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Ja doctrina oficial de cada momento impuesta por el partido, y el segun-
do sobre las diferencias existentes entre la ideologia soviética y las ten-
dencias del comunismo yugoslavo. El indice analitico final es suficien-
temente detallado.
Podemos concluir que la obra cumple muy adecuadamente la fina-
lidad para la que fue publicada. Incluso para el especialista en cuestio-
nes soviéticas seré aleccionador ojear esta magnifica “edicién puesta al
dfa” y sistemdtica de la doctrina oficial de Mosct. A lo largo de pa-
rrafos y capitulos sucesivos se van descubriendo en el edificio marxista-
Ieninista y soviético, ademas de su andamiaje forzado a perpetua tension
y reconversién, sus fisuras més peligrosas, sus vacios y contradicciones
internas, sus palinodias intermitentes... Especialmente en la segunda
parte, donde asistimos a una verdadera “viviseccidn” y critica desde
dentro de la doctrina expuesta. Las cuestiones relativas a la revolucién
universal, al “camino propio” de cada Estado o nacién para Hegar a
ella; las posibilidades de “transito pacifico” del socialismo al comu-
nismo, y otras, estén expuestas con vitalidad y nervio especiales. El
autor resume todas las conclusiones y advertencias sembradas a lo largo
del estudio con estas afirmaciones finales: la ideologfa soviética de
hoy est toda ella encaminada a justificar el dominio del partido co-
munista sobre todos los sectores de la sociedad soviética actual. El
pensamiento de Marx, Engels y Lenin son tenidos en cuenta solamente
mientras se hallen en consonancia con los intereses del estrato diri-
gente soviético. En caso contrario, se los olvida o se los falsea e inter-
preta a capricho.
VipaL ABRIL CASTELLO.
Fapro, Cornelio: Introduccién al tomismo. Edic. RIALP. Madrid, 1967.
203 pags.
La personalidad intelectual del autor, tedlogo, filésofo, notable es-
critor y docente, académico de las Pontificias Academias Teoldgica y
de Santo Tomas de Aquino, y de las Academias de la Sociedad Filos
fica Italiana y de la Sociedad Filoséfica de Lovaina, son mas que sufi-
ciente garantia para que pueda, con verdadero conocimiento de causa,
opinar sobre el tomismo.
Asi lo hace en este libro, aunque modestamente le lame breve intro-
duzione al tomismo (asi reza su titulo original italiano), y esto desde un
doble punto de vista muy interesante: el de explayar su nticlea doctrinal
y sus incidencias histéricas, y el de mostrar y poner de relieve, dentro
de ese panorama histérico, el valor y la vigencia del pensamiento de
Santo Tomés para el Magisterio de la Iglesia y para los pensadores ca-
t6licos de hoy.
Un libro més que afiadir a la ya ingente bibliografia sobre Santo To-
més de Aquino, seguido y combatido por todas las grandes figuras del
pensamiento humano, pero con el cual ahora, como en siglos anteriores,RECENSIONES Y NOTICIAS DE LIBROS 519
habré que contar siempre en los campos tan vastos de la Teolog(a y de
la Filosoffa. ¢Que se ha escrito mucho desde Santo Tomds? Qué duda
cabe. {Que no todo pudo decirse en el siglo x11? Indiscutible. ;Que San-
to Tomés corregirfa hoy muchas cosas? Sin duda alguna, pero menos
de las que creen algunos innovadores, y, sobre todo, no lo harfa porque
sus detractores le convencieran de sus errores, sino porque la materia
“mutabilis et difformis” del hombre y de la sociedad han cambiado mu-
chas cosas en siete siglos. Y Santo Tomés y su aportacién a la philoso-
phia perennis no desconocerfa, evidentemente, esas mudanzas, como no
las desconocié en su tiempo.
Pero mucho queda de ese monumento tomista, y después de las dé-
biles objeciones en contra, sale éste reforzado doctrinalmente y avalado
por la autoridad no sélo de la Iglesia al recomendarle, sino de tantos
pensadores que reconocen su vigencia, adelantandose a enfoques nuevos
de la época contempordnea (tal el caso expreso de Jhering y E. Husserl).
