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Oficina Internacional del Trabajo

Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil

Estudios de Línea de Base sobre Trabajo Infantil en


América Latina y El Caribe: 25 Buenas Prácticas
1
Silvana Vargas Winstanley, Ph.D.

Generar conocimiento consiste no sólo en producir información sino en reflexionar


sobre el proceso y mecanismos a través de los cuales ésta se origina. En ese sentido,
los estudios de línea de base implementados en la región han dejado un conjunto de
experiencias valiosas que resulta importante compartir pensando no solamente en los
estudios que OIT-IPEC realizará posteriormente sino en que muchas de las buenas
prácticas aquí presentadas pueden resultar útiles para cualquier tipo de estudio que
se quiera emprender. Como se sabe, las “buenas prácticas” aluden a modelos de
experiencias positivas a partir de las cuales se ha obtenido buenos resultados y se ha
aprendido algo útil. Así, si bien no es posible prescribir y aplicar la misma receta en
todas las situaciones, algunos de los elementos sistematizados a partir de la
investigación aplicada sobre trabajo infantil promovida por OIT-IPEC pueden aportar
a lo largo de las distintas etapas comprendidas en el proceso de investigación.

Los estudios de línea de base son una de las principales herramientas impulsadas por
el Programa de Información Estadística y Monitoreo en Materia de Trabajo Infantil
(SIMPOC), entre otros fines, para asistir en el desarrollo e implementación de los
programas de acción directa. En términos generales, las líneas de base (LB) se
entienden como el conjunto de información acerca de la población meta que se recoge
antes de iniciar una intervención. A través de ellas se busca identificar, cuantificar y
caracterizar a los potenciales beneficiarios. Así, se considera que la información
obtenida en los estudios de línea de base constituye el “punto de partida” que
alimentará a las demás etapas del ciclo del proyecto y proporcionará los insumos
necesarios para las etapas de seguimiento y evaluación de impacto de la intervención.

Entre las principales características de los estudios de línea de base se encuentran


las siguientes: (i) Ocurren al inicio del proyecto, (ii) pueden incluir la recolección de
información cuantitativa y/o cualitativa, (iii) los principales instrumentos utilizados
para la recolección de información incluyen encuestas y entrevistas, así como grupos
focales y observación directa, (iv) en el caso del trabajo infantil, los principales

1
Oficial responsable de Investigación y Estudios de Línea de Base para América Latina y El Caribe, OIT-
IPEC, 2002-2004. La autora agradece a sus colegas de OIT-IPEC y a los consultores externos
involucrados en la implementación de los estudios de línea de base en la región ya que sin sus aportes
estas reflexiones no hubieran sido posibles. E-mail: anavlis4@yahoo.com.

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informantes son los niños, niñas y adolescentes trabajadores, sus padres, maestros,
empleadores, líderes comunales y representantes de organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales, (v) las líneas de base son fundamentalmente de uso práctico, es
decir, están orientadas a proporcionar información con fines concretos, y (vi)
generalmente, estos estudios se circunscriben a una actividad económica y/o un área
geográfica definida en donde, eventualmente, se ejecutará un proyecto.

Como todo proceso de investigación, los estudios de línea de base abarcan distintas
fases interrelacionadas entre sí. Entre ellas: I. Diseño del estudio, II. Identificación
y selección de equipo consultor, III. Operativo de campo, y IV. Post-operativo de
campo. Las buenas prácticas que aquí se presentan han sido organizadas en torno a
estas cuatro fases.

FASE I: DISEÑO DEL ESTUDIO


En términos sencillos, esta fase alude al conjunto de decisiones conceptuales,
metodológicas y prácticas que se toman antes de implementar la investigación.
Realizar un buen diseño suele ser determinante en el cumplimiento satisfactorio de los
objetivos de investigación y la calidad de sus resultados.

Buena práctica #1.- Disponer de términos de referencia (TOR) que cuenten con
objetivos, procedimientos metodológicos y actividades claros y detallados.
Los TOR constituyen el “mapa de ruta” para las investigaciones. Este es el documento
en el que se expresa qué es lo que se está buscando, cómo debe realizarse, y qué se
espera del trabajo. Así, la claridad en los objetivos, procedimientos metodológicos y
productos esperados es fundamental para garantizar, desde el inicio, la buena
comprensión por parte del equipo de investigación acerca de las características del
estudio. Contar con TOR detallados permite al equipo de investigación tener una idea
clara acerca de las distintas etapas que habrá que cumplir y de las expectativas que se
tienen respecto al producto final, tanto en términos de fondo como de forma.

