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Los estudios de línea de base son una de las principales herramientas impulsadas por
el Programa de Información Estadística y Monitoreo en Materia de Trabajo Infantil
(SIMPOC), entre otros fines, para asistir en el desarrollo e implementación de los
programas de acción directa. En términos generales, las líneas de base (LB) se
entienden como el conjunto de información acerca de la población meta que se recoge
antes de iniciar una intervención. A través de ellas se busca identificar, cuantificar y
caracterizar a los potenciales beneficiarios. Así, se considera que la información
obtenida en los estudios de línea de base constituye el “punto de partida” que
alimentará a las demás etapas del ciclo del proyecto y proporcionará los insumos
necesarios para las etapas de seguimiento y evaluación de impacto de la intervención.
1
Oficial responsable de Investigación y Estudios de Línea de Base para América Latina y El Caribe, OIT-
IPEC, 2002-2004. La autora agradece a sus colegas de OIT-IPEC y a los consultores externos
involucrados en la implementación de los estudios de línea de base en la región ya que sin sus aportes
estas reflexiones no hubieran sido posibles. E-mail: anavlis4@yahoo.com.
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informantes son los niños, niñas y adolescentes trabajadores, sus padres, maestros,
empleadores, líderes comunales y representantes de organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales, (v) las líneas de base son fundamentalmente de uso práctico, es
decir, están orientadas a proporcionar información con fines concretos, y (vi)
generalmente, estos estudios se circunscriben a una actividad económica y/o un área
geográfica definida en donde, eventualmente, se ejecutará un proyecto.
Como todo proceso de investigación, los estudios de línea de base abarcan distintas
fases interrelacionadas entre sí. Entre ellas: I. Diseño del estudio, II. Identificación
y selección de equipo consultor, III. Operativo de campo, y IV. Post-operativo de
campo. Las buenas prácticas que aquí se presentan han sido organizadas en torno a
estas cuatro fases.
Buena práctica #1.- Disponer de términos de referencia (TOR) que cuenten con
objetivos, procedimientos metodológicos y actividades claros y detallados.
Los TOR constituyen el “mapa de ruta” para las investigaciones. Este es el documento
en el que se expresa qué es lo que se está buscando, cómo debe realizarse, y qué se
espera del trabajo. Así, la claridad en los objetivos, procedimientos metodológicos y
productos esperados es fundamental para garantizar, desde el inicio, la buena
comprensión por parte del equipo de investigación acerca de las características del
estudio. Contar con TOR detallados permite al equipo de investigación tener una idea
clara acerca de las distintas etapas que habrá que cumplir y de las expectativas que se
tienen respecto al producto final, tanto en términos de fondo como de forma.
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Buena práctica #2.- Consultar TOR con equipos nacionales de OIT-IPEC y
validarlos con las contrapartes correspondientes.
En general, los TOR son formulados en consulta permanente con los Oficiales de
Programas y/o las Coordinaciones Nacionales de OIT-IPEC. Una vez que se logra el
consenso respecto a lo que se necesita obtener de los estudios y los procedimientos
metodológicos a seguir, éstos deben ser consultados con las contrapartes de cada país
(e.g., Ministerios o Secretarías de Trabajo, organizaciones de empleadores y
trabajadores) de modo que sus propias expectativas y experiencias se vean reflejadas
también.
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Buena práctica #3.- Diseñar instrumentos estandarizados para la recolección de
datos que permitan cierto grado de comparabilidad entre estudios y respeten la
especificidad de cada sector o área geográfica a investigar.
Aparte de contar con TOR claros y detallados es indispensable disponer de instrumentos
adecuados para el levantamiento de información en el terreno. Un “buen” instrumento
es aquél que permite obtener datos relevantes, útiles y de calidad a fin de satisfacer los
objetivos propuestos en los TOR. Asimismo, y dado que OIT-IPEC promueve un trabajo
de coordinación regional, un buen instrumento debería permitir cierto grado de
comparabilidad entre las distintas realidades de un país y, eventualmente, entre los
estudios realizados, por ejemplo, en un mismo sector en distintos países.
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Buena práctica #4.- Previamente a la convocatoria de instituciones, disponer de
criterios claros para la selección y evaluación del equipo consultor que realizará el
estudio de línea de base.
Es importante definir con anticipación el perfil que debe tener el equipo o individuo que
realizará el estudio. Dependiendo de las necesidades y particularidades del estudio, se
puede optar por un perfil más académico o, en otras ocasiones, por un perfil que
prioriza la experiencia en el terreno. Lo ideal, como se verá en la Buena práctica #6,
es obtener un buen balance entre ambos. Algunos de los criterios que suelen ser
tomados en cuenta son: Contar con experiencia en el campo de la investigación social,
tener conocimiento en materia de infancia y/o trabajo infantil, contar con un equipo
multidisciplinario, etc.
