® "Cpitulo 305
= indice
Todavia con las llaves en la mano, Gloria se culp6 a si misma.
—Todo es culpa mia. Me empefié en arrastrales hasta aqui para
comer.
Delfina comento con expresi6n tranquila:
—No te culpo. Aunque no me hayas traido aqui, gqué podria
hacer si cierto individuo no quiere dejarme ir?
Un Santiago sin palabras tenia una expresion tensa.
—Vamos a comer. —Mirando el ment, Delfina pidid—: El bacalao
es el plato estrella de aqui, no? Tomaremos uno de esos.
Al ver a Delfina actuar como si nada hubiera pasado, Gloria
tom6 asiento mientras recomendaba:
—Sus langostinos aqui también sohsabrosos.
—iEs asi? Uno de esos también, supongo.
Cuando todos los platos estuvieron servidos, Delfina comio y
bebié como una persona normal. En cambio, Santiago y Gloria
se sintieron incomodos. El, particularmente, se sentia como si
estuviera sentado en una cama de agujas. En ese momento,
aunque no queria admitirlo, la realidad habia revelado la verdad
de las palabras de Samuel: era un tonto. Tuvo que volver a
presionar los botones de Delfina sin ninguna razon.
Mirando el gran cuenco de sopa de cacahuete que habia sobrela mesa, Gloria hizo una sefial con los ojos a Santiago e incluso
le dio una patada por debajo de la mesa. Cuando por fin
entendio lo que ella insinuaba, lleno al instante un pequefio
cuenco con sopa y se lo dio intencionadamente a ella primero
antes de pasarle un segundo cuenco a Delfina en un intento de
hacer la escena mas natural.
—Toma un poco de sopa.
—Gracias.
Lo que salié de la boca de Delfina fue plano y no llevaba
ninguna emocion.
—Ah, claro, Carla y Samuel siguen en tucasa, ~no? ~Como estan
ahora?
—Son bastante obedientes. Los he dejado con mi asistente, asi
que no tienen que preocuparse por nada.
—Puedo recogerlos mas tarde hoy.
—No es necesario. Deja que jueguen en el grupo de teatro
durante unos dias. Como he descubierto que Samuel parece
tener talento musical, estaba pensando que para el concierto
final de dentro de dos dias, podria subirlo al escenario para que
actue como acto final de agradecimiento al publico.
—~Samuel? —Delfina penso que habia escuchado mal las
palabras de Gloria—. gPuede hacerlo? No ha tomado una leccion
de musica antes, verdad?Dado que Samuel era todavia joven y que se habia criado en el
extranjero, siempre habia pensado que necesitaba una infancia
libre y feliz. Por eso nunca le oblig6 a asistir a ninguna actividad
extraescolar.
Luego, Gloria afiadié:
—Samuel tiene un gran sentido de la musica. Queria pedirte tu
opinion al respecto. Si estas de acuerdo, me encargaré de que
actue en el escenario.
—No tengo ninguna opinion al respecto. Sdlo temo que pueda
afectar al nivel de la actuaciGn del grupo.
—No lo hara.
Santiago, que no podia entrometerse en la conversacion de las
dos mujeres, solo podia mirar con impotencia.
Aunque Delfina/no expreso su enfado)en realidad le resultaba
mas tortuoso que le ignoraran asi. Preferiayque ella lo regafiara
a fondo y terminara con eso. Lamentablemente, lo traté como si
fuera invisible durante toda la comida.
—éA donde va, sefiorita Delfina? Puedo llevarte alli.
Mientras se aferraba a las Ilaves de su coche, Gloria y los otros
dos salieron del restaurante. Mientras Delfina sostenia su bolso,
respondid:
—No es necesario. Tomaré un taxi y si, voy a buscar a Guchi.
—{Pero no sabe ya la verdad? ,Por qué va a seguir buscandolo?—Tengo que saber la verdad sobre lo que le pasé a mi abuela. Si
el chantaje y las amenazas no funcionan, tal vez pueda intentar
cebarlo con algo irresistible.
Santiago comento de repente:
—No puedes irte.
En cuanto dijo eso, la expresion de Delfina se ensombrecid.
—¢Qué? A pesar de que te he explicado claramente todo,
étodavia vas a meter en mis asuntos?
—Lo que queria decir es que no puedes ir alli sola.
Mientras abria la puerta del coche, dijo con determinacién
mientras su profunda mirada se posabajen su rostro:
—Gloria y yo te acompafaremos hasta alli.
—Si, sefiorita Delfina. Podemos acompafiarla.
—Solo estoy investigando algunos asuntos privados, asi que no
hay necesidad de ser tan cauteloso. —Frustrada continud
entonces—: ,Qué pretendes hacer con tanta gente?
—Puedes permitir que Santiago te acompafie entonces. Sucede
que tengo algo mas que hacer, asi que me iré primero.
Después, Gloria puso las llaves en manos de Santiago antes de
darse la vuelta y marcharse.
—Tomaré un taxi. Adids.
—jOye!
Delfina intento llamar a Gloria, pero no pudo evitarlo porque lamujer se habia marchado rapido. Los unicos que quedaban eran
Santiago y ella, que estaban en la puerta del coche y se miraban
fijamente.
Entonces, rompio el silencio con una pregunta.
—¢Conduces tU? £0 lo hago yo?
—¢Qué te parece?
Poniendo los ojos en blanco, Delfina le arrebato las llaves y
murmur6 enfadada:
—éSiquiera sabes conducir?
Aunque Santiago se atreviera, a conducir, ella no tenia el valor de
sentarse en él. Después de todo, aunque él no tuviera planes de
seguir viviendo, ella seguia queriendo vivir su vida.
La casa de Guchi estaba situada.en el lado oeste del antiguo
distrito. Las casas alli estaban todasdilapidadas y la mayoria de
ellas tenian un ‘cartel de demolicién pegado. Aunque la
demolicion ya se habia producido, no parecia que los residentes
alli se hubieran mudado después de todos estos afios.
Al salir del coche, Santiago fruncio el cefio mientras miraba las
ruinas que tenia delante.