A fin de homogeneizar los procedimientos y expectativas sobre los estudios de línea de


base, durante los últimos años, OIT-IPEC ha utilizado un modelo estandarizado de TOR
para las LB del TBP de Costa Rica, El Salvador y República Dominicana, el Proyecto
Subregional de Basureros en Centroamérica, el Proyecto Subregional de Explotación
Sexual Comercial y Trabajo Infantil Doméstico en Sudamérica, el Programa País de
Panamá, entre otras (ver imagen en la siguiente página). Estos TOR constan de seis
secciones: (i) Antecedentes y justificación, (ii) objetivos, (iii) criterios y
procedimientos, (iv) actividades durante la consultoría, (v) resultados esperados, y (vi)
contactos institucionales y duración. Contar con TOR detallados ha permitido, entre
otras cosas, que los consultores realicen preguntas informadas sobre los
procedimientos y exigencias de la investigación, aclarando sus dudas desde el inicio.

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Buena práctica #2.- Consultar TOR con equipos nacionales de OIT-IPEC y
validarlos con las contrapartes correspondientes.
En general, los TOR son formulados en consulta permanente con los Oficiales de
Programas y/o las Coordinaciones Nacionales de OIT-IPEC. Una vez que se logra el
consenso respecto a lo que se necesita obtener de los estudios y los procedimientos
metodológicos a seguir, éstos deben ser consultados con las contrapartes de cada país
(e.g., Ministerios o Secretarías de Trabajo, organizaciones de empleadores y
trabajadores) de modo que sus propias expectativas y experiencias se vean reflejadas
también.

En el caso de las LB de El Salvador, los TOR fueron diseñados en estrecha coordinación


con los funcionarios del Ministerio de Trabajo. Esto permitió definir mejor los
objetivos y productos esperados del estudio. De otro lado, para el estudio sobre
trabajo infantil en la producción de tabaco en República Dominicana, se contó con la
participación del Instituto Nacional del Tabaco (INTABACO), institución autónoma
encargada de adoptar y ejecutar medidas acerca de la producción del tabaco dominicano
y proteger los intereses del sector tabacalero, quienes facilitaron, entre otras cosas, el
proceso de identificación de las fincas que contaban con niños, niñas y adolescentes
(NNA) trabajadores.

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Buena práctica #3.- Diseñar instrumentos estandarizados para la recolección de
datos que permitan cierto grado de comparabilidad entre estudios y respeten la
especificidad de cada sector o área geográfica a investigar.
Aparte de contar con TOR claros y detallados es indispensable disponer de instrumentos
adecuados para el levantamiento de información en el terreno. Un “buen” instrumento
es aquél que permite obtener datos relevantes, útiles y de calidad a fin de satisfacer los
objetivos propuestos en los TOR. Asimismo, y dado que OIT-IPEC promueve un trabajo
de coordinación regional, un buen instrumento debería permitir cierto grado de
comparabilidad entre las distintas realidades de un país y, eventualmente, entre los
estudios realizados, por ejemplo, en un mismo sector en distintos países.

En ese sentido, OIT-IPEC ha optado por un modelo de estandarización flexible de los


instrumentos para la captura de datos de los estudios de línea de base. Dicha
estandarización se entiende como el proceso de homogeneización de ciertos módulos
básicos (e.g., datos sociodemográficos, educación, trabajo infantil, salud y seguridad en
el trabajo, uso de tiempo libre, actitudes y expectativas) pero respetando las
especificidades de cada sector a investigar y formulando preguntas pertinentes según el
caso. Evidentemente, el contenido de los instrumentos debe responder directamente al
conjunto de indicadores sobre trabajo infantil que es relevante calcular de acuerdo a los
objetivos del estudio de línea de base a implementar.

Actualmente, se cuenta con un kit que consta de nueve instrumentos estandarizados:

(i) Formulario para niños, niñas y adolescentes (NNA) trabajadores


(ii) Formulario para padres, madres o responsables de niños trabajadores
(iii) Formulario para empleadores
(iv) Formulario para directores de Centros Educativos
(v) Formulario para personal de salud
(vi) Formulario para líderes comunitarios
(vii) Guía de observación de lugares de trabajo
(viii) Guía para grupos focales con NNA trabajadores
(ix) Guía para grupos focales con padres y madres de NNA trabajadores

FASE II: IDENTIFICACIÓN Y SELECCIÓN DEL EQUIPO CONSULTOR


Una vez que la fase del diseño ha concluido, OIT-IPEC procede a la convocatoria de
instituciones que podrían implementar el estudio en campo. En ese sentido, así como la
pertinencia y claridad en el diseño resultan fundamentales para el éxito de la
investigación, la adecuada selección de consultores es de suma importancia. En ese
sentido, la rigurosidad a lo largo de este proceso resulta imprescindible.

