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que no insist£ més, Llegado a bordo aquella neche, busqué MUTROPOFAGIA | Por Luis Enrique Délano | * 1 ~~“ Messrs, Hobbert & Secker Publishers dinate Estdmados sefiores, Les renito adjunto un manuserito én- contredo por mf x en forma bastante curiosa, como explico a conti- nuaci@n) Halléndose mi barco al ancle en fevack (Melasia), bajé a tierra y, conduetde por un jefe nativo, recorr{ diversos lugares de le islaj la visite e lo que segin cref comprender era ol mav- soleo donde se conservafém los restos de guerreros exinentes de 1a isle, encontré el manuscrito dehtro de una botella. Quizfs 1a pa~ abra mausoleo no esté adecuadamente eupleada, porque se trataba de una simple cabaiia de paredes de bambi y techo de paja, con una estrecha entrade circular al nivel del suelo, que sf bien mi cice- one traspas6 con egilided, no me fue a mf, debido a mi corpulen- ela, tan sencillo hacerlo, Una vez dentro se ofrecié evadro de lo que les de grandes legartos, m tierra habfa lo siguiente: dos idolillos de barre de aspecto horrible, tres calaveras (me imagino que eran los restos mortales de los guerreros), una pirague pumstaxtezhors con 1a quilla hacie arriba, varios colleres de dientes de escuaios, una gran valva del molusco llamado tridacna, dos platos de porcele~ na china y, lo que motiva esta carta, una botella de vidrio cerra- da, en cuyo interior se vefa un rollo de hojas de papel evidente- mente escritas, Creo inftil decirles que este S1timo hallazgo me inspiré gran curiosidad, Trat6 de hacer comprender a mi gufa que serfa de mi grado llevarme esa botella, pero dio tales mpestras de desazén, una bo- 4 mis ojos el una tumba en Rawack: de los muros colgaban pie~- Jes telle parecida, puse dentro varias hojas de papel enrolladas y la | cerré con un coreho, A la mafiana stguiente, de welta en tierra, suger{ a mi gufa una meva visita a la tumba de los guerreros. lif logre hacerle entender que querfa reemplazar una botella por otra y ante su enérgica negativa (me, ne), puse a su vista una na- vaja de bolsillo, una hermosa navaja de valor de cuatro peniques en cualquiera tienda de chucherfas de Liverpool, y se la ofrecf. Fue tal le alegrfa del nativo de Rawack que no s6lo me autorizé para hacer le sustitucién de las botellas, sino que ademés me obsequié una hermosa caparazén del molusco llamado Nautilus (que an conser- vo) y un atadito de plumas Tojas que presumo deben ser de papagayo de Mueva: Guinesy al llegar a bordo con la botella me dispuse de inmediato a tisfacer mi curiosidad, aunque debo confesar a ustedes que experi- menté verdadera decepeién al descubrir que el manuscrito estaba en lengua espaiiola, Puedo leer regularmente el franeés y el holandés y aun en mis viejes he tenido trato frecuente con personas de ori- gen portugués o espafiol, pero mis conocimientos de este idioma dis ‘ten mucho de permitime la lectura de un documento de esta natura— lezad Por lo que infiero de algunas frases que logré entender, o mejor dicho descifrar, se trata de un relato més o menos novelesco escrito por un marino espafiol hace ya bastante tiempo, st juzgemos por la fecha que encabeza las hojas: abril de 1844. Por estas razo- nes he decifido enviarlo a ustedes en el entendido de que si algén interés ofrece su publicacién, ustedes sabrén recompensar a quien reseat6 el manuscrito de la tumba de Rawack, mm tal ca: yy» agradece- rfa a ustedes envieren esa recompensa a mi sobrina Miss Bessie Lo- we en la direccién siguiente: 128, High Street, Guildford, U.K. Finalmente tengo que decir a ustedes que fue inttil ecudnto hi- ce por averiguar el origen de la botella y la forma en que fue a perar ela tumba de los guerreros de wack. Me tnagino que alguien la errojé al mer en algin lugar de la Malasia y las olas se encar- geron de lievarla a las playas de aquelle isle, Saléda a ustedes Saf Henry B. Dalton Pilote del vapor de comercio bee "Double Cross” Batavia, febrero 8 de 1908, S.MANUSCRITO En Ombay, abril de 1844, A los ocho dfas de haber cafdo en 1a enboscada --de lo cual fui- mos nosotros, por imprudencia, tan culpables como los indfgenas que nos la tendicron— comencé a notar en mf cierto desfallecimiento , cierta lasitud en los mésculos y un deseo de echarme a dormir, todo ello rodeado de & evidente indiferencia por lo que pudiera sobreve- nirr le suerte de mis mmr compsfieros y le mfe propia. "»Tengo que resecionar, tengo que reaccionar contra esta somolencia, que puede ser el fin de todog™, pensé, Pero mi relajamiento era cada vez me— yor, Ya ni siquiera sentfa 1a tirante sensacién del hambre, el re~ tortij6n de le tripa, el sabor amargo en la base de la lana Xmmm lagarto al que Yéilez habfa dado caza cinco dfas atrés era-ée ‘umcmmmme acre y repugnante, Los propios ombayos se resisten a co- merle, porque dicen que es venen§sa, Pero morir envenensdos, de kam- bre o atravesados por una flecha no ofrecfa para nosotros mucha di- ferencia, y después de sacarlo de las brasas, de aquella especie de parrilla que habfamos confeccionado a 1a usanza de los ombayos, céin unos cvantos trozos de madera clavados en tierra, nos precipitamos sobre 61 y dimos cuenta de su horrible carne en escasos minutos. Cuando ya lo habfamos devorado, Texeira, el grumete, puso a asar la propia piel coridcee:del reptiil, que Yéiiez habfa dejado de lado, y se la comié luego en pequeiios trozos, masticéndola reiteradamente y asegurando que era manjar bastante pasable, Pero de eso hacfa cinco dfas y pensar que un taxes lagarto o animal cualquiera fuera a intro- ducirse por entre los insterticios de la paredes de bambi del refu- gio y a caer en nuestras manos,no pasaba de ser un sueiio. ~Oiga usted, alférez me dijo Yéliez--, no se deje vencer por la modorra y el abatimiento, Estamos expuestos a un ataque de los indf- genas en cualquier instante, Si comprenden que desfallecemos, se pre- cipitarén sobre nosotros y,..-Hizo un elocuente gesto llevéndose = os labios 1as puntas de los cinco dedos reunidas; con ello signifi- eaba que lisa y llananente los ombsyos nos devéforarfen--. Mejor, al- férez, podemos hacer guardia, Usted, ® Texeira y Tomas pueden di bezar un suefio mientras yo vigile; dentro de dos horas los despertaré,

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