—cEstas segura de que todavia hay gente viviendo aqui?
Delfina miré hacia un punto lejano y observo que las casas de
este lugar habjan sido todas demolidas con sus escombros
esparcidos por todas partes.—Por supuesto que no conoce los sufrimientos de los simples
mortales. Cuando una persona esta del todo arruinada, ya
estaria agradeciendo a Dios si hubiera un lugar que la protegiera
del exterior.
Pasando alrededor de la ruina, se dirigié a un callején, tras lo
cual Santiago la siguid.
Como ya era por la tarde, el sol abrasaba el suelo con su calor.
Sin embargo, las viejas casas medio derruidas tenian un camino
tan estrecho que a los dos les resultaba dificil atravesarlo sin la
luz del sol. El resultadoyera Un ambiente deprimente.
Santiago pregunto:
—Has visitado este lugar antes?
—No lo he hecho, pero he estado.en lugares similares a este.
—~Cuando fue?
—Fue hace mucho tiempo. Todavia no habia salido de
Pontevedra en esa epoca. Victor y su abuela también vivian en
este tipo de lugares.
Mientras recordaba la primera vez que fue a la casa de Victor,
ella también habia caminado por un callejon similar e incluso
era de noche entonces. El aire estaba lleno de olor a polvo con
escombros y rocas debajo de ella por todas partes. Aunque no
habia luz de la calle, la tenue luz del interior del callejon tenia
mas calidez que la propia luz de la luna. Victor estaba en lamisma situacién que ella: su Unico pariente ya habia fallecido.
Cuando Santiago vio que Delfina se espaciaba, le record6:
—Ten cuidado al caminar. Después de todo, llevas tacones.
—Lo sé.
Momentos después de responder, ella grito de sorpresa y fue la
rapida reaccién de él la que evitd que se cayera mientras la
sujetaba por la cintura.
Al bajar la cabeza, Delfina vio que el tacon de su zapato derecho
estaba atascado en la malla del desagiie. Se negaba a moverse,
por mucho que lo intentara.
—Déjame intentarlo. =Después de asegurarse de que estaba
bien parada, Santiago se arrodilld y le retorcié el zapato unas
cuantas veces.
Con un chasquido, también sintid queéssu corazon se rompia.
Como era de esperar, sostenia un zapato que.seshabia separado
del tacén. El rostro habitualmente severo del hombre tenia una
tara expresién de incomodidad.
—No pensé que fuera tan débil.
Sintiendo que las comisuras de su boca se movian, Delfina
respondio:
—Esta bien. Sdlo damelo.
—~Cémo vas a llevar eso?
No queriendo malgastar palabras con él, le quit6 el zapato de lamano y se lo puso antes de seguir cojeando hacia el callejon.
Como la superficie del camino estaba llena de baches causados
por las piedras, unido al hecho de que a uno de sus zapatos le
faltaba un tacon, se tambaleaba al caminar con una pierna mas
alta que la otra. Parecia que iba a perder el equilibrio en
cualquier momento.
—jEsto no se puede hacer!
—No necesito que te preocupes por mi.
Delfina no habia dado ni dos pasos cuando oyo que Santiago se
acercaba rapido a ella por detras. Para cuando exclam6 de
asombro, su cintura se habia tensado de répente mientras sus
piernas eran barridas del suelo. Cuando por fin se dio cuenta de
lo que habia pasado, ya estaba abrazada a Santiago. El fuerte
olor a feromonas la atacé mientras levantaba la barbilla para
mirar al hombre con incredulidad.‘Capitulo 306
: Indice
—jBajame ahora mismo!
—Hasta que no lleguemos a la entrada de la casa de Guchi, no
lo haré.
Para Santiago, que media un metro ochenta, llevar a Delfina era
tan facil como manejar un gato. Mientras aplastaba las piedras
con sus zapatos de cuero en el camino, atravesaron rapido el
callejon.
Mientras tanto, el corazomide Delfina se aceleraba.
—Esta ahi?
Oy6 la voz de un hombre por, encima de ella, que la devolvio a la
realidad...
Mientras Delfina miraba ellugar a lo. lejos, era la Unica casa que
tenia las ventanas selladas con papel deyperiddico viejo. En la
puerta habia unas cuerdas con dos toallas andrajosas atadas a
ella.
—Parece que si.
Cuando investig6 antes los antecedentes de Guchi, descubrid
que tenia una antigua casa aqui, pero era un lugar del que la
mayoria de los residentes se habian mudado. Su unidad era la
unica excepcidn. Solo tenia una hermana, que se quedaba en la
residencia de la escuela y volvia de manera ocasional durantelas vacaciones de invierno y verano.
Desde que Guchi fue liberado, no es que no pueda salir
libremente. Sin embargo, como su hermana ya se estaba
quedando aqui, la posibilidad de que volviera al pueblo era muy
grande.
—Bajame.
Cuando llegaron a la entrada, Delfina empezo a forcejear porque
queria estar de pie. Después de dejarla en el suelo, Santiago
procedio a llamar a la puerta.
—éHay alguien en casa?
Su voz resoné en el callejon. No hubo respuesta del otro lado.
—No hay nadie enasa.
Delfina fruncié el ceho porque viola toalla mojada en la entrada
y dijo confundida:
—Eso no puede ser posible.
Se adelanto a trompicones.
—jTen cuidado! —Estaba dispuesto a sujetarla con un gesto.
Mientras lo ignoraba, Delfina extendid la mano y cerro la puerta.
Basto un golpecito para que la vieja puerta crujiera antes de
derrumbarse. En el momento en que se cay6, grité mientras se
daba la vuelta y abrazaba inconscientemente a Santiago.
—¢Qué pasa?
Un confundido Santiago enfocd su mirada por encima delhombro de Delfina y hacia la casa. Al ver la escena del interior,
sus pupilas se contrajeron.