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Buena práctica #4.- Previamente a la convocatoria de instituciones, disponer de
criterios claros para la selección y evaluación del equipo consultor que realizará el
estudio de línea de base.
Es importante definir con anticipación el perfil que debe tener el equipo o individuo que
realizará el estudio. Dependiendo de las necesidades y particularidades del estudio, se
puede optar por un perfil más académico o, en otras ocasiones, por un perfil que
prioriza la experiencia en el terreno. Lo ideal, como se verá en la Buena práctica #6,
es obtener un buen balance entre ambos. Algunos de los criterios que suelen ser
tomados en cuenta son: Contar con experiencia en el campo de la investigación social,
tener conocimiento en materia de infancia y/o trabajo infantil, contar con un equipo
multidisciplinario, etc.

Una vez que las instituciones mejor calificadas han sido identificadas y convocadas, se
sugiere realizar la selección definitiva del equipo responsable sobre un mínimo de tres
propuestas de investigación. Para efectos de la etapa de evaluación de dichas
propuestas, OIT-IPEC ha desarrollado una pequeña matriz de criterios a observar,
tanto acerca de las propuestas como de los materiales anexos a las mismas (ver tabla).

Cuando se evaluó, por ejemplo, las propuestas presentadas para los estudios de línea de
base de El Salvador se tomaron en cuenta criterios tales como experiencia profesional,
nivel y formación del equipo técnico, comprensión demostrada de los TOR, etc.
Después de revisar los materiales remitidos por los equipos de investigación, estos
criterios fueron evaluados a través de una escala de tres puntos (i.e., altamente
satisfactorio, medianamente satisfactorio, insatisfactorio) obteniendo un puntaje total.

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Buena práctica #5.- Solicitar que los potenciales consultores, en la medida de lo
posible, documenten su experiencia al momento de presentar sus propuestas de
investigación.
A fin de seleccionar al equipo idóneo para realizar un estudio de línea de base, es decir,
uno que reúna tanto la capacidad profesional como técnica es importante contar con
suficiente información. Esto es, conocer las investigaciones previas que pudieran
haber realizado, su experiencia, la composición y formación profesional del equipo, etc.

En ese sentido, se ha obtenido buenos resultados cuando se solicita que, junto a la


presentación de la propuesta técnica, los potenciales equipos de consultores adjunten el
CV institucional así como el de cada uno de los miembros del equipo. Esto permite
conocer, además de lo mencionado líneas arriba, aspectos relacionados a la participación
de los distintos miembros del equipo en actividades con niños y adolescentes, y su
experiencia en el área de derechos humanos, interculturalidad y/o en el análisis con
perspectiva de género. En algunos casos, también ha sido útil el envío de publicaciones
realizadas por los equipos en distintos temas de investigación social, y en algunos, en
materia de trabajo infantil.

Buena práctica #6.- Seleccionar un equipo consultor que combine adecuadamente la


capacidad técnica y experiencia en el terreno.
Como se indicó en las prácticas anteriores es ideal que el equipo de investigación sea
capaz de demostrar sus habilidades técnicas y experiencia en el campo (siendo lo óptimo
que hayan trabajado previamente con población infantil y adolescente pero sin que ello
constituya un requisito indispensable). El tener experiencia de terreno ha demostrado
ser una fuente importante para facilitar la logística del trabajo de campo. En ese
sentido, una fórmula que ha funcionado bastante bien es aquélla que combina la
capacidad técnica con la habilidad de ubicarse y desplazarse con facilidad en el terreno.

Para el caso de la LB de caña de azúcar de El Salvador, se optó por trabajar con la


Fundación Salvadoreña del Azúcar (FUNDAZUCAR) debido a varias razones.
FUNDAZUCAR es una organización que reúne a los productores azucareros y, debido a
ello, conoce muy bien la ubicación, distribución, horarios y composición de las fincas
cañeras, identifica a los capataces a cargo, tiene información acerca de la dinámica de
las fincas, etc. Ese conocimiento aportó valiosa información en términos logísticos y
complementó lo señalado en los TOR. La parte técnica fue reforzada a través de la
contratación de un científico social quien tuvo a su cargo la parte correspondiente al
análisis e interpretación de los resultados y la coordinación general de la investigación.
Es importante destacar que, actualmente, FUNDAZUCAR se encuentra implementando
un programa de acción directa en beneficio de los niños, niñas y adolescentes que
trabajan en la zafra azucarera.

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Fase III: OPERATIVO DE CAMPO
Esta fase consiste en la implementación propiamente dicha del trabajo de campo, es
decir, al levantamiento de información a través del contacto directo con la población.
Para fines de este documento, se identificó dos sub-grupos de buenas prácticas:
Aquéllas asociadas a la preparación y aquéllas referidas a la implementación en sí.

