Los ie
de la
antropologia
Darwit,
Morgan y Tylor
LOSFUNDAMENTOS
USING
CIENCIAS DELHOMBREEn la presente seleccién ol lector se encontrar’
con textos de Charles Darwin, Lewis Henry Mor
, tomados do las obras qi
mo tiempo, la culminacién
XIX, Como se
comprenden un tema tinico ni se refieren aun wis.
mo objeto; hasta se podrla pensar que correspon-
den a diferentes reas del saber cientifico y no,
‘como pretendemos aqu nica disciplina: la
antropologia. ,Cémo justiticar, entonoes, esta he-
, metodaldgico y tedrico. Pero, en
damental, estos oriterios no han resultada de e)
minar solamente ta literatura especifica produ
estas disciplinas, En efecto, ain hoy,
situar a ta entropologia dentro del campo de
‘antropotogla sigue siendo, para jos an
pélogos de nuestros dias, ta tarea més di
‘cuantas puede fijartes su programa de estudic
jemplo, En una obra contempors
ia Enciclopedia Internaci
‘en uno de los varios
gico puede ser caracterizado como unde problemas interrelacionados, a saber:
glas y dite
Entre grupos étnicos humanos. Este ha si-
problema central s6lo en ta antropologia
¥. or lanto, sirve para distinguiria de las otras
las sociales." "
lerto que éste ha sido un problema central
ntropologla, y que le es Io suficientemento
Propio y @xclusivo como para distinguirla de las
olras clenclas sociales. Pero, a nuestra modo de
‘08, problemas y métodos a través
antropologia ha alcanzado su desarrollo.
lencla,
esta definicién se limita a reducir el
lela antropologia a la comparacion entre
0° Sinicos, es decir, a Identificar la antropolo-
{a etnologla. SI bien pensamos que esta
reduccionismo semejante,
Por otro lado, no es dif
‘etiniclones de estg tipo, que tratan de
sn orcaments @l contenido tematico proplo de
* antropologia, mies dus tesuelven ol problema
la lingdistica y
os pregunta-
{2 antropologia tisica."* Entonces,
Joseph Greerterg en ane
la International Encyc ‘lopedia of the al Sone
leet ot the Soil Se
eg Meeuiian Companyand the Frere Se
2 Winlek, Charts, Diccion
‘Airos, Troquel, 1960, pag, 9,
44e antropotegie, Buenos
0
m0s, Ecudl es 1a unidad de ta
'a suma de los conocimientos a
aigueologos, Ios "“antropdlogos o
silistas y los “antropélogos: tisic
mos a pensar un esquema tan pobre desde el
Punto de vista tedrico, Pero igual que en el ejem-
plo anterior, debemos reconocer que el punto d
vista de fa divisién por espe
mitacion cuidadosa de tronteras ha teri
enorme
de la definicién de la antropologia.
Estas, y otras cuestiones igualmente validas, se
in continuamente dentro del campo de los
estudios antropolégicos, y se remontan a los or
genes de pologia. Asi, desde la segunda
mitad del siglo XIX, cuando los primeros antropd-
logos intentaron sistematizar el conocimiento “‘an-
tropolégico” acumulado, dotando de un cardcter
ico a su disciplina, esta ciencia, la més joven
dentro del campo de las llamadas “ciencias del
hombre", se encontré presa de multiples y varia-
das querellas —tanto conceptuales como termino-
légicas— en tomo al alcance y signiticacién de
sus estudios y a la validez clentifica de sus con-
clusiones. Se puede aducir, para explicar esta si-
tuaclon, la inmadurez y juventud de esta discipli-
Na; pero esta afirmacién es demasiado genérica,
Lo que nos interesa, en realidad, no es tomar parte
en esta polémica, sino acercarnos a una compren-
sién de las determinaciones historicas que han
Conducido al estado actual de la cuestidn.
Teniendo presente este objetivo, los textos se-
leccionados deberén leerse no sélo atendiendo a
su contenido temético propio, sino procurando
mantenerlos en el contexto histérico en que {ue-
fon producidos, Ahora bien, aun cuando el objetivo
de la antologia y de la presente introduccién sean
Claros, sigue pendiente la pregunta: 2Por qué nos
remitimos a la segunda mitad del siglo XIX? O
bien, aceptado que el objetivo de este trabajo seaTastrear los orlgenes de la antropologia desde el
momento en que comienza a ser concebida cien.
ticamente y deja ars la etapa del moro registro
cadtico de datos més 0 menos pintorescos scores
de la condicién humana, zpor qué razones situa,
el primer momento de dad de la antropo-
logia en ese perlodo?