Habia un hombre en el viejo sofa de una esquina de la casa
poco iluminada. Con una mirada amplia y feroz, los miraba
fijamente con una expresion aterradora. Lo que resultaba atin
mas aterrador era que le habjan clavado un cuchillo en el pecho,
mientras que la zona de debajo de la pufialada estaba
empapada de sangre.
Abrazando con fuerza a la mujer, Santiago podia sentirla
temblar y su corazon sé aceleraba por la vida. En ese momento,
sintid que era por puraysuerte que la acompafiaba. Si Delfina
hubiera presenciado esto por su cuenta, 0 peor atin, se hubiera
encontrado con’el asesino cara ajCara... No se atrevid a
imaginar las consecuencias.
Después de media hora, el perimetro de lalcasa.de Guchi estaba
todeado de cinta amarilla. Janice llego al lugar de los hechos
mientras dirigia al personal de la Oficina de Investigacion de
Pontevedra. Después de fotografiar la escena del crimen, el
personal forense embols6 el cuerpo y lo Ilevé para realizarle la
autopsia.
Sentada en el coche, Delfina no podia calmarse ni siquiera
después de mucho tiempo.
—Bebe un poco de agua. —La voz de Santiago Ileg6 desde unlado.
Cuando volvié a sus sentidos, todavia estaba palida mientras
negaba con la cabeza.
—No quiero. —Cada vez que cerraba los ojos, lo Unico que
recordaba era la vivida escena de la muerte de Guchi.
—Delfina. —La voz de una mujer conocida llegé desde fuera del
coche.
Fue Janice. Santiago apretd con suavidad los hombros de
Delfina con el cefio fruncido antes de salir del coche.
—tHay algo en lo que podamos ayudarle, oficial Aldecoa?
—Ustedes dos fueron,Jos primeéros testigos de la escena del
crimen. Como taltengo algunas preguntas que haceros.
—Puedes preguntarme a mi. Vine’con Delfi.
Una severa Janice respondio:
—Sefior Echegaray, tiene que cooperar con)nuestra
investigacién, pero también tendré que interrogar a Delfina. No
s6lo fue la primera testigo de la escena del crimen, sino que
también estuvo involucrada con Guchi antes. Asi que no puedo
eliminarla como sospechosa todavia.
—Oficial Aldecoa, deberia elegir sus palabras con mas cuidado.
Después de todo, podria arrepentirse de lo que sale de su boca.
—Si me arrepiento o no, lo sabré después de la investigacion.
Después de decir eso, Janice iba a pasar por alto a Santiagopara buscar a Delfina.
—jOficial Aldecoa!
Cuando Santiago elevo la voz, bloqued el camino de Janice.
—Si no se abre paso le acusaré de obstruccion a una
investigacion en curso.
—Puedes intentarlo.
Justo después de que Santiago dijera esas palabras, el débil
sonido de la puerta de un coche abriéndose llego desde detras
de él. Delfina asom6 la cabeza y preguntd:
—Qué quieres preguntar? Sdlo pregunta.
Tras subir la ventanilla’del coche, el zumbido del exterior qued6
algo aislado. Tomando la iniciativa de dejar a las dos mujeres a
solas, opto por situarse en un lugar cercano, ya que aun
desconfiaba de Janice.
—No te ves muy bien. {Estas traumatizadajpor esto? —
Observando la cara de Delfina, Janice afiadid—: Menos mal que
te ha acompafiado hasta aqui.
Su preocupacion y su tono amable hacia Delfina eran una gran
diferencia con la persona que iba a por la garganta de Delfina en
la Oficina esa misma maiiana. Delfina se esforzo por abrir la
boca.
—eQuién crees que lo hizo?
Con el cefio fruncido, Janice respondid:—Aqui no hay vigilancia y, como esta zona ha sido designada
para la demolicion, ni siquiera las camaras de la autopista
cubren este lugar. Sin embargo, deberia haber pistas en la
escena del crimen. No existe el crimen perfecto.
—Es Jaime. Jaime Echegaray —sugirié una confiada Delfina—.
Después de ver nuestra caida, bajo la guardia contra mi y
decidio trabajar conmigo. Sin embargo, Guchi era como una
bomba de relojeria para él, asi que tuvo que deshacerse de él
primero. Deberfa haber predicho todo esto antes.
Janice tomé las manos de Delfina con el cefio ain mas
fruncido.
—No tiene que culparse tanto. Se lo merece después de toda su
complicidad. Definitivamente llegaré al fondo de esto, un dia en
el futuro...
No pudo continuar con su frase. Hubo muChos.casos en la
Oficina en los que la gama de efectos era tan amplia que los
casos se habian enfriado sin ninguna pista nueva. Por si fuera
poco, numerosas personas habian sido sacrificadas por ello.
Apretando los pufios, Delfina dijo:
—Janice, Guchi no era mas que un peon para Jaime. Era alguien
destinado a ser silenciado o asesinado después de servir a sus
propositos. {Cual crees que seria su siguiente paso si quisiera
borrar todo rastro?La expresion de Janice se congeld. Soltd de repente la mano de
Delfina al no permitirse ese lujo de pensar y record6 con un tono
bajo:
—Delfi.
Cuando Delfina se acerco, mird por la ventana y vio a Santiago
caminando hacia ellos. «Debia de estar inquieto después de
vernos hablar durante tanto tiempo».
—Vamos a terminar nuestra conversacion aqui. Me pondré en
contacto contigo si tengo alguna pregunta.
Mientras se acercaba, s6lo pudo captar la segunda mitad de la
frase de Janice mientras salia del yehiculo. Al cruzarse con
Santiago, Janice asintio en sefial de saludo.
—Parece que esta en estado de shock, asi que vete a casa. Me
mantendré en contacto.
—Prefiero que se ponga en contacto conmigo directamente,
oficial Aldecoa.
—Lo intentaré.
Tras dejar dicha declaracion, se dirigid hacia la linea de policia.
Fue en ese momento cuando Paco llego al lugar de los hechos.
Estaba un poco confundido cuando vio la linea de policia y
todos los vehiculos de la Oficina.
—Presidente Echegaray, qué es todo esto? {Ha pasado algo?