A. Preparación

Buena práctica #7.- Realizar un intenso proceso de inducción con el equipo a cargo
de la investigación.
Actualmente, OIT-IPEC cuenta con un CD-ROM de capacitación con materiales acerca
de los estudios de línea de base. El CD-ROM consta de distintos documentos sobre
conceptualización, balance, procedimientos metodológicos y ejemplos. La manera en la
que se ha venido operando al iniciar distintas líneas de base en la región ha consistido en
que el equipo técnico de OIT-IPEC se reúne con los investigadores para realizar una
breve capacitación acerca de los objetivos y procedimientos a utilizar, así como sobre
los productos esperados.

Adicionalmente, y aparte de servir para iniciar el proceso de coordinación entre las


partes, estas reuniones sirven también para realizar la planificación conjunta del trabajo
(ver Buena práctica #9). Este procedimiento resultó muy útil, por ejemplo, en el diseño
del estudio de línea de base sobre trabajo urbano en Panamá. A partir de éste se generó
una estrecha coordinación entre el equipo consultor y OIT-IPEC lo cual redundó en la
toma conjunta de decisiones acerca de la identificación y selección de casos,
instrumentos, plan de análisis y la elaboración del reporte, etc.

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Buena práctica #8.- Realizar una exhaustiva revisión de los instrumentos para la
recolección de datos, con énfasis en su relevancia, pertinencia y lenguaje.
Una de las primeras actividades a ser realizadas por el equipo consultor, en estrecha
coordinación con el equipo técnico del OIT-IPEC, es la adaptación de los instrumentos
evaluando, fundamentalmente, lo siguiente: Pertinencia de preguntas según el contexto
y sector económico a estudiar, relevancia y adecuación de las categorías de respuesta,
usos del lenguaje, cultura y sensibilidad local, etc. Asimismo, durante esta etapa se
evalúa la necesidad de incluir preguntas adicionales de acuerdo a las especificidades
del sector a estudiar.

A continuación algunos ejemplos:


- En la LB sobre trabajo infantil en el Relleno Sanitario de Ciudad de Guatemala, y
debido a la alta proporción de población indígena en el país, se decidió incluir una
pregunta sobre el origen étnico de los NNA para evaluar si existía predominancia de
personas menores de edad de procedencia indígena trabajando allí.
- En la LB sobre trabajo infantil en trabajo en la producción de tabaco en República
Dominicana, se incluyó un módulo adicional para indagar acerca del régimen y
características de tenencia de la tierra e identificar a las familias de los NNA que
estuvieran arrendando sus tierras para la producción de tabaco.
- Finalmente, en la LB sobre trabajo urbano en Panamá, y debido a vasta gama de
actividades que se consideran en este sector, se incluyó preguntas para identificar las
distintas actividades específicas que los NNA pudieran estar realizando (e.g.,
limpiabotas, limpiavidrios, venta en mercados, cargadores, venta ambulante).

Buena práctica #9.- Hacer una buena planificación conjunta del trabajo y de los
plazos requeridos según cada una de las actividades comprendidas en el estudio de
línea de base.
Junto a los temas arriba señalados, la LB debe estar bien planificada y basarse en una
estrecha comunicación entre el equipo consultor y OIT-IPEC. Esto implica que las
distintas etapas sean predefinidas con antelación, el uso de los recursos humanos y
económicos se haga de manera ordenada, se siga una secuencia lógica entre actividades,
se prevea posibles factores o situaciones que eventualmente pudieran retrasar el
trabajo, etc. Asimismo, una buena planificación del tiempo facilita el seguimiento y
apoyo por parte del equipo técnico de OIT-IPEC en cada una de las etapas del trabajo,
por ejemplo, a través del intercambio de experiencias, la dotación de materiales y
documentos relevantes, eventuales visitas a terreno, etc.

En las líneas de base de El Salvador, República Dominicana y el Proyecto Subregional de


Botaderos se utilizó un formato sencillo en el que se detalló las actividades (e.g.,
entrega de instrumentos revisados, devolución de comentarios, capacitación, inicio del
trabajo de campo, inicio procesamiento de formularios) indicando el plazo estimado y
las personas responsables del cumplimiento de cada una de estas tareas (ver imagen).

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Buena práctica #10.- Seleccionar encuestadores locales para el levantamiento de
información durante el trabajo de campo.
Dado que el levantamiento de información es, en líneas generales, el centro de la
investigación, la selección de buenos encuestadores es crucial para el éxito del trabajo
de campo. Así, se recomienda tomar en cuenta determinados criterios al seleccionar al
personal de campo: Experiencia previa en estudios sociales, trabajo previo con niños y
adolescentes, determinado nivel educativo y dominio fluido de la lengua en la cual se
aplicarán los instrumentos, etc. La experiencia indica que los mejores encuestadores,
acompañados de una rigurosa capacitación, son aquéllos que provienen de la misma zona
en la que se realizará el estudio. Ello, entre otras cosas, debido al conocimiento que
tienen del área, la población y las costumbres. Asimismo, la reducción de costos
asociados al desplazamiento y transporte, por ejemplo, es una ventaja a considerar.

