proteger al vulnerable y no discriminar entre pacientes sobre ninguna base que no sea la urgencia de sus necesidades médicas, Idénticos valores aparecen en los cédigos relativos a la profesién de la enfermeria. Pero un aspecto problematico de los principios éticos es que no dan unas normas definitivas para cada dilema sino que Tequieren un cierto grado de interpretacién, Al ponderar dilemas éticos es fundamental que el profesional de la salud tenga en cuenta sus obligaciones morales funda~ ‘mentales fal como se expresan en los valores profesiona~ Jes comunes, pero que las que pongan en prictica de una forma que refleje el deber bisico de evitar lesiones a sus pacientes. Principios comunes a todos los eédigos de ética a Ia ateneién de salud 56. FI principio de la independencia profesional cexige que en todo momento el profesional de la salud se concentre sobre cl objetivo fundamental de la medicina, que es aliviar el suftimiento y la angustia y evitar dafar al paciente, ignorando todas las presiones. También existen ‘otros varios prineipios éticos tan fundamentales que se hallan invariablemente en todos los cédigos y en enuncia~ ciones éticas. Los mis basicos son la necesidad de dar una asistencia compasiva, no perjudicar y respetar los dere- chos de los pacientes. Estos son requisitos fundamentales para todos los profesionales de la salud, 1, Eldeber de dar una asistencia compasiva 57. El deber de dar asistencia se expresa de diversa formas en los diferentes eédigos y declaraciones naciona~ les ¢ internacionales. Un aspecto de este deber es la obli- gacién médica de responder a los que tengan necesidades médicas, Esto se refleja en el Cédigo de Ftiea Médica de la Asociacion Médica Mundial, que reconoce la obli- gacion moral del médico,de dar ateneién de emergencia ‘como deber humanitario™. El deber de responder a las necesidades y suffimientos se revela asimismo en las declaraciones tradicionales hechas en casi todas las culturas. 58, Subyacentes a una gran parte de la ética médica ‘moderna estin los principios establecidos en las primeras % Adoplada por la Asociacién Medica Mundial en 1997. ° Adoptado por la Asociacién Médica Mundial en 1949. declaraciones de valores profesionales que exigen a los médicos que den su asistencia incluso a cambio de que ellos mismios corran algin riesgo. Por ejemplo, el Caraka Samhita, un eddigo hindd que data del primer siglo de muestra cra, advierte al médico: «entrégate de cuerpo y alma al alivio de tus pacientes, nunca abandones ni dafies atu paciente para salvar tu vida o tu forma de vivin». Ins- trucciones similares se dan en los mas antiguos eédigos islamicos y en la moderna Declaracién de Kuwait, que exige a los médicos que se ocupen de los necesitados, «estén éstos cerca o lejos, sean justos o pecadores, sean amigos o enemigos» 59. Los valores médicos occidentales han estado

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