Lanzando las llaves a Paco, Santiago solo dio una orden enlugar de explicar la situacion.
—Conduce.
Paco los llev6 a casa. En el camino, una distraida Delfina miraba
por la ventanilla del cochesNo sabfa si habfa hecho lo correcto.
Si ella no hubiera sacado las palabras de la boca de Guchi,
ghabria sido silenciado? gO fue precisamente el hecho de que
supiera demasiado lo que causo su.muerte? Al menos
proporcion6é una cosa, Guchi era solo Un Chivo expiatorio. Ahora
que estaba muerto, la pista del secuestro de entonces se
cortaria a menos que encontraran a la persona que lo asesin6o.' ‘Capitulo 307 La naturaleza maternal de una mujer
: Indice
—Presidente Echegaray, hemos llegado. —La voz de Paco se
escucho desde el frente.
Antes de que Delfina pudiera volver en si, Santiago se bajo del
coche y rodeé el vehiculo hacia su lado. En el momento en que
Paco abrié la puerta, Santiago la saco del asiento trasero. Como
ya no tenia fuerzas ni siquiera para luchar, permitié que la
llevara.
—Bajame. —Le dio una palmadita en el brazo cuando llegaron al
vestibulo para que pudiera cambiarse’aun par de chanclas.
Ella estaba contemplando sobre el asunto de Guchi. Aunque
tenia miedo, tenia que considerar otras posibilidades, tras lo
cual se senté en el sofacon la mente distraida.
—Estas bien? —Santiago le sirvio un vaso de agua.
Delfina asintio.
—Si, estoy bien.
—Sin embargo, no tienes buen aspecto. ¢Quieres dormir un
poco?
—No puedo dormir.
—Me sentaré aqui y te acompafiaré entonces.
Mientras Santiago hablaba, tom6 asiento frente a ella y sacdé
unos cuantos paquetes de bocadillos de debajo de la mesa decafé y se los acercdé de un empujon. Parecia no encontrar nada
malo en sus acciones.
Cuando Delfina se mud6o con Samuel, él parecia no saber donde
se guardaban los bocadillos en la casa, pero anoche habia
cogido una revista de la estanteria para leerla. Como no tenia
intencion de dar explicaciones sobre sus actos, ella se limito a
dejarle hacer. Después de relacionarse con él durante tanto
tiempo, se habia dado cuenta de que Santiago tenia una buena
cualidad. Siempre que estaba con él, rara vez necesitaban
hablar; los dos podian leer un libro cada uno y pasar toda la
tarde asi sin que a ninguno le pareciera extrafio.
Como era muda, la lectura era su mayor aficin desde pequefia.
Incluso después de que Julian curara su enfermedad, seguia
conservando sus antiguos habitos y\rara vez hablaba cuando no
habia necesidad de hacerlo.
La tarde pronto paso volando. Durante ese periodo, la Oficina de
Investigacion de Pontevedra les habia llamado dos veces para
hacerles preguntas sobre la escena del crimen de la tarde, a las
que tanto Delfina como Santiago respondieron de la mejor
manera posible.
Por la noche, Delfina se quedo dormida sin darse cuenta.
Cuando se desperto con la cabeza aturdida, solo la cocina
estaba iluminada y escuché algunos ruidos de los utensilios decocina. Fueron esos sonidos los que la despertaron. Cuando
llego a la entrada de la cocina, lo que vio le hizo dudar de sus
ojos.
—{Estas cocinando?
Santiago miré detras de él.
—Estas despierto. Te he despertado?
—Sj. —Entonces, Delfina entré en la cocina—. Qué estas
haciendo?
Ante él habia una olla de fideos en la estufa caliente.
—Lo he pensado y todavia me parece una opcion mas facil.
Pregunto titubeante:
—{Cuanto tiemporlevas cocinando los fideos?
—Veinte minutos.
—jzVeinte minutos?! —Habia una mirada incrédula en su rostro.
— Qué pasa? {No es suficiente? —Santiago,estaba confundido
—. ~Cuanto tiempo suele tardar?
La comisura de los labios de Delfina se crispo.
—Sdlo apaga la estufa. Es mas que suficiente.
Hablar de cocina con este hombre, que apenas habia entrado en
la cocina en toda su vida, serfa como echar perlas a los cerdos
y ella tampoco tenia intencién de perder el tiempo ensefidndole
a cocinar.
S6lo cuando Santiago intento sacar los fideos de la olla se diocuenta de que su intento de cocinar parecia haber fracasado.
Los fideos se habian vuelto tan blandos que se rompieron
cuando intento sacarlos con un par de pinzas; no pudo sacarlos
en absoluto.
—Lo serviremos con la olla. —Delfina encontré un posavasos del
armario y lo coloco sobre la mesa del comedor—. Coldécalo aqui.
Era la primera vez que comia fideos de una olla y,
sorprendentemente, le parecié refrescante. Como Delfina estaba
hambrienta, cogié un tenedor y una cuchara para coger los
fideos y soplé sobre ellos antes de llevarselos a la boca.
—~Como sabe?
—No esta mal, pero sabra mejor con una cara soleada.
—Una tostada? —Un vacilante Santiago miré a la cocina.
—Te estaba tomando el pelo. Una simple comida me vendra
bien. {Quieres un poco?
Inesperadamente respondio:
—Freir un huevo no es dificil.
Con eso, agarro dos huevos y volvid a la cocina.
Delfina levanté la ceja como respuesta y siguid enterrando la
cabeza en la comida sin siquiera dedicarle una mirada. A decir
verdad, en realidad no le apetecia un huevo al sol; solo habia
encontrado una excusa para hacer que Santiago se fuera ya que
la comida sabia mejor sin él delante. Pronto oyé un chisporroteoprocedente de la cocina al que siguié un fuerte estruendo.
Como el sonido la habia sobresaltado, hizo que se le cayeran
los utensilios a la taza.
— Qué ha pasado? —pregunto mientras se dirigia a la cocina
conmocionada.
—Nada. —Sin embargo, era obvio por la voz de Santiago que
algo no estaba bien.