Una experiencia que dio buenos resultados fue contar con un equipo de campo de
composición mixta, esto es, uno en el que los supervisores eran externos a la zona y los
encuestadores eran locales. Por ejemplo, en el caso de la LB sobre trabajo infantil en
la pesca en El Salvador, se reclutó a encuestadores locales a ser supervisados por
personas con amplia experiencia en la aplicación de encuestas que venían trabajando
desde San Salvador. En algunos casos, los profesores de las propias escuelas fueron
capacitados como encuestadores.

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Buena práctica #11.- Realizar la selección de casos (muestreo) a ser considerados
en el estudio través de un proceso metodológico riguroso y que, de preferencia,
abarque varias etapas.
La adecuada selección de los casos es una etapa fundamental dentro del proceso de
investigación. Dada la naturaleza de los estudios de línea de base de OIT-IPEC, los
procedimientos para la selección de casos suelen decidirse en base a los objetivos y
alcance de los programas de acción directa. Esto es, debido a las características de la
población objetivo, generalmente no se encuentran disponibles los marcos muestrales
que garantizan la selección de casos de acuerdo a los procedimientos metodológicos y
estadísticos usualmente recomendados para estos casos. En ese sentido, existen otras
estrategias metodológicas que pueden ser utilizadas siempre y cuando se siga una
secuencia ordenada de pasos y se les documente.

Así, lo primero que se requiere es identificar y seleccionar el sector que se quiere


estudiar y las áreas geográficas que se abarcará. Para ello, los llamados “mapeos” suelen
útiles para obtener una primera aproximación al tema. Una vez que esta etapa se ha
concluido, la experiencia ha demostrado que un modelo efectivo consiste en realizar la
selección de los casos en base a un conjunto de etapas sucesivas: (1) Identificación
cualitativa de la dimensión del problema (i.e., búsqueda de material bibliográfico o
identificación de informantes claves que puedan proporcionar información general); (2)
conteo preliminar de NNA (i.e., procedimientos recomendados suelen ser el de conteo
directo y el de "captura-recaptura"); (3) decisión sobre procedimientos a utilizar (i.e.,
censo o muestra); y (4) cuantificación y decisión sobre procedimientos de estimación de
NNA (ver imagen).

En las líneas de base sobre basureros en El Salvador, Guatemala y Honduras se ha


utilizado procedimientos análogos para la identificación de casos. En todos estos
casos, la información proporcionada por informantes claves y el conteo preliminar
sirvieron para decidir, según la magnitud, si era conveniente realizar un censo o un
estudio muestral.

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Buena práctica #12.- Realizar un proceso de capacitación exhaustivo a fin de
que todos los miembros del equipo de investigación se familiaricen con los
objetivos y procedimientos del estudio.
El trabajo de campo es central para el éxito de la investigación. Vale resaltar que la
capacitación resulta, a su vez, central para el éxito de trabajo de campo. Tal como se
indicó al inicio es importante tener en cuenta la relación entre las distintas etapas de
la investigación, sobre todo, porque cada una de ellas redunda en el éxito de las
demás.

La capacitación suele referirse a la fase de transmisión de información acerca de los


objetivos, procedimientos y tiempos en los que se realizará la investigación. Para ello,
debe contarse con una definición clara de los contenidos de la capacitación, la
programación y la coordinación logística (i.e., local, materiales requeridos,
refrigerios). El equipo responsable de la capacitación debe asegurarse de que,
durante los días que dure el entrenamiento del equipo de campo, los encuestadores
adquirirán la información necesaria y resolverán sus dudas en un ambiente de
confianza. A fin de combinar la transmisión de conocimientos y la práctica resulta
ideal concluir la capacitación con una prueba piloto de procedimientos e instrumentos.

En el caso del estudio de línea de base sobre trabajo urbano en Panamá se utilizó el
piloto para conformar los equipos de trabajo, mejorar el lenguaje de los
instrumentos, calcular el tiempo de aplicación y desplazamiento hacia las zonas y
hacer un primer recorrido por las zonas que serían parte del estudio.

