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Revista Chilena de Derecho, Vol. 25 N° 4, pp. 897-913 (1998) LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS Maria José Naudon dell’ Oro Licenciada en Derecho Pontificia Universidad Catlica de Chile I INTRODUCCION La resciliacién 0 mutuo disenso ha sido entendida, en forma uniforme por la doctrina, como uno més de los modos de extinguir las obligaciones que consagra el Cédigo Civil en el articulo 1567, especificamente en el inciso primero, El referido articulo sefiala textualmente: “Toda obligacin puede extinguirse por uuna convencién en que las partes interesa- das, siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula. Las obligaciones se extinguen ademas en todo o parte: 1, Por la solucién o pago efectivo; 2. Por la novacién; 3. Por la transaccién; 4, Por la remisién, 5, Por la compensacién; 6. Por la confusi6n; 7. Por la pérdida de la cosa que se debe; 8, Por la declaracién de nulidad o por la res- cisi6n; 9. Por el evento de la condicién resolutoria; 10, Por la prescripcién. De la transaccién y la prescripcién se tra- tard al fin de este libro; de la condicién reso- lutoria se ha tratado en el titulo “De las obliga- ciones condicionales.” Como consecuencia de lo anterior se aplica a la resciliacién el concepto general de modo de extinguir, el cual se entiende como todo he- cho 0 acto juridico mediante el cual la obliga- cién deja de producir efectos juridicos, libe- rando al deudor y extinguiendo el derecho del acreedor para exigir la prestacién debida, in- cluso contra la voluntad del deudor. El objeto de esta tesis es sostener la exis- tencia de la resciliacién no s6lo como un mo- do de extinguir las obligaciones; aspecto que como hemos sefialado nadie discute, sino ampliar su campo de aplicaci6n a los contratos cumplidos, otorgéndole de esta manera no slo el cardcter de modo de extinguir, sino el de convencién invalidadora de los contratos, lo cual, como veremos, tiene gran utilidad practi- ca en el quehacer juridico cotidiano. CONSIDERACIONES NECESARIAS PARA. EL DESARROLLO DEL TEMA 1, SOBRE LAS OBLIGACIONES Para entrar en el tema espectfico de nues- tra tesis, es necesario tratar, aunque muy bre- vemente, el concepto de obligacién y sus ele- mentos fundamentales. Se entiende ordinariamente por obligacién al vinculo juridico en virtud del cual una parte se halla para con otra en la necesidad de dar, hacer 0 no hacer alguna cosa. Otro concepto de obligacién lo encontra- mos en nuestro Cédigo Civil, en el articulo 578, cuando se refiere a los derechos persona- les 0 créditos; el que sefiala textualmente: “Derechos personales 0 créditos son los que s6lo pueden reclamarse de ciertas per- sonas que por un hecho suyo 0 Ia sola di posicién de la ley han contrafdo las obliga- 898 REVISTA CHILENA DE DERECHO ciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su deudor por el dinero prestado, o el hijo contra el padre por los alimentos De estos derechos nacen la ac- ciones personales”. Este concepto de obligacién difiere del que habiamos dado anteriormente e incluso, podrfamos decir, utiliza el término en forma impropia, pues mira la obligacién no como un vinculo jurfdico que se genera entre la partes, sino pone énfasis exclusivamente en la persona del deudor que se obliga para con el acreedor. Sin embargo, ambos conceptos de obliga- cién calzan perfectamente con la idea que de esta se tenfa en el derecho romano. Este la en- tendfa como el vinculo jurfdico que somete a la necesidad de pagar alguna cosa en confor- midad al derecho de la ciudad De esta manera, la obligacién se entendfa, como un lazo que ata a una persona en favor de otra y la fuerza a dar, hacer o no hacer algo respecto de esta. ‘Como es posible desprender de lo anterior, en toda obligacién existen dos personas: una que resulta obligada, es decir, el sujeto pasivo de la relacién y que generalmente se conoce como deudor, y otra, que es aquella en cuyo provecho existe el 1azo, sujeto activo de la re- lacién y que generalmente se conoce como acreedor. Tanto para el primero como para el segundo, la obligacién nace para ser cumplida, Jo que es bastante I6gico porque en sf misma la obligacién no representa nada para ellos. Por un lado, al acreedor no le interesa la obliga- ci6n en cuanto tal, sino buscaré la materializa- cién de su derecho y, por otro lado, al deudor tampoco interesa el incumplimiento de la mis- ma, pues mientras esta se encontrara pendiente su libertad estard constrefiida al acreedor. Por otra parte, la obligacién o prestacién consiste en dar, hacer 0 no hacer alguna cosa, segtin lo sefiala el mismo Cédigo Civil en el articulo 1460. Por tiltimo, es necesario sefialar que toda obligaci6n se caracteriza por ser: 1) Un vinculo; es decir, una unién entre el acreedor y el deudor. Hay quienes sostienen que este vinculo no se produce entre las perso- nas, sino entre los patrimonios de las personas, porque cuando se contrata y se obliga, se com- promete todo el activo, es decir, todos los bie- nes y derechos, presentes y futuros, muebles ¢ inmuebles, salvo los inembargables, en virtud del derecho de prenda general. [Vol. 25 2) Un vinculo juridico: porque est sancio- nado por la ley, de manera tal que constituida la obligaci6n, el acreedor tiene una accién para exigir su cumplimiento por parte del deudor y una excepci6n, para retener lo pagado en raz6n de ella Hacen excepcién a esto las obligacio- nes naturales, que no dan accién para exigir su cumplimiento, pero dan derecho para retener lo dado o pagado en raz6n de ellas. Respecto de este punto hay quienes sos- tienen que las obligaciones naturales, enten- diendo por tales s6lo las enumeradas en el articulo 1470, dan accién para exigir el cum- plimiento, accién que puede ser enervada, lo que las diferenciaria de las obligaciones civiles imperfectas que no darfan accién para exigir su, cumplimiento, como serfan, por ejemplo, las obligaciones emanadas de los juegos de destreza intelectual y de las apuestas recafdas sobre ellos. La diferencia fundamental que existe entre ambas clases de obligaciones consiste en que, reclamado judicialmente el cumplimiento de una obligacién natural, si el demandado no comparece, podr4 ser condenado, pues tanto la nulidad como la prescripcién, a la que se re- fieren los tres primeros nimeros del articulo 1470, deben ser declaradas por el tribunal o alegadas ante este respectivamente, para poder aprovecharse de ellas. Por el contrario, en el caso de las obliga- ciones civiles imperfectas, reclamado su cum- plimiento judicialmente, si el demandado no comparece y fuere condenado por el tribunal, podria este deducir recurso de casacién en el fondo, por infraccién de ley, ya que se trata de obligaciones que nacieron a la vida del derecho sin accién para exigir su cumpli- miento. 3) El vinculo debe existir entre personas determinadas: las partes deben estar deter- minadas al momento de cumplirse la obliga- cidn, aunque no es necesario que lo estén al momento de contraerse la obligacién De esta manera puede contraerse la obligacién ha- biendo un acreeedor o un deudor indetermi- nado, como ocurre, por ejemplo, en las asigna- ciones dejadas indeterminadamente a los parientes. 4) El objeto de la obligacién debe estar determinado: esta determinacién puede ser en especie, o bien en género y, en este tiltimo caso, la cantidad debe ser determinada, 0 a lo menos determinable por datos que contenga el acto 0 contrato. 1998) Por tiltimo, podemos decir respecto de las obligaciones que estas son ontolégicamente seres, concretamente seres ideales 0 de raz6n, y como todos los seres creados participan de las cuatro causas del existir. Por esta raz6n po- demos afirmar que toda obligacién tiene cuatro causas: 1. Causa material (aquella de 1a cual la cosa est hecha): corresponde a la cosa que ha de darse 0 el hecho que ha de ejecutarse 0 no ejecutarse, en la que consiste la obli- gacidn. 2. Causa formal (aquella que hace que una cosa sea lo que es): consiste en su propia forma, es decir, seran divisibles e indi- visibles, de objeto singular 0 de objeto miltiple, solidarias, etc. 3. Causa eficiente (aquella que produce la cosa): son las fuentes de la obligaciones, es decir, la ley, el contrato, el cuasicontrato, el delito y el cuasidelito. Segin algunos, puede también agregarse como fuente de las obligaciones la declaracién unilateral de voluntad. 4. Causa final (aquella para lo cual la cosa fue hecha). En ella podemos distinguir en- tre causa final préxima, que es la presta- cién contraria, y causa final remota, que corresponde a la causa del contrato. 