Delfina dejo al instante la cuchara y se dirigid a la cocina. Nada
mas cruzar la puerta, vio la sartén chisporroteando, asi como un
huevo y una espatula eh el suelo. Un vistazo le basto para saber
que el lugar estaba desordenado.
Un palido Santiago estaba de pie lejos de la estufa mientras su
mano izquierda’sostenia su mano derecha.
Al instante tapd la sartén y apago el fuego.
—No se puede'afadir aceite cuando hay agua.enda sartén.
éEstas bien? ~Te has quemado?
—Estoy bien.
—¢Qué quieres decir con que estas bien? Déjame ver. —Ella le
cogid la mano y la miré con cuidado, donde habia unas
ampollas en el dorso de la mano que pronto se hincharon—. Ven
conmigo. Te traeré una medicina.
Santiago fue arrastrado durante varios pasos antes de que al
final volviera a sus sentidos y su mirada se posara en la manode ella que tiraba de él.
La Ultima vez que le habia tratado con tanta paciencia fue
cuando se habia lesionado. Como se sabe que la mujer tiene
una naturaleza maternal, seria su instinto natural simpatizar con
los débiles. «{Es esto parte de simpatizar con los débiles?»
—No revientes la ampolla. Ten cuidado cuando te cambies de
ropa durante los proximos dos dias. Acuérdate de aplicarte la
medicina dos veces al dia, una por la mafiana y otra por la
noche. —A continuacion, Delfina colocé el medicamento sobre
la mesa—. Aplicatelo td mismo.
Tras decir eso, cogid,él tenedor y la cuchara y siguid comiendo
fideos.
Santiago aun no habia recuperado el sentido comUn cuando
sefialo:
—Ya estoy en ese estado. {No vas a aplicatmedaimedicina?
—{Qué te pasa? Sdlo son dos ampollas; no es que te hayas roto
la mano.
—TU...
—Ya he terminado. Voy a salir a recoger a Samuel y Carla.
Puedes quedarte en casa por tu cuenta.
Con eso, tom6 las llaves del coche y salié de la casa, dejando a
un frustrado Santiago de pie en el comedor solo con una mano
herida.Cuando Delfina llegé a la sala de musica, Gloria estaba
practicando el piano mientras Samuel cantaba junto al piano.
Era una cancion infantil francesa, que cantaba con fluidez. Una
vez que termino de cantar, un cdlido aplauso lleg6 desde un
lado.
—jEsto es increible! Samuel, jeres increible! jHaré que toda la
clase asista a tu actuacion! —Gloria habl6—: Sin embargo, yo no
compraré las entradas; tu tienes que comprarlas para tus
compafieros.
—iTia Gloria, estas siendo mezquina!
—¢Qué has dicho? Te.reto a que lo,digas otra vez.
Cuando Samuel levanto la cabeza y vio a Delfina, sus ojos se
iluminaron.
—jMama!
Empujé la puerta y entro en la habitacién, donde.Carla y Samuel
se abalanzaron sobre ella uno tras otro para abrazar su cintura
mientras se negaba a soltarla.
Una impotente Delfina pronuncio:
—Ria, he venido a recogerlos. Te han dado algun problema?
Gloria agité al instante la mano.
—No, no, Samuel es un buen chico; en cuanto a Carla, siempre
ha sido un poco traviesa, jasi que estoy acostumbrada!
—¢De verdad piensas permitir que Samuel actue junto a ti?—Por supuesto, sefiorita Delfina. ~Creia que me estaba
metiendo con usted? —Se levantdé del banco del piano—. Debe
haber oido lo bien que cantaba Samuel, ¢verdad?
Delfina acaricio la cabeza del pequefio.
—No sabia que tuvieras tanto talento para cantar. Tal vez
deberia enviarte a una clase de canto para que puedas
aprenderlo sistematicamente.
Sin embargo, Samuel nego al instante con la cabeza.
—No quiero asistira clases; jquiero aprender de la tia Gloria!
—Tu si que sabes elegir lo mejongno? ~Sabes cuanta gente hay
en la cola esperando que tu tia Gloriales ensefie?
Gloria rompio a ‘sonreir.
—La larga cola no me detendra cuando esté dispuesta a
ensefiar a Samuel.
Mientras charlaban, Delfina sintid de repente una presencia en la
puerta, pero no vio a nadie cuando miro en esa direccién.
Frunci6 el cefio, pensando que podria haber percibido mal.’ ¥pitulo 308 Los antecedentes de Samuel
3 indice
—Sefiorita Delfina, ¢qué pasa? —Gloria estaba desconcertada
tras notar que Delfina parecia haber perdido el control.
Delfina retiré su mirada de la ventana y respondio:
—Nada.
—Sefiorita Delfina, ha comido? Estaba a punto de llevarlos a
comer.
Su pregunta le record a Delfina los fideos blandos que habia
hecho Santiago, lo que Ja/hizo reir en su interior.
—He comido un poco, pero puedo acompafiarte. Puede ser
dificil para ti cuidar de dos nifios.
—Muy bien, invitemos a Claudia también.
—éDesde cuando estan tan unidas la.una a la otra?
—No deberiamos mezclar Jas cosas. Aunque nuestras
posiciones sean diferentes, eso no impide que seamos amigas
—respondio Gloria con una ceja levantada.
Delfina entendio lo que Gloria queria decir con posiciones sin
tener que preguntar. En su opinion, el standing no era mas que
un juego infantil, porque con quién eligiera estar habia
dependido completamente de su propia voluntad. No era algo
que aquellos dos pudieran cambiar con una 0 dos palabras.
—Carla, Samuel, vamos. —Delfina salud6 a los dos nifios antesde salir de la habitacion. Sin embargo, tras dar apenas unos
pasos fuera, Gloria la detuvo de repente—. Sefiorita Delfina.
—¢Qué pasa?
—Gloria levanté la mano derecha para poner el dedo indice en
sus labios y hacerle un gesto para que se callara.