Una vez que las instituciones mejor calificadas han sido identificadas y convocadas, se
sugiere realizar la selección definitiva del equipo responsable sobre un mínimo de tres
propuestas de investigación. Para efectos de la etapa de evaluación de dichas
propuestas, OIT-IPEC ha desarrollado una pequeña matriz de criterios a observar,
tanto acerca de las propuestas como de los materiales anexos a las mismas (ver tabla).
Cuando se evaluó, por ejemplo, las propuestas presentadas para los estudios de línea de
base de El Salvador se tomaron en cuenta criterios tales como experiencia profesional,
nivel y formación del equipo técnico, comprensión demostrada de los TOR, etc.
Después de revisar los materiales remitidos por los equipos de investigación, estos
criterios fueron evaluados a través de una escala de tres puntos (i.e., altamente
satisfactorio, medianamente satisfactorio, insatisfactorio) obteniendo un puntaje total.
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Buena práctica #5.- Solicitar que los potenciales consultores, en la medida de lo
posible, documenten su experiencia al momento de presentar sus propuestas de
investigación.
A fin de seleccionar al equipo idóneo para realizar un estudio de línea de base, es decir,
uno que reúna tanto la capacidad profesional como técnica es importante contar con
suficiente información. Esto es, conocer las investigaciones previas que pudieran
haber realizado, su experiencia, la composición y formación profesional del equipo, etc.
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Fase III: OPERATIVO DE CAMPO
Esta fase consiste en la implementación propiamente dicha del trabajo de campo, es
decir, al levantamiento de información a través del contacto directo con la población.
Para fines de este documento, se identificó dos sub-grupos de buenas prácticas:
Aquéllas asociadas a la preparación y aquéllas referidas a la implementación en sí.
A. Preparación
Buena práctica #7.- Realizar un intenso proceso de inducción con el equipo a cargo
de la investigación.
Actualmente, OIT-IPEC cuenta con un CD-ROM de capacitación con materiales acerca
de los estudios de línea de base. El CD-ROM consta de distintos documentos sobre
conceptualización, balance, procedimientos metodológicos y ejemplos. La manera en la
que se ha venido operando al iniciar distintas líneas de base en la región ha consistido en
que el equipo técnico de OIT-IPEC se reúne con los investigadores para realizar una
breve capacitación acerca de los objetivos y procedimientos a utilizar, así como sobre
los productos esperados.
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Buena práctica #8.- Realizar una exhaustiva revisión de los instrumentos para la
recolección de datos, con énfasis en su relevancia, pertinencia y lenguaje.
Una de las primeras actividades a ser realizadas por el equipo consultor, en estrecha
coordinación con el equipo técnico del OIT-IPEC, es la adaptación de los instrumentos
evaluando, fundamentalmente, lo siguiente: Pertinencia de preguntas según el contexto
y sector económico a estudiar, relevancia y adecuación de las categorías de respuesta,
usos del lenguaje, cultura y sensibilidad local, etc. Asimismo, durante esta etapa se
evalúa la necesidad de incluir preguntas adicionales de acuerdo a las especificidades
del sector a estudiar.
Buena práctica #9.- Hacer una buena planificación conjunta del trabajo y de los
plazos requeridos según cada una de las actividades comprendidas en el estudio de
línea de base.
Junto a los temas arriba señalados, la LB debe estar bien planificada y basarse en una
estrecha comunicación entre el equipo consultor y OIT-IPEC. Esto implica que las
distintas etapas sean predefinidas con antelación, el uso de los recursos humanos y
económicos se haga de manera ordenada, se siga una secuencia lógica entre actividades,
se prevea posibles factores o situaciones que eventualmente pudieran retrasar el
trabajo, etc. Asimismo, una buena planificación del tiempo facilita el seguimiento y
apoyo por parte del equipo técnico de OIT-IPEC en cada una de las etapas del trabajo,
por ejemplo, a través del intercambio de experiencias, la dotación de materiales y
documentos relevantes, eventuales visitas a terreno, etc.
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Buena práctica #10.- Seleccionar encuestadores locales para el levantamiento de
información durante el trabajo de campo.
Dado que el levantamiento de información es, en líneas generales, el centro de la
investigación, la selección de buenos encuestadores es crucial para el éxito del trabajo
de campo. Así, se recomienda tomar en cuenta determinados criterios al seleccionar al
personal de campo: Experiencia previa en estudios sociales, trabajo previo con niños y
adolescentes, determinado nivel educativo y dominio fluido de la lengua en la cual se
aplicarán los instrumentos, etc. La experiencia indica que los mejores encuestadores,
acompañados de una rigurosa capacitación, son aquéllos que provienen de la misma zona
en la que se realizará el estudio. Ello, entre otras cosas, debido al conocimiento que
tienen del área, la población y las costumbres. Asimismo, la reducción de costos
asociados al desplazamiento y transporte, por ejemplo, es una ventaja a considerar.