2. SOBRE LOS CONTRATOS Segdn el articulo 1438, contrato 0 conven- cién es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Podemos también referirnos a él como un acto juridico bilateral, generador de obliga- ciones 0 bien, como el acuerdo de voluntades de dos o mas personas destinado a crear obli- gaciones. Contrato es por lo tanto, mas que nada, un acuerdo de voluntades entre dos o mas partes. Este acuerdo es el centro de gravedad del con- trato y supone que a través de este ambos con- tratantes han satisfecho sus expectativas y, por tanto, est4n dispuestos a someterse a su fuerza obligatoria compulsiva. Por esta raz6n, el contrato es la fuente més importante de las obligaciones, y su fuerza ha Negado a tal, que algunos tratadistas modernos han Iegado a sostener que las fuentes de las obligaciones y de los derechos personales son _ exclusivamente dos: el contrato y la ley. NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS 899 Por otro lado, podemos observar que el Cédigo asimila los conceptos de contrato y convencién. Sin embargo, la doctrina ha esti- mado que entre ambos conceptos existe una relacién de género a especie, siendo el género la convencién y la especie el contrato. Desde esta perspectiva, entendemos entonces al con- trato como una convencién generadora de de- rechos y obligaciones. Al igual que en el caso de las obligaciones, podemos aplicar a los contratos las cuatro causas del existir, pues estos son también, seres ideales 0 de razén. De esta manera pode- mos sostener que en todo contrato existen cua- tro causas: 1, Causa material: son las estipulaciones del contrato. Con més propiedad, las palabras de que se valen las partes para construir la obligacin. 2. Causa formal: En este caso debemos dis- tinguir entre causa formal accidental y causa formal esencial. La primera es la forma de prestar el consentimiento en las distintas especies de contratos, que sera la entrega © tradicién de la cosa en los con- tratos reales, el cumplimiento de las solem- nidades en los contratos solemnes y la for- ma de prestar el consentimiento segin las normas del Cédigo de Comercio en los contratos consensuales, en defecto de la forma estipulada por el oferente en uso de Ja autonomia de la voluntad, La segunda es el orden que las partes dan a las estipula- ciones del contrato; orden que conduce al fin que estas se proponen. 3. Causa eficiente: la voluntad de las partes. 4. Causa final: la causa que ha movido a las partes a contratar, y que mueve por lo tanto a la causa eficiente, al mismpo tiempo que constituye el fin para el cual se celebra el contrato. Analizando estas cuatro causas del exist y aplicdndolas a los elementos de los actos j Tidicos (recordemos que el contrato es un acto juridico), podemos concluir que la voluntad corresponde a 1a causa eficiente, la causa a la causa final y el objeto a la causa material y a la causa formal esencial. Por ttimo, las solem- nidades en los contratos solemnes, la entrega 0 tradicién en los contratos reales y la forma de prestar el consentimiento eh los consensuales, constituyen la causa formal accidental. 900 REVISTA CHILENA DE DERECHO Para terminar, y como sefialébamos en el capitulo anterior, el contrato es la causa efi- ciente de las obligaciones, es decir el contrato es el que produce y da origen a la obligacién De esta manera, sin contrato no hay obli- gacién. 3. SOBRE LOS MODOS DE EXTINGUIR Sefialamos en la introduccién que toda obligacién nace para ser cumplida, pues a am- bas partes interesa la materializacién de la misma. Ahora bien, para que pueda ponérsele fin a la obligacién es necesario que el deudor haga operar un medio idéneo, tutelado por el ordenamiento jurfdico, capaz de producir el término de la relacién jurfdica Hamada obliga- cién. Este medio id6neo es lo que conocemos como modo de extinguir. ‘Como también sostuvimos, se entiende por modo de extinguir todo hecho 0 acto juridico mediante el cual la obligacién deja de produ- cir efectos juridicos, liberando al deudor y ex- tinguiendo el derecho del acreedor para exigir a prestacién debida, incluso contra la volun- tad del deudor. De este concepto es posible deducir que todo modo de extinguir debe tener un funda- mento jurfdico que reconozca en el hecho o acto, una aptitud para producir el efecto ex- tintivo, y que siempre encuentra su causa en la obligacién a la que accede, extinguiéndola. Dentro de los modos de extinguir, enten- ‘diendo por tales los enumerados en el articulo 1567, y considerando que la dacién en pago, no es un modo de extinguir, sino una modali- dad del pago, podemos distinguir dos grandes grupos: el pago y los demas modos de extin- guir. Esta distincién se realiza porque el pago 0 soluci6n, consagrado en el ndmero 1 del ar- ticulo 1567, equivale al cumplimiento de la obligacién tal como ella existe desde su naci- miento, cosa que no ocurre en los demas casos, ‘en los que la obligacién no se cumple como fue contrafda o establecida. El pago es, por lo tanto, la prestacién de lo que se debe. Dentro del segundo gran grupo es posible establecer también algunas diferencias. Exis- ten, por ejemplo, modos de extinguir las obli- gaciones que satisfacen el crédito de alguna forma, como la transaccin y otros que no lo satisfacen, como la prescripcién extintiva. También es posible distinguir entre los modos [Vol. 25 voluntarios, es decir, aquellos que operan con la voluntad de las partes y los no voluntarios, como la compensacién legal. Dentro de esta breve clasificacién ubi mos a la resciliacién, como un modo de extin- guir voluntario, que no satisface el crédito en forma alguna. Tomando en cuenta los elementos anterio- res podriamos decir que la resciliacién es una convencién, esto es, un acto juridico bilateral que extingue las obligaciones. 4. SOBRE EL PRINCIPIO DE LA AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD Antes de centrarnos en el tema especifi- co de nuestra tesis, creo necesario referirme al principio de la autonomfa de la voluntad 0 au- tonomfa privada, pues la resciliacién es, como lo veremos, consecuencia directa de la aplica- cién del mismo. Al reconocer el Derecho a la voluntad como jurfdicamente relevante para hacer nacer las obligaciones, le reconoce tam- bién eficacia para extinguirlas. Este principio, que puede sintetizarse en el viejo aforismo juridico “en derecho privado puede hacerse todo lo que la ley no prohibe”, es un principio de Derecho Publico, pero para ser aplicado al derecho privado. Esta visién di- fiere de la postura més clisica que ubica al principio de la autonomfa privada dentro del Ambito exclusivo del derecho privado. La doctrina que sostenemos, tiene su apo- yo en la Constitucién Politica de la Repiblica, especfficamente en las garantias constituciona- les, contenidas en el articulo 19 que constitu- yen el Orden Publico Econémico. Estas normas consagran: 1) El derecho de todas las personas a desa- rrollar cualquier actividad econémica que no sea contraria a la moral, al orden puiblico o a la segurida nacional, respetando las normas lega- les que las regulen. Sefiala también este ntimero, que el Estado y sus organismos podran desarrollar activida- des empresariales © participar en ellas, slo si una ley de quérum calificado los autoriza. En ese caso, esas actividades estaran sometidas a la ke lacién comin aplicable a los particula- res, sin perjuicio de las excepciones que por motivos justificados establezca la ley, la que también deberé ser de quérum calificado (ar- ticulo 19 N° 21). 1998] 2) El derecho a la no discriminacién arbi- traria en el trato que deben dar el Estado y sus organismos en materia econémica (articulo 19 N° 22). 3) La libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes, excepto aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres 0 que deban pertenecer a la Nacién toda y la ley lo declare asf (artfculo 19 N° 23). 4) El derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales © incorporales (articulo 19 N° 24). 