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St CAPITULO DIECISEIS -XADEN- —No ves lo que pas6? ;Lo que hizo Xaden? —Aetos le pregunta a Sorrengail mientras entra en panico, tal ycomo el soldado de infanteria que deberia de haber sido, mientras insinua que cambié el resultado de la Trilla, Si reaccionara de alguna manera cada vez que alguien arrastra mi nombre en una pila de mierda, nunca tendria tiempo de hacer nada. Casi no me ofende, pero guardo sus palabras para considerarlas mejor mas adelante y prosigo. Como Sgaeyl ama recordarme, los dragones no se preocupan por las opiniones de las ovejas... o de la mayoria de los hu- manos. Pero los dedos de Actos se clavan en uno de los hombros del uniforme de Sorrengail, justo arriba del vendaje donde el arma de ese pene-flacido que Tairn inciner6, la lastimé y una rabia inexplicable bombea por mis venas como pequeiios pedazos de hielo que cortan todo a su paso, Subo mis barreras mentales justo como lo hago cada vez que cualquiera, sobre todo un lector de recuerdos, esta cerca de mi. —Por favor, dime qué es lo que crees que hice, —Doy un paso hacia la luz de la luna que ilumina la mayor parte del campo de vuelo y corto el flujo de poder que surge de Sgaeyl, permitiendo que las sombras de la noche caigan de vuelta en sus lugares para que el imbécil me pueda ver con claridad. —Manipulaste la Trilla. —Aetos quita sus manos de los hombros de Sorrengail y decido que no se las cortaré. Por ahora. 2En serio? ,De entre todas las reglas que he roto, «esa» es la que escoge? nN Casi me rio, pero entonces el idiota se coloca entre Sorrengail y yo, como si Violencia realmente necesitara proteccién. Si la hubiera visto alld afuera como lo hice yo, dejaria de estarla rondando como si fuera su nifera, —Dain, eso es... —Sorrengail da un paso para salir de su espalda. —¢Esa es una acusacién oficial? —Dioses, por favor denme una razon para moler a golpes a este engrefdo, amante-del-Cédigo, aunque sea solo una vez. —Tan solo es irritante. Ten un poco de autocontrol —me regaiia Sgaeyl, como si su afecto por la dragoncita dorada no hubiera sido lo que nos puso en esta estupida situaci6n. Mantengo la mirada fija en Aetos, lejos de los grandes ojos avellana de Sorrengail y de los rasguiios que arruinan su piel. Definitivamente no dejo que mi atencién se pierda entre sus curvas pronunciadas.,. Carajo, ella es una distraccién. Una que no me puedo permitir y, sin embargo, es una distraccién a la que me han encadenado por el resto de mi maldita vida. Y en lugar de mirarme con la ferocidad de ese fuego del que no puedo, maldita sea, mantenerme lejos, es miedo lo que hace que sus ojos se vean més Ambar que azul bajo la luz de la luna. Miedo por... :Aetos? Algo desagradable se retuerce en mi estomago. —Interferiste? —interroga Aetos, su voz quejumbrosa comienza a hacerse aguda. —Qué si hice qué? —Enarco una ceja, dejando que todo mi desprecio por su petulancia se refleje en mi mirada. Ese enano odioso casi logra asesinarla alla afuera, gy él se preocupa por el protocolo? —¢Que si la vi rodeada y herida? ;Que si pensé que su valor era tan ad- mirable como asquerosamente imprudente? —Cometo el error, el error monumental, de mirarla y el control que con tanta disciplina he mante- nido sobre mitemple empieza a deshacerse. Pudo haber muerto en ese lugar. Casi lo hace. Justo en frente de mi. —Y lo haria de nuevo —Levanta su frente, llena de terquedad, hacia mi. —Me queda claro, carajo —Mierda. Ahi van las ltimas moronas de mi autocontrol—. :Que si la vi enfrentarse a tres cadetes mas grandes que ella? —Entrecierro los ojos al mirar a Aetos—. Porque la respuesta a todo eso es si. Pero estas haciendo la pregunta equivocada, Aetos. Lo que deberias estar preguntando es si Sgaeyl lo vio también. —No me acabas de arrastrar a este desastre. —Te recuerdo que tu fuiste quien empezé, :desde cudndo te ponen sensible las dragoncitas? Y no es que la dragona dorada no sea tierna, pero dejar 12 que eso te enternezca es peligroso por aqui; puede hacer que te maten. Por eso es exactamente que Sorrengail es tan letal para mi. ‘Aetos