B. Trabajo de campo

Buena práctica #13.- Promover que el equipo de investigación realice una


entrada gradual a los lugares de estudio a través de las autoridades locales.
El acercamiento inicial debe ser gradual y estar basado en el respeto. Se
recomienda que el equipo de investigación se presente a las autoridades locales de
manera formal a través de una visita o de una carta. En cualquier caso, se debe
presentar a las personas responsables del estudio, la justificación y los principales
objetivos de la investigación. Asimismo, dado que se trata de estudio sobre niños y
adolescentes, es importante indicar cuáles son los procedimientos que se utilizarán.

En algunos estudios, el coordinador del proyecto de OIT-IPEC se ha acercado, junto


al responsable de la investigación, a las autoridades. Esto ha facilitado la entrada a
la localidad y ha permitido que las autoridades realicen todas las preguntas
necesarias convirtiéndose, posteriormente, en eventuales promotores de la
investigación a nivel local. De otro lado, los líderes y autoridades comunales suelen
ser informantes claves que pueden indicar los nombres de potenciales informantes
adicionales como personal de salud, directores de escuela, empleadores, etc.

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Buena práctica #14.- Utilizar la fotografía, el video y el teatro como medios
para facilitar el proceso de acercamiento entre los investigadores y la población
bajo estudio.
Como parte del proceso de familiarización del equipo de investigación con la población
y tomando en cuenta que se estará trabajando con niños y adolescentes y que ello
implica consideraciones metodológicas y éticas específicas es altamente
recomendable “romper el hielo” a través de la realización de distintas actividades.
En base a la experiencia, se ha identificado que el uso de diversas expresiones
artísticas da buen resultado. Entre ellos, la fotografía, el video y el teatro.

Como se sabe, estas herramientas sirven también para generar información y


registrarla. En algunos casos, éstas también han proporcionado insumos
complementarios acerca de aspectos de la dinámica social de los NNA trabajadores.
No obstante, debe tenerse cuidado de no exagerar el tiempo y recursos invertidos en
estas actividades y reconocer objetivamente cuáles son sus ventajas y limitaciones.

En el caso de la LB de basureros en Tegucigalpa, el equipo investigador organizó un


taller de títeres para los NNA. Éste sirvió para establecer un primer contacto,
presentarles el estudio, explicarles de qué se trataba e invitarlos a participar en él.

Función de Títeres. LB Trabajo en botaderos de basura. Fuente: ANED Consultores. Tegucigalpa, 2003.

Buena práctica #15.- Prestar especial atención al lugar y momento en el cual se


entrevista a los NNA durante el trabajo de campo.
Para que la información sea recogida de manera eficiente y respetuosa, se
recomienda ser cuidadoso con las condiciones en las que se entrevista a los NNA.
Algunas sugerencias prácticas son no interrumpir las labores de los NNA y acercarse
a ellos en sus momentos libres. Esto es, los investigadores se adaptan y respetan los
horarios de los NNA y no al revés. Otras sugerencias útiles son buscar espacios en
donde cotidianamente los NNA se reúnen y tratar de que se sientan relajados, en
confianza, y – de ser posible – se encuentren sin sus padres/empleadores.

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Buena práctica #16.- Tener una política clara respecto a la entrega de
incentivos y recompensas por participar en el estudio.
En general, se espera que la participación de la población en el estudio sea voluntaria,
por tanto, no se debería partir del uso de retribuciones económicas como incentivos
para generarla. En base a la experiencia se sabe que, si la comunicación por parte
del equipo de investigación es honesta desde el inicio, esto ayuda a generar confianza
entre las partes involucradas y favorece el desarrollo de la investigación.

En todo caso es importante que el equipo de investigación tenga una posición clara
respecto al uso de incentivos y la comunique a la población tan pronto le sea posible.
Antes de tomar una decisión, se sugiere considerar las ventajas y desventajas del uso
de incentivos, sean éstos económicos o no, especialmente considerando el contexto en
el que la investigación se está llevando a cabo, las costumbres y tradiciones,
experiencias previas, etc. Es importante tener en cuenta que no se debe generar
expectativas en la población meta a cambio de lograr una mayor tasa de participación.
Se recomienda que los equipos de investigación no se comprometan ni mencionen
beneficio alguno para la población meta a menos que ello haya sido previamente
acordado o conversado con OIT-IPEC.

Si bien en las LB realizadas no se ha utilizado incentivos, ha habido experiencias en


las que se ha entregado materiales educativos, gorras y camisetas como muestras de
agradecimiento a los NNA por haber participado, por ejemplo, en los grupos focales.