5) La seguridad de que los preceptos lega- les que por mandato de la Constitucién regulen © complementen las garantfas constituciona- les, 0 que las limiten en los casos que ella lo autoriza, no podrdn afectar los derechos en su imponer condiciones, tributos 0 re- quisitos que impidan su libre ejercicio (articu- lo 19 N° 26). Sin embargo, es el artfculo 19 N° 21 el que més nos interesa en este respecto. En él la Constitucién juega dos roles fundamentales. Por una parte, consagra el principio de la au- tonomfa de la voluntad, fijéndole su amplitud con entera precisién y, por otra, clarifica el concepto mismo de derecho piiblico, pues que- da claro que el Estado puede actuar tanto den- tro del derecho publico como del derecho pri- vado, cumpliéndose los requisitos que la misma Constituci6n establece. Por otra parte, realza el cardcter de princi- pio de derecho piblico de la autonomfa de la voluntad, el que todas las garantfas constitu- cionales a que nos hemos referido no son mas que la expresién de los principios consagrados en el capitulo primero de la Constitucién y especificamente en los articulos primero y quinto, que consagran el principio de subsidia- riedad de Estado, asf como la limitacién que las garantias constitucionales ejercen respecto de la soberanfa. Creo importante detenerme un momento y referirme a los conceptos de derecho piiblico y orden ptblico. El primero es el conjunto de normas jurfdicas que rigen las relaciones de los particulares con el Estado, cuando este ac- téa como tal. El segundo es la organizacién considerada como necesaria para el buen fun- cionamiento de la sociedad. Si bien la mayorfa de las normas de Dere- cho Piblico son también de orden ptiblico, como lo son todas las de la Constitucién, exis- ten también normas de orden pablico en el 4m- NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS 901 bito de derecho privado, como son los modos de extinguir las obligaciones 0 de adquirir el dominio en el Cédigo Civil. Al analizar el contenido de este principio, es importante recordar que la teorfa de la auto- nomfa de la voluntad descansa en dos soportes fundamentales: la libertad y la voluntad y, por lo tanto, hace al hombre “Arbitro de sf mismo y de lo suyo, de forma que puede hacer todo lo que no esté prohibido'” de esta manera, “con tal que se respeten el orden piblico y las bue- nas costumbres, la voluntad individual, ade- més de ser soberana en el ambito de las rela- ciones humanas, lo es también con respecto al ordenamiento jurfdico?.” Bajo estos supuestos, y como consecuen- cia de la apli de este principio, el hom- bre es libre de obligarse 0 no; y si lo hace, es por su propia voluntad. El mismo cédigo reco- noce en varias disposiciones esta voluntad del hombre como capacitada para dar nacimiento a las obligaciones A modo de ejemplo podemos citar: - Articulo 1437: “Las obligaciones nacen ya del concurso real de las voluntades de dos © mas personas, como en los contratos 0 convenciones...”. — Articulo 1445 N° 2: “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaracién de voluntad es necesario: N° 2 que con- sienta en dicho acto o declaracién y su consentimiento no adolezca de vi ~ Articulo 1386: “La donacién entre vivos es un acto por el cual una persona transfiere gratuita ¢ irrevocablemente una parte de sus bienes a otra persona, que la acepta - Articulo 2284: “Las obligaciones que se contraen sin convencién nacen o de la ley, 0 del hecho voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan enella. Si el hecho de que nacen es Iicito, constitu- yen un cuasicontrato. Si el hecho es ilicito, y cometido con in- tencién de dafiar, constituye un delito. Si el hecho es culpable, pero cometido sin la intencién de dafar, constituye un cuasidelito. (...)” ' STOLFI, Guiseppe, “Teorfa del Negocio Juri- dico”, p. XXIII; citado por Vial del Rio Victor, Teo- ria General det acto juridico, p. 52. 2 Ibid. 902 REVISTA CHILENA DE DERECHO Junto a estas disposiciones, podemos citar también el articulo 1545. Este precepto, al se- fialar que todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y que sélo pue- de invalidarse por el consentimiento mutuo ‘© por causas legales, consagra la libertad con- tractual. Al respecto, podemos sefialar que los franceses limitan el sentido de la autonomfa de la voluntad a la libertad contractual, hacién- dola una sola cosa Sin embargo, para nuestro derecho la libertad contractual es como lo ve- remos a continuacién, sélo un elemento més dentro de la autonomfa privada, aunque obvia- mente de vital importancia. Por otra parte, y siguiendo con la idea an- terior, el hombre podra renunciar por su sola voluntad a un derecho establecido en su be- neficio, con tal que mire al interés particular del renunciante y la ley no lo prohiba, como lo sefiala el articulo 12 de nuestro Cédigo Civil, y podra igualmente determinar el contenido de los actos jurfdicos que celebre. En relacién con este ultimo punto sefiala Stolfi: “Consciente el legislador de su impo- tencia para constrefir a las partes a realizar aquello que no quieran realizar, declara que renuncia en principio a expresar su voluntad 0 mandato en cuanto al contenido del acto, al reconocer que cada uno es libre de someterse a las condiciones que quiera, ya que obligdndose empefia en primer lugar su persona y en se- gundo caso sus bienes; y esto exige que el mismo sea drbitro de decidir no solamente si ha de vincularse, sino acerca de cémo ha de hacerlo”. Por tiltimo, como consecuencia de que las partes son libres para decidir si celebrar un acto o no y de determinar su contenido, el ar- ticulo 1560 sefiala que en materia de interpre- tacién, conocida claramente la intencién de los contratantes, deberd estarse mas a ella que a lo literal de las palabras. Para terminar esta resefia acerca del princi- pio de la Autonomfa de la Voluntad, es impor- tante sefialar que este principio no es absoluto. Por esta raz6n, reconoce ciertos limites que buscan llevar a la prictica el principio que sos- tiene que el limite del ejercicio del derecho propio es el derecho ajeno. De esta manera son limitaciones a la autonomfa de la voluntad: el orden piblico y las buenas costumbres; la Teorfa de la Imprevisién; el abuso del derecho ylaley. Podernos también sefialar que, en nuestro concepto, hacen excepcidn a la autonomfa pri- [Vol. 25 vada, y dentro de ella especificamente a la li- bertad contractual, los contratos dirigidos. Es- tos son aquellos en que interviene el Estado, afin de evitar que una de las partes se apro- veche de la inferioridad 0 debilidad de la otra, © bien de la desigualdad de condiciones en que contrataron, ya sea por diferencias econé- micas, sociales 0 aun sicolégicas. Esto sucede, por ejemplo, en el contrato de trabajo. Estos contratos admiten por razones de bien comin, ¢ imponen numerosas normas de orden piiblico. No hay que confundir esta institucién con la de los contratos de adhesién, aquellos en que una de las partes, aunque sea un parti- cular, redacta las cléusulas del contrato y la ‘otra s6lo puede adherirse 0 no hacerlo, segin sea su voluntad. En estos contratos, como lo es el contrato de pasaje, no hay intervencién estatal, Tiene importancia el determinar si el con- trato es o no de adhesién, por la norma del articulo 1566, la cual sefiala, en relacién con la interpretaci6n de los contratos, que las cléusu- las ambiguas que hayan sido extendidas 0 dic- tadas por alguna de las partes, sea acreedora 0 deudora, se interpretardn contra ella, siempre que la ambigiedad provenga de la falta de una explicacién que haya debido darse por ella. 5. SOBRE LA NULIDAD Conviene, por tiltimo, detenernos y anali- zar brevemente la nocién de nulidad. Sabemos que esta es una sancidn que la ley establece para los actos 0 contratos, en que se ha omitido algtin requisito establecido por ella para la validez del mismo, en consideracién a la naturaleza del acto 0 a la calidad 0 estado de las partes, La nulidad es, por tanto, una ficcién en virtud de la cual se retrotraen los efectos del acto que se declara nulo, al momento an- terior a la celebracién del contrato. De este modo el acto desaparece y con él los dere- chos y obligaciones que de él emanaban, con- siderdndose, entonces, que el acto nunca se ce- lebré y, por lo tanto, nunca nacié a la vida del derecho. ‘Cabe en este momento hacernos dos pre- guntas respecto de la nulidad. ;Puede esta aplicarse a toda clase de actos? {Qué obliga- ciones se extinguen por la nulidad? Respecto de la primera pregunta podemos sefialar que la nulidad se puede aplicar a toda 1998] clase de actos, sean estos unilterales o bilatera- les, sea que creen, modifiquen, o extingan de- rechos u obligaciones. Respecto de la segunda, la respuesta es més restringida Sélo pueden extinguirse por la nulidad las obligaciones que emanan de los contratos y de los actos juri- dicos unilaterales, es decir, las que nacen del consentimiento de los contratantes, 0 bien de la voluntad del autor Al respecto conviene recordar el articulo 10 de nuestro Cédigo Ci- vil, el cual sefiala que los actos que la ley prohfbe son nulos y de ningiin valor; salvo en cuanto designe expresamente otro efecto que el de la nulidad para el caso de su contra- vencién. Cuando se trata de otras fuentes, el hombre s6lo ejecuta un hecho voluntario, al que la ley asigna determinados efectos, entre los cuales est4 el de dar origen a ciertas obligaciones, principalmente la de indemnizar los perjuicios que cause el hecho doloso 0 culposo. Al res- pecto, Alessandri Besa sefiala: “es cierto que la declaracién de nulidad s6lo extingue, hace desaparecer o} jones, pero esta es s6lo una consecuencia de la invalidacién del contrato de donde provienen”3. A mayor abundamiento, debemos recordar que la nulidad es una sancién por la omisién de un requisito, al que la ley castiga con ella, y s6lo se puede omitir un requisito, cuando son las personas las que voluntariamente celebran el acto, buscando producir un determinado efecto juridico. Es importante determinar, ahora, dénde actia la nulidad; qué es, por tanto, lo que esta deja sin efecto. Al respecto Alessandri Besa sostiene, y compartimos su postura, que la nu- lidad se dirige a la fuente misma de la obli- gacién‘, es decir, a la fuente de la que ella emana; a su causa