desvia la mirada, nervioso, tal y como deberia estar. —Su pareja le dijo —susurra Sorrengail. Me imagino que por fin se enteré del vinculo de pareja entre Tairn y Sgaeyl. —Desde cudnto te ponen sensible las mujeres humanas? —me confronta Sgaeyl. —Estoy enojado, eso no significa que me importe —la corrijo. —Mi dragona nunca ha sido fan de los bullies —confirmo—, pero no lo confundas con un acto de cortesia hacia ti. Le tiene mucho afecto a la dragoncita. Desafortunadamente, Tairn te eligié, —Mierda —murmura Aetos, finalmente entendiendo lo que esta pa- sando. —Exactamente eso dije yo. —Niego con la cabeza mirando al lider de pelotén—. Sorrengail es la ultima persona del continente ala que hubiera querido atarme. Asi que esto no es algo que hice yo. —Por un segundo en ese campo de batalla, mi actitud hacia Violencia cambié de quizds-la- mate-quizas-no a debo-protegerla-cueste-lo-que-cueste. Y noes porque sea brillante, o hermosa o tan irritablemente capaz de desgajar mi preciado autocontrol, porque ella es, por completo, cada una de esas cosas. No. No escogi nada de esto. Tairn tom6 la eleccién en mi lugar. —Y, aunque lo hubiera hecho. —Irrumpo en el espacio personal de Aetos, y, se lo reconozco, no retrocede cuando me cierno sobre él—. ¢En serio lanzarias esa acusacién sabiendo que fue lo que salvé a la mujer ala que llamas tu mejor amiga? En algin momento, Sorrengail va a tener que reconocer que el ulti- mo afio en el cuadrante ha cambiado a su amiguito para convertirlo en alguien que ella realmente no conoce. Aetos no-dice nada y de esa forma se incrimina mucho mis de lo que yo podria siquiera intentar; su silencio es jodidamente delicioso. —Hay... reglas —tartamudea, dindolo todo en un intento por soste- ner mi mirada, aunque soy bastante mas alto que él. ;Decide ser valiente ahora?, bien por él, supongo. —Y, por curiosidad, ,te hubieras, digamos, saltado esas reglas para salvar a tu adorada Violet en ese campo? —Su nombre se siente extrafio en mi boca, mucho més suave que el apodo que le di. —Esto es cruel, incluso para ti—observa Sgaeyl con un dejo de diversién. —Es desafortunado que salga lastimada, pero va a tener que ser mucho més dura si planea sobrevivir en nuestra alianza, y no podemos, de ninguna mane- va, mantener a Aetos cerca de nosotros. 13 —Ah, zentonces no vamos a hablar de cémo ya estabas en marcha cuando Tairn aterrizé? —replica— 3No discutiremos el hecho de que, si él no hubiera legado, ahora mismo serias culpable de lo que te acusa el hijo del coronel? —Me movi instintivamente para proteger... —No nos avergoncemos mutuamente dejdndote terminar esa idea. Mierda, odio cuando hace eso. Es el tinico ser en todo el continente con una lengua mis afilada que la mia. Bueno. Violencia podria, quizas, darle una buena batalla por ese puesto. Carajo. Aetos «todavia» no ha hablado. —Es injusto que le preguntes eso, —Sorrengail avanza hacia mi, po- niéndose junto a Aetos mientras el sonido ritmico de las alas de los dra- gones Ilena el ambiente. Supongo que eso significa que el Empireo llegé a una decisién respecto a su vinculo con ambos dragones. —Te ordeno que me respondas, lider de pelotén. —Fijo mi mirada en la de Aetos. Vamos. Muéstrale tu verdadera cara. El traga saliva de una forma tan pomposamente audible que hasta yo puedo oirlo y cierra los ojos con fuerza. —No. No lo hubiera hecho. Suelto un resoplido Ileno de burla, Maldito cobarde amante de las reglas. No merece ni respirar el mismo aire que Violencia. Ella tiene la mitad de su tamaiio y es mil veces mas valiente. Qué relacién tan despro- porcionada. No existe una regla en esta escuela dejada de la mano de los dioses que no romperia con tal de salwar la vida de Bodhi, la de Garrick 0 la de Liam... y ahora, la de ella. Dain se voltea para enfrentar a Sorrengail, pero hasta yo puedo ver que el dafio ya esta hecho. Parece como si alguien acabara de hacer trizas su libro favorito. Mierda. ;Qué es este peso incémodo que de pronto descansa en mis pulmones? ¢Es...? No. No puede ser culpa. No recuerdo cuando fue la ultima vez que'me senti culpable por... bueno... por nada