Buena práctica #17.- Llevar una bitácora del trabajo de campo para documentar
el proceso de investigación y sistematizar la experiencia.
Como se sabe, durante el trabajo de campo ocurren una serie de eventos imprevistos
asociados a la investigación. Muchos de estos últimos pueden, por un lado, llevar a un
cambio de decisiones respecto al plan de estudio inicial o, en otros casos, enriquecer
la experiencia a través de la incorporación de elementos que no fueron originalmente
previstos por los investigadores (i.e., áreas geográficas nuevas, dimensiones no
consideradas, eventos o información que no es fácilmente registrable en los
formularios utilizados en la realización del trabajo de campo). En ese sentido, es
importante llevar un diario y documentar el proceso a fin de que las etapas de análisis
e interpretación de los resultados puedan realizarse sobre una base de información
completa y detallada.

De otro lado, llevar un registro de estos eventos favorece la elaboración de la


“memoria de investigación” y puede servir como insumo para sistematizar las
dificultades y aciertos del proceso, así como para derivar buenas prácticas de
investigación que, posteriormente, puedan ser replicadas. Las bitácoras de los
estudios realizados en El Salvador, República Dominicana, Guyana y Panamá
enriquecieron sustantivamente los reportes finales de investigación.

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Fase IV: POST-OPERATIVO DE CAMPO
Esta fase involucra las tareas que el equipo de investigación debe realizar una vez que
ha concluido el levantamiento de información en campo. En general, suele abarcar las
actividades específicas del procesamiento y análisis de la información, así como la
redacción del reporte final y, eventualmente, su difusión. Como se indicó con
anterioridad, a fin de que esta fase se lleve a cabo con éxito es importante que las
etapas anteriores se hayan realizado de manera eficiente y ordenada.

Buena práctica #18.- Familiarizarse con los procedimientos técnicos y probar el


software para el procesamiento de datos con anticipación.
De acuerdo a la secuencia del trabajo, una vez que el trabajo de campo concluye,
inicia el procesamiento de datos. A fin de realizar esta tarea con éxito y garantizar
un óptimo uso del tiempo, se recomienda verificar el funcionamiento del software
previamente a la llegada de los cuestionarios del campo. Para ello, previa
organización del trabajo post-campo, la persona responsable de la programación de la
base de datos puede ofrecer una breve capacitación al equipo que se encargará de
chequear la consistencia, realizar la crítica-codificación (ver Buena práctica #19),
digitar las encuestas y realizar el análisis. SPSS y MS ACCESS son los dos software
más utilizados para el procesamiento y análisis de datos (ver imagen).

A pesar de que el software haya sido diseñado en función de los formularios, éste
puede requerir algunas modificaciones o tener problemas técnicos. Por ello, se
recomienda probarlo con anterioridad y verificar que, entre otras cosas, los rangos
asignados sean los que corresponden a las variables, el sistema no acepte dobles
respuestas, los campos estén completos, las opciones “otro” permitan el ingreso de
los valores de texto o, de ser el caso, pre-codificados, etc.

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Buena práctica #19.- Realizar la crítica-codificación y chequeo de consistencia
de los cuestionarios tan pronto como sea posible.
La crítica-codificación (i.e., cotejar que las respuestas de los cuestionarios
correspondan a los rangos asignados, asignar valores a las respuestas abiertas, etc.)
es uno de los filtros para garantizar el control de calidad de los datos y ayuda a
garantizar que éstos estén en óptimas condiciones antes de iniciar el procesamiento y
análisis. Una manera eficiente de avanzar en el procesamiento de los datos es
realizar la crítica-codificación en el momento más cercano posible al levantamiento.
Idealmente, si las condiciones lo permiten, la crítica-codificación puede realizarse en
campo de modo que el equipo de investigación revise los cuestionarios y pueda
recontactar a las personas cuyas respuestas presenten inconsistencias o cuyos
formularios muestren preguntas sin contestar o errores en el llenado.

Buena práctica #20.- Realizar mini-operativos de control de calidad del


procesamiento de los datos.
En base a la experiencia obtenida, una buena práctica específica tiene que ver con
realizar, en la medida de lo posible, diversas verificaciones durante el procesamiento
de los datos cuantitativos. Como indicamos anteriormente, el control de calidad es
un requisito fundamental para asegurarnos de que las distintas etapas del proceso de
la investigación han sido rigurosas. Estas verificaciones se pueden realizar en base
a una submuestra aleatoria y pequeña de casos y consistirán en contrastar la
información digitada en las bases de datos y los registros (i.e., formularios) a fin de
garantizar que el proceso se ha cumplido satisfactoriamente.

Buena práctica #21.- Determinar criterios y recursos disponibles para el


procesamiento de los datos cualitativos.
Los datos cualitativos son fundamentales en los estudios de línea de base,
particularmente, porque permiten capturar información complementaria acerca de
aspectos que muchas veces no son fácilmente cuantificables. El análisis de esta
información puede realizarse a través del uso de software específico como el
ETHNOGRAPH, NUDIST o ATLAS. No obstante, en caso de que estos paquetes no
estuvieran disponibles, la experiencia ha demostrado que esta información también se
puede sistematizar y analizar a través de la técnica del análisis de contenido.