Por qué no remontarnos més atrés en ta cultura
Gccidental y tratar de ubicar antocedentes de la
anlropologla en los grandes sabios de la antiglc.
flad 0 en los més prominentes representantes. do
!as sucesivas corrientes filosdficas? Este enecacra
Podrla ser valido, por cuanto la rellexién acer
de la condicién humana ha formado parle de a
Gullura occidental desde sus albores, y, al {in y
fy Cabo. si Nos guiamos por el sentido amplio de
{2 palabra antropologia, derivado do su otimologia,
Su objeto no seria otro qua el ecuane noe
del hombre en cuanto ser genérico,
Sin embargo, como veremos en soguida, Para
Gus haya antropologia no es suficiente una’refle.
xi6n filosdtica acerca del hombre en cuanto ser
genérico, La antropologia, desde luego, no reche
7a {sta reflexién, pero se propone elaboraria a
Partir de la aplicacién de un método y ura tearka
cleniificos al estudio de las diterentes formas es.
Peciticas que asume la existen
En cste sentido, como bien lo sefiala Claude
rauss, el més importante y controvertide on,
{2 los antropélogos contempordneos, las primers
indleaciones practicas a propésito de la posibilt
dad Y necesidad de esta perspectiva clenilia so
remontan al Discurso sobre el origen y los funda,
{Rentos de Ja desigualded entre los hombres, de
Juan Jacobo Rousseau,
En un pérrato tevelador, Rousseau escribe: “4a
Cuesta concebir que en un siglo en que se blase.
Conocimientos no haya un
fe mil escudos de su pa-
lue diez afios de su vida
ido para eslv-
2er un viaje alrededor del muni :
aio cao sempre y ite, 80
fos hombres y las costum I
ora end pobada do aciones dois ve ao
conecemas Tos nombres iy nos arevemos a uz
at al génaro humanolImaginemos un Montes
fuieu, @ un Butfon, aun Diderot, a un O'Alem et,
2am Condilac 0 a ots hombres do sa tala vi
riotas,
do para instruir a sus compal
7 aesrbindo, como slo els saben ace
Turqul, Eapl, Barberi, ol imperio de Merwe
cos, Guinea, ol pas de Ios cates, init de
Africa y sus costas orientales, las Mal bares,
Mongolia, las iberas del Ganges, los tino
Pag la China, la
iam, de Pagii y de Java, a
See 4060 ueg, ena aro hamist,
México, Pera, Cie as Weras de Magalanes,
‘alos Patagones, verdadero ,
cumin, Paraguay y 31 tose pei Bs
7 la Flori
te las islas del Caribe, das a
raglongsaavaje; of Vioje més importante avo p
da hacerse y que se deer Tovar a cabo con
mejores cuidados posibles. Supongamos quo €:>=
Hercules, de
mora, esrbn gol storia nla,
olltica de lo que hayan visto; surgirla de r
mma un muhdo nuevo para nosotros y apr®
mos do esta manera a conocer el nuestro.
Las indicaciones de Rousseau son pai
to vaosas porque planten problemas funda
tales, como el dota dversidad del hombre dento
de su unidad genérica, 0 el de la necesidad
conocer esta diversidad para poder compronder la
propa ondcln, Pero més Important para nues
én y desc
ioe hembras Uo foe distintos pueblos eo haga
través de una mirada cientl
"noluga’ an Reva Ef otro, Unesco, 1962 ps.
la otnloaie’, on‘odo tipo} Europa contaba con
de conocimientos @ imp
del exotismo y las pecul
Pueblos no europeos. Los viajes transatlanticos, asi
como @l descubrimiento, conquista y colonizacién
de pueblos de regiones remotas y por mucho tien
po inexploradas de! planeta, hablan constituido,
desde el siglo XV, una parte importante del proce:
*° Por el que pasaben los paises més adelantados
te Europa occidental: la transicién del teudalismo
al capitalismo,
Europa occidental hacia los lugares més apar.
lados del planeta, hizo que la civilizacién
dental tomara un contacto directo con ottas civi-
lWzaciones que, no obstante el notable progrese
muchos aspectos de su organiza
'y politica, se encontraban retrasadas, des:
C! Punto de vista econémico, con respecto a os
palses que, de una u otra manera, reconocian +
el régimen de produ
En primer lugar, el surgimiento de! capitatismo