eficiente. Asi, y como con- secuencia de lo dicho anteriormente, dejando sin efecto la fuente de donde emana la obliga- cién, quedaré esta también sin efecto. De esta manera la nulidad mas que un modo de extinguir las obligaciones, como lo sefiala el articulo 1567 en su ntimero octavo, s un modo de invalidar los contratos y los demés actos juridicos. } ALESSANDRI BESA Arturo, La Nulidad y escicién en el Derecho Civil Chileno, p. 22. Ibid., p. 15. NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS 903 il NATURALEZA JURIDICA DE LA RESCILIACION 1. SOBRE LOS ELEMENTOS DE LA RESCILIACION Y SU ANALISIS. Nos referiremos ahora especificamente a laresciliacién, que como ya habfamos sefiala- do se encuentra consagrada en el articulo 1567 inciso primero y en el articulo 1545 del Cédi- go Civil. El primero de ellos sefiala textual- mente; “Toda obligacién puede extinguitse por una convencién en que las partes interesa- das, siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula.” El segundo por su parte dice: “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede invalidarse sino por su consentimiento mu- tuo 0 por causas legales.” Analicemos el texto de ambos articulos El primero de ellos se encuentra ubicado en el titulo XIV del Cédigo Civil, que trata de los modos de extinguir las obligaciones y que los enumera. En su inciso primero, como ya se ha sefialado, se refiere al mutuo disenso, como una convencién capaz de extinguir las obliga- ciones A través de esta disposicién podemos establecer cuales son los requisitos que el mis- mo legislador exije para que esta convencién ‘opere como tal, y produzca, consecuencial- mente, los efectos que analizaremos. Primero, la resciliacién es una convencién y requiere por lo tanto del consentimiento de la partes, esto es su mutuo acuerdo. Segundo, este acuerdo debe provenir de las partes inte- resadas, que son precisamente acreedor y deu- dor, 0 bien de aquellos que les subroguen a cualquier titulo. Tercero, deben estas partes ser plenamente capaces. Este requisito, que es un requisito general de validez de los actos juridi- cos, leva como consecuencia directa que las partes deben poder disponer libremente de lo suyo, como se sefiala en el articulo 1567. Este requisito se exige por otra parte, porque la res- ciliacién envuelve siempre una enajena- cidn, pues supone, a lo menos, la disposicién de derechos personales de los resciliantes. 904 REVISTA CHILENA DE DERECHO Por tltimo, el artfculo sefiala que la partes deben consentir “en darla por nula”. En este punto nos detendremos un poco més, pues nuestra apreciacién respecto de lo que esta ex- presién significa difiere fundamentalmente de la opinién doctrinario mayoritaria. Se ha sostenido por algunos que la expre- sidn utilizada por el cédigo, en este articulo, es del todo desafortunada, pues la obligacién que se quiere extinguir por la resciliacién, no ado- leceré necesariamente de vicio alguno de nu- lidad. De esta manera, al ser el acto perfecta- mente valido y serio también la obligacién y los efectos que de ella emanan, antes de la aplicacién del disenso, quedan estos firmes. En nuestro concepto, la expresién del cédi- go es, por el contrario, del todo correcta, pues lo que esta quiere significar no es precisamen- te que la obligacién deba adolecer de un vicio de nulidad para aplicar este modo de extinguir, sino por el contrario, est4 facultando a las par- tes para convenir en “dar por nula” una obliga- cién que no adolece de vicio alguno de nulidad 0 que, adoleciendo de él, no ha sido declarada nula y es, por tanto, anulable. Debemos recordar que las obligaciones son nulas una vez que ha operado respecto de ellas la declaracién judicial de nulidad y mientras esta no se declare, la obligacién es perfecta- mente valida, produce todos sus efectos, pero est4 eventualmente sujeta a ser declarada nula, mientras no se valide por la ratificacién o el paso del tiempo 0, exclusivamente, por este Ultimo, segin se trate de nulidad relativa 0 ab- soluta. De esta manera, podemos decir que el ar- ticulo 1567 en su inciso primero, permite a las partes aprovecharse de los efectos de la nuli- dad por su consentimiento mutuo, es por lo tanto una concesién que la ley efectéa a las partes para que finjan nula la obligacién y apliquen en consecuencia las normas de los ar- ticulos 1687 y siguientes. La opinién mayoritaria de la doctrina ha entendido que “dar por nula” equivaldria a de- “es nula” y sin duda si el cédigo asf lo hubiere estimado la disposicién habria usado esa expresin y no otra. Por otro lado, hay quienes han sostenido que el cédigo debié de- cir “dejar sin efecto”, pero esta critica tampoco la compartimos, pues el objeto de la rescila- cién es dejar sin efecto la obligacién, esto es extinguirla, pero aplicdndole los efectos pro- pios de la nulidad; efectos que sin duda son muy particulares. [Vol. 25 Analizados los elementos que constituyen la resciliacin y siguiendo la letra del articulo 1567, podemos coneluir que el mutuo disenso €, por tanto, un modo de extinguir las obliga- ciones, por el cual las partes cumpliendo los demas requisitos legales, extinguen las obliga- ciones pendientes que no adolecen de un vicio de nulidad, 0 que, adoleciendo de él, no han sido declaradas como tal, y aun las obligacio- nes cumplidas, como lo expondremos més ade- ante, aplicando los efectos de la nulidad por el mutuo consentimiento, 2. SOBRE LAS OBLIGACIONES QUE SE EXTINGUEN POR EL MUTUO DISCENSO Hemos concluido que mediante la resci- liacién se aplican los efectos de la nulidad, por el mutuo acuerdo de las partes. Hemos sostenido también que 1a nulidad sedirige a la fuente y que, consecuencial- mente, deja sin efecto las obligaciones que de ella emanan. Entonces, qué clase de obliga- ciones se extinguen por la resciliacién? La res- puesta es muy sencilla. S6lo podran resciliarse las obligaciones de naturaleza contractual. Es decir, s6lo podrdn resciliarse los contratos y, como ya lo dijimos, resciliado el contrato que- dardn consecuencialmente sin efecto las obli- gaciones que de él emanan. ‘A nuestro juicio, esta conclusién es co- rrecta pues la resciliacién aplicada a las otras fuentes envuelve siempre una renuncia de un derecho o bien una transaccién. Pongamos un ejemplo: Si una persona es atropellada por un automévil, tendré esta de- recho a exigir una indemnizacién al victima- rio y este, por su parte, tendré la obligacin de indeminzarla. Sin embargo, si bien nada impi- de que entre la victima y el autor acuerden dejar sin efecto la obligacién de indemnizar, la institucién que opera en este caso para dejar sin efecto la obligaci6n, no es precisamente la resciliacién, sino como ya lo habfamos dicho constituird una renuncia del derecho de la vic- tima a exigir la indemnizacién y que sera licita siempre que se realice en los términos del ar- ticulo 12 del Cédigo Civil o bien constituird una remisi6n, institucién que opera en raz6n del mismo articulo. A este respecto, no debemos olvidar que la letra del articulo 1567 sefiala que toda obliga- cidn puede extinguirse por el mutuo consenti- miento de las partes y obviamente las obliga- 1998) ciones de naturaleza distinta a la contractual no han emanado del consentimiento mutuo y, por esta raz6n, mal podrdn invalidarse por él. Igual cosa sostiene el artfculo 1545 cuando se- fiala que “todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede invalidarse sino por el consentimiento mutuo 0 por causas legales”, Por otra parte seria absurdo sostener que cabe la resciliacién en los actos juridicos uni- laterales, pues en ellos por la sola voluntad de la parte que le dio origen, pueden quedar sin efecto. Respecto de los actos juridicos bilatera- les que no sean contratos, es Iégico que pueda operar la resciliacién de la misma manera que opera la nulidad, siempre, obviamente, que concurran a ella las mismas partes que dieron origen al acto; de cualquier manera, como de estos actos juridicos bilaterales que no son contratos no emanan obligaciones, mal podria operar la resciliacién como modo de extin- guirlas. Siguiendo esta linea de razonamiento, es l6gico sostener que toda resciliacién deberd set celebrada, por las partes, con las mismas solemnidades y requisitos del contrato que buscan dejar sin efecto, a través de la aplica- cién del mutuo disenso. No olvidemos que en derecho las cosas se deshacen del mismo modo como se hacen. Delimitado el campo de aplicacién a las obligaciones de naturaleza contractual, es ne- cesario sefialar que por excepcién, la rescilia- cidn no es aplicable al matrimonio, a pesar de ser un contrato, pues el divorcio vincular por mutuo disenso no est4 sancionado legalmente en Chile. Cabe recordar que el matrimonio, al igual que la sociedad, es un contrato de efec- tos permanentes, en otras palabras, tanto el matrimonio como la sociedad son contratos que dan origen a una institucién, sin embargo, los efectos del matrimonio a diferencia de los de la sociedad, son perpetuos, en raz6n del de- recho natural. Por ello, la nulidad del matrimo- nio en el derecho canénico importa inexis- tencia. Respecto de este tema es también, impor- tante sefialar, que si bien la rescilacién opera respecto de los contratos, su aplicaci6n al igual que la nulidad se ve restringida en aquellos, tespecto de los cuales, opera la terminacién y no la resolucién, como es el caso del arrenda- miento. En ellos el efecto retroactive no tiene cabida, pues en este tipo de contratos las obli- gaciones y derechos van naciendo y extin- NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS, 905 guiédose a lo largo del tiempo, pues operan de tracto sucesivo. Es indiscutible que toda vez que se omite un requisito de validez en un contrato de tracto sucesivo, ese contrato es anulable sin importar su especial naturaleza, quedando las partes amparadas en sus derechos por las restitucio- nes mutuas. Por esta misma razén, corno la resciliacién no es otra cosa que la atribucién voluntaria de los efectos de la nulidad al con- trato que se quiere invalidar, tiene que operar en esta clase de actos (contratos de tracto su- cesivo) de la misma manera en que opera la nulidad. 