que no haya tenido que ver con uno de los marcados. —Me hubiera matado ver que algo te pasara, Vi, pero las reglas... —gime Aetos. —Estd bien —interrumpe ella, levantando su mano para tocarle el hombro. Y ese gesto es suficiente para convertir mi culpa en nausea, algo que, extrafiamente, agradezco. —Los dragones vienen de regreso —anuncio lo obvio mientras co- mienzan a aterrizar, obligando a los cadetes a moverse para dejarles el paso libre—. Vuelve a la formacién, lider de pelotén. Aetos se escabulle lejos de nosotros como la ratita que es. 4 —,Por qué le hiciste eso? —Sorrengail dice casi gritandome y luego niega con la cabeza—. Olvidalo. —Se despide de esa manera y empieza a alejarse sin decir otra palabra. Parpadeo. Le juro a Amari que esa mirrufia de uno cincuenta y nada, ese dolor de muelas, es la inica persona que jamis se ha atrevido a ale- jarse de mi de esta manera. Asi que me muevo hacia ella antes de que mi sentido comin pueda decirme que la deje en paz. —Porque pones demasiada fe en él, —Logro alcanzarla en cuestién de algunos pasos—. Y saber en quién confiar es lo unico que te mantendré con vida... que nos mantendr4 con vida a nosotros dos... no solo en el cuadrante sino después de la graduacién. —No hay un nosotros dos —replica, apenas esquivando colisionar contra una cadete que pasa corriendo y haciendo que mi corazén dé una sacudida. Ayer, quizds no me habria importado. Hoy, su sangre es mi sangre. —Ah, creo que pronto verds que ese ya no es el caso. —La tomo por el codo y la jalo fuera del paso de otra colisién inminente. ;Asi es como va aser, intentar mantener a esta mujer con vida? (Se enfrenta a tres matones como sino fuera nada para proteger a la dragoncita, pero no se fija a dénde carajos estd caminando?—. Los vinculos de Tairn son tan poderosos, tanto con su Pareja como con su jinete, porque él es poderoso. Perder a su ultimo jinete casi lo mat6, lo cual a su vez casi maté a Sgaeyl. Las vidas de las parejas son... —Interdependientes, lo sé —me contesta con brusquedad, su enojo acenttia el azul de sus ojos mientras arranca su mirada de la mia, enfo- céndose en el vuelo que aterriza a nuestro alrededor. En el nombre de Dunne, qué esté pasando conmigo para que me fije en mierdas como el color de sus ojos? —jAhora quién es el sensible? —pregunta Sgaeyl. —Atraido y sensible son cosas distintas. —Ya estoy lo suficientemente enojado conmigo por mi atraccién. Con un demonio, no caeré en lasen- sibleria. —Cada que un dragén elije a un jinete, ese vinculo es mas fuerte que el anterior, lo cual significa que si mueres, Violencia, desencadenara una serie de eventos que posiblemente terminar4 también en mi muerte. Asi que, si desafortunadamente para todos los involucrados ahora hay un «nosotros» si el Empireo deja que Tairn mantenga su eleccién. Sus ojos se encienden y sus labios se separan. Definitivamente no estoy pensando en su boca, no cuando tengo problemas mas importantes como mantenerla con vida. Tampoco estoy pensando en cual serfa el mejor angulo para besarla. O en cémo se senti- ria su trasero perfecto en mis manos, 5 —Y ahora que Tairn se aparecié, que otros cadetes saben que esta dispuesto a formar un vinculo... —Dioses, van a perseguirla. En la col- choneta. En los pasillos. En el desgraciado cuarto de baiio que no puedo exactamente patrullar, Fuerzo mi mirada lejos de la de ella y exhalo con tanta fuerza que podria haber suspirado. —Por eso Tairn me dijo que me quedara contigo —susurra, como su estuviera finalmente captando la seriedad de nuestra situacién—. Por los que no consiguieron dragén. —Los que no consiguieron drag6n intentaran matarte con la esperan- za de que Tairn se una a ellos. Garrick se acerca a mi y yo niego con la cabeza. Cualquier noticia que tenga sobre nuestra misién de anoche tendra que esperar. —{Tairn tuvo que vincularse a Sorrengail de entre todas las personas en el cuadrante? —Mi vida esta a punto de ser infinitamente mas complicada. —Siéntete libre de cuestionarle sus motivos —sugiere Sgaeyl, —Mierda, no. Me gusta mi cabeza donde esté. —Ese dragén es un desgra- ciado muy