Una experiencia que dio buenos resultados fue contar con un equipo de campo de
composición mixta, esto es, uno en el que los supervisores eran externos a la zona y los
encuestadores eran locales. Por ejemplo, en el caso de la LB sobre trabajo infantil en
la pesca en El Salvador, se reclutó a encuestadores locales a ser supervisados por
personas con amplia experiencia en la aplicación de encuestas que venían trabajando
desde San Salvador. En algunos casos, los profesores de las propias escuelas fueron
capacitados como encuestadores.
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Buena práctica #11.- Realizar la selección de casos (muestreo) a ser considerados
en el estudio través de un proceso metodológico riguroso y que, de preferencia,
abarque varias etapas.
La adecuada selección de los casos es una etapa fundamental dentro del proceso de
investigación. Dada la naturaleza de los estudios de línea de base de OIT-IPEC, los
procedimientos para la selección de casos suelen decidirse en base a los objetivos y
alcance de los programas de acción directa. Esto es, debido a las características de la
población objetivo, generalmente no se encuentran disponibles los marcos muestrales
que garantizan la selección de casos de acuerdo a los procedimientos metodológicos y
estadísticos usualmente recomendados para estos casos. En ese sentido, existen otras
estrategias metodológicas que pueden ser utilizadas siempre y cuando se siga una
secuencia ordenada de pasos y se les documente.
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Buena práctica #12.- Realizar un proceso de capacitación exhaustivo a fin de
que todos los miembros del equipo de investigación se familiaricen con los
objetivos y procedimientos del estudio.
El trabajo de campo es central para el éxito de la investigación. Vale resaltar que la
capacitación resulta, a su vez, central para el éxito de trabajo de campo. Tal como se
indicó al inicio es importante tener en cuenta la relación entre las distintas etapas de
la investigación, sobre todo, porque cada una de ellas redunda en el éxito de las
demás.
En el caso del estudio de línea de base sobre trabajo urbano en Panamá se utilizó el
piloto para conformar los equipos de trabajo, mejorar el lenguaje de los
instrumentos, calcular el tiempo de aplicación y desplazamiento hacia las zonas y
hacer un primer recorrido por las zonas que serían parte del estudio.
B. Trabajo de campo
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Buena práctica #14.- Utilizar la fotografía, el video y el teatro como medios
para facilitar el proceso de acercamiento entre los investigadores y la población
bajo estudio.
Como parte del proceso de familiarización del equipo de investigación con la población
y tomando en cuenta que se estará trabajando con niños y adolescentes y que ello
implica consideraciones metodológicas y éticas específicas es altamente
recomendable “romper el hielo” a través de la realización de distintas actividades.
En base a la experiencia, se ha identificado que el uso de diversas expresiones
artísticas da buen resultado. Entre ellos, la fotografía, el video y el teatro.
Función de Títeres. LB Trabajo en botaderos de basura. Fuente: ANED Consultores. Tegucigalpa, 2003.
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Buena práctica #16.- Tener una política clara respecto a la entrega de
incentivos y recompensas por participar en el estudio.
En general, se espera que la participación de la población en el estudio sea voluntaria,
por tanto, no se debería partir del uso de retribuciones económicas como incentivos
para generarla. En base a la experiencia se sabe que, si la comunicación por parte
del equipo de investigación es honesta desde el inicio, esto ayuda a generar confianza
entre las partes involucradas y favorece el desarrollo de la investigación.
En todo caso es importante que el equipo de investigación tenga una posición clara
respecto al uso de incentivos y la comunique a la población tan pronto le sea posible.
Antes de tomar una decisión, se sugiere considerar las ventajas y desventajas del uso
de incentivos, sean éstos económicos o no, especialmente considerando el contexto en
el que la investigación se está llevando a cabo, las costumbres y tradiciones,
experiencias previas, etc. Es importante tener en cuenta que no se debe generar
expectativas en la población meta a cambio de lograr una mayor tasa de participación.
Se recomienda que los equipos de investigación no se comprometan ni mencionen
beneficio alguno para la población meta a menos que ello haya sido previamente
acordado o conversado con OIT-IPEC.
Buena práctica #17.- Llevar una bitácora del trabajo de campo para documentar
el proceso de investigación y sistematizar la experiencia.