Cuando Delfina siguidé la mirada de Gloria, vio una sombra en la
esquina de la escalera. Sus pupilas se contrajeron porque eso
significaba que tenia razon. No era una ilusiOn; alguien les
estaba espiando en secreto.
Gloria metio la mano en su bolso mientras se acercaba con
cuidado a la esquina de la escaleraé Tal vez debido al repentino
silencio en el airegel acosador parecio darse cuenta de algo y la
sombra en el suelo comenzo a moverse.
—jAhhh!
Chillé y apuntd su spray de pimienta a la Cara dela persona. El
hombre grit6 de agonia mientras se cubria la cara y se
agachaba. Sin dudarlo, Gloria golped al hombre con su bolso.
—jTe lo mereces, acosador y pervertido! jPervertido! jPervertido!
En un principio, Delfina tenia la intencién de ayudar, pero antes
de que consiguiera acercarse a ellos, el hombre ya habia sido
sometido por Gloria.
En ese momento, Ja cara del hombre estaba cubierta de
moretones y parecia tambaleante. Delfina cargo a sus dos hijosy apreto la parte posterior de sus cabezas contra su cuerpo. La
escena habia escalado a un nivel de violencia inapropiado para
que los nifios pequefios la vieran.
Pronto, el hombre se derrumb6 en el suelo y lord. Gloria le pisd
la espalda con sus altos tacones y llam6 a la policia.
—Me he encontrado con pervertidos como tu. Voy a llamar ala
policia ahora.
—jNo, no llame a la policia! Todo esto no es mas que un
malentendido.
—{Malentendido, dices?
Ella piso mas fuerte, ado que él volvio a)soltar un grito
miserable.
—Sé que estas tratando de ganantiempo. Olvidalo.
Mientras hablaba, la llamada se hizovefectiva.
—Hola, quiero hacer una denuncia a la polieia, jHe pillado a un
acosador pervertido aqui! Es en la Sala de Musica numero 2.
Como estaban en el centro de la ciudad, los policfas encargados
de la Avenida Lita no tardaron en llegar al lugar. A continuacion,
el grupo de personas acompa?fio al acosador pervertido muy
golpeado, a la comisaria de policia para que se grabaran sus
declaraciones.
—Oficial, soy inocente. No los acosé; solo pasaba por aqui.
—Pasando por aqui? Te vi merodeando fuera de la sala demusica hace dos dias.
—Pasé de verdad por alli.
Delfina, que estaba sentada a un lado, observaba como Gloria
discutia con el acosador; le parecia vagamente que el hombre le
resultaba familiar, pero no recordaba donde lo habia visto antes.
Dicho hombre era bastante atractivo y vestia un traje formal; no
parecia un pervertido.
—Hemos comprobado las grabaciones de seguridad. El hombre
habia aparecido, efectivamente, en los alrededores de la sala de
musica hace tres dias, asi que, sin duda, estaba acechando a
alguien. —El agente de’policia no tard6 en recuperar las
imagenes de seguridad. Una vez descubiertas las pruebas, el
hombre parecié desanimado al instante.
Gloria exigid con fiereza:
—éQué mas tienes que decir? jUsted es dewwerdad, un pervertido!
Oficial, tiene que meter a este hombre entre rejas durante unos
afios. De lo contrario, volvera a hacer lo mismo después de ser
liberado. Este tipo de personas suelen tener la mentalidad de
dafiar a la sociedad.
El hombre murmur6 impotente:
—Es de verdad un malentendido.
El policfa respondié:
—Déjate de tonterias. Sigueme y llama a tu familia para quepague la fianza después de quince dias.
El color se le fue de la cara al hombre cuando escucho eso. En
ese momento, soné una voz femenina agitada en el vestibulo de
la comisaria.
—Donde esta el acosador? {Como se atreve ese pervertido a
acosar a mi mejor amiga? —Al ver a Delfina, Claudia se acerco
rapido—. gCdmo estan? ¢Estan bien? ~Cémo estan Samuel y
Carla?
Delfina hizo una mueca en direccién a los dos nifios que
estaban a cierta distanCia.
Samuel y Carla se sentian como en casa, estuvieran donde
estuvieran. No armaron ningun, escandalo cuando los llevaron a
una comisaria. Tal y como estaba, tenian hambre y unas
policias les dieron unos bocadillos; incluso se hicieron fotos
junto a los polieias.
Claudia lanzo un suspiro de alivio.
—¢Donde esta el pervertido?
—Alli. —Siguid su mirada y vio a Gloria antes de fijarse en el
«acosador pervertido» que tenia moretones por toda la cara.
Claudia soltd:
—éSefior Rivera?
La expresion del hombre cambio al instante en el momento en
que la vio y traté de cubrirse la cara.Entonces se acerco a ellos.
—éQué ha pasado?
Una desconcertada Gloria aclaré:
—éSe conocen?
—jNo! —Inmediatamente sacudi6 la cabeza en sefial de
negacion.
Claudia fruncid el cefio.
—Sefior Rivera, usted no me debe ningun dinero. Entonces, gpor
qué me evita?
Gloria murmuré incrédula:
—jClaudia, esto no puede estar pasando! ;De verdad conoces a
este acosador pervertido?
—zEs el acosador del que hablaron?
—Si, el policfa ha comprobado las grabaciones de seguridad y
ha descubierto que me ha estado acosando. durante los Uultimos
tres dias. Ha estado merodeando fuera de la sala de musica e
incluso ha entrado por la ventana. Va a ser encarcelado durante
quince dias.
Al oir eso, la expresion de Claudia cay6 al instante.
—jEstabas acechando a Gloria? {Quién te pidid que lo hicieras?
éFue él?
«¢El?» Delfina dud6, pero sus pupilas se contrajeron al oirlo.
—Claudia, para quién trabaja?Claudia cerré poco a poco el pufio a los lados y murmuré un
nombre.
—Raul Suarez.
Tanto Delfina como Gloria se quedaron heladas al oir ese
nombre. Ratl Suarez era el presidente de Majestic Corp., una de
las cuatro empresas mas importantes de Pontevedra. Era un
reputado magnate del sector inmobiliario y el hombre sofiado
por la mayoria de las mujeres de Pontevedra. «;Este hombre
trabaja con Raul?»