3 SOBRE LA CONCORDANCIA DE LAS NORMAS DE LOS ARTICULOS 1545 Y 15671 Demos un paso més adelante y concorde- mos las disposiciones de los articulos 1545 y 1567 inciso primero. El primero sefiala textualmente. “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede invalidarse sino por su consentimiento mu- tuo 0 por causas legales.”” El segundo, en su inciso primero reza: “Todo obligacién puede extinguirse por una convencién en que las partes interesa- das, pudiendo disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula (...).” Para comenzar, es importante sefialar que la convencién por la que las partes dan por nula la obligacién, a que se refiere la disposi- cién 1567, esté en directa concordancia con la del 1545, en orden a que el contrato legalmen- te celebrado puede invalidarse por el consen- timiento mutuo. Ya habjamos sefialado que al invalidarse el contrato, lo que en este caso ocurriré por el consentimiento mutuo, con- secuencialmente, se invalidan las obligaciones que de él emanan, produciéndose entonces el efecto consagrado en la norma del articulo 1567. Analicemos ahora el texto del articulo 1545, ya transcrito. Para comenzar, dejemos en claro el sentido en que esta norma, utiliza ef término invalidar. Este concepto es desde todo punto de vista 906 REVISTA CHILENA DE DERECHO asimilable a la nulidad. Por esta razén, cuando el cédigo dice invalidar, dice por tanto anular No debemos olvidar que el Cédigo muchas ve- ces utiliza palabras en un sentido genérico, 0 bien utiliza distintos conceptos con igual sig- nificado. A modo de ejemplo, observemos el sentido que el c6digo da a la palabra tradici6n. Respecto de ella, el cédigo la entiende in- distintamente como entrega material 0 como transferencia del dominio. Lo mismo ocurre con la palabra invalidar, la ley la utiliza como sin6nimo de anular, para referirse por igual a la nulidad absoluta y rela- tiva. A&f el articulo 1469 sefiala precisamente: “Los actos 0 contratos a los que la ley declara inv4lidos, no dejaran de serlo por las cléusulas que en ellos se introduzcan y en que se renun- cie a la accién de nulidad.” Como un segundo aspecto, despejemos elalcance de la expresién “legalmente cele- brado”. La primera duda que surge al respecto es si el sentido de esta expresién es asimilable al de “Validamente celebrado”. Aunque a prime- ra vista pueda parecer que sf lo es y que, por tanto, legalmente celebrado significarfa que el contrato est4 perfectamente ajustado a la ley, en relaci6n a los principios que esta prescribe para los contratos de su especie, no es asf. Por el contrario, contrato legalmente celebrado quiere decir contrato con apariencia de perfec- tamente ajustado a la ley y que tiene, por tanto, la imagen externa de verdadero y valido, aun cuando contenga vicios que puedan acarrear su nulidad o aun carezca de un requisito de existencia, como la falta de causa, que haga invalidar el contrato, que en realidad nunca Hegé a existir, como puede ocurrir en el caso de la simulacién absoluta. Por esta misma raz6n el articulo 1545 se- fala que el contrato legalmente celebrado pue- de invalidarse, ya sea por el consentimiento de las partes, ya sea por causas legales. De esta forma el contrato legalmente celebrado es per- fecto a los ojos de la ley, hasta la declaracién de nulidad o hasta que se constate la inexis- tenci: Ahora bien, la disposicién antes citada sefiala que el contrato puede invalidarse por el consentimiento mutuo o por causas legales. La primera forma de invalidar se refirere entonces a la resciliacién. En virtud de esta disposicién las partes podrén invalidar el con- trato a través de una convencién en la cual, cumpliendo con los requisitos legales, consien- [Vol. 25 ten en dar por nulo el contrato, extinguiendo de esta manera las obligaciones que de él ema- nan, por consecuencia. La segunda forma de invalidar hace re- ferencia a la ley, y dentro de estas “causales legales” se encuentran la nulidad y demas causales de invalidez, como por ejemplo la condicién suspensiva fallida. De esta manera, es posible concluir que la ley autoriza a las partes para invalidar o anular el contrato y las obligaciones que de él ema- nen por el consentimiento mutuo, aplicando los efectos de la nulidad, al mismo tiempo que permite alegar la nulidad como una causal le- gal para dejar sin efecto el contrato, en las si- tuaciones que la ley establezca. 4. SOBRE LA RESCILIACION Y EL EFECTO RETROACTIVO Hemos sefialado, por una parte, que la ley permite a los contratantes aplicar al contrato de mutuo acuerdo, los efectos de la nulidad. Hemos dicho por otro lado que la nulidad se caracteriza por operar con efecto retroactivo Conjugando ambos puntos surge inmediata- mente una duda: {pueden las partes de mutuo acuerdo valerse del efecto retroactivo que la ley le reconoce a la nulidad? La gran mayorfa de la doctrina ha respon- dido a esta pregunta en forma negativa, argu- mentando que el mutuo disenso opera hacia el futuro, a diferencia de la nulidad y que por tanto cualquier intencién de desaparecer los efectos ya producidos, significara inevitable- mente una nueva convencién entre las partes. Nuestra respuesta es, por el contrario, afir- mativa. Creemos que es perfectamente vilido y licito a las partes aprovecharse del efecto retroactivo propio de la nulidad. Es la misma ley quien las autoriza para aplicar dichos efec- tos, por lo cual, creemos que serfa una grave arbitrariedad pretender restringir a las partes en su legitimo derecho de valerse de su consentimiento, para invalidar un contrato, se- giin lo dispone el articulo 1545. Sin embargo, estimamos que en esta misma Ifnea de razona- miento es preciso establecer ciertas limitacio- nes al derecho de las partes antes analizado. La primera de ellas es que si bien el acuer- . do de las partes puede tener efecto retroactivo, pues impedirlo serfa una restriccién abitraria al principio de la autonomfa de la voluntad, este . se encuentra limitado en su aplicacién respecto 1998] de los terceros. De esta manera, es posible sos- tener que la resciliacién, si bien opera con efecto retroactivo, no da accién reivindicatoria respecto de los terceros. Esta limitacién se ve corroborada por el articulo 1689, que sefiala que la nulidad judicialmente declarada da ac- cién reivindicatoria en contra de los terceros Poseedores, salvas las excepciones legales. Al ser la resciliacién una declaracién de la nuli- dad por mutuo acuerdo y no una declaracién judicial, no da accién reivindicatoria contra terceros poseedores. Por otro lado, confirma esta postura el efecto relative propio de todo contrato. Estos Pproducen, como es sabido, efecto entre las partes que lo celebran, sus herederos 0 cesio- narios, también conocidos como terceros re- lativos, en forma casi exclusiva. S6lo por ex- cepci6n, los efectos de los contratos recaen en los terceros abolutos, como ocurre tanto en la estipulacién en favor de un tercero, como en la promesa del hecho ajeno, instituciones en las cuales los terceros absolutos, al aceptar en el primer caso, y al ratificar en el segundo, susti- tuyen 0 reemplazan al estipulante o promiten- te, pasando a ser parte en el contrato. De esta manera, al ser la resciliacién un contrato, s6lo producird efectos entre quienes la celebren, quedando los terceros a salvo, sin ser afectados en modo alguno en sus derechos. mt APLICACION DE LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS Hasta este punto del andlisis la discrepan- cia con la postura tradicional se limita a la apreciacién de la frase “darla por nula” y las consecuencias que de ello emanan; pero pode- mos avanzar atin mas. Si decimos que la resciliaci6n es aplicable exclusivamente a los contratos {nos estamos refiriendo a los contratos pendientes o