Como se sabe, durante el trabajo de campo ocurren una serie de eventos imprevistos
asociados a la investigación. Muchos de estos últimos pueden, por un lado, llevar a un
cambio de decisiones respecto al plan de estudio inicial o, en otros casos, enriquecer
la experiencia a través de la incorporación de elementos que no fueron originalmente
previstos por los investigadores (i.e., áreas geográficas nuevas, dimensiones no
consideradas, eventos o información que no es fácilmente registrable en los
formularios utilizados en la realización del trabajo de campo). En ese sentido, es
importante llevar un diario y documentar el proceso a fin de que las etapas de análisis
e interpretación de los resultados puedan realizarse sobre una base de información
completa y detallada.
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Fase IV: POST-OPERATIVO DE CAMPO
Esta fase involucra las tareas que el equipo de investigación debe realizar una vez que
ha concluido el levantamiento de información en campo. En general, suele abarcar las
actividades específicas del procesamiento y análisis de la información, así como la
redacción del reporte final y, eventualmente, su difusión. Como se indicó con
anterioridad, a fin de que esta fase se lleve a cabo con éxito es importante que las
etapas anteriores se hayan realizado de manera eficiente y ordenada.
A pesar de que el software haya sido diseñado en función de los formularios, éste
puede requerir algunas modificaciones o tener problemas técnicos. Por ello, se
recomienda probarlo con anterioridad y verificar que, entre otras cosas, los rangos
asignados sean los que corresponden a las variables, el sistema no acepte dobles
respuestas, los campos estén completos, las opciones “otro” permitan el ingreso de
los valores de texto o, de ser el caso, pre-codificados, etc.
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Buena práctica #19.- Realizar la crítica-codificación y chequeo de consistencia
de los cuestionarios tan pronto como sea posible.
La crítica-codificación (i.e., cotejar que las respuestas de los cuestionarios
correspondan a los rangos asignados, asignar valores a las respuestas abiertas, etc.)
es uno de los filtros para garantizar el control de calidad de los datos y ayuda a
garantizar que éstos estén en óptimas condiciones antes de iniciar el procesamiento y
análisis. Una manera eficiente de avanzar en el procesamiento de los datos es
realizar la crítica-codificación en el momento más cercano posible al levantamiento.
Idealmente, si las condiciones lo permiten, la crítica-codificación puede realizarse en
campo de modo que el equipo de investigación revise los cuestionarios y pueda
recontactar a las personas cuyas respuestas presenten inconsistencias o cuyos
formularios muestren preguntas sin contestar o errores en el llenado.
Dicho análisis puede llevarse a cabo a través del uso de matrices a fin de identificar
patrones o categorías comunes en lo que usualmente se llaman “árboles de conceptos”
y obteniendo un análisis semi-cuantitativo de los datos. Idealmente, se recomienda
realizar este ejercicio antes del análisis cuantitativo ya que de ese modo se puede
complementar los aspectos que resulten más saltantes. Como resultado de este tipo
de análisis, en los estudios de línea de base de El Salvador, Panamá y República
Dominicana se integró hallazgos de ambos tipos de información logrando reportes
finales con interpretaciones bastante completas.
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Buena práctica #22.- Elaborar el plan de tabulados previamente a la etapa de
análisis.
El plan de tabulados corresponde al “mapa de ruta” para el análisis y debe responder
a los objetivos de investigación señalados en los TOR. En ese sentido, es sumamente
útil contar con un listado de tabulados esperados antes de realizar el análisis ya que
ello orienta y ordena el tipo de cálculos a realizar.
Algunos equipos de consultores han manifestado que los anexos, al servir de guía, les
han ayudado a ahorrar tiempo y tener una idea clara acerca del formato y contenidos
esperados en el producto final.
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Buena práctica #24.- Realizar un taller de validación de resultados cuando
concluye la investigación.
Al concluir la investigación, la realización de talleres ha demostrado ser sumamente
útiles ya que cumple con tres objetivos: Recopilar información adicional, informar
sobre los avances del trabajo realizado y sensibilizar a los actores involucrados
generando su interés y compromiso hacia el tema. Adicionalmente, en algunos casos,
se ha logrado devolver los resultados preliminares a la población involucrada en el
estudio, lo cual ha tenido una gran acogida y una respuesta muy positiva.
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Buena práctica #25.- Preparar documentos del tipo Síntesis de estudios de línea
de base como medios para la diseminación de resultados
Como se indicó al inicio, los principales usos de los estudios de línea de base son
proporcionar información acerca de las poblaciones meta y brindar insumos para las
etapas de seguimiento y evaluación de impacto de los proyectos. Sin embargo, se
espera que la información generada a través de estas investigaciones sirva también
para incrementar la base de conocimiento sobre trabajo infantil especialmente
acerca de sus peores formas.
Nota: Para conocer los procedimientos metodológicos utilizados por OIT-IPEC para la
realización de investigaciones sobre trabajo infantil y otros materiales relevantes,
recomendamos visitar: http://www.oit.or.cr/ipec/region/acciones/simpoc/
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