Santo Tomas de Aquino—empieza diciendo C, Fabro—estuvo des
nado por la providencia a la més extraordinaria obra del pensamiento, la
de realizar la sintesis entre fe y raz6n, entre naturaleza y gracia. Pero
con una neta distincién de los términos y los campos de la razén y de
la fe, con lo cual abria la posibilidad del desarrollo de la teologia como
ciencia en sentido estricto (en la actualidad se ha reconocido a Santo
Tomas el mérito de haber sido el primero en concebir la Teologfa como
“ciencia” en sentido riguroso), en cuanto la reflexién teolégica puede,
con el auxilio, p. ej., de concepciones racionales apropiadas, hacer expli-
cito lo que antes era sélo implicito (Sum. Theol., U-II, q. 1, a. 7), La
originalidad de la obra de Santo Tomés esté, a este respecto, en el pro-
yecto, audazmente realizado, de manejar los principios del aristotelismo
en el clima de la Revelacién cristiana. Precisamente esta reflexién sobre
el dogma “secundum vera philosophiae principia” le ha valido a Santo
Tomés, en todos los tiempos, las repulsas de unos y de otros. Se ha cali
ficado al tomismo de intelectualismo, a diferencia de la escuela agust
niana, que afirma la primacia de la voluntad. Pero esta acusacién “no
tiene consistencia”—afirma el autor—porque en realidad si en el to-
mismo el primer momento est4 confiado al objeto y, por tanto, a la inte-
ligencia (especificacién de las potencias y de las ciencias del respectivo
objeto), el segundo momento Io estd al sujeto que se perfecciona, con
sus actos, en la posesién del objeto. De aqui que la teologia es verdade-
ramente ciencia especulativa, pero virtualmente es practica ala vez; tra-
ta de los actos humanos, pero sélo en cuanto “per eos ordinatur homo
ad perfectam Dei cognitionem (Sum. Theol., I, q. 1, a. 4). Ademés, si
la fe es el principio’ de la salvacién, el verdadero principio de todo Io
sobrenatural es para Santo Tomas la Gracia santificante mediante la
caridad—“charitas forma virtutum”—.
Si se hubiese tenido en cuenta esta distincién tomista entre la razén
y la fe, entre el orden de la naturaleza y el de la gracia; si se hubiesen
conocido bien las fuentes del pensamiento tomista—“problema tan fun-
damental que constituye la clave para comprenderle”—, se hubiese evi-520 RECENSIONES Y NOTICIAS DE LIBROS
tado la mayor parte de la oposicién hecha, desde el Correctorium fratris
Tohomae, pasando por la Reforma, el tradicionalismo y el ontologismo,
el racionalismo y el fideismo, hasta las criticas ligeras de Eucken, Rou.
gier, Saitta y Hessen, hechas en nuestros dias desde el neokantismo, el
actualismo, el racionalismo, y hasta desde el campo catdlico (excepcio-
nalmente), condenando el proyecto de Santo Toms de hacer una alianza
entre Aristételes y el Cristianismo, entre la naturaleza y la gracia, entre
la raz6n y la Revelacién bajo el principio de que “la gracia no destruye,
sino perfecciona la naturaleza”.
Sin embargo, ninguno de esos autores quieren ver las aportaciones
positivas y el acercamiento “entre Santo Tomés y Kant” (p. 180), asé
como en profundos motivos de la “relacién entre finito e infinito, causa-
lidad y analogia dentro de la nocién de participacién, es donde pueden
mirarse las relaciones entre Santo Toms y Hegel” (p. 186). Asimismo,
la trascendencia teorética del tomismo resulta tambin del hecho de que
“puede tenderse a un acercamiento en perspectiva, incluso con la filo-
sofia del existencialismo”, que el autor ve en la posicion inicial del rea-
lismo integral mediante el concepto de “situacién” (In-der-Welt-sein de
Heidegger). Y en el interior de la metaffsica tomista del acto expresada
con la doctrina de la analogfa del ser, ha visto Stein el punto de “en-
cuentro” (Ankniipfung) del tomismo y de la fenomenologia.
Pero bien entendido—advierte el autor-—que en todas estas tentati-
vas se habla de “acercamiento en perspectiva”, ya que est fuera de causa
la diversidad sistematica entre los dos tipos de pensamiento puestos en
comparacién : el principio sistematico del @ priori kantiano (Ich denke
uiberhaup) esta en los antipodas de la metafisica tomista del conocimien-
to; del mismo modo la dialéctica hegeliana, que toma como punto de
partida el principio del “no-ser” de lo finito y anula la distincién de
Jos drdenes predicamental y trascendental, leva a la negacién del con-
cepto de creatura y de libertad personal. Asf es todavia incierta la com-
paracién del tomismo con el existencialismo por la ambigiiedad proble-
matica de esta filosoffa, pero se notan algunas tentativas de acercamiento
positivo gracias a la orientasién decididamente realista del existencialis-
mo en la prioridad del ser sobre el pensamiento y en la estructura de
la libertad personal, en lo que se manifiestan los dos momentos de la
trascendencia.