malhumorado. —Tairn es uno de los dragones mas fuertes del continente, y el vasto poder que canaliza esta por ser tuyo. Por los préximos meses, los que no consiguieron dragé6n intentardn matar aun jinete recién elegido mien- tras el vinculo es débil, cuando atin tienen la esperanza de que el dragon cambie de parecer y los elija para no tener que volver a empezar el afio. Y ,por Tairn? Estaran dispuestos a hacer casi cualquier cosa. —Ahora no puedo evitar suspirar—. Hay cuarenta y un jinetes sin dragén para los cuales ahora eres el blanco nimero uno. —Levanto el dedo indice. —Y Tairn cree que'la vas a hacer de guardaespaldas —resopla—. No tiene ni idea de lo mucho que te desagrado. —Sabe exactamente lo mucho que te«desagrada» y lo seguido que la miras... —Me ofreceré voluintario para cada misién en climas gélidos que exista si t.. —Qué grosero. Como si tu incapacidad para controlar tus hormonas debiera resultar en mi incomodidad. —Se estremece mentalmente. Puede que mi chica sea despiadada y cruel, pero, a menos que volemos hacia Aretia, su limite es el clima frio. —Sabe exactamente cuanto valoro mi vida —aclaro, recorriendo el cuerpo de Sorrengail con la mirada. Absolutamente nada de lo que veo me disgusta. De hecho, si la misma Amairi hubiera disefiado una mujer para que fuera mi perdicién... Bueno, mierda. Quizds eso es exactamente lo que es Violencia: mi perdicién. Piel suave. Mente brillante. Tempe- ramento feroz. Letal con una daga. Valiente hasta el extremo. Y com- pletamente ecudnime—. Estds sorprendentemente tranquila para alguien que se acaba de enterar que ser la presa preferida, % ¢Qué es lo que la hace perder el control? ¢Por qué tipo de hombre se dejaria descifrar? —Eres su superior por dos afios y estd bajo tu mando —Sgaeyl finge in- dignacién. —Y ti eres cincuenta afios mds joven que Tairn. sCudl es tu punto? —Es un miércoles cualquiera para mi. —Sorrengail se encoje de hom- bros y mi mirada se fija en sus mejillas sonrojadas, ese delicado rastro de color me muestra que la afecto mucho mis de lo que le gustaria ad- mitir—. Y, para ser honestos, que cuarenta y un personas me quieran atacar es mucho menos intimidante que estar vigilando constantemente los rincones oscuros por si tt andas por ahi. Eso es cierto. La dragona dorada aterriza detras de nosotros seguida por la mons- truosidad a la que Sgaeyl llama pareja y me apresuro para alejarme lo mas posible ahora que Sorrengail esta protegida, dirigiéndome hacia el otro lado del campo donde Sgaey] me espera al final de la fila donde estan los otros dragones de los lideres de ala. Garrick esta justo al lado de Chradh, su Cola de Escorpién café, y le- vanta las cejas mientras me aproximo: —Asi que, ti y la hija de la general... —No eres gracioso. Niego con la cabeza e ignoro el resoplido burlén de Sgaeyl mientras el general Melgren toma el escenario. Me hierve la piel, justo como cada vez que él est4 cerca. Maldito asesino. No me cuesta trabajo ignorarlo, lo he estado haciendo durante los tiltimos afios. Ademias, no necesito escu- charlo para saber lo que va a decir. Tairn obtendra lo que quiere. Ella se vinculara con ambos dragones. Ni siquierael Empfreo va a decirle que no al segundo dragén mas grande del continente cuando por fin quiere vincularse. Lo quieren de vuelta en el campo de batalla. —Esto va a ser un problema? —pregunta Garrick mientras Melgren sigue parloteando. —No. —Claro —dice, lleno de sarcasmo. —Estoy bien. —Observo a los de primer afio que sobrevivieron a la Trilla. —He visto cadaveres en mejores condiciones que ti —murmura mi mejor amigo. —Claro que los cadaveres estan mejor. Ya no tienen preocupaciones. —Y a mi me acaban de dar a la maldita Violet Sorrengail para mantener a salvo si quiero seguir con vida. Y claro que quiero. O més bien, debo. 7 Especialmente porque Melgren acaba de anunciar que la dejaran formar un vinculo con ambos dragones. Bajo mis escudos lo suficiente como para buscar el vinculo. El de zafiro que comparto con Sgaeyl se mantiene en su lugar como siempre, pero ahora hay otros dos. Asocio el de 6nix con Tairn y el otro, una reluciente