también a los cumplidos total o parcialmente? Para contestar a esta pregunta debemos comenzar sefialando que a nadie cabe duda de que la res- ciliacién puede aplicarse a los contratos pen- dientes, en los que légicamente las obligacio- nes también lo estén. Es la propia letra del 1567 la que consagra el mutuo disenso como modo de extinguir las obligaciones. En este caso, a diferencia de lo que sucede en los contratos cumplidos total o parcialmen- NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS 907 te, y tomando como ejemplo un contrato de compraventa, si las partes acuerdan resciliarla, la dejaran sin efecto, y consecuencialmente de- jaran sin efecto las obligaciones de dar la cosa y pagar el precio, extinguiédolas. De esta ma- nera, todo se retrotraer4 al momento anterior a la celebracién del contrato, y podremos con propiedad sefialar que las obligaciones se han extinguido por el mutuo disenso, Al respecto Alessandri Besa sefiala: “‘cuan- do el acto 0 contrato no se ha cumplido, es decir si las partes atin no han dado ejecucién a las prestaciones que les imponia, la nulidad declarada sélo tiene el efecto de extinguir sus derechos y obligaciones a que dio origen. La nulidad judicialmente declarada es, por tanto, un verdadero medio de extinguir las obligacio- nes, si bien ese efecto que se produce es indi- recto, porque lo que en realidad se destruye es el acto mismo, o sea la fuente de donde ellas nacen, pero es obvio que al desaparecer la fuente también desaparecen las obligaciones. Al anularse el acto 0 contrato que no se ha cumplido, las obligaciones que engendra dejan de ser exigibles, desaparecen con efecto retro- activo, consideréndose como si jamés hubieren existido™”, Ahora bien, si damos un paso mas y nos referimos a los contratos cumplidos total o parcialmente, la respuesta, lejos de ser unifor- me, es muy controvertida, pues la mayoria de la doctrina se ha opuesto a esta figura. El primer argumento que se da para no aceptar la resciliacién en los contratos cumpli- dos, es que si las obligaciones se encuentran extinguidas no serfa posible aplicar, respecto de ella, un segundo modo de extinguir, lo que a primera vista resulta muy l6gico. Obviamente, si se ha celebrado, por ejem- plo, un contrato de compraventa de un bien mueble, y el contrato se ha cumplido, las obli- gaciones de las partes, en este caso dar la cosa y pagar el precio, se han cumplido por el pago y como consecuencia, se han extingido. Por esta raz6n, resultarfa un absurdo pretender ex- tinguirlas nuevamente por la resciliacién u otro modo consagrado por la ley. Pero si mos rigurosos en la lectura del cédigo, y apli- camos los criterios que hemos ido desaro- Hando a lo largo de este trabajo, la réplica se vuelve muy simple. Lo que se rescilia no son 5 ALESSANDRI BESA, Arturo, op. cit., pp. 1083 y 1084, 908 REVISTA CHILENA DE DERECHO las obligaciones que como bien se ha sostenido ya estén extinguidas, sino el contrato, es decir, ‘su causa eficiente. De esta manera, al inva- lidarse el contrato por el consentimiento mu- tuo, como expresamente lo permite el articulo 1545, se invalidardén con él las obligaciones, pues el efecto que las partes pretenden es vol- ver al estado anterior a la celebracién, con el Ifmite que ya hemos sefialado respecto de los terceros. De esta manera quedaré resciliado el con- trato. Invalidandose igualmente quedaran sin efecto las obligaciones como consecuencia de aquello pero, al mismo tiempo, no habré ope- rado respecto de ellas un segundo modo de ex- tinguir. La duda que surge es qué sucede con el pago que con anterioridad a la resciliacin habfa extinguido las obligaciones del contrato de compraventa. La respuesta es sencilla. El Pago es por su naturaleza accesorio. Como to- do modo de extinguir, requiere de una obli- gacién a la cual acceder y, entonces, sf la ‘obligacién a la qué el pago ha accedido es in- validada; el pago que las partes han efectuado es ineficaz, pues carece de causa, carece de obligacién que le sirva de fundamento. La otra critica que se hace a esta postura supone que la resciliacién de los contratos cumplidos, en la mayoria de los casos, se ma- terializa en un simple contrato al revés. Si se sostiene que la resciliacién supone s6lo un contrato al revés y se rescilia, para usar el mismo ejemplo, la compraventa a la que nos habfamos referido, ocurriré necesaria- mente que la parte que pagé el precio, se obli- gard a entregar la cosa objeto de la compraven- ta que se quiere resciliar y la parte que entregé la cosa se obligard a pagar el precio que con anterioridad recibié del comprador; quedando asf sin efecto el primer contrato. Sin embargo, estimamos que ello no es asf. La resciliacién, lejos de ser un contrato al revés es una conven- cién absolutamente distinta, en ella las partes no se comprometen a realizar las prestaciones del contrato que quieren resciliar en un sentido contrario, sino se comprometen a exigirse las prestaciones mutuas, segin los articulos 1687 y siguientes, es decir segtin las normas de la nulidad. Se podria también argumentar a este res- pecto, que las partes no podrfan establecer como objeto de su contrato, la realizacién de las prestaciones mutuas segun las normas de la nulidad, pues esta es una sancién establecida [Vol. 25 por la ley, para la omisién de un requisito esta- blecido por ella para la validez de los actos en consideracién a su misma especie 0 naturaleza 0 a la calidad 0 estado de las partes. Sin em- bargo, esta critica es desmentida por la propia ley, pues es ella la que permite a las partes celebrar dicha convencién y establecer, por lo tanto, su contenido, fingiendo la nulidad. Por otra parte, se podria sostener que no es licito entender la resciliacién como un modo de extinguir y un contrato a la vez. Sin embar- g0, esta figura no es extrafia a nuestra legis! cién y la encontramos a rafz de la novacién. Esta es, por una parte, un modo de extinguir, consagrado expresamente en el articulo 1567 N° 2, pero, al mismo fiempo, es un contrato que contendré nuevas obligaciones para las partes. La confirmacién de lo dicho anterior- mente la encontramos en el articulo 1630 que sefiala textualmente: “Para que sea valida la novacién es necesa- rio que tanto la obligacién primitiva como el contrato de novacién sean validos, a lo menos naturalmente.” ‘A mayor abundamiento y como ya lo ha- bfamos sefialado, nuestro cédigo reconoce la libertad contractual y como en derecho las co- sas se deshacen como se hacen, {ctial podria ser el argumento que Ilevara a limitar la volun- tad de las partes en este aspecto? La posibilidad de resciliar los contratos cumplidos, valiéndose de la ficcién que el ar- ticulo 1567 autoriza valerse a las partes, es re- conocida explicitamente en el artfculo 728, re- ferido a la tradicién de los bienes inmuebles, el cual sefiala que la inscripcién, modo de hacer la tradici6n en los bienes rafces, puede quedar sin efecto por la voluntad de las partes. En efecto, el citado articulo reza: “Para que cese la posesiGn inscrita, es ne- cesario que la inscripcién se cancele, sea por la voluntad de las partes, 0 por una nueva inscripcién en que el poseedor ins- crito transfiere su derecho a otro, 0 por de- creto judicial. Mientras subsista la inscripcién, el que se apodera de la cosa a que se refiere el titulo inscrito no adquiere posesién de ella ni pone fin a la posesién existente.” Es evidente que, en este caso, para que quede sin efecto la tradicién por la voluntad de las partes, estas han tenido que resciliar el con- 1998] trato o titulo, pues este es la causa, antecedente y motor de la tradicién. Lo anterior no es mas que una consecuen- cia de que la tradicién es un contrato acce- sorio, en palabras de la doctrina nacional, un contrato dependiente, puesto que no puede subsistir sin el tftulo. Una tradicién sin titulo careceria antes que todo de objeto, como ya lo sefialamos de causa e incluso no tendrfa partes, ni podriamos conocer cual habria de ser su for- ‘ma; ya que es el contrato el que precisa el ob- jeto de la tradicién y determina, por lo tanto, la forma de la misma. En suma, no es que el articulo anterior- mente transcrito consagre expresamente la resciliacién para la tradici sino por el con- trario, nos aclara que resciliado el titulo tras- laticio de dominio de un bien raiz, no puede subsistir la tradicin, en manera alguna, pero como la inscripcién ya se ha efectuado, sera necesario cancelarla. Por iltimo, para cerrar este capitulo, qui- siéramos recalcar que aun cuando el efecto de la resciliacién, entre las partes, aparezca a sim- ple vista como injusto respecto de una de elas, esto no es asf. Al ser esta un contrato, requiere del consentimieno de las partes, por esta raz6n, al resciliar, ellas conocen y aceptan el resulta- do de la aplicacién de las prestaciones mutuas; que como hemos sefialado, es el objeto propio de la resciliacién. Iv ANALISIS DE LA HISTORIA LEGISLATIVA DEL ARTICULO 1567 A lo