Antes de que la multitud volviera a sus cabales, Claudia rompié
el silencio.
—¢Te pidid Ratil que siguieras a Gloria?
Edison nego alinstante con la cabeza tan rapido como pudo.
—No, el presidente Suarez me ha pedido que vigile a ese nifio.
Mientras respondia, miro a lo lejos antes de.quessu mirada se
posara en Samuel. Delfina era del todo consciente de los
antecedentes de Samuel. Por mucho que hayan intentado
ocultar la verdad, ahora el pequefia estaba en el punto de mira.
La expresion de Claudia cambio al instante al oir eso. A juzgar
por su comportamiento habitual, habria sido engullida por la
rabia en ese momento, pero reprimid su temperamento y grufid
con los dientes apretados en su lugar:
—éPor qué te pidid que acecharas a Samuel?Edison susurré:
—El presidente Suarez sospecha que Samuel es su hijo...
—jEso es una mierda! —Antes de que él lograra terminar su
frase, ella interrumpid—: gEsta sofando? Samuel no tiene nada
que ver con él.
Mientras se rascaba la cabeza, Edison elaboro:
—Sefiorita Bisconti, ese no es Un argumento muy convincente.
Samuel tiene el mismo aspecto que las fotos tomadas cuando
el presidente Suarez era un nifio.
En cuanto dijo eso, Gloria se qued6 boquiabierta con una mirada
incrédula. «jEsta es sin duda una de las noticias mas
impactantes y jugosas para las familias ricas!»’ ‘Capitulo 309 Tacticas turbias
2 Indice
Mientras tanto, Edison parecia ajeno a su estado de animo. El
enfado en el rostro de Claudia era bastante evidente, pero
seguia alimentando las llamas. Entonces, Delfina habia logrado
detener a Claudia a tiempo antes de reprenderlo severamente:
—Usted debe ser el sefior Rivera. Basandome en las palabras
que acaba de decir, puedo demandarle por difamacion. Soy la
madre de Carla y Samuel. —Delfina continué mirandolo
fijamente con una mirada Gompuesta—. Esta es mi tarjeta de
visita. Nunca he conocido al presidente\Suarez, asi que ¢por qué
ha enviado a alguien a seguir de la nada? {Qué estan tratando
de hacer?
Era evidente que Edisonmwya habia realizado la investigacion
necesaria.
—Sefiorita Murillo, este es un asunto entre el presidente Suarez
y la sefiorita Bisconti, asi que sera mejor que se mantenga al
margen. Ni siquiera ha resuelto sus asuntos, ¢verdad?
—¢Qué tiene eso que ver contigo? Raul Suarez cree que puede
hacer lo que quiera, geh?
Una Claudia muy enfadada rugié:
—jLlamalo ahora! Si no aparece hoy, no pondras un pie fuera de
este lugar.En ese momento, Edison se encogié hacia atras y fingid no oirla
mientras mantenia su silencio.
—Asi que no vas a hacer la llamada, eh? Entonces lo haré yo. —
Después de decir eso, marco el numero de hombre.
—{Hola? Raul Suarez, tienes veinte minutos para llegar a la
comisaria de la Avenida Lita a recoger a tu asistente personal.
Si te retrasas un solo minuto, me aseguraré de que permanezca
en esa celda durante un mes mas.
Delfina frunci6 el cefio. «¢Va a venir Raul Suarez?»
Mientras tanto, Gloria efa una persona a la que le gustaban las
emociones y tiré de laymano de Delfina antes de preguntar:
—¢Qué pasa? He oido que Raul Suarez es muy atractivo. Fund6é
Majestic Corp. y la desarrollé él solo. Estuvo casado, pero ya se
ha divorciado de su mujer. Eso lo cohyierte en el soltero mas
popular de Pontevedra en este momento. gEsta involucrado
romanticamente con Claudia? {No me digas que se divorcié por
culpa de Claudia?
—Deja de decir todas esas tonterias. —Delfina volvio a fruncir el
cefio—. Raul Suarez solicité el divorcio hace tres afios. En ese
momento, Claudia y yo seguiamos en el extranjero y ni siquiera
estabamos en la ciudad, asi que eso no tenia nada que ver con
ella.
—Entonces, es de verdad el padre biolégico de Samuel?—Gloria. —El cefio de Delfina se fruncié atin mas—. Solo ignora
lo que ese hombre dijo antes y no dejes que Samuel lo sepa.
Delfina y Claudia se habian esforzado mucho todos estos ajios
para mantener en secreto la identidad de Samuel, asi que no
queria que sus esfuerzos se fueran al garete.
De hecho, a Gloria siempre le habia parecido extrafio que Delfina
se hubiera ido de la ciudad justo después de dar a luz a Carla.
Mientras tanto, Samuel solo tenia un par de meses mas que
Carla, asf que era imposible que fuera hijo de Delfina. Era algo
que Gloria llevaba mucho tiempo queriendo preguntarle. Ahora
mismo, parecia que Edison habia estado diciendo la verdad en
que Samuel era, dé hecho, el hijo del infame magnate
inmobiliario Ratl Suarez.
—Sin duda mantendreé mis labios sellados. —Gloria asintio—. A
pesar de mi enemistad personal con Claudia, prometo que me
guardaré algo tan importante para mi.
—Eso es genial, entonces. —Delfina solt6 un suspiro de alivio—.
Si tienes algo mas puesto, ;qué tal si te vas primero?
—No tengo nada mas puesto. No estoy ocupado en absoluto.
Gloria permanecid fija en su posicion y se nego a moverse. Hay
«algo emocionante, por lo que me ahorraria mi tiempo para
esto».
Ademas, tenia ganas de saber como era Rati Suarez, alguienreputado por ser gallardamente atractivo.
—A juzgar por el temperamento ardiente de Claudia, es muy
probable que llegue a las manos con la otra parte. Asi que,
empeorara las cosas si alguien sale herido. Esto es una
estacion de policia después de todo. Podré ayudar a detenerla
mas tarde.