hebra de... plateado, como las puntas de su cabello. Carajo. Realmente se vinculé con ella. Solo un vinculo de pareja como el de Sgaeyl y Tairn podria conectarme con otro jinete, lo quiera o no, de esta manera. Sorrengail voltea a verme desde el otro lado del campo y yo azoto mis escudos de vuelta en su lugar mientras levanto el dedo indice hacia ella. Ahora es el blanco ntimero uno y mi mayor debilidad. —Supongo que ahora tendremos que mantenerla con vida —murmu- ra Garrick mientras la general Sorrengail da un paso hacia delante y co- mienza a dar un discurso sobre familia a pesar de que ha arrojado la suya a los dragones. —Si. —;Cémo carajos voy a mantenerla con vida cuando jams estoy cerca de la mierda que hacen los de primer afio? Miro el campo y en- cuentro a Liam, mi hermano adoptivo, parado junto a su nuevo dragén, un Rojo Cola de Daga, mientras los dragones les regalan reliquias a sus jinetes para canalizar la magia—. Quizas deba mover a Liam a su peloton. —Liam? —pregunta Garrick. —Es el mejor de su afio —asiento mientras los de primero rompen en vitores a modo de festejo—. Le ensefé a pelear, asi que sé que podra protegerla. Ademis, es tan leal'a mi como lo soy yo a él. —O podrias darle la oportunidad de lograrlo por si misma. —Garrick dobla los brazos sobre su pecho y me mira de reojo. Hay una multitud de razones por las que él podria tener raz6n. —Pero si decides tomar ese camino estar4 bien porque todos aman a Liam, asi que esperemos que ella lo haga también. Asi seria mis facil que la proteja. —A ella le caera bien. —Esa sensacién incémoda se enciende nueva- mente en mi est6mago, anudando mis intestinos. Garrick sonrie. —No te apures. No se la va a coger. Miro a Garrick estrechando los ojos. — Por qué me importaria que...? —La oraci6n muere en mi boca mientras Aetos camina hacia Sorrengail y toca su espalda. El imbécil esta desanudando su armadura. Tiene las manos en su piel. Respiro por la nariz y exhalo por la boca intentando acallar una stibita ola de nausea, 18 —Relajate, ya Je esta anudando otra vez la armadura —dice Garrick y sé, sin mirarlo, que el imbécil sigue sonriendo—. Ves? Ya se esta vol- teando, Sorrengail se gira con los brazos de él a su alrededor y él le levanta el rostro con las manos. Sin duda est reptando entre sus recuerdos para saber si realmente interferi o no en la Trilla. —Nada de qué preocupar... Ay, mierda. —La voz de Garrick se convier- te en un susurro mientras Aetos baja la cabeza y besa a Sorrengail. El fuego me recorre las venas mientras las sombras crecen entre espas- mos a mi alrededor, distorsionando mi visién por un segundo. El repug- nante de Dain Aetos puso su boca en «mi» Violencia. No es mia. Pero eso no detiene el nudo en mi estémago, que se deshace esparciendo dcido por todo mi cuerpo, quemando mi pecho y dificultan- do mi respiracién hasta que ese mocoso cara de culo levanta la cabeza. —Mierda. :Estas bien? —pregunta Garrick con un tono leno de burla. —Esto, Inmovilizo mis pies con sombras para impedirme ir hacia alla y darle una probada de mis pufios a Aetos. ;Cémo se atreve a besar la boca por cuya proteccién no quebrantaria ni una regla? Cuando yo... 3S? ;Qué es exactamente lo que harias por ella? —pregunta Sgaeyl. Carajo. ¢Qué no haria? —Estds un poco verde. —Garrick suelta una carcajada y yo obligo al aire a entrar y salir de mis pulmones mientras Sorrengail retrocede. EI le sonrie, pero... un momento. Ella no regresa su felicidad. No, Sorrengail parece como si acabara de besar a uno de sus primos acciden- talmente y no pudiera huir con mas rapidez. Pero qué incémodo. —Creo que en veinteafios nunca te habfa visto celoso. Esto es increible. Garrick me da una palmada en el hombro. «Celos». Asi que ese es el nombre de esta sensacién ardiente y corrosi- va: celos. Y ahora estaré unido a esta mujer por el resto de nuestras vidas. Necesito mantenerme tan lejos de ella como sea posible. —Pero no lo hards —vaticina Sgaeyl y, si no creyera que me lo arran- caria solo porque puede, me sentiria tentado a levantarle el dedo medio.

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