largo de la historia legislativa del Cé- digo Civil, el articulo 1567 ha sufrido altera- ciones importantes. Creo que ademés de un evidente interés histérico, el andlisis de estas antiguas redacciones, de la norma en estudio, pueden ayudar a afianzar los argumentos que hemos venido sosteniendo hasta el momento. En el proyecto inédito, cuya fecha es des- conocida, la redaccién del articuiol567 era casi idéntica a la actual. El articulo correspondiente sefialaba: “Toda obligacién puede extinguirse por una convencién en que las partes interesa- das, siendo capaces de disponer libremente de Jo suyo, consientan en darla por nula”. No ocurre lo mismo con los. posteriores proyectos de cédigo. Asi por ejemplo, el pro- — yecto de 1841 a 1845 disponfa: NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS 909 “.. Las obligaciones producidas por los contratos consensuales se extinguen tam- bién, mientras no se han llevado a efecto por el distracto, 0 consentimiento contra- rio que revoca en todas sus partes al pri- mero. El efecto de la condicién resolutoria queda expresado en el articulo 13 i 14 Titulo 3, i de la prescripcién se trataré separada- mente en otro titulo, El distracto no nece- sita de mds explicacién” (art. 1 inc. 2 y 3, Titulo XII). Por su parte, los proyectos siguientes, fechados respectivamente en 1846-47 y 1853 contenfan las siguientes disposiciones Todas las obligaciones pueden modificarse © extinguirse por una convencién contra- ria: en el primer caso habré novacién, en el segundo remisién” (art, 108 inciso 2, Titulo XIV). “Todas las obligaciones pueden modificar- Se 0 extinguirse por una convencién poste- rior: en el primer caso habré novacién, en el segundo remisin” (art. 1749 inc. 3, Ti- tulo XV). EI andlisis de estas normas deja entrever varias diferencias con el actual artfculo 1567. En primer lugar, los articulos transcritos limitan el efecto del mutuo disenso, ya sea res- tringiendo su aplicacién a los contratos con- sensuales, como en el caso del proyecto de 1841-1845, o bien dandole el caracter de con- trato al revés, en los demds casos. Como ya lo hemos analizado, la rescilia- cién entendida bajo la actual redaccién del Cédigo Civil es aplicable, salvo en el caso del matrimonio, a todos los contratos y tiene una naturaleza especialisima, que la distingue sus- tancialmente de un contrato en sentido in- verso. Esta postura, que hemos sostenido a lo lar- go de estas notas, sustenténdola en diversos argumentos, ya expuestos, encuentra en este andlisis de la historia legislativa de la norma del 1567 un nuevo fundamento. EI proyecto inédito de Bello entendié a la resciliacion tal cual hoy lo es, En los otros proyectos le dio el cardcter de contrato al re- vés, limitando de esta manera sus efectos. Sin embargo, en el. definitivo, Bello opt6 por la f6rmula que consta en el proyecto inédito, casi idéntica a la actual. 910 Por esta razén, creemos que es dificil du- dar de la naturaleza especialfsima que el autor institucin, pues ‘como aparece en la historia de esta norma, el legislador reflexioné en torno a ella, dandole a lo largo del tiempo distintos caracteres, pero Hegando finalmente al que conocemos hoy: una convenci6n, en virtud de la cual las partes pueden aplicar los efectos de la nulidad por el consentimiento mutuo, obligdndose entre ellos a realizar las prestaciones mutuas, propias de la nulidad. v CONCLUSION Hemos Ilegado a concluir que la rescilia- ci6n 0 mutuo disenso es aplicable a los contra- tos y dentro de ellos es también aplicable a los contratos cumplidos. Quisiera en este capitulo referirme a la gran utilidad que esta conclusién reviste en la practica. Recordemos para comenzar el concepto que hemos dado acerca de la resciliacién. Es esta una forma de invalidar los contratos y consecuencialmente las obligaciones que de estos emanan, mediante una convencién en que las partes interesadas consienten en dar ala obligacién por nula. Habfamos sefialado también que la expresién “dar por nula” per- mitfa a las partes aplicar por su mutuo acuerdo los efectos de la nulidad respecto de contratos que en sf mismos no adolecen de vicio alguno, © respecto de contratos que adoleciendo de al- giin vicio, no han sido declarados nulos; raz6n por la cual producen todos sus efectos, es de- cir, son simplemente anulables. Respecto del segundo caso, es decir el de los contratos resciliados, es necesario aclarar que si bien la resciliacién, como lo veremos a continuacién, puede operar existiendo cual- quier vicio de nulidad, sea relativa 0 absoluta, la légica indica que serd util en el caso de la segunda. El motivo para sostener esto es que la nulidad relativa puede ratificarse, por lo tanto si las partes quisieran dejar sin efecto el vicio, bastard con que lo ratifiquen. Comencemos por los primeros; aquellos que no adolecen de vicio alguno de nulidad y para ello pongamos un ejemplo. Se ha celebrado entre dos partes una com- praventa. Una de las partes ha dado el bien, y la otra ha pagado por él el precio acordado. El REVISTA CHILENA DE DERECHO [Vol. 25 * contrato esté perfecto y cumplido por el pago Sin embargo, las partes deciden dejarlo sin efecto. Como no podran pedir la declaracién judicial de nulidad, pues la compraventa no adolece de vicio alguno, aparece a primera vista que su tt soluci6n seria celebrar una nueva compraventa en sentido inverso. De este modo, cumplidas por el pago las obligaciones que emanan del nuevo contrato, recuperard el vendedor su bien mueble y recuperaré por su parte el comprador su dinero. Sin embargo, segtin lo hemos visto, existe para las partes una forma distinta de dejar sin efecto la compraventa. Esta forma es resci- lidndola. Si bien el resultado final en este caso ca- rece, aparentemente, de importancia practica, cosa que no ocurre en los casos que analizare- mos a continuacién, el principio tedrico es muy distinto. Si las partes celebran una nueva compraventa en sentido inverso, para dejar sin efecto la primera, habran celebrado dos contra- tos que existen como tales, pues por la celebra- cién del segundo no deja de existir el primer contrato en cuanto tal; situacién que se agrava si reflexionamos acerca de que los dos contra- tos podrfan adolecer de vicios diversos, 0 uno tenerlos y el otro no, pudiendo frustrarse el efecto de deshacer por este medio (el contrato inverso) el contrato celebrado con anteriori- dad. Por el contrario, si la partes rescilian la compraventa, esta se invalidara y por medio de la ficcién de la nulidad se entenderd que jamas existié. Por medio de las restituciones mutuas, las partes volverdn al estado anterior a la ce- lebracién del contrato, recuperando asf el vendedor el bien mueble, y el comprador su dinero. Es decir, se ha satisfecho la justicia conmutativa, por lo cual, lo que se devuelven las partes se mira como equivalente. Distinto es el caso de un contrato perfecta- mente valido, cumplido s6lo en parte. Supon- gamos la misma compraventa anterior, aunque esta vez las partes han acordado que la entrega sera realizada inmediatamente después de ce- lebrado el contrato, pero el precio deberd ser enterado dentro del plazo de un mes. El vende- dor entrega el bien y pendiente el plazo para pagar el precio, las partes, al igual que en el caso anterior, deciden dejar sin efecto el con- trato Nuevamente, no podran las partes pedir la declaracién judical de nulidad y, lo que es atin més complejo, no podrdn celebrar la com- praventa en sentido contrario Si asi fuese, el comprador (ahora vendedor) devolverfa el bien 1998] que recibi6, pero el vendedor (ahora compra- dor) que nada ha recibido por la primera com- praventa, tendrfa que desenvolsar una suma de dinero que no le ha sido entregada, y lo que es peor atin, no recibirfa ninguna prestacién por el tiempo en que el actual vendedor us6 y goz6 de la cosa. Por lo tanto, lejos de ser un contra- to a la inversa, serfa un acto sin sentido, més Precisamente sin causa. En la misma hipétesis, podrfan celebrar un contrato distinto, como por ejemplo, una dona- cién en la que el anterior comprador fuere donante y el anterior vendedor, donatario. Pero como bien sabemos, la donacién tiene reglas especiales, que harfan que el efecto buscado por las partes no se lograse. Recordemos que las donaciones deben pagar un impuesto esta- blecido por la ley, y que ademés requieren de insinuaci6n y, si esta falta, sin perjuicio de la nulidad, pueden verse vulnerados los Ifmites autorizados para las mismas, Ifmites que se es- tablecen para proteger las asignaciones for- zosas. De esta manera, la nica solucién que que- da a las partes, pendiente el plazo, es resciliar la compraventa. Estas aplicardn, segiin lo dis- pone el Cédigo Civil, la nulidad por consenti- miento mutuo, por lo cual el comprador deberd restituir al vendedor el bien, y este no tendrd, en relacién al comprador, obligacién alguna Las partes podran, entonces, obtener el efecto buscado sin esperar el advenimiento del plazo y de