Si la filosoffa moderna—termina C. Fabro—ha podido turbar radi-
calmente la vida espiritual del Occidente, encamindndola del monismo
pantefsta al antropologismo ateo, ‘se debe sobre todo a la atraccién que
lleva en sf el “principio del acto” del cual parte el principio de la con-
ciencia como fundamento del ser”. La respuesta puede ser pedida al
persamiento de Santo Tomdas. Sefialar la realidad y la forma del en-
cuentro entre el acto tomista del esse y el acto moderno de la autocon-
ciencia, es la tarea precisa de un tomismo conocedor de su propia fuerza,
asi como de la gravedad de la situacién del pensamiento contempordneo,
que, por su expulsién definitiva (en sentido positive y constructivo) deRECENSIONES Y NOTICIAS DE LIBROS 52
lo sagrado y lo trascendente no halla ninguna respuesta en Ia historia de
la civilizacin occidental” (p. 192).
EmILIo SERRANO VILLAFANE.
FRAILE, Guillermo, O. P.: Historia de la Filosofia, Wl: Del Humanismo
a Ja Tlustracién (siglos xv-xvim. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, MCMLXVI, 1, 1.113 pags.
La sélida formaci6n filoséfica del P. Guillermo Fraile, profesor de
la Pontificia Universidad de Salamanca, son aval seguro y suficiente de
la seriedad cientffica y de la solvencia de sus publicaciones. Asi lo acre-
ditan los dos tomos anteriores de esta Historia de la Filosofia, I: Grecia
y Rome (1." y 2 edic.) y I: El judaismo, el cristianismo, el Islam y la
filosofia (1. y 2.* edic.), y asf lo revela este tomo III, en el que recoge
una de las etapas mds polémicas e importantes de la cultura: el Rena-
cimiento y Ia Ilustracién, hasta dejarnos en la antesala de Kant, del que
partird el tomo siguiente, que, como estos anteriores, esperamos con
impaciencia.
El Renacimiento “es escenario de una serie de profundas transforma-
ciones que afectan a todos los aspectos de la cultura en el orden social,
politico, econémico, cientifico, artistico, literario y religioso”. Hace el
autor un andlisis erftico de las interpretaciones del Renacimiento, por-
que pocos acontecimientos han dado origen a pareceres més distintos y
hasta contradictorios que el Renacimiento. Desde los elogios més des-
orbitados hasta las condenaciones mas terminantes, se ha recorrido toda
la escala con el propésito de enjuiciar una época “tan compleja, tan mo-
vida, tan rica en virtualidades y tan prolifica en consecuencias, que to-
davia dista de haberse agotado por completo”. Por no haberse tenido
siempre en cuenta esta complejidad de factores, y, prescindiendo de apre-
ciaciones subjetivas, la diversidad de valoracién proviene en muchos ca-
sos de fijarse en alguna de sus multiples facetas, desatendiendo Ia visién
de conjunto. Por eso “los juicios acerca del hecho renacentista han so-
lido adolecer de parcialidad”.
Con la objetividad de todo buen historiador, pero haciendo Ia critica
de todo buen pensador, el P. Fraile presenta las diversas interpretaciones
que se han dado del Renacimiento, empezando por la naturalista, en la
que Goethe, Hélder y Hegel consideran al Renacimiento como una vuel-
ta al ideal pagano del hombre anterior al cristianismo, o el “descubri-
miento del hombre”, en el pensar de Burckhard (como si antes—decimos
nosotros—no hubiese descubierto Sécrates la realidad del hombre y el
Cristianismo le hubiese aiiadido el concepto de libertad). Pero es que
tanto Burckhard como Voigt, que adopta una actitud semejante, “care-
cfan en su tiempo de una informacién suficiente para interpretar objeti-
vamente el Renacimiento y la Edad Media, y al enjuiciarlos lo hacen a
la luz, ya entonces un poco anacrénica, de los prejuicios del libre pen-
samiento y la Tlustracién” (p. 1).