Mientras tanto, Delfina era consciente de los pensamientos de
Gloria, por lo que mencion6 con calma:
—Creo que no seria necesario detenerla.
En menos de veinte minutos,un Maybach de color negro se
detuvo frente a la entrada de la comisarfa.
Un hombre que Ilevaba un par de zapatos negros brillantes salid
del coche y su atuendo, de la cabeza a los pies, también era de
color negro. Llevaba el pelo corto y castafio. Con unas cejas
impecables, sus ojos brillantes complemehtabanssus rasgos
perfectamente esculpidos. En efecto, habia hecho honor a su
fama de hombre encantador.
Gloria estaba en shock.
—jDe verdad es atractivo!
Claudia, que por lo general tenia un temperamento ardiente,
cerré con fuerza la mano que colgaba a un lado de su cuerpo.
Luego, se dirigié rapido hacia él. Bajo el oscuro cielo nocturno,
el duo se situd en los extremos opuestos el uno del otro, a unadistancia de medio metro. Ni estaba demasiado cerca ni
demasiado lejos.
—Raul Suarez, genvid a alguien a rastrear a Samuel?
Si.
—jQuién te dio el derecho de hacer tal cosa!
—Lo hice basandome en el hecho de que podria ser mi hijo.
—Estas loco? —La expresién de Claudia se ensombrecié—.
Debes conocer a Santiago Echegaray del Grupo Echegaray,
éverdad? Es el hijo de Santiago y su exesposa, Delfina Murillo.
—jMira su pelo, su par de ojos y su cara! Tal vez puedas afirmar
que no es mi hijo. Sinsembargo, si afirmas que es el hijo de
Santiago...
En ese momento, los labios de Rail se curvaron en una ligera
sonrisa mientras se acercaba a Claudia. Mientras tanto, se vio
obligada a retirarse.
—Seguramente, nadie creeria eso.
Sus palabras despreocupadas sonaron por encima de su
cabeza. En ese momento, apreto los dientes y se oyé el sonido
de sus nudillos al apretar los pufios.
—No me importa si me crees o no, pero por favor, jaléjate de
Samuel a partir de ahora!
—Eso no es posible. Ya que es mi hijo, entonces solicitaré tener
su custodia. Después de todo, estabamos comprometidos paracasarnos, {no es asi?
En cuanto Claudia escucho eso, levanto la cabeza de golpe y lo
miré incrédulo.
—Ratl Suarez, ~cémo has podido mencionar eso con tanta
despreocupaci6n?
—Es un hecho que estabamos comprometidos para casarnos.
—iYa te has casado con otra persona!
—Y también he obtenido el divorcio.
Raul expresé la sencilla afirmacion y lo dijo sin ningun atisbo de
emocion. Para él, era como Si casarse y luego divorciarse fuera
lo mas natural posiblevy fuera algo/bastante normal.
Entonces, Claudia‘dio unos pasos hacia atras, pero se encontré
con que alguien le sostenia firmemente los hombros. Se gird y
vio que Delfina estaba de pie detras de ella. Delfina le dio unas
ligeras palmaditas a Claudia en los hombros. paraytranquilizarle.
Al mismo tiempo, miré al hombre que tenia enfrente.
—Usted debe ser el presidente Suarez de Majestic Corp.
—Sefiorita Murillo.
Raul asintid un poco con la cabeza a modo de saludo a Delfina.
Sin embargo, ella no fue tan educada como él.
—Es bastante embarazoso que nuestro primer encuentro tenga
que ser en circunstancias tan desagradables. Sin embargo,
después de todas las cosas que le hiciste a Claudia en elpasado, puedo entender a la perfeccion por qué ha ocurrido
esto.
—Sefiorita Murillo, ¢qué quiere decir con eso?
—Es de naturaleza humana que uno elija un camino mejor
utilizando tacticas turbias para conseguirlo. Sin embargo, no es
de extrafiar que la gente a la que has ofendido en el pasado no
quiera acercarse a ti en absoluto.
Mientras tanto, la expresién de Raul se ensombreci6 un poco al
escuchar eso.
Sin embargo, Delfina mantuvo una expresion neutral.
—Samuel es mi hijo. Puedo dejar pasar el incidente de hoy, pero
me pondré en contacto con mis abogados y me reservo el
derecho de perseguir este asunto’también. Si vuelve a ocurrir
algo asi, sin duda presentaré una demanda contra ti.
Nada mas decir eso, se volvid y lanz6 una)miradaa Gloria.
Gloria acompajio rapido a los dos nifios fuera de la comisaria.
Mientras tanto, en cuanto Raul vio a Samuel, intento decir algo
cuando vio la mirada de advertencia de Delfina.
—Sefior Suarez.
Todo el mundo en los circulos sociales de Pontevedra era
consciente de que la joven de Farmacéutica Murillo, Delfina
Murillo, era implacable con sus tacticas. Habia encarcelado
personalmente a su padre y habia echado a su hermanabioldgica de la familia para heredar Farmacéutica Murillo.
Por ello, Raul era reacio a cruzarse en el camino de una mujer
enloquecida como ella. Sdlo pudo observar con impotencia
cémo se alejaban. Luego, se quedo en la entrada de la
comisaria mientras una mirada frustrada cruzaba sus ojos.
—Presidente Suarez. —La mansa voz de su asistente personal
sono desde atras—: gDebemos seguir rastreando a la nifia? Creo
que la sefiorita Murillo habla en serio y no lo dice sdlo para
asustarnos. Creo que de.verdad tomaria medidas contra
nosotros. Si me descubre de nuevo,Seguro que me detendra.
—Deja de hacerlo. =Raul mencion6 con calma—. Ella sigue
siendo igual a como era. No puede ni siquiera mentir para salvar
su vida y no se necesita,mucho pata hacerla soltar los frijoles.
—Entonces, ¢qué quieres decir?
—No hay necesidad de seguir investigando la identidad de
Samuel. Solo contacta con el mejor abogado de Pontevedra.
—