forma muy sencilla, pues el vendedor que nada recibié nada tendré que reembolsar, y si el comprador efectué mejoras, se atenderé a su buena o mala fe, siendo lo mas probable que se encuentre de buena fe -aunque la hipstesis contraria no es imposible, pues podria confesar su mala fe en el contrato ini para reem- bolsarle las mismas. Esta situacién tampoco significaré un enriquecimiento sin causa, pues las partes consintieron en el contrato; razén por la cual aceptaron voluntariamente sus efec- tos. Por lo demas, habfamos dicho que por la Tes i6n se aplican los efectos de la nulidad por el consentimiento mutuo, y en ella tampo- co se considera ninguna restitucién en razén del uso. Analicemos ahora un caso distinto y su- pongamos un contrato cumplido que adolece de un vicio de nulidad-y es, por lo tanto, anu- lable. Veamos un ejemplo. Se ha celebrado una compraventa por dos personas capaces, una de las cuales es una mu- Jer casada en sociedad conyugal. El objeto de! NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS. 911 contrato recae sobre un bien propio de la mu- jer, de aquellos respecto de los cuales ella debe requerir la voluntad de su marido, a fin de que este celebre el acto en ejercicio de su calidad de administrador de la sociedad conyugal. En raz6n de haber actuado por sf misma, el con- trato celebrado adolece de nulidad absoluta, en virtud del articulo 1754 del Cédigo Civil. Sin embargo, las obligaciones que de é1 han ema- nado se han cumplido por el pago. Comencemos por despejar varios aspectos Primero, sabemos que este contrato, a pe- sar de adolecer de un vicio de nulidad absolu- ta, produce y seguiré produciendo todos sus efectos hasta que se declare la nulidad judicial- mente. Segundo, recordemos que la nulidad abso- luta, segéin lo sefiala el articulo 1683, puede y debe ser declarada por el juez de oficio, cuan- do aparece de manifiesto en el acto 0 contrato, a su vez, puede alegarse por todo el que tenga un interés actual en ella, y puede pedirse, por tiltimo, por el Ministerio Pablico en interés de la moral o de la ley. Tercero, el mismo articulo 1683 sefiala que no puede pedir la nulidad quien ha ejecutado el acto 0 celebrado el contrato, sabiendo o de- biendo saber del vicio que lo invalidaba. Cuarto, la nulidad absoluta no puede ser saneada por la ratificacién de las partes, ni por un lapso que no pase de diez afios. Supongamos que, luego de cumplirse el contrato, las partes se percatan del vicio que lo afecta y deciden ponerle fin, para celebrarlo posteriormente, en la forma debida. Lo primero que deciden hacer es pedir la declaracién de nulidad, sin embargo, se per- catan de que no estén facultados para hacerlo, pues caen dentro de la excepcién del articulo 1683, ya que ellas debieron conocer el vicio que invalidaba el acto. Por otro lado, esta nuli- dad tampoco sera declarada por el juez de ofi- cio, ni por el Ministerio Péblico, porque, por regla general, no tendran conocimiento de ella. Recordemos que la actuacién de ambos supone que el vicio sea el fundamento de la accién deducida en juicio. De esta manera, lo tnico que queda a las partes es esperar que el acto se sanee en los diez afios que exige el cédigo, estando expuestas durante todo este tiempo a que cualquiera, que tenga interés en la nulidad del acto, pida la nulidad dejando sin efecto el contrato, lo que, obviamente, resulta ser un ab- 912 surdo, puesto que en el hecho, el bien objeto del contrato viciado por nulidad absoluta que- darfa fuera del comercio, pues nadie aceptaria comprarlo, por el solo hecho de estudiar sus titulos. Otra eventual forma de dar solucién al pro- blema es celebrar nuevamente la compraventa, cumpliendo en este caso con los requisitos que Ia ley exige. Sin embargo, no podrin hacerlo, pues aun cuando el contrato esté viciado, este produce todos sus efectos mientras no se de- clare la nulidad judicialmente, de manera que si el comprador vuelve a adquirir el bien esta- rfa comprando cosa propia y esta segin el ar- ticulo 1816 no vale “La compra de cosa propi no vale: el comprador tendré derecho a que se le restituya lo que hubiere dado por ella. Otra posibilidad serfa celebrar el contrato al revés, En esta el antiguo comprador vende- rfa el bien rafz a la mujer, y ella adquiriéndolo, podria a su vez vendérselo, esta vez cumplien- do los requisitos legales. Aunque a primera vista esta solucién no parece producir proble- ‘ma alguno, en realidad no es asi. El contrato viciado sigue vigente, existe y dentro de los diez afios que se requieren para el saneamiento del vicio, un tercero que tenga interés en él podria pedir la nulidad. Anulada la compra- venta, el bien volveria al patrimonio de la mu- jer y el tercero podria embargarlo, raz6n por la cual las partes, lejos de solucionar un proble- ma, habrian creado uno nuevo. Por otra parte si la mujer compra nueva- mente el bien raiz, al ser este un contrato one- roso, celebrado durante la vigencia de la socie- dad conyugal, el bien entrarfa al haber social, por lo cual lo perderfa como bien propio. Vista la situacién que he planteado es facil comprobar que la nica forma que las partes tienen para dar solucién al caso planteado es resciliéndolo. En virtud de esta convencién las partes aplicarén a la compraventa los efectos de la nulidad. La dardn por nula. De esta ma- nera, se invalidard el contrato de compraventa y aplicando el efecto retroactivo propio de la nulidad, se retrotraerdn los efectos al momento anterior a la celebracién del contrato La mujer recuperaré su bien, el comprador su dinero, pues el contrato anterior se reputaré no haber existido jams, De esta forma, la mujer queda- 14 en condiciones de actuar conforme a la ley. Lo mismo ocurrirfa, por ejemplo, en el caso de una donacién sin insinuacién. Respecto de esta solucién podrian también plantearse ciertas objeciones. La primera y REVISTA CHILENA DE DERECHO [Vol. 25 més grave serfa sefialar que no es licito a las partes declarar la nulidad, por mutuo acuerdo, cuando Ja misma ley les prohibe pedirla en ra- z6n del articulo 1683. Sin embargo y a titulo de réplica, es necesario recordar que la ley es- tablece esta limitacién buscando proteger a la parte que eventualmente pudo ser objeto de una supuesta maquinacién por la parte contra- ria Por esta raz6n, no permite a quien debié conocer 0 conocié el vicio que invalidaba el acto o contrato solicitar la nulidad. Sin embargo, no puede olvidarse que esta excepcién a la ficcién de conocimiento de la ley, consagrada en el articulo 8 del Cédigo Civil (recordemos que esta no es una presun- cién), constituye una limitacién para la parte que pide la declaracién de nulidad absoluta, pero nada impide que la otra partes renuncie a alegar el impedimento, reconociendo que el actor no tuvo, ni debfo tener conocimiento, del vicio que invalidaba el contrato, Considerando que esta oposicién es muy valida, no es posible desconocer que el caso que he planteado contiene ribetes muy diferen- tes. En él ambas partes estén de acuerdo en de- jar sin efecto el contrato, por lo cual los efec- tos de la nulidad no perjudicarfan a una de las partes, favoreciendo a la otra arbitrariamente. Por el contrario, la resciliacién exige el mutuo acuerdo de las partes para valerse de Ja nulidad, Por esta raz6n, y al ser la misma ley la que faculta a las partes para, de comin acuerdo, valerse de ella, podemos concluir que la resciliaci6n es una salida que la ley entrega a las partes en los casos antes analizados. Recordemos por tiltimo, que las normas relativas a la nulidad buscan poner fin a una acto viciado, sane4ndolo o bien dejandolo sin efecto, por lo cual serfa ilégico que la ley atara de manos a las partes en estos casos. Por otro lado, sabemos que uno de los principios que informa nuestro cédigo es el de la seguridad jurfdica y me resulta diffcil imaginar una situa- ciGn de mayor inseguridad jurfdica que la que hemos analizado. De esta manera, no permitir a rescilicién en los contratos cumplidos, espe- cialmente en los casos analizados, seria contra- decir fuertemente el espiritu y texto de nuestra legislacion. BIBLIOGRAFIA 1. ABELLUK M, RENE. Las obligaciones. Ediar, 1983, Santiago, Chile. 1998] 2. ABELIUK M, RENE. Las obligaciones y sus principales fuentes. Ediar, 1931, Santiago, Chile. 3. ALESSANDRI R., ARTURO. Curso de Dere- cho Civil. V. 4, Editorial Nascimento, Santiago, Chile. 4, ALESSANDRI B., ARTURO. La Nulidad y la Resciliacién Derecho Civil Chileno. Im- prenta Universitaria. Santiago, Chile. 5. CLARO SOLAR, LUIS. Explicaciones de De- recho Civil y Comparado. Editorial Juridica de Chile, Santiago, Chile NAUDON: LA RESCILIACION EN LOS CONTRATOS CUMPLIDOS, 10. 913 . CLARO SOLAR, LUIS. Derecho Civil. Edito- rial Nascimento, Santiago, Chile. FUEYO L., FERNANDO. Cumplimiento ¢ in- cumplimiento de las obligaciones, Edit. Juri- dica }. LECAROS Z., RAUL. Teorfa del Acto Juridico (apuntes de clases). 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