Dicho análisis puede llevarse a cabo a través del uso de matrices a fin de identificar
patrones o categorías comunes en lo que usualmente se llaman “árboles de conceptos”
y obteniendo un análisis semi-cuantitativo de los datos. Idealmente, se recomienda
realizar este ejercicio antes del análisis cuantitativo ya que de ese modo se puede
complementar los aspectos que resulten más saltantes. Como resultado de este tipo
de análisis, en los estudios de línea de base de El Salvador, Panamá y República
Dominicana se integró hallazgos de ambos tipos de información logrando reportes
finales con interpretaciones bastante completas.

Estudios de Línea de Base sobre Trabajo Infantil en América Latina y El Caribe: 25 Buenas Prácticas 15
Buena práctica #22.- Elaborar el plan de tabulados previamente a la etapa de
análisis.
El plan de tabulados corresponde al “mapa de ruta” para el análisis y debe responder
a los objetivos de investigación señalados en los TOR. En ese sentido, es sumamente
útil contar con un listado de tabulados esperados antes de realizar el análisis ya que
ello orienta y ordena el tipo de cálculos a realizar.

Con el fin de ayudar en esta tarea, especialmente en el caso de los formularios de


NNA y padres, OIT-IPEC diseñó un plan mínimo de indicadores que ha sido discutido
con los distintos equipos consultores y utilizado como referencia para el análisis.
Sobre esta base, los equipos sugirieron la inclusión de nuevos cruces de variables y la
eliminación de aquéllos que no resultaban relevantes para la investigación.

Buena práctica #23.- Preparar el reporte final prestando atención a los


criterios sobre el contenido y formato.
En los TOR se incluyen cinco anexos (i.e., Propuesta de investigación, selección de
casos, esquema de presentación del informe, criterios para el diseño de tablas y
gráficos y referencias bibliográficas) que brindan información muy concreta y
permiten al equipo consultor seguir ciertas pautas en la redacción del reporte en
relación tanto a los contenidos como al formato de presentación. Algunos de estos
anexos contienen ejemplos puntuales que sirven de referencia (ver imágenes).

Algunos equipos de consultores han manifestado que los anexos, al servir de guía, les
han ayudado a ahorrar tiempo y tener una idea clara acerca del formato y contenidos
esperados en el producto final.

Estudios de Línea de Base sobre Trabajo Infantil en América Latina y El Caribe: 25 Buenas Prácticas 16
Buena práctica #24.- Realizar un taller de validación de resultados cuando
concluye la investigación.
Al concluir la investigación, la realización de talleres ha demostrado ser sumamente
útiles ya que cumple con tres objetivos: Recopilar información adicional, informar
sobre los avances del trabajo realizado y sensibilizar a los actores involucrados
generando su interés y compromiso hacia el tema. Adicionalmente, en algunos casos,
se ha logrado devolver los resultados preliminares a la población involucrada en el
estudio, lo cual ha tenido una gran acogida y una respuesta muy positiva.

Estudios de Línea de Base sobre Trabajo Infantil en América Latina y El Caribe: 25 Buenas Prácticas 17
Buena práctica #25.- Preparar documentos del tipo Síntesis de estudios de línea
de base como medios para la diseminación de resultados
Como se indicó al inicio, los principales usos de los estudios de línea de base son
proporcionar información acerca de las poblaciones meta y brindar insumos para las
etapas de seguimiento y evaluación de impacto de los proyectos. Sin embargo, se
espera que la información generada a través de estas investigaciones sirva también
para incrementar la base de conocimiento sobre trabajo infantil especialmente
acerca de sus peores formas.

Así, en términos de la difusión de estos estudios, una buena alternativa es


diseminarlos a través de un formato sintético y amigable que resulte útil al lector.
Para atender esta necesidad, OIT-IPEC ha trabajado en la publicación de un
documento titulado “Síntesis de estudios de línea de base”. El documento consta de
capítulos como que incluyen la descripción de las tendencias y contexto del trabajo
infantil a nivel nacional, resúmenes ejecutivos de los distintos estudios de línea de
base realizados, análisis comparativo de los resultados obtenidos y una sección sobre
conclusiones y recomendaciones generales. A la fecha, este ejercicio se ha realizado
con los estudios de línea de base sobre trabajo infantil en la agricultura en República
Dominicana y trabajo infantil peligroso en Honduras.

Nota: Para conocer los procedimientos metodológicos utilizados por OIT-IPEC para la
realización de investigaciones sobre trabajo infantil y otros materiales relevantes,
recomendamos visitar: http://www.oit.or.cr